Ángeles Maestro:
"El movimiento en defensa de las pensiones públicas puede tener gran trascendencia, por varios motivos:
Toda movilización arroja luz sobre el sin fin de razones que permanecían ocultas y que se deben a las pensiones de miseria, sobre todo las de las mujeres: el escarnio del copago de medicamento que deja al 27% sin retirar los fármacos prescritos de la farmacia, las personas mayores muertas por frio, asfixia o incendios por no poder pagar la luz, los desahucios, etc.
Aunque nacieron señalando en primer alugar al PP, que es quien gobernaba, ponen en la picota – también – al PSOE , a CC.OO. y a UGT, que fueron quienes han ido acordando recortes tras recortes desde 1985 (ésta vez sin el apoyo de CC.OO.). Y sobre todo quienes pactaron, ahora con CC.OO. también, en 2010 la reforma más salvaje: el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años y el aumento en el tiempo de cotización para acceder al 100% de la pensión.
– Cuestiona también directamente un “pacto de Estado”, que como los Pactos de la Moncloa, involucró a todo el arco parlamentario y a los dos “sindicatos mayoritarios” en un compromiso estratégico que se sustentaba sobre la falacia de la insostenibilidad de las pensiones públicas y abre la puerta a las pensiones privadas: el Pacto de Toledo. Para muestra un botón: CC.OO. y UGT participan junto a la CEOE y el BBVA en la gestión del Fondo de Pensiones de la Administración General del Estado. Por esta “gestión”, que incluye la cotización en Bolsa y la inversión en fondos de capital-riesgo, reciben alrededor de un millón de euros anuales.
Se comprenderá ahora la negativa de la Coordinadora Estatal de pensionistas, como de la Marea Pensionista a aceptar que quienes han colaborado decisivamente al saqueo, se coloquen junto a ellos en la pancarta.
Pero la denuncia de mayor trascendencia que es preciso hacer es el intento de CC.OO y UGT, junto a PSOE, IU y Podemos de situar la responsabilidad de recortes y privatizaciones exclusivamente en el gobierno del PP. Se oculta sí el papel decisivo de la UE y el FMI ante los que se pliegan, sin excepción todos los gobiernos europeos independientemente de su color (Syriza incluida), para a continuación hacer creer que con un gobierno “progre” los problemas podrían resolverse (...)
El 8 de marzo fue una explosión de recuperación del espacio social de quienes encabezan todas las estadísticas del desastre: del paro, del desempleo sin prestaciones sociales, del empleo temporal y a tiempo parcial, de las pensiones de miseria, del consumo de ansiolíticos y antidepresivos, de las inmensas jornadas de trabajo tras salir del curro, de quienes sufren las consecuencias de los recortes en becas de comedores escolares, de la falta de escuelas infantiles públicas, del colapso de los servicios de atención a los mayores y a las personas dependientes, de la falta de medios de planificación familiar, de la violencia machista…
La calle fue ocupada por mujeres de todas las edades: algunas veteranas de muchas luchas y la mayoría, incorporándose por primera vez a la conciencia de que los problemas que atormentan cada día, son colectivos, y que vale la pena luchar. Fue la culminación, por ahora, de una escalada de participación muy importante, porque desde hace algunos años las movilizaciones van creciendo en participación. Eso es sin duda lo más importante, el balance más positivo (...)
La huelga que más visibilización mediática tuvo – obviamente – es la llamaba sólo a las mujeres, pretendiendo que los hombres hicieran su trabajo y se ocuparan de las tareas domésticas. Digo – obviamente – porque es claro que esta huelga apuntaba a los hombres, no al capital, como responsable de la situación de las mujeres. Se les pedía que hicieran de esquiroles, que ese día se ocuparan de los niños, de los ancianos, de la comida, etc.
La consecuencia directa es que no había reivindicaciones concretas: ni más escuelas infantiles o centros para mayores públicos, ni aumentar las pensiones, ni disminuir los años de cotización para la pensión de las mujeres con cargas familiares, ni más centros de planificación familiar, ni comedores escolares gratuitos y comedores de centro de trabajo, etc, etc.
El resultado de movilizaciones tan gigantescas, al igual que el del 15 M, es amargo y encierra un grave riesgo de desmoralización en la medida en que todo permanece igual al día siguiente
El planteamiento que subyace es el siguiente: la contradicción fundamental es la que enfrenta a mujeres con hombres. La idea es profundamente errónea y contribuye decisivamente a escamotear a las mujeres que la causa fundamental de sus males es la explotación de clase y que para enfrentarla son necesarias mujeres y hombres (...)
El punto más débil de ese feminismo burgués e imperialista es que se asienta sobre bases biológicas que situarían en la misma trinchera a Ángela Merkel y a una trabajadora inmigrante, porque las raíces sociales – que son las reales – están atravesadas por la contradicción fundamental: capital – trabajo, burguesía – proletariado, o dominación frente a resistencia anti-imperialista. Y las mujeres de la burguesía – exactamente igual que los hombres – son enemigas de las mujeres trabajadoras y de los pueblos subyugados, y para destruir esa dominación de clase, es preciso forjar la unidad internacionalista más firme entre el conjunto de la clase obrera"
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