“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


viernes, 31 de mayo de 2019

El pueblo muy brillante tampoco es

 
Pascual Serrano:
 
"Izquierda Unida estuvo en todos los movimientos de indignados. No los capitalizó, o no le dio tiempo, o no supo hacerlo, porque a ese movimiento le sobraba soberbia y le faltaba humildad para aprender de los que llevaban años luchando. El movimiento 15M tampoco era de izquierdas, señalaba como ladrón a un concejal antes que a un banquero. Lógicamente había mucha pluralidad, en realidad lo que no había era ninguna unidad, y para ellos el Estado no era el legítimo poder ciudadano que nos podía proporcionar servicios públicos y derechos sociales, sino un nido de ladrones y punto. Quizás IU no supo formar política e ideológicamente a esa gente y esa es una de las funciones de un partido político. Falló.
El proyecto de Podemos partía de un buen plan. Hay una indignación difusa y desorientada, hay que intentar canalizarla con un proyecto que lo perciban como netamente suyo, nacido del 15M. Los indignados creen que la rebeldía nació con ellos, era fundamental que sintieran que la propuesta política también nace con ellos. Sus fundadores eran de izquierdas, al margen de sus formas, discursos, técnicas y estrategias. Parecía buena idea (...)
Muchos apostamos por la confluencia, percibíamos que, de esa forma, IU lograba evitar que ese proyecto de aluvión, indefinido ideológicamente, derrapara hacia la derecha. A cambio, IU debía mostrar una tremenda generosidad puesto que confluía con algo que tenía un poder electoral cinco veces mayor. Muchos alertaban del peligro de morir fagocitados, otros creíamos que no había opción porque, por supuesto de un modo injusto e inmerecido, la alternativa era desaparecer arrasados por… el estado de ánimo. La repetición de las elecciones generales de 2015 nos puso en bandeja una segunda oportunidad. En la primera convocatoria Izquierda Unida solo logró dos diputados, gracias a la confluencia con Podemos logró ocho en la segunda convocatoria. Sin embargo, se perdieron un millón de votos. Sorpresa, toda la vida añorando la unidad de la izquierda y cuando se lograba resultaba que era castigada en las urnas.
Pasaba el tiempo. Sectores de IU acusaban a Alberto Garzón y a la dirección de hacer desaparecer a la organización dentro de Podemos. Sectores de Podemos, por su parte, acusaban a Pablo Iglesias de abandonar la transversalidad, repetir métodos orgánicos tradicionales de la izquierda y convertir a Podemos en una Izquierda Unida bis.
El estado de ánimo (Podemos) se desinfla. Suceden las cosas que son inevitables en las organizaciones humanas. Los que vivían en el estado de ánimo se desencantan cuando ven que en Podemos son humanos, con sus conflictos, sus contradicciones y sus errores. La izquierda tradicional tampoco perdona la falta de pureza en el proyecto/injerto.
El caso de Madrid tiene doble delito. Unos candidatos de Podemos que abandonan la organización cuando son precisamente los designados como cabezas de lista. Al otro lado, unos dirigentes que primero les consideraban los candidatos adecuados pero después terminan compitiendo contra ellos y una candidata a la alcaldía que pierde el apoyo de los tres sectores (Podemos, IU y movimientos sociales) que la auparon hace cuatro años. Estaba claro que no era el mejor panorama.
Y llegamos al 26 de mayo. Se cierra el círculo del 15M, la creación de Podemos, el entusiasmo, la confluencia con IU, el aterrizaje y vuelta al principio con el mismo apoyo a la izquierda que había hace ocho años.
Son muchos los que consideran que son los líderes de la izquierda y los partidos los que siempre se equivocan ante una ciudadanía siempre sabia y lúcida. Acusan a los políticos de echar siempre la culpa a los ciudadanos cuando no votan lo que ellos quieren y de no reconocer sus errores. Yo, en cambio, creo que si los votos de los madrileños ponen de presidenta de esta Comunidad a la candidata que decía que no había que criticar los contratos basura, que echaba de menos los atascos a las 3 de la mañana, que quería mujeres que se fueran a trabajar al día siguiente de dar a luz y que entre sus anteriores responsabilidades políticas estaba la de llevar las redes sociales del perro de Esperanza Aguirre, es que el pueblo muy brillante tampoco es. Algo similar sucedió en el Ayuntamiento de Valencia, donde el partido más votado, el PP, es el que terminó con todos sus concejales de la anterior candidatura procesados por corrupción. O en el Ayuntamiento de Madrid, donde la lista encabezada por el concejal de Economía que saneó las cuentas que el PP dejó hipotecadas no saca ningún representante. O en las críticas a la izquierda que igual les acusan de no estar unidos que de no existir ninguna opción adecuada para votar. ¿En qué quedamos? ¿Faltan opciones o sobran?
A Izquierda Unida le castigan electoralmente cuando va con Podemos por perder las esencias y se estrella en las urnas cuando va separada de Podemos.
A Podemos le acusan de separar la izquierda cuando no va con Izquierda Unida y de abandonar la transversalidad cuando va con los de Alberto Garzón.
El otro fiasco son los imaginativos modelos organizativos que gustaban de presentar como ejemplo de éxito Madrid y Barcelona frente a un sistema de partidos viejuno y caduco. La realidad es que, a excepción de Cataluña y Euskadi, se han visto arrasados por el partido heredero del franquismo que acumula decenas de casos de corrupción, un partido socialista que se fundó en 1879, otro partido que se organiza del modo tradicional con candidatos de diseño ejecutivo y otro que irrumpe que ni hace primarias, recicla políticos tránsfugas y tiene como fundamentos programáticos decir muchas veces España, toros y caza. En Euskadi y Cataluña los partidos ganadores (PNV y ERC) tienen décadas de existencia y estructura absolutamente tradicional. No, la idea de la mixtura sin estructura orgánica propia no aguanta una legislatura.
Sin duda ha habido muchos elementos en contra que han dirigido el voto contra la izquierda, el ejemplo más elocuente son las cloacas policiales y periodísticas, pero quizás la sociedad española, sencillamente, no es de izquierdas. Enfrenta sus problema laborales desde una óptica individualista y no desde la lucha colectiva y sindical, vive abducida por el consumo y ajena a la vida organizativa, ha asumido el patrón reaccionario de que todos los partidos y políticos son iguales como factor básico de desmovilización, opta por el desentendimiento ante la frustración política en lugar de por el combate. Y en el resto de Europa el panorama no está mucho mejor. En Italia la izquierda desapareció de las instituciones hace más de una década, en Francia el partido más votado ha sido el de Le Pen, y Jean-Luc Mélenchon, al igual que el partido socialista, ha sacado un 6% de voto; y en Grecia Syriza se ha estrellado (...)
Mi opinión es que fuera de la unidad de acción hay poca atmósfera respirable, la mayoría de las candidaturas municipales y autonómicas en las que no hubo unidad tuvieron todavía peor resultado. Igual sucedió en las provincias en las que tampoco hubo unidad en las generales. Pienso que se deben crear estructuras organizativas tan sólidas como democráticas. Abandonar la idea de que existen estrellas con capacidad propia para parir ellos solos proyectos políticos que duren para algo más de una legislatura. Y hay que dejar de abusar de palabras huecas como ilusión, entusiasmo o ensancharse y concretar propuestas valientes.
 

lunes, 27 de mayo de 2019

Por especular un rato


¿Y por qué no un gobierno PSOE-C´S para Gabilondo en la Comunidad de Madrid con el visto bueno de Errejón? Eso explicaría la jugada que tramaron  Carmena y él. Y el llamamiento inmediato de Sánchez a C´s para salvarlo de VOX. Los del chiste fascista sobre Madrid en las redes, todavía algo prematuro.
Ahora que todos claman contra la división de la izquierda sin especificar, implícitamente mostrando al dúo como sus víctimas y no sus victimarios obvios. De trileros orwellianos va esto. Incluido cuando Felipe González fingía abroncar a Errejón por las formas.
Y va perfilando qué poderes económicos andaban detrás del bacalao. La comisionista del BBVA, como la designan en algún comentario  a Carmena. Y ahora el Ayuntamiento para Villacís, una defraudadora de Hacienda -la próxima: la Pantoja, ironizaba el comentario- sostenida por PSOE y Más Madrid, como sugiere algún medio por ir un poco más allá de su invitación en la SER.
Carmena no mintió. O ganaba ella o no sería ella quien pactara con C´s. Pero todo bien atado para el proyecto Chamartín y el resto de todas todas.
Por supuesto, el trasfondo último del cambalache, un gobierno PSOE-C´s a nivel nacional.
Que digo por especular. Como ya escribí, el sistema bancario-empresarial solo nos permitía elegir entre eso o el espantajo del trío parafascista.
Será uno u otro ¿no? Incluso aunque PSOE gobernara solo, apuesten hacia qué lado van a ir las propuestas económicas fundamentales, en el mejor de los casos. ¿Hacia Unidas Podemos? ¿En serio, Iglesias?
Ya que incluso la prensa que se dice progresista anda de fiesta porque la alternativa social se desploma, a nivel autonómico y municipal, y por tanto queda fuera del gobierno nacional.
Una fiesta de la emergencia social que vive Madrid, solo superada en desigualdad por Ceuta y Melilla.
Y del país al completo, ensimismado en las tensiones del tema nacional. 
En esas resulta casi de cajón que municipalistas e independentistas deban entenderse ahora en Barcelona, para contrarrestar.
A ver si no hemos sido engañados un poquito, con tanto voto útil por todos lados...
Por sumarme a vuelapluma a la fiesta de los análisis.
 

domingo, 26 de mayo de 2019

El derecho a la ciudad de David Harvey

 
Dos textos del libro (PDF) del geógrafo marxista valedor del concepto de la acumulación por desposesión.
Yo diría el libro que debiera ser la guía para pensar el municipalismo. La lucha de clases siempre estuvo ligada a la lucha por el derecho a la ciudad, de la Comuna de París a los asentamientos en Madrid o el Cairo en 2011, etc. Siempre estuvo ligada al tablero de los bienes comunes cuya primera condición es el espacio geográfico urbano para ocuparlo y redefinirlo, o para bloquearlo como en las revueltas indígenas y en torno a La Paz en Bolivia que terminarían llevando a Evo Morales al poder. Etc, etc.
El libro podría proseguirse actualmente con el análisis de los chalecos amarillos y su fundamento en la relación centro urbano gentrificado-periferias, como movimiento social contra las políticas concomitantes de semejantes desarrollos urbanos que finalmente cristalizan políticas corporativas de alcance nacional e internacional.
El primer texto nos lleva a Lavapiés, aunque el autor cite como ejemplo Baltimore o el Soho en New York. En estos tiempos de gentrificación y pelotazos urbanísticos a Carmenadas. Y cómo esa desposesión lo es indisociablemente del capital simbólico y cultural junto con el resto de bienes monetizables.
Sí encontramos, por cierto, algunas páginas detalladas sobre Barcelona en el capítulo IV.
Cómo la destrucción del entorno urbano, cargada de políticas de clase hoy más que nunca en la era neoliberal, se convierte dialécticamente a su vez en el tablero de las resistencias populares. Hoy que podemos ver claro que el poder asociativo y resistente no puede localizarse en las cadenas de montaje, en esta era del cognitariado, como anteriormente tampoco se concentró nunca exclusivamente en las fábricas.
En esta línea Sociofobia de César Rendueles se centraba en el poder destructor de sociabilidad como marca indeleble del capitalismo depredador, siguiendo a Polanyi. Harvey como gran teórico de este trasfondo.  
El segundo texto como botón de muestra de la reflexión de fondo general.
 
 
 
"El  medio  principal  mediante  el  que  se  produce  esa  expropia­ción en el contexto urbano es por supuesto la  extracci6n de rentas del suelo y los inmuebles. Un grupo comunitario que lucha por mantener la  diversidad  etnica en su  barrio y se  esfuerza  por pro­tegerlo  frente  a  la  gentrificación  puede  encontrarse  de repente con  que  los  precios (e  impuestos)  de sus  propiedades aumentan a medida que los  agentes de la propiedad inmobiliaria ofrecen a los ricos el «caracter» multicultural,  animado y diverso de su barrio . Una vez que el mercado ha culminado su labor destructiva, resul­ta no solo  que los  residentes originates  se  han  visto desposeidos de ese  bien comlin que  habian  creado  (viéndose  a  menudo expulsa­dos de él por el  aumento  de los  alquileres  y de los impuestos  sobre la propiedad), sino  que el propio bien comun se degrada hasta  ser irreconocible " 
 
 
 
 
 
 "Se ha puesto a la orden  y a la luz del dia una economia de des­posesi6n  masiva  y  practicas  depredadoras,  en  particular  de  los más pobres y vulnerables,  los  mas indefensos y carentes  de  pro­tecci6n legal. ¿Cree alguien posible encontrar  un capitalista honra­do, un  banquero  honrado, un  politico honrado, un  tendero  honrado o un comisario de policia honrado?  Si, seguramente existen, pero no son mas que excepciones que todos los demás consideran estúpidos.  jSé  listo!  jObtén  fáciles  beneficios!  jDefrauda  y  roba! Las  probabilidades  de  ser  atrapado  son  escasas.  Y  en  cualquier caso  hay  muchas  formas  de  proteger  la  riqueza  personal  aun  de los costes de la ilicitud  empresarial. Lo que digo puede parecer chocante.  La mayoría de nosotros no lo vemos porque no  queremos verlo.  Lo cierto  es que ningún político se atreve a decirlo y que los medios se encargan de ridiculizar  a  quien  se  atreve  a  hacerlo.  Pero  yo  apostaría  a  que  todos y cada uno de  los  agitadores callejeros saben  perfectamente de qué estoy  hablando. Y hacen  lo  mismo  que  todos  los  demás,  aunque de  una  forma  diferente,  más  descarada  y  ruidosa,  en  las  calles.
Reproducen en las calles de  Londres lo que el capital empresarial está  haciendo  al  planeta  tierra .  El thatcherismo desencadenó  los instintos intrínsecamente montaraces del capitalismo (los «espiri­tus  animales»  de  los  empresarios,  como  los  llamó  tímidamente John Maynard  Keynes),  y  nadie  ha  intentado  detenerlos  desde entonces.  La roturación  temeraria  a  base de talar  y quemar se ha convertido  en  consigna  de  la  clase  dominante  prácticamente  en todas  partes""
 
 

viernes, 24 de mayo de 2019

La tragicomedia europea del voto

 
Rafael Poch:
 
"Las elecciones europeas del domingo van a ser particularmente intrascendentes. El voto no decide absolutamente nada, pues el Parlamento Europeo pinta bien poco. Además, el sistema UE que decide casi todo lo fundamental en la política de los países miembros, no está sometido a voto. La política económica y monetaria la deciden los bancos, el BCE y la Comisión, la política exterior y de seguridad sigue siendo cosa del Pentágono a través de la OTAN, y el marco general viene determinado por unos tratados europeos que están blindados por su principal beneficiario, Alemania, para que no se puedan cambiar. La comedia es manifiesta (...)
Como ha explicado Oskar Lafontaine, la canciller Merkel lo dijo todo en su último discurso electoral pronunciado el sábado en Zagreb. No se dejó nada. Europa es “un proyecto de paz” (por eso colaboramos con las guerras de Estados Unidos en Oriente Medio y Afganistán, nos rearmamos y enviamos tropas a África), “un proyecto de libertad” (por eso nos implicamos de forma tan decidida por la libertad de Julian Assange), “y un proyecto de bienestar” (por eso Grecia y otros países del sur como España, Italia y Portugal, sufren recortes sociales y salariales dictados por el nacionalismo exportador de Alemania). “El nacionalismo es el enemigo del proyecto europeo”, dice Merkel, que por una vez acierta aunque sin referirse al suyo. “Cuando defendemos nuestros intereses sabemos ponernos en el lugar de los otros”, dice la Canciller que se ha cargado el legado de Willy Brandt con una política de sanciones y confrontación con Rusia, precisamente por ignorar los intereses de ese país. Todo esto, ¿es cinismo o es ceguera?, se pregunta Lafontaine.
Y lo peor es que toda esta gran comedia puede saltar por los aires en cualquier momento. El sector financiero sigue sin estar regulado. Los sistemas de garantía están en pañales y si la banca vuelve a petar no habrá de donde sacar el dinero, advierte con su habitual buen juicio el economista aterrado Frédéric Lordon , que cita el diagnóstico de Thomas Piketty: “nos arriesgamos a revivir 2008, pero en peor”. ¿Se dejará la ciudadanía atracar de nuevo y con mayor intensidad? Aquí es donde regresamos a la importancia de los gilets jaunes , el movimiento social francés.
Después de más de seis meses, decenas de miles de franceses continúan movilizándose cada sábado. Últimamente la participación ha decaído. ¿Y qué? No todo el mundo está dispuesto a jugarse el tipo. A finales de abril el balance de daños del movimiento era: un muerto, 248 heridos en la cabeza, 23 personas que han perdido un ojo, cinco con manos o dedos mutilados, miles de detenidos y decenas de miles de gaseados y maltratados por una violencia policial inusitada que no ha respetado a periodistas ni a veteranos. La policía de Macron ha utilizado granadas explosivas antidisturbios (GLI-F4) y proyectiles de goma (LBD40) que han hecho posicionarse a Amnistía Internacional, la Liga de los Derechos del Hombre y a la Comisión de derechos de la ONU dirigida por Michelle Bachelet. La reacción mediática francesa a la alarma expresada por Bachelet batió todos los récords de patetismo. Macron intenta fortalecer el poder ejecutivo e institucionalizar una especie de estado de urgencia policial permanente desde una mayoría parlamentaria tan aplastante como aparente, pues su apoyo social es pequeño.
Seis meses después, millones de franceses, que no salen a la calle, apoyan este movimiento pese a la fuerte y grosera presión mediática que han recibido. ¿Cambiará algo la elección europea a esta situación? La respuesta es un rotundo “no”. El peligro de una nueva quiebra financiera seguirá ahí, y el precedente de movilización social francesa potencialmente contagiosa, también.
“El movimiento de los gilets jaunes ya no tiene una salida política”, ha dicho Macron. Como Merkel, el Presidente francés acierta cuando se equivoca, porque cuando la banca vuelva a pinchar, podríamos ver a ese movimiento decidir –no en las urnas, sino en la calle- una crisis de régimen en Francia y extenderse por todo el continente. La mecha está encendida y estas elecciones no cambian absolutamente nada ese cuadro"
 
 
 

miércoles, 22 de mayo de 2019

Lo insustentable


Jorge Riechman:

"En apenas un par de siglos desde la Revolución Industrial, la población humana se ha multiplicado por ocho. Desde 1800, ha crecido de unos 900 millones de seres humanos a 7.600, camino de los ocho mil millones y más allá.
La mayor parte de esa enorme expansión demográfica ha tenido lugar durante el período que sin duda hemos de llamar la Gran Aceleración, la posguerra de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945): todavía en tiempos de mis abuelos, hacia 1930, poblaban el planeta Tierra solo 2.000 millones de seres humanos.
Esta humanidad enorme ha sido posible solo gracias a la agricultura industrializada que, con raíces en el siglo XIX, se desarrolló sobre todo a partir de 1920-1930. Supuso la eliminación progresiva del campesinado, la salarización de las y los agricultores, el uso de fertilizantes de síntesis y semillas híbridas (y luego transgénicas), la mecanización de las labores del campo, los grandes monocultivos, la irrigación de enormes superficies, los sistemas de distribución a larga distancia y los oligopolios agroalimentarios.
Un modelo que, si solo hubiéramos de juzgarlo en términos de producción actual, habría de considerarse exitoso. Solo tiene un pequeño problema: es radicalmente insostenible. Estamos cultivando y criando ganado como si no hubiese un mañana.
Agricultura ajena a la naturaleza
Hay que interpretar la Revolución Industrial capitalista a través de dos dinámicas clave: la fractura metabólica (en el intercambio de estas sociedades con la naturaleza) y la puesta en marcha de un dispositivo fosilista de crecimiento (acumulación capitalista basada en combustibles fósiles) que conduce inexorablemente a la extralimitación con respecto a los límites biofísicos planetarios. Estas son las dos cuestiones clave para la “trampa del progreso” (por emplear la expresión del escritor Ronald Wright ) en que nos hemos metido: fractura metabólica y extralimitación.
El profesor Joaquim Sempere , en su libro Las cenizas de Prometeo (2018), propone distinguir entre tres componentes de la fractura metabólica: energía (combustibles fósiles), materiales (uso intensivo de la riqueza mineral de la corteza terrestre que desemboca en extractivismo) y agricultura. Esta última es la que más nos interesa ahora.
Las formas de vida basadas tanto en la recolección, el forrajeo y la caza, como en la agricultura campesina, constituyeron comunidades humanas en simbiosis con la naturaleza que prosperaban aprovechando los frutos de la fotosíntesis —lo que no quiere decir que no tuviesen impactos apreciables sobre la biosfera—.
La fractura metabólica rompe esta situación. Se forman sociedades industriales que son esencialmente sociedades mineras, dependientes ya no de la luz solar y de la fotosíntesis, sino de riquezas del subsuelo escasas y agotables. El impacto de estas sociedades sobre la biosfera crece además de forma exponencial (por eso estamos hoy debatiendo sobre el Antropoceno ).
Hacia la intensificación agropecuaria
La nueva agronomía del XIX, de la mano del químico Justus von Liebig y otros, descubre primero y perfecciona luego la fertilización mineral de las plantas. Tras la I Guerra Mundial, el proceso Haber-Bosch de obtención de nitratos inaugura una época en la que se logra producir alimentos con una intensidad antes desconocida.
La intensificación agraria incorpora además productos biocidas de síntesis, cuyo emblema –ya tras la II Guerra Mundial– es el DDT. Un compuesto insecticida que inaugura toda una fase de guerra química contra las plagas y las llamadas “malas hierbas” (pero tanto unas como otras son, sobre todo, síntoma de agrosistemas demasiados simplificados y desequilibrados).
Además, la producción agropecuaria crece enormemente en cantidad. Así, hablamos de una revolución verde , sobre todo, cuando los países del Sur asumen la agricultura industrial. Aunque también aumenta su impacto sobre los ecosistemas de los que depende nuestro porvenir (no puede insistirse demasiado en que somos ecodependientes e interdependientes ).
Tenemos, en suma, una gran intensificación agropecuaria en el seno de la Gran Aceleración capitalista que se despliega durante los últimos decenios.
Un modelo frágil e insostenible
Las bases de este sistema de producción de alimentos, fibras y otros bienes son extremadamente frágiles:
- Sus balances energéticos son muy pobres (al depender de un uso intensivo de combustibles fósiles).
- Los monocultivos de plantas de ciclo anual son una mala idea ecológica y agronómica.
- El pico de disponibilidad del gas natural y el pico del fósforo ponen en jaque la producción de fertilizantes de síntesis.
- La difusión de biocidas está dañando hasta tal punto las poblaciones de seres vivos que incluso hablamos ya de un “apocalipsis de los insectos” .
- La concentración oligopólica en megaempresas de agroquímicos y semillas tiene costes sociales cada vez más onerosos.
- La pérdida de variedades tradicionales daña la resiliencia de nuestros agrosistemas y la destrucción del suelo fértil amenaza de forma directa la supervivencia de buena parte de la enorme, excesiva humanidad que somos hoy.
Evolución de la producción mundial de fosforita. Fuente: Patrick Déry/Energy Bulletin
 
Comer luz solar tiene futuro. Comer petróleo y minerales fosfatados como hacemos hoy, es decir, consumir una riqueza mineral que hemos dilapidado y está agotándose rápidamente, resulta radicalmente no sustentable.
“No hay forma conocida de alimentar a una población de 10.000 millones de personas”, dice Stephen Emmott . No dentro del orden socioeconómico vigente, pero sí –sin duda– con agroecología, soberanía alimentaria, conservación de la biodiversidad natural y agropecuaria, regeneración de los suelos y dietas básicamente vegetarianas .
En definitiva, con una agricultura basada en la diversidad a todos los niveles, recuperando la simbiosis con la naturaleza: pero claro, eso exige cambiar el modelo de producción y las formas de consumo. Cambiar a fondo… “Producir alimentos, ciencia y dignidad”, pedía Kléber Ramírez .
Pero seguimos entrampados en el fetichismo de la mercancía, la acumulación de capital y los autoengaños anclados en tecnociencia. Nuestras sociedades, hoy por hoy, siguen de forma mayoritaria prefiriendo ignorar estas cuestiones existenciales donde nos jugamos, literalmente, el ser y el no ser de la vida civilizada. Y quizá de la misma especie humana"