El referéndum contra la monarquía en decenas de universidades y barrios, un éxito que llega a la prensa internacional y embarra en casa. La ultraderecha en el gobierno andaluz, ya tal.
David Harvey:
"Los medios de universitarios, intelectuales y otros expertos en ciencias sociales y humanidades, se encuentran hoy día, en su conjunto, mal equipados para emprender la tarea colectiva de transformación de las estructuras del saber. A decir verdad, están ellos mismos muy implicados en la construcción de nuevos sistemas de gobernabilidad neoliberal que ignoran las cuestiones de legitimidad y de democracia y alimentan el autoritarismo tecnocrático. Son escasos quienes muestran alguna disposición a un enfoque cuestionador. Las universidades continúan promoviendo los mismos programas inútiles sobre la teoría económica neoclásica o la teoría política de la decisión racional, como si nada hubiera pasado, mientras las escuelas de comercio más caras se contentan con añadir un curso o dos de ética comercial sobre la mejor manera de ganar dinero con los quiebras de los demás. Aunque, después de todo, ¡la crisis es el resultado de la avidez humana y no se puede hacer nada al respecto!
La actual estructura dominante del saber es claramente disfuncional e ilegítima. La única esperanza que nos queda es que una nueva generación de estudiantes inteligentes (en el amplio sentido de que buscan conocer el mundo) se dé cuenta y se dedique a la transformación de esta estructura del saber. Así ocurrió en los años 1960. En otros momentos decisivos de la historia, movimientos inspirados por medios estudiantiles, constatando el desfase entre la situación del mundo y lo que se les había enseñado y servido por los medios de comunicación, fueron capaces de actuar para que eso cambiase. Estos movimientos dan hoy señales de vida, de Teheran a Atenas y en muchos campus universitarios europeos. La manera como se comporte la nueva generación de estudiantes en China es probablemente una preocupación central en los antros del poder político en Pekín.
Un movimiento revolucionario joven, conducido por los estudiantes, con todas las incertidumbres y dificultades que le son propias, es una condición necesaria pero no suficiente para producir esta revolución de las concepciones mentales que tal vez nos lleve a una solución más racional de los problemas actuales del crecimiento indefinido.
Más en general, ¿qué ocurriría si un movimiento anticapitalista tomase forma a partir de una amplia alianza que reagrupase a los excluidos, los descontentos, los desprovistos y los desposeídos? La imagen de esta problación sublevándose un poco por todas partes, reivindicando y ganando el lugar que le corresponde en la vida social, política y económica, despierta entusiasmo. Es también la ocasión para plantearnos lo que podría ser la naturaleza de estas reivindicaciones y el tipo de acción a llevar a cabo.
No se pueden realizar transformaciones revolucionarias sin transformar, como mínimo, nuestras propias ideas, sin abandonar nuestros prejuicios y convicciones más queridas, sin renunciar a diversas satisfacciones y a diversos derechos cotidianos, y sin someternos a un nuevo régimen de vida cotidiana, sin cambiar nuestros papeles políticos y sociales, sin reasignar nuestros derechos, deberes y responsabilidades y sin alterar nuestros comportamientos para mejor conformarnos a las necesidades colectivas y a la voluntad común.
Debemos ver el mundo que nos rodea (nuestras geografías) de una forma radicalmente nueva, y también nuestras relaciones sociales, la relación con la naturaleza y todos los otros momentos del proceso co-revolucionario"
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