“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


lunes, 29 de julio de 2019

De joyas de la corona

 
Siendo además dos grandes conribuyentes al calentamiento global con la excesiva huella de carbono del ramillete de sus actividades financiero-empresariales. Las dos joyas de la corona:
 
"BBVA y el Banco Santander son los campeones estatales de la financiación armamentística. Es la conclusión que se extrae del estudio “Banca armada en España”, elaborado por el Centre Delàs. En el documento se analiza la inversión financiera de las principales entidades de crédito españolas, que contribuyen a la industria armamentística en forma de créditos, pero también con la emisión de bonos y acciones. Las que más financian son BBVA y Banco Santander, que son fuente financiera en un 60 % para el sector armamentístico español. La financiación total en materia armamentística ascendió a más de 2.600 millones por parte de BBVA, mientras que el Banco Santander se dejó 2.525 millones de euros.
La que más créditos recibe es AECOM, seguida de Airbus Group, que es, asimismo, quien se beneficia en mayor porcentaje -con un 18 %- de las emisiones de bonos y acciones de las principales empresas de armas, a las que financia la banca española. El Centre Delàs dice, en su análisis, que “BBVA y Santander son las entidades que menos comportamiento ético muestran”, ya que dedican más de 5 mil millones en conjunto a fines bélicos en un periodo comprendido entre 2013 y 2017.
Por debajo de estas dos principales financiaciones se encuentran Bankia y las principales cajas del país. En total, la banca española ha contribuido con 8.622 millones de euros, la mitad de los cuales eran ayudas directas en créditos y préstamos; la otra mitad, ayudas indirectas en forma de fondos, bonos acciones, emisión de bonos y acciones de empresas de armamento.
Otra cosa que el Centre Delàs ve especialmente grave es que dos instituciones públicas figuren en este listado. Son el SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, dependiente de Hacienda) y el ICO (Instituto de Crédito Oficial). Entre ambas suman un 26 % de participación en empresas armamentísticas.
Estas empresas fabrican —directa o indirectamente, aclaran— aviones de combate, armas nucleares, buques de guerra, bombas, explosivos o municiones"
 
 
 
 
"El Banco de España, órgano supervisor de las actividades bancarias no detectó ninguna anomalía en estas actividades. Sin embargo, algunos juzgados y sobre todo el Tribunal de Justicia Europeo, sí detectaron fraudes y sí condenaron repetidas veces al Estado Español. En conclusión, que mientras algunos tribunales de ámbito general sí hallaban pruebas de prácticas fraudulentas por parte de algunas entidades bancarias, el órgano administrativo con competencias y obligaciones de supervisión de las prácticas bancarias sorprendentemente nunca encontró nada en los terrenos hipotecarios y en sus formas de contratación. Tampoco otros organismos administrativos como el Ministerio de Justicia nunca encontraron nada sancionable.
Sería muy ingenuo pensar que esto ha sucedido por ignorancia o incompetencia.
Mientras tanto, los tribunales sentenciaban de manera implacable lanzamiento tras lanzamiento, sin tener en cuenta más que la ley hipotecaria, cuando el marco jurídico implicaba otras jurisdicciones de interés como pueden ser las leyes de protección al consumidor. La vivienda como tal es un bien amparado por las leyes de consumo y los desahuciados generalmente eran personas físicas que perdían su vivienda e inclusive todos sus bienes en estas operaciones hechas al margen de lo establecido.
Cuando empezaron a aparecer las sentencias de los tribunales europeos, el Tribunal Supremo les pidió aclaraciones de cómo aplicarlas. Las sentencias europeas suelen ser muy fáciles de entender, en un lenguaje muy claro, para evitar entre otros los problemas de traducción entre los distintos idiomas. El Supremo nunca pretendió aclarar nada, simplemente obstaculizar la aplicación de las sentencias y dilatar el pago de las indemnizaciones pero, cuando de las sentencias se dedujo un gran volumen indemnizaciones que debía pagar la banca, el propio tribunal se corrigió a sí mismo, anulando o interpretando una sentencia contraria a los intereses de la banca tras cometer una serie de irregularidades que en un futuro serán estudiadas en todas las Facultades de Derecho como ejemplo de mala actuación judicial.
Y qué hacían los gobiernos. Un gobierno democrático tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir las leyes y en este caso, permitieron durante años que la banca hiciese lo que le viniera en gana, saltándose todas las leyes que les interesaban a la torera. El marco jurídico indica las competencias de los distintos órganos administrativos: Ministerio de Justicia, jueces, notarios, registradores. El gobierno de turno poco hizo para que se cumpliesen las leyes, cuando eran suyas esas competencias.
Nos encontramos con una situación donde han fallado en el cumplimiento de sus obligaciones tanto el Banco de España como sucesivos gobiernos de la nación. Si los gobiernos permiten por pasiva o por activa la inobservancia generalizada de las leyes, y esta línea de actuación es perjudicial para millones de ciudadanos y beneficiaria para las entidades de crédito, estamos ante gobiernos que actúan en función de los intereses de los sectores financieros y no de los de la mayoría de los ciudadanos. Este tipo de gobiernos, no pueden denominarse democráticos, pues sistemáticamente incumplen sus funciones"

https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2019/07/27/y-otra-vez-gana-la-banca/

 

viernes, 26 de julio de 2019

Qué Europa

 
Fernando Luengo:
 
"Pero ese debate no se cierra con confusos y simplones pronunciamientos a favor del europeísmo, a los que son tan aficionados los dirigentes del Partido Socialista Obrero Español. Dando por bueno que el denominado “proyecto europeo” camina -a veces con velocidad de crucero y otras con evidentes dificultades- en la dirección de la convergencia productiva, social y territorial, garantizando el respecto de los derechos humanos y comprometido con la transición ecológica. Eso es mucho suponer.
Me pregunto ¿dónde está esa Europa, en qué espacio sideral habita? ¿dónde está la evidencia empírica que justifica el dogma de fe europeísta? En realidad, qué importan estas u otras preguntas; nada de esto es relevante cuando la acción política consiste en lanzar eslóganes falaces que los grandes medios de comunicación convierten en titulares para ser consumidos por una ciudadanía poco informada.
No soy europeísta, ni creo que la izquierda transformadora pueda serlo. Vivimos en una Unión Europea y una Unión Económica y Monetaria donde las disparidades estructurales entre países y regiones han aumentado, donde los salarios de la mayor parte de los trabajadores están estancados o en franco retroceso, donde se han promovido reformas laborales que han dinamitado la negociación colectiva, beneficiando al capital frente al trabajo, donde se han desmantelado o han quedado reducidas a su mínima expresión las políticas públicas sociales y productivas, donde los ricos son cada vez más ricos, donde las grandes corporaciones y las empresas transnacionales han acrecentado su poder económico y han capturado y puesto a su servicio a las instituciones. Una Europa que ha rescatado a los grandes bancos y operadores financieros, que está fracasando a la hora de abordar el desafío climático y la transición energética, que ha vulnerado los derechos humanos más básicos en materia de asilo y refugio, que impone, sobre todo a las economías más débiles, unas políticas económicas basadas en la austeridad presupuestaria y la represión salarial, que ha cedido a la presión de los lobbies de la industria armamentística, que ha utilizado sin pudor al Banco Central Europeo para humillar y hundir al gobierno griego liderado por Syriza, que firma acuerdos comerciales que otorgan más poder a los grandes grupos económicos y suponen un paso más en la destrucción del planeta.
¿Europeista? No, gracias. Suponer que esta Europa -la que realmente existe y que se está reforzando- favorecerá o incluso será neutra en la aplicación de políticas económicas y sociales en beneficio de las mayorías es un grave error, o una irresponsabilidad, o un engaño…o todo al mismo tiempo.  Esta Europa es antes una restricción que una oportunidad"
 
 
 

martes, 23 de julio de 2019

Nación plebeya frente a nación oligárquica

 
Entrevista a la filósofa Luciana Cadahia
 
"El término de la postpolítica es un término que ha posicionado bien Chantal Mouffe; consiste en entender que la socialdemocracia europea se ha convertido en una socialdemocracia neoliberal y eso ha implicado una desafección de la política. Ha producido un corte entre lo que sucedía en las instituciones y lo que le sucedía a la gente. Se asume que el político era un profesional que simplemente seguía un procedimiento y que eso no tenía nada que ver con la vida de los ciudadanos. Esa desafección es lo que Mouffe llama “la pospolitica”. Lo que ha sucedido con la crisis de 2008 en Europa es que la gente se ha empezado a dar cuenta de que estos políticos profesionales estaban perjudicándoles la vida. Si bien el desmantelamiento del Estado de bienestar por parte de estos políticos se venía configurando desde hace algunas décadas, lo cierto es que la crisis de 2008 manifiesta ese desmantelamiento. Eso implica un despertar de la política. 
Ante ese despertar, y en eso hay reminiscencias con los años 30, surgen dos fuerzas. Una es la que algunos llaman populismo de derechas, yo prefiero no llamarlo así, prefiero llamarlo literalmente fascismo. Esa fuerza fascista vuelve a conectar la dimensión afectiva con el ámbito de la política. Lo que pasa que este fascismo es un fascismo que, si bien reactiva la fuerza pasional de los sectores populares, tiene como finalidad recrudecer el neoliberalismo. No es que quieran crear ese vínculo para volver a un Estado de bienestar o volver a dar derechos y posibilidad de participación política a los ciudadanos. Es un despertar político que crea un vínculo emocional pero que no necesariamente va a permitirle a la gente hacer un desarrollo crítico de la política.
Surge también otra fuerza, que es a la que a mí me gusta llamar populista. Esta piensa que el vínculo entre los afectos y la política va a servir para una transformación social en un sentido igualitario y de recuperación de las instituciones. En el caso del fascismo es para recrudecer el neoliberalismo y en el del populismo es para repensar la democracia, propiciar la igualdad, recuperar las instituciones y radicalizar las cosas: problematizar el capitalismo. Algo que la socialdemocracia neoliberal ha olvidado por completo.
¿No es más apropiado hablar de neofascismo, habida cuenta de que hay diferencias clave con respecto a los años 20 y 30 del siglo XX? Una de las primeras diferencias es la ausencia casi total de milicias o fascios vinculados a los nuevos partidos de extrema derecha.
No soy muy partidaria de poner los prefijos ‘neo’ o ‘post’, porque me parece que el mismo término puede ser resignificado para nuestra época. Si lo llamamos fascismo es porque hay algo del orden del pasado que se reitera. También hay una transformación: en la medida en que el pasado frota con el presente se generan cosas nuevas. Cuando una habla de que hay un retorno del fascismo, lo que dice es que hay una lógica de lo político identitaria que tiene una manera de construir lo político a partir de la exclusión y eliminación del otro. Creo que, en términos de Carl Schmitt, esa es la esencia de la lógica política del fascismo. Por eso yo prefiero hablar sencillamente de fascismo. No desestimo que pueda surgir otro término pero, dado que todavía no encontramos la manera de nombrarlo y, dado que se reitera esa lógica excluyente de lo político, me parece que es apropiado llamarlo así.
Si nos desmarcamos del contexto europeo y pensamos que la lógica fascista es una lógica que opera en todo el mundo —y si nos vamos al contexto latinoamericano, y pensamos por ejemplo en Colombia— vemos cómo el paramilitarismo es una forma de milicias fascistas. Es decir, son grupos armados paraestatales pero que dependen del Estado y que hacen acciones criminales, organizaciones que matan a líderes sociales y territoriales. En Europa no se da esa forma política, porque las dinámicas son otras, pero en lugares donde sí las necesitan, las vemos renacer. 
Igual que en el 20 o 30 estos partidos cumplen una función respecto al statu quo.
Efectivamente. Tengo una obsesión con pensadores de los años 20 y 30. Hay resonancias que hay que escarbar de ese pasado para entender qué es lo que se repite y que aparece nuevo. Hay tres pensadores que, desde que irrumpió la crisis de 2008, considero claves: [José Carlos] Mariátegui en América Latina, [Walter] Benjamin en Alemania y [Antonio] Gramsci en Italia. Ellos ven esa crisis a nivel europeo pero también global, que tuvo lugar en los años 20 y 30, y cómo esa cierta forma de socialdemocracia o de liberalismo da lugar a esta irrupción fascista para contrarrestar al comunismo de aquel entonces.
Esa socialdemocracia o ese liberalismo termina pactando con el fascismo porque le da más miedo la transformación que pudiera propiciar el socialismo o el comunismo que la lógica de muerte o la necropolítica que propiciaba el fascismo. Y hoy pasa algo parecido: a Ciudadanos, que se declara un partido de centro, le da más miedo pactar con la izquierda española —con el progresismo, ya sea Más Madrid o Podemos— que pactar con Vox. Eso se repite. De nuevo, si vamos al contexto latinoamericano hay cierto liberalismo que está más dispuesto a apoyar a figuras como [Jair] Bolsonaro o Iván Duque que a apoyar a fuerzas progresistas como pueden ser Lula Da Silva, Cristina Kirchner, etc. De alguna manera, el fascismo de los años 30 y el fascismo actual son un gran medida un invento del liberalismo. Como un monstruo que se les sale del control pero que ellos ayudan a crear"

https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/entrevista-luciana-cadahia-que-es-populismo


 

domingo, 21 de julio de 2019

Señor centralidad

 
Andrés Villena:
 
"Este miércoles, los expresidentes Felipe González y José María Aznar debatieron amigable y casi eróticamente en un encuentro organizado por la patronal tecnológica DigitalES, presidida por Eduardo Serra, también CEO de Everis, que además moderó dicho debate con no poca habilidad.
Aparte de hablar superficialmente sobre la mal definida ‘revolución tecnológica’, los dos exmandatarios recordaron el clima de acuerdos patrióticos que a ambos les guiaron cuando ocupaban la primera fila gubernamental. Ahora, en cambio, nuestros dirigentes no eran ni siquiera capaces de hacer política «desde la centralidad».
Y tenían razón en eso de la centralidad.
La centralidad, precisamente, recaía en el moderador, en el que pocos se fijaron y del que casi nadie dijo nada.
La centralidad del debate y de aquella política mejor que la actual era Eduardo Serra.
Serra, abogado del Estado y alto cargo de Defensa de gobiernos de UCD, pasó a ser secretario de Estado con los del PSOE y ministro del ramo defensivo con Aznar.
Cuando Aznar quiso publicar todo lo relativo a la denominada ‘guerra sucia’ socialista contra el terrorismo, Eduardo Serra fue impuesto como ministro suyo con el objeto de evitarlo. La centralidad.
Cuando el gobierno de Felipe González, en 1986, convocó el referéndum para permanecer o no en la OTAN, Serra terminaba de gestionar la compra de unos aviones a Estados Unidos, los F-18, que podían haber sido adquiridos también a empresas francesas o alemanas. Poco después, creó una asociación de defensa de los valores atlánticos y se pasó al sector privado, donde no le fue nada mal. Más centralidad.
Cuando en 2011, el gobierno Zapatero se encontraba en sus últimos estertores por el acoso de la Troika y por el paro, el mismo Serra, a la cabeza de una fundación llamada ‘Transforma España’, se entrevistó con el Rey Juan Carlos, puenteando al presidente, para impulsar una reforma profunda de la economía española. Por supuesto, para ser infinitamente más competitivos. Y centrales.
Cuando, en 2015 y 2016, la emergencia de Podemos amenazaba los acuerdos bipartidistas tradicionales, el señor centralidad apareció en todos los manifiestos posibles apelando a la responsabilidad constitucional y a la estabilidad de las inversiones. El poco centrado Pedro Sánchez acabó poco después expulsado de la secretaría general de su propio partido.
En este contexto actual, tan falto de centralidad, los dos expresidentes que lideraron la conversión de nuestro país en un Estado limitado al sector servicios y a la precaridad laboral, se bailan un bonito Vals con el ‘señor centralidad’, un Estado con piernas y zapatos tocando el violín ante este delicioso espectáculo público privado.
Para unas lentes adecuadas, nunca se actuó con tanta transparencia. Ni se dijo tanta verdad concentrada. Gracias al reparto"
 
 
 

jueves, 18 de julio de 2019

Las viejas redes de poder

 
Entrevista a Andrés Villena, autor de Las redes de poder en España, élites e intereses contra la democracia
 
"La “tecnoestructura”, es decir, los segundos niveles de la Administración pública, ocupan una parte importante del libro. ¿Qué es exactamente? ¿Por qué son tan determinantes?
La tecnoestructura es un término que utiliza John Galbraith para referirse a la inteligencia organizada. En el momento en el que los Estados se complejizan, necesitan una especie de ‘mecánicos’, es decir, personas especializadas en resolver determinados asuntos para los que no bastan meros militantes. La tecnoestructura la conforman juristas, estadísticos, especialistas en Hacienda… Personas que asesoran y que están detrás del estudio que precede a la adopción de las grandes decisiones, que suelen ser complejas y con un riesgo de equivocación muy grande.
Esta sería una primera definición, pero no la única. Con tecnoestructura podemos estar refiriéndonos a [Pedro] Solbes, a [Luis] de Guindos y a una serie personas cuyos nombres y apellidos jamás habremos oído. Estas personas son valiosas en primera instancia para el gobernante, pero luego también lo son para el gobernante privado. La tecnoestructura no solo se mueve dentro del Estado, de lo público, sino que es una red que danza entre lo público y lo privado. Muchas decisiones no se sabe bien si se toman en un contexto u otro porque quienes las adoptan son personas con perfiles técnicos híbridos que en todo momento están en puestos directivos, a veces públicos, a veces privados.
Por ejemplo, la exvicepresidenta del Gobierno Elena Salgado, formaba parte del consejo de administración de Telefónica cuando la compañía era pública. Después, Telefónica se privatizó entre los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar y Salgado pasa a trabajar en empresas concesionarias de servicios del mismo ministerio en el que había estado previamente. La tecnoestructura sigue la lógica de que si has sido útil para el sector público, lo serás también para el privado. No lo juzgo desde la perspectiva moral, el problema es el conflicto de intereses. Personas como Elena Salgado o de Guindos, gane quien gane las elecciones, van a seguir tomando decisiones en las grandes empresas privadas en las que trabajan. Por eso estas personas deberían ser fiscalizadas.
El gran problema es que este tipo de perfiles acaban poniendo sus conocimientos sobre el sector público al servicio del beneficio del privado. Lo contrario no suele pasar.
También hay que tener en cuenta el componente de red. Estas personas se relacionan con gente muy importante, recrean una realidad que es la suya, que está muy distanciada de los problemas de la mayoría de la ciudadanía. Muchos cambios ideológicos se producen por esto, porque se alejan de la realidad en la que crecieron. Podríamos definirlo como pensamiento gregario: muchas personas pensando de manera parecida y, por tanto, pensando poco (...)
¿Cuánto de los resortes del franquismo siguen formando parte de nuestra sociedad política y económica?
Muchísimos. La entrada de Podemos y Ciudadanos en el Congreso debería haber servido para eliminar una parte, porque son dos partidos que no están tan vinculados con ese pasado. Pero luego aparece VOX y todo vuelve a resurgir. En un partido aparentemente nuevo pues tienes, por ejemplo, a los Espinosa de los Monteros, que es una saga muy vinculada al régimen. También está la familia Monasterio o la familia Coello de Portugal. Pero tenemos que recordar la mayor parte de los dirigentes de VOX han pasado de una manera u otra por el Partido Popular.
Cuando conoces la historia, te das cuenta de que la transición que se hizo de la dictadura a la democracia no fue completa y que muchos resortes franquistas siguen funcionando a día de hoy. En VOX vemos lo explícito y lo pornográfico de la herencia de la dicturadura, porque lo llevan con orgullo. Pero hay mucho más que no vemos, que está más escondido.
¿Cuál es el papel del IBEX 35 en nuestra democracia?
Son 35 empresas y no deberíamos centrarnos solo en ellas. Hay que tener en cuenta que estas compañías ya han sido penetradas por grandes fondos internacionales que van haciéndose hueco en todas las empresas del mundo e influyen en la gerencia, marcha o decisiones. No habría que fetichizarlas demasiado, pero es cierto que el poder ya no es nacional sino que está conectado internacionalmente. El IBEX 35 es una delegación de ese poder financiero internacional.
Influyen en el día a día. Las grandes empresas forman parte de ese intercambio continuo de personal entre lo público y lo privado. Si miras los puestos de secretario de los consejos de administración de las 35 empresas, te darás cuenta de que un porcentaje superior al 80% son abogados del Estado. ¿Y qué son los abogados del Estado? Son personas formadas en la Administración pública. Y aquí nos damos cuenta de que el IBEX 35 no tiene una naturaleza completamente privada.
Utilizan ese paradigma de lo privado, pero no es verdad. Amancio Ortega es el dueño de una empresa que está dirigida por Pablo Isla, que es abogado del Estado, y que tuvo hasta hace poco a Carlos Espinosa de los Monteros, un ‘teco’ [Técnico Comercial Economista del Estado] y alto funcionario, como vicepresidente. Aquí se pueden ver esas redes dentro del propio IBEX.
A esto hay que añadirle los grandes contratos públicos en los que compiten estas grandes empresas o sus filiales. En las condiciones de estos concursos públicos se puede influir de muchas formas, algunas más legales que otras. El tema de la libre competencia o de la meritocracia, la mayor parte de las veces es falso.
Se me viene a la cabeza el caso de OHL y los presuntos sobornos para conseguir contratos públicos, cuyo presidente es Josep Piqué, un exministro.
Es un ejemplo perfecto. OHL es una empresa con una conexión muy fuerte con la Corona, que le concedió un título aristocrático al patriarca. Villar Mir era ingeniero de Caminos, ministro en la primera parte de la Transición, adepto al régimen… Y luego se descubre el tema de los sobornos. Y no solo esto, sino también el reparto de contratos públicos con otras empresas similares. Porque no solo es construcción, también es la recogida de basuras, la limpieza de colegios… Estos son mecanismos mafiosos al alcance de grandes acumulaciones de capital como OHL"
 
 

miércoles, 17 de julio de 2019

Cierra España

 
Se ha vuelto costumbre en los últimos tiempos en la prensa internacional explicar las aberraciones democráticas del estado español apelando a nuestro pasado franquista, para explicar un presente en que los franquistas siguen manejando los resortes del estado, desde la judicatura a las fuerzas de seguridad del estado, y por supuesto en la continuidad de los grandes poderes económicos.
El juicio farsa con los condenados catalanes de antemano, sin garantías según decenas de organismos nacionales e internacionales,  como principal motivo. Pero sigamos la cuenta. Como Pablo Iglesias no está muy listo se le olvidó subrayar en el debate electoral que era el único de los candidatos que tenía pinchadas las cámaras de su casa por las cloacas del estado. Algo ya normalizado, a fin de cuentas se trata del partido cuyos millones de votos valen menos que nada a la hora de las alianzas poselectorales de gobierno, con un Pedro Sánchez fiándolo todo a la repetición de elecciones en que la ultraderecha siga sin sumar y a C´s o al PP no les quede al final otra que abstenerse para que puedan gobernar solos, una vez transparentado el veto del IBEX 35 a Pablo Iglesias en el gobierno -y según cuentan un veto que procede desde la misma cúpula que corona el IBEX de composición franquista.
Borrell asume que quizás no llegue a convertirse en jefe de la diplomacia europea una vez se ha desvelado que espió los cables a las delegaciones catalanas, incluyendo a diplomáticos británicos y otros que ya lo han denunciado.
Y ahora se produce el bombazo informativo de que el CNI fue cómplice, como poco por pasiva, del terrorismo islámico en Barcelona, y ante tamaña exclusiva se produce el cerrojazo informativo en todo el país. Con los dedos cruzados para que en Barcelona no se echen a la calle las víctimas y miles de apoyos con pancartas contra el CNI y el estado español.
Y podríamos seguir detallando cómo esas cloacas llegaron incluso a secuestrar a punta de pistola a la familia del extesorero del PP para robarle los documentos clave y tantas y tantas aberraciones más, pero ya se hizo y resultó infructuoso cara a la opinión pública. Estamos condenados a la españolidad y el cierra España.
 
 

martes, 16 de julio de 2019

Recordatorio

 
Y ¡tachán! el imán de Ripoll era confidente del CNI hasta el día del atentado, como ha desvelado Público. Sabían de la desprotección catalana de primera mano. Queda todo dicho:


17 A
(entrada del 17 Agosto 2018)
 
"Las autoridades que vienen a pavonearse en el homenaje a las víctimas empiezan por una casa real y partidos políticos enmierdados desde hace décadas, hasta la más reciente venta de armas a Arabia Saudí por parte de Felipe VI, en grandes negocios con el gran patrocinador y financiador del salafismo wahabita, en concreto del Daesh. Grandes negocios monárquicos hermanados y empresariales a costa de los muertos en Las Ramblas, o de la masacre de decenas de niños en un autobús escolar en Yemen recientemente. Si nos representan, es que efectivamente somos unos impresentables.
Esas autoridades de unos servicios secretos que escamotearon información crucial a las fuerzas policiales catalanas a modo de castigo y aislamiento político. Lo que explica que un operativo preparase el mayor atentado con explosivos desde el 11M y se permitiese apuntar nada menos que contra la Sagrada Familia, algo impensable actualmente en el resto del territorio español.
Unas autoridades que mantienen presos ante el escándalo internacional a unos políticos que se limitaron a dar respuesta política, cívica y pacífica, a las demandas del 80% de los catalanes respecto a un referéndum, y que ha concitado protestas y manifiestos por su liberación en muchas partes, el más reciente alentado por intelectuales de la talla de Chomsky. Que multiplican los disidentes huidos a Europa por sus ideas, al abrigo del estado de derecho ajeno.
Las víctimas del 17A han colaborado estrechamente con las víctimas del 11M de Manjón, en su momento ninguneadas e incluso amenazadas por una ultraderecha madrileña en torno a las víctimas ultraderechistas de ETA, catalanófobas de fiera tradición, que persistieron años en mentir y manipular con mucho dinero público respecto a la autoría de la matanza de Atocha, y que lleva décadas despreciando a las víctimas del franquismo en las cunetas. Normal que Ada Colau no las haya invitado a la conmemoración puesto que esta se pretende de verdad y concordia. Allí andaban ayer estas víctimas junto a VOX y PP jugando su propia charada conmemorativa mientras que acusaban a Colau de amiga de terroristas. Por poco no le echaron de nuevo la culpa a los bolardos.
En estos momentos se despliegan las pancartas contra un rey de fortuna familiar ligada a los saudíes, que amenazante contra el pueblo catalán dio espaldarazo a la brutal represión contra gente desarmada el 1-O en Barcelona.
Y los malabares por parte de la alcaldesa Colau para diluir esta presencia vergonzosa de tales autoridades en segundo plano, y evitar que protagonicen negativamente un acto que debe dar voz a la gente.
Cuando lo humanamente elemental resulta tan institucionalmente complicado es que unas cuantas cosas no andan bien en este país. El esperpento institucional, su horror impune habla por sí solo"
 
 
 

lunes, 15 de julio de 2019

Contra el economicismo en E. P. Thompson


 «La ilusión burguesa más profunda e inextirpable [es que] el hombre es libre, no a través, sino a pesar de las relaciones sociales»
(Cristopher Caudwell, Studies in a Dying Culture,

 
 
"Los archivos del MI5 (desclasificados en septiembre de 2016) han permitido conocer en qué medida el comunismo de Thompson nunca llegó a ser el de la pura ortodoxia estalinista. Desde su vuelta a Inglaterra se mostró preocupado por el repliegue hacia adentro de un partido que emitía mensajes en un tono dogmático y sectario, que intentaba convertir a los movimientos sociales en sus correas de transmisión («deberíamos confiar más en la gente y dejar que se pongan las pilas») y cuyas decisiones eran tomadas de formas «arbitrarias» y «poco colectivas». En una carta a su camarada Ramelson llegará a decir: «gracias a Dios que no hay posibilidad de que este Comité Ejecutivo tenga alguna vez poder en Gran Bretaña; destruiría en un mes toda libertad de pensamiento, de conciencia y de expresión que le ha llevado al pueblo británico 300 años ganar».
Según Thompson la corrupción del partido estaba estrechamente ligada a una degeneración teórica en la tradición marxista que sustituía la acción consciente del individuo por grandes abstracciones («El Partido», «El Comunismo», etc. ). Thompson entendió que las determinaciones que restringen el conjunto de oportunidades de los agentes («necesidad») no debían ni podían estrecharlo tanto como para impedir que se pudiera dar un espacio libre de acción moral donde los sujetos debatiesen y eligiesen racionalmente, dentro de esas limitaciones, sobre cómo deberían ser las cosas («deseo»). Si los individuos eran despojados  de su agencia perdían con ello la capacidad para dar respuestas moralmente conscientes a la situación. El comunismo, por tanto, tenía que «recuperar un lenguaje moral».
En esta tarea de re-moralizar el marxismo Thompson se sumaba a los movimientos intelectuales que se estaban construyendo en ambos lados del Telón de acero, que buscaban una alternativa socialista democrática y que fueron conocidos como «humanismo socialista»  (entre ellos: el grupo yugoslavo Praxis, Leszek Kolakowski, Frantz Fanon, György Lukács, Agnes Heller, Eric Fromm o Herbert Marcuse). Para el historiador británico el principal enemigo a batir era la degeneración economicista del marxismo, su obsesión por comprender la vida cultural e intelectual como una «superestructura» derivada mecánicamente de un proceso «económico» entendido de forma abstracta. Pero el economicismo no era algo inevitable en la tradición marxista, dirá Thompson, sino más bien el resultado de un proceso de corrupción ideológica que había comenzado a finales del siglo XIX y se había consumado en el estalinismo. Es importante insistir en que su ruptura con el partido comunista no era una ruptura con el comunismo en general, sino que se hacía precisamente en nombre del ideal comunista. Con ello se desmarcaba de algunos excomunistas que se habían pasado a las filas de la propaganda occidental con la furibunda entrega del converso (A. Koestler, K. Amis, W. H. Auden y, en cierta medida, G. Orwell), intelectuales que olvidaban el «contenido democrático» que tenía la entrega altruista y desinteresada de miles de activistas de base.
Thompson encontró un peligroso punto de coincidencia entre la ortodoxia del economicismo marxista y la ortodoxia del imaginario capitalista. Si desde sus orígenes el capitalismo había impulsado una imagen del ser humano como homo economicus (entendiendo que las principales motivaciones del ser humano eran –o debían ser– motivaciones estrechamente económicas), el estalinismo haría algo parecido al proclamar la prioridad de «lo económico» sobre el resto de aspectos de la vida social, estando ahora esas motivaciones económicas configuradas como «intereses de clase». La Guerra Fría, por tanto, solo podía ofrecer una imagen deshumanizada del ser humano como «autómata económico». Ese autómata hallaría expresiones elaboradas en las diversas corrientes intelectuales de la época como el conductismo, el funcionalismo o el estructuralismo, todos ellos «productos ideológicamente modulados de una época derrotada y desilusionada».
Para el historiador británico ese necesario proceso de revisión del marxismo ya había comenzado en su obra sobre William Morris. Si Christopher Hill había avanzado en un artículo pionero (1954) que Morris era una «imaginación marxista reinterpretando el viejo sueño dorado expresado en la idea de las libertades anglosajonas» –es decir, conectándolo con la tradición republicana inglesa de los Levellers y los Diggers– Thompson, que había leído con avidez los escritos de Hill, profundizaría en esta idea. La alternativa al «autómata económico» de la Guerra Fría será el republicano «inglés libre por nacimiento» (freeborn englishmen). Y la alternativa a la economía política capitalista solo podrá ser, como veremos, la «economía moral» de la multitud y las clases plebeyas. Thompson estaba buscando los recursos intelectuales y morales para refundar un socialismo democrático y humanista, y los vino a encontrar en la cultura del republicanismo radical de finales del siglo XVIII (...)
Uno de los aspectos más interesantes y polémicos de The Making fue su concepto de «clase social». Un concepto que no es posible entender sin enmarcarlo dentro de su proyecto de renovación del marxismo y su lucha contra el economicismo. Para Thompson las clases tenían una dimensión objetiva siempre acompañada de una dimensión subjetiva:
Lo que pongo en cuestión no es la centralidad del modo de producción (y las relaciones de poder y propiedad correspondientes) en cualquier comprensión materialista de la historia. Pongo en cuestión (…) la idea de que es posible describir un modo de producción en términos “económicos”, dejando de lado como secundarios (menos “reales”) las normas, la cultura, los conceptos críticos alrededor de los cuales se organiza ese modo de producción.
Y, dentro del margen de acción que dejaban los límites y presiones determinantes de las situaciones de clase, la política se juega en gran medida, nos dirá el historiador, en el dónde se marca la línea que separa unas clases de otras. Para la política socialista se trata precisamente de  «dibujar la línea, no entre una incondicional pero decreciente minoría y una mayoría constante, sino entre los monopolistas y el pueblo». En esta línea dirá, años más tarde: «si uno es tan sectario como para definir la clase como compuesta exclusivamente de mineros o estibadores, está dando el juego por perdido». Aunque se le acusara posteriormente de «populista», Thompson nunca vio una incompatibilidad entre la idea de «pueblo» y de «clase»"
 
 
 

viernes, 12 de julio de 2019

La filosofía en la calle

 

Entrevista a la filósofa Donatella Di Cesare:

 "He querido volver sobre la historia enigmática y fascinante de los marranos, que no han encontrado lugar en la historia institucional. Los marranos son aquellos judíos obligados a convertirse al cristianismo en la Península Ibérica y en los dominios españoles, y por lo tanto también en el sur de Italia. A mi modo de ver con ellos se desmorona el mito del martirio. Prefieren el perjurio, la mentira externa. Es decir, que para disipar las sospechas guardan en secreto su realidad. Este movimiento, a menudo mal entendido moralmente, inaugura la modernidad. Aquí está la clave: en el marrano veo un paradigma ejemplar, una figura que inicia la modernidad. Pero no una modernidad armoniosa, sino atravesada por una disonancia irremediable. Lejos de los judíos, con quienes las relaciones son menos frecuentes, los marranos no son reconocidos, tampoco, como cristianos. Aparecen como extraños y no asimilables. Ni cristianos ni judíos, los marranos están prohibidos en una tierra de nadie, entregados a una doble no pertenencia, a una duplicidad existencial sin precedentes. 
¿Y por qué cree que es importante tener en cuenta este fenómeno hoy?
También comparado con el judío, que tradicionalmente es el otro, externo e identificable, el marrano es el otro del otro. Alude a una nueva alteridad, vaga y esquiva. El marrano es el otro por dentro. Solo la disimulación, la duplicidad existencial a la que está obligado, empuja al marrano a la introspección, al descubrimiento del yo. Pero su yo está irremediablemente dividido, escindido. Insisto, con los marranos se desmorona el mito de la identidad. E incluso cuando regresan a lo abierto, el yo dividido, la extrañeza constitutiva, es su legado. Los disidentes por necesidad llevan la semilla de la duda, de la oposición. E inauguran un pensamiento radical. Los caminos que atraviesan esta nueva tierra de intimidad son múltiples. Van desde Teresa de Ávila, quien en su misticismo defiende un interior inaccesible incluso para sí misma y, por lo tanto, sagrado, a Baruch Spinoza, que ve en el secreto el “ethos” que funda una democracia radical.(...)
[Sobre Europa] Al final, el frente soberanista ha ganado, pero no ha triunfado. Por supuesto, en algunos casos, los resultados obtenidos por la ultraderecha son impactantes. Y creo que esto se debe en parte a la gran desilusión existente con la Unión Europea, que ha apostado todo a la economía, se ha inclinado por la austeridad y se ha mantenido como un revoltijo de estados nacionales sin realmente convertirse en una unión política y sin procurar una forma política postnacional. Hay muchas fallas recientes en Europa, desde la forma en que se gestionó la crisis de Grecia a los acuerdos para mantener a los refugiados fuera de sus fronteras, que han pisoteado el derecho de asilo y los valores humanitarios. Europa responderá ante la historia. Por no mencionar, también, el poder de las oficinas, de esa burocracia asfixiante ejercida en detrimento de los ciudadanos.
¿Se configura un escenario europeo en el que el populismo de derechas va estabilizándose y expandiéndose?
En cierto modo sí, y hay que estar atentos. Ahora estamos como si hubiéramos entrado, casi sin darnos cuenta, en una nueva era, dominada por la soberanía de derecha y de extrema derecha. Por eso soy en este sentido pesimista. Es decir, que no creo que esta era termine en un plazo corto, si bien ahora vivimos en los tiempos de la velocidad y la aceleración. Lo que está sucediendo en Italia debería ser una advertencia para todos los europeístas y para todos los europeos (...)
En todas partes la izquierda está en crisis. Y no hablamos de una crisis cuantitativa, es decir, de falta de votos, sino cualitativa, que es la falta de programas e ideas que respondan a los tiempos. Te voy a un ejemplo que me parece muy ilustrativo. Estar continuamente hablando de progreso no tiene sentido. Todos ya ven lo que también ha traído. El apocalipsis ambiental está sobre nosotros. La izquierda deja cada iniciativa en manos de unos pocos, quienes a su vez parece que se enfrentan al problema asépticamente, como si el capitalismo no fuera la causa de esta catástrofe. Asimismo, y este también es otro elemento crítico de lo que te comento, la izquierda parece ir tras la derecha continuamente. Pensemos en Dinamarca, donde la izquierda ganó con programas anti-inmigración (...) 
Su última obra publicada lleva por título Sobre la vocación política de la filosofía y en ella apuesta por que la filosofía baje a la calle y se moje. La obra ha tenido una recepción espectacular en Italia y será traducida en breve al castellano. La pregunta va a la inversa: ¿Debería haber vocación filosófica en la política? ¿y en ese caso, de qué modo?
Sí, el libro ha tenido un éxito que también me ha sorprendido. Y sé que saldrá en muchos idiomas. Mi tesis es que la filosofía debe reingresar en la ciudad. Con esto, obviamente, rompo un tabú secular, por el cual se cree que los filósofos y filósofas no deben meterse en asuntos políticos. Pero ya vemos los resultados: hoy la política se reduce a la mera admnistración, si no a la gobernanza del control. Asistimos a una política que sigue la agenda dictada por el capital, que ejecuta los deseos del mercado. Está completamente desprovista de horizonte. A su vez, la filosofía de las últimas décadas se ha conformado con convertirse en la sirvienta de este tipo de “política”, limitándose a decir, de manera normativa, lo que debería haber sido modificado o mejorado. En suma, se ha convertido en la criada de la criada. Por eso a día de hoy me siento muy lejos de una filosofía socialdemócrata. Me reconozco, más bien, en la línea del pensamiento crítico radical. Y eso es lo que he tratado de mostrar en el libro"
 
 

miércoles, 10 de julio de 2019

Desforestando entre aplausos y pesticidas

 
Lidia Falcón:
 
"El Tratado de Mercosur tendrá consecuencias aún más trágicas para el mundo que la experiencia griega. Como dice Eliane Brum, el tratado firmado el 28 de junio entre la Unión Europea y el Mercosur señala “el día internacional del cinismo”. “O el día en que los líderes europeos desecharon la Amazonia para vender más coches y vinos en un mercado de 260 millones de personas. Al menos que la población sea consciente: comerá buey proveniente de la deforestación y pondrá en el estómago de los niños productos contaminados con pesticidas, varios prohibidos en Europa”.
La misma comentarista explica que el ministerio de agricultura lo dirige Tereza Cristina, una ganadera conocida en Brasil como la “musa del veneno” por sus servicios prestados a las corporaciones de pesticidas. Desde la investidura del ultraderechista Jair Bolsonaro, la media de aprobación de venenos ha sido de más de uno al día. Por lo que las agencias de periodismo de investigación Repórter Brasil y Agencia Pública decidieron crear el@robotops, un robot que twittea a cada autorización: desde enero ya son 239 pesticidas nuevos.
La ganadería es la principal causa de deforestación de la selva amazónica. Matadero del mundo, Brasil exportó 1,64 millones de toneladas de carne en 2018. El mismo año, se registró el mayor índice de destrucción de la Amazonia de la década. En 2019 el mes de mayo mostró un aumento del 34% con relación al de 2018: en sólo un mes, desaparecieron 739 km² de selva, el equivalente a dos campos de fútbol por minuto. La principal meta de Bolsonaro es liberar la explotación agropecuaria y minera en las tierras protegidas de los pueblos indígenas. Y para ello, cuenta con el ministro contra el medio ambiente, Ricardo Sánchez, condenado por crimen ambiental, que se ha dedicado con éxito a desmontar todo el sistema de protección.
Los dos líderes europeos, Merkel y Macron, supuestos defensores del medio ambiente, dijeron que estaban muy preocupados por la Amazonia, haciendo el paripé de que realmente les importaba el cambio climático y las políticas depredadoras de los latinoamericanos. El gobierno brasileño contestó con arrogancia y mala educación y no pasó nada más. Como dice Eliane Brum  “el discurso de que Brasil tendrá que comportarse es una solemne bobada”. El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur lo hilvanaron los gobiernos anteriores. Aprobarlo ahora, cuando Brasil destruye con método y objetivo la mayor selva tropical del planeta y Bolsonaro encima reacciona como un matón ante la emergencia climática, es significado clarísimo de la imposición de los grandes capitales del mundo sobre la salud y el bienestar de sus pueblos.
Para alcanzar este beneficioso tratado para las grandes corporaciones madereras y ganaderas, amén de otras industrias que conquistarán el mercado europeo, se ha tardado veinte años porque durante este tiempo algunos gobiernos, menos depredadores, Lula en Brasil, Cristina Kichner en Argentina, los socialistas de Francia y socialdemócratas alemanes, amén de una cierta resistencia ciudadana lo habían retrasado. Hoy, acabados esos efímeros gobiernos progresistas y anestesiada la conciencia social, que abandona los ideales del comunismo para entregarse a las formaciones filofascistas en varios países europeos, se acaba de aprobar uno más de los  infames Tratados internacionales que se están firmando entre la UE y diversos países: Canadá,  Oceanía, para infectar a los ciudadanos con los productos tóxicos de Montsanto a fin de que puedan hacer grandes negocios las multinacionales.
Y en España, ¿qué se ha dicho? Pues consulten ustedes los editoriales y artículos de opinión de los principales medios de nuestro país y quedarán empalagados con los elogios y parabienes y ditirambos que le han dedicado a la firma del Tratado, destacando que España, en la persona de Pedro Sánchez, ha tenido un papel protagonista en la consecución del consenso entre todos los gobiernos. Y, ¿qué ha dicho la izquierda de la izquierda sobre este contubernio? ¿IU, Podemos, Equo –que tanto defiende el medio ambiente- Actúa, Izquierda en Positivo, Recortes Cero, Las Mareas, Los Comunes, Compromís, etc. etc. y los arriscados independentistas de las diversas nacionalidades de nuestro país?
Pues nada. Porque ellos están a otras cosas y no les concierne  ese Tratado.
Ahora sólo falta que se firme el TTIP entre EEUU y la UE, El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés), para que tengamos que perder toda esperanza"
 
 
 

lunes, 8 de julio de 2019

La ultraderecha ya manda en Europa

 
Sarah Babiker:
 

"Como demostró Mediterranea Saving Humans el jueves y antes que ellos el Sea Watch 3, el análisis de Alarm Phone concluye que, pese a las hostilidades de los gobiernos europeos hacia su actividad, las ONG de salvamento continúan presentes en lo que se conoce como zona SAR (zona de salvamento y rescate) de Libia. Mientras, Europa centra sus esfuerzos de vigilancia en impedir que los migrantes salgan de las aguas libias. A través de la operación militar Eunavfor Med/Sophia, aviones europeos sobrevuelan el Mediterráneo con la misión de comunicar a las naves libias la ubicación de los barcos y garantizar que estos sean devueltos al territorio de este país.
El pasado miércoles un bombardeo acababa con la vida de al menos 44 migrantes en el centro de detención de Tajura, cerca de Trípoli, en lo que la ONU ha calificado como un posible crimen de guerra. El país ha visto recrudecido el conflicto que enfrenta al gobierno de Fayez Al-Sarraj —reconocido por la Comunidad Internacional— con las tropas del Ejército Nacional Libio-LNA, mano armada de Khalifa Haftar, el ex coronel del ejército Libio de Muamar el Gadafi que controla de facto el Este del país y desde abril mantiene una ofensiva contra Trípoli.
Las organizaciones de derechos humanos llevan desde entonces insistiendo en el peligro que el conflicto implica para las personas migrantes internadas en los centros de detención. La Comisión Europea comunicó el mismo miércoles, mediante nota de prensa, que destinaría 61,5 millones de euros al Fondo Europeo de Emergencia para África, comprometiéndose de esta manera a financiar “nuevas acciones relativas a la migración para proteger a las personas vulnerables y potenciar la resiliencia de las comunidades de acogida en el Norte de África”(...)
Así, en esta pugna, se escenificaban dos discursos que se enfrentan en una Europa cuya política migratoria ha profundizado en los últimos años en la externalización de las fronteras, mientras se refuerza en el plano ideológico el relato de la falta de lugar para nuevas personas migrantes. Lo primero se ha materializado en acuerdos bilaterales como el
acuerdo con Turquía firmado en marzo de 2016, o en el crecimiento exponencial de los recursos dedicados a la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). A este respecto, la Comisión Europea publicaba a principios de junio sus presupuestos para 2020 en los que reservaba 420,6 millones de euros para Frontex. Un 34,6 % más que 2019.
Respecto al ámbito de a ideología, va aparejado con el auge de la derecha nacionalista, cada vez con más presencia en las instituciones europeas. Sin ir más lejos, en las elecciones europeas del pasado 26 de mayo ascendieron los liderazgos nacionalistas conocidos por su retórica antinmigración. Además forman parte de tres grupos distintos de los que integran el nuevo Parlamento Europeo.
Fidesz, del húngaro Víktor Orban, estaría en el grupo de los populares europeos, y en espacios de mayor homogeneidad ideológica estarían el grupo Identidad y Democracia, donde se encuentran los pesos pesados de la Lega de Salvini y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, junto con Alternativa por Alemania. Por último, se debe anotar la presencia del grupo de Conservadores y Reformistas europeos, con un peso particular del polaco Ley y Justicia, pero donde también están Vox, Hermanos de Italia o los Demócratas de Suecia.
Si bien, tras las elecciones europeas se habló de cierto alivio por los resultados de la extrema derecha (por debajo de sus altas expectativas), su capacidad de marcar línea política y normalizar discursos anti inmigración tiene peso en las políticas migratorias. Otra muestra simbólica de ello: si apenas llegado al gobierno Pedro Sánchez se enfrentó a Salvini, permitiendo que el Aquarius llegara a aguas españolas, un año después, y según denunciaban integrantes de la ONG Open Arms, el presidente amenazaba a su barco de rescate con 900.000 euros de multa. Culminaba así un semestre de tensión en el que el gobierno ha forzado a los barcos a la inoperancia, reteniéndoles en puerto. Una política migratoria que poco difiere a la de Salvini en la práctica.
El flamante presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, miembro del Partido Democrático italiano, ha sido presentado, de hecho, como contrapunto de Salvini. El partido del que proviene Sassoli tiene sin embargo en su haber la ley Minitti-Orlando de 2017 por la que se multiplicaban los centros de detención de inmigrantes y se aceleraban las expulsiones, razones por las cuales la iniciativa fue duramente criticada por las organizaciones de derechos humanos italianas.
En el discurso tras su asignación al cargo, Sassoli apuntaba a una revisión del Reglamento de Dublín y una mayor solidaridad y coordinación entre estados. Pronunciado el pasado 3 de julio, la crisis humanitaria del Mediterráneo estuvo ausente de su intervención. Quien sí tuvo palabras para los barcos de rescate, apostando porque el Parlamento Europeo diese cobertura legal a quienes están siendo perseguidos judicialmente por “salvar vidas”, fue la candidata a la presidencia de la Eurocámara, Sira Rego, de Unidas Podemos, dentro del grupo de la Izquierda Unitaria Europea (GUE-NGL), quien denunció “la justificación de las violaciones de los derechos humanos tras un argumento de seguridad tramposo”. Que este grupo minoritario —el quinto de la Eurocámara— se quedase en 38 escaños, perdiendo 14 respecto a las elecciones de 2014, da cuenta del lugar marginal al que se ha relegado este tipo de discursos en el ámbito comunitario.
Precisamente, más allá del enfrentamiento con Matteo Salvini, Óscar Camps —fundador de la organización Open Arms que también decidió volver a sus labores de rescate aún sin contar con permiso para ello— afirmaba el pasado sábado 29 de junio durante una entrevista para la Cadena Ser: “La complicidad pasiva de los presidentes de los 28 gobiernos de la Unión Europea no ha dejado otra alternativa”."
 
 
 

sábado, 6 de julio de 2019

Facebook viagra del sistema financiero

 
Entrevista a Ekaitz Cancela
 
"Mientras gran parte de la izquierda mundial sigue hablando de recuperar los medios de producción fordistas y señalando a los viejos poderes capitalistas, las nuevas élites de Silicon Valley copan el oligopolio del nuevo petroleo del Siglo XXI: los datos. La digitalización está modificando las relaciones humanas y económicas, pero no está liberando a la sociedad de los viejos yugos que sigue soportando, más bien al contrario.
Según Ekaitz Cancela (Barakaldo, 1993), las élites de Palo Alto, impulsadas por una enorme inversión pública estadounidense que arrancó en la Guerra Fría, se han convertido en los nuevos amos del mundo bajo una apariencia “guay”, pero con métodos de control ciudadano que ni los gobiernos más totalitarios hubieran soñado nunca.
En la primera página de Despertar del sueño tecnológico (AKAL, 2019), como si fuera una carta de presentación para el lector, se nombra a Karl Marx, Friedrich Engels, Walter Benjamin y al activista e intelectual bielorruso Evgeny Morozov. A lo largo del texto, Cancela desnuda esa falsa imagen de democracia tecnológica e intenta despertar, con algún bofetón que otro, del sueño tecnológico en el que vive uno de los primeros sectores que ha sido adalid de la libertad, pero que ha sido el primero, según el autor, en sucumbir al poder y dominio del imperio GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple): el periodismo.
Los dueños de la "nueva imprenta digital" ya no se conforman con vender publicidad y requieren el "feedback" de los "usuarios", es decir, obtener el mayor número de datos de cada ser humano para poder mercantilizar cada esfera de nuestra vida, y los medios de comunicación se han convertido en una de sus principales herramientas.
Leyendo tu libro he pasado por varias ocasiones en las que me han entrado ganas de abandonar el periodismo.
El libro trata de datar la muerte del periodismo, seguramente de tu periodismo, como reflejo o expresión de una transformación muy grande en la estructura económica que, por un lado, está acabando con los trabajadores porque son entendidos como un coste que se pueden ahorrar gracias a la tecnología, y en segundo lugar por una enorme descualificación de la fuerza de trabajo periodística, que va de la mano del capital y que la convierte en simple mercancía.
Lo que veo de bueno en esta situación es, en primer lugar, que entender este cambio nos da alternativas para intentar cambiar el modelo económico actual. En segundo lugar, que el periodismo, o la manera de hacerlo, que no venga de una empresa privada, sino de una institución social pública, como lo puede ser un ayuntamiento o un distrito de barrio.
O sea, para que no tengan que responder a la exigencias de un dueño capitalista, como ha sido históricamente en el periodismo, sino para que sean los propios periodistas los que seleccionen y entiendan esa información pública y, de una manera muy participativa y directa, le pregunten a la comunidad qué información desean conocer y qué temas quieren que se investiguen, en qué queréis que nos centremos.
Y, a cambio, qué tipo de sistema institucional público vamos a diseñar para que esas personas que digieren toda la información para presentarla a la comunidad, igual que el que se dedica a arreglar una farola o cualquier otro servicio público, y qué tipo de servicio público vamos a tener bajo otro sistema económico diferente (...)
Facebook ya hace las labores de banco central. solo que no quiere y ni va a tratar de hacer las labores de un intermediario financiero. Lo que quiere hacer Facebook es crear una moneda respaldada en un sistema de crédito muy intensivo en datos.
Esto es lo que va a permitir a Facebook convertirse en un banco central, pero no de capital financiero o monetario, sino de capital social. En la medida en que Facebook tiene información de cómo se comportan todas las personas en una sociedad, puede ser muy eficiente a la hora de decirle a un banco cuales pueden ser sus capacidades de endeudamiento o cuándo se le ofrece un alquiler por Airbnb. Se le puede decir hasta cuánto puede pagar o cualquier otro dato que se necesite sobre la persona. Ahí es donde se cruzan con las políticas del Banco Central Europeo y la Troika, que dicen: “lo que necesitamos es que los salarios sigan estancados y la gente no puede ahorrar”. Entonces llega Facebook y muestra el camino para exprimir un poco más a la gente y convertir al individuo en algo alejado de toda concepción social. Ahí es donde entra Facebook. Es la dopamina o viagra de un sistema financiero en plena crisis. No está muerto, pero sí en plena crisis y necesita, por un lado, un nuevo medio de producción y, por otro lado, la legitimidad que ha perdido. Los bancos centrales no son guays, pero Facebook lo utilizan 2.000 millones de personas (...)
"El Ibex 35 ha muerto ¡larga vida a Silicon Valley!" Y entender bien cuáles son las dinámicas entre el Ibex 35 y Silicon Valley. Cuando las entiendes bien puedes pensar políticas públicas que puedan romper las primeras y acabar con las segundas. O sea, utilizar el cambio de paradigma que ha supuesto la irrupción de las empresas de Silicon Valley para que el Estado pueda decir: “ahora sí que vamos a tomar el control”.
Pero claro, ya no habrá empresas como la actual Telefónica, que está totalmente privatizada. Por eso una política sencilla para acabar con el capitalismo tecnológico es recuperar las propuestas tradicionales de la izquierda, como nacionalizar los sistemas productivos. No hay ninguna novedad en la manera de atacar al capitalismo digital, solo es recuperar las luchas clásicas de la izquierda pero adaptadas al Siglo XXI (,..)
Leyendo el libro parece que defiendas en varias ocasiones que esta nueva oligarquía puede que nos lleve a escenarios de totalitarismo que sean incluso más duros que otros anteriores, incluso lo comparas con el Holocausto nazi. ¿Cómo explicas al lector de esta entrevista que el “bueno” de Zuckerberg pueda llegar a ser peor que Hitler?
Bueno, a mí lo que me molesta es el capital. Hitler lo que hizo fue negarle a las clases populares o a las clases proletarias su derecho a transformar las relaciones de la propiedad y ponerse a sí mismo en su lugar. Un líder carismático que anuló a las masas para establecer un sistema totalitario que mantuviera las relaciones de propiedad intactas. Eso es lo que ocurrió en la II Guerra Mundial y de hecho los empresarios alemanes estarán muy contentos de que así fuera y no hubiera una revolución comunista. Lo que yo digo es que ahora está ocurriendo un proceso muy similar, no en el sentido de que Zuckerberg sea Hitler, sino en el de que los capitalistas necesitan medidas excepcionales para establecer el orden.
Y esto viene acarreado por la enorme crisis que sufrimos en 2008 y todavía no ha terminado, es decir, las políticas de austeridad y neoliberales que se han implantado en los úlitmos diez años son totalmente autoritarias. No tenemos a Hitler, pero tenemos a gente como Mario Draghi"
 
 
 


 

 

viernes, 5 de julio de 2019

El anti Harari

 
Entrevista al filósofo Mark Gabriel, el contrapeso filosófico a Yuval Harari
 
"“Me preocupan las esencias locales; la idea según la cual los argentinos, los chinos y los rusos son profundamente diferentes de los otros. Que hay una esencia, por ejemplo, en el ser [norte]americano. Este tipo de esencias no existen; son una ilusión. Pero la función de esa ilusión es la dominación, es la justificación para entrar en guerra, como lo que está pasando entre EEUU e Irán: la esencia de ser musulmán contra la esencia de ser evangélico, en el caso de Donald Trump; es una lucha de esencias falsas”(...)
El papel de la filosofía es demostrar la falsedad de las esencias. La filosofía con sus herramientas críticas conceptuales cuestiona públicamente las falacias que gobiernan la representación del ser humano. La filosofía tiene que tener mucha sustancia científica; no es meramente especulativa. La filosofía es la promoción del saber.
-Si la crisis de representación es el dilema filosófico por excelente, ¿qué puede aportar el pensamiento filosófico sobre este dilema?
-Mucha gente cree que es muy difícil o bien imposible conocer los hechos. Deconstruir la crisis de representación presupone la divulgación de argumentos filosóficos. Si fuese imposible conocer lo real, ¿cómo podríamos saber que es imposible conocer lo real? O sabemos que no sabemos nada, o no sabemos nada. Quien promueve que la representación de lo real es imposible se contradice a sí mismo. Entonces es una tesis irrelevante. El papel de la filosofía es demostrar la falsedad de una manera de pensar.
-¿Por qué planteás que la inteligencia artificial es una ilusión?
-Los sistemas que designamos como inteligencia artificial no son inteligentes; son un hardware con cierta forma técnica, material, que procesa datos. En este caso, un dato es un flujo de energía electromagnética, nada más y nada menos, que es muy interesante desde la perspectiva del ingeniero, pero que no tiene nada que ver con la inteligencia, ¿no? Es pura materialidad sujeta a la interpretación y al uso de los humanos. AlphaGo no juega al Go; un ser humano emplea AlphaGo para vencer a otro ser humano. AlphaGo no hace nada. Se llama inteligencia artificial para vender los productos; eso es una decisión de marketing para instalar la promesa de salvación, para vender algo que sea similar a Dios.
-Las máquinas hasta ahora no pueden producir inteligencia, ¿no?
-Claro. Las únicas inteligencias que existen en la tierra son las inteligencias de los seres humanos y de otros animales. La inteligencia es la capacidad de resolver un problema dado en un tiempo dado. Mi smartphone no tiene problemas, entonces no tiene inteligencia. Si alguien no tiene problemas, no puede ser inteligente.
-En más de una oportunidad afirmaste que hace falta una revolución digital como fue la Revolución Francesa. ¿Podés ampliar esta idea?
-La Revolución Francesa quería establecer simetrías en las condiciones de acceso a una vida digna de ser vivida. Por eso, los grandes valores de esa revolución son libertad, igualdad y solidaridad, para incluir también a las mujeres. Internet es una monarquía con reyes y tenemos muchos más problemas con las monarquías de los que pensamos. Hay monarquías todavía en España, en Inglaterra, etcétera, y también en un cierto sentido en EEUU, donde hay una perversión de monarquía que es el presidente Donald Trump, un rey elegido para gobernar cuatro u ocho años. Internet es una estructura que produce asimetrías económicas entre los propietarios de las condiciones de producción y los usuarios. No hay democracia en Internet. Hay cero democracia online porque la plataforma de la máquina de búsqueda de las redes sociales define las reglas de comportamiento. Esa es la asimetría más radical. En una verdadera democracia, las reglas de comportamiento las definen las leyes. Internet todavía no está sujeto a las leyes.
-¿Por qué todavía no hay legislación en torno a Internet, el mundo digital y las redes sociales?
-Internet parece ser global, pero no lo es porque los servers están en lugares bien definidos. Internet no está en el cielo. Internet está bien en la Tierra, pero invisible. ¿Dónde están todos los servers? No se ven. La posibilidad de reglar internet debería ser a través de los servers. Para controlar la monarquía de Internet hay que atacar a los servers; es exactamente como en Matrix. En el juego, no se puede atacar a Matrix porque no está en la ilusión. La Matrix es el fundamento material, en este caso los servers. Silicon Valley es la concentración del poder económico y el poder ideológico.
-Aunque definís a Internet como una monarquía, ¿genera en los usuarios la ilusión de un pensamiento democrático?
-No, porque tiene que ser un pensamiento. Lo que sí genera en los usuarios es la ilusión de decir o de publicar su opinión. Una verdadera opinión democrática es algo muy vulnerable. Quien ataca un sistema de injusticia en un país democrático tiene problemas con su vida. Quien ataca a la extrema derecha alemana puede morir. Es muy distinto decir que no me gustan los neonazis y no hacer nada contra ellos. Decir que no me gustan los neonazis en las redes sociales no es un acto democrático porque tiene meramente consecuencias simbólicas explotadas por los que registran el hecho de que tengo una cierta opinión política. Pero eso no es una opinión realmente democrática (...)
-Ha dicho que Silicon Valley y las redes sociales son “grandes criminales” que deberían acabar en la cárcel. Cuesta imaginar a Mark Zuckerberg preso, ¿no?
-Mark Zuckerberg es un gran criminal cuya meta es producir dinero y por la pura voluntad de poder no respeta el valor de las leyes nacionales e internacionales. Zuckerberg es el padrino de una mafia. No hay ninguna diferencia entre lo que hace Zuckerberg y la mafia en Nápoles. También muere gente debido a Facebook, una red muy violenta que transmitió en vivo un ataque terrorista en Nueva Zelanda. Muchas nuevas formas de terrorismo son el resultado de la posibilidad de publicar imágenes y videos de violencia en plataformas que no son compatibles con estas formas, pero sí la utilizan para ganar plata.
-¿Cómo se puede controlar estas “monarquías” tecnológicas?
-Lo que hace falta es voluntad. China le ganó a Silicon Valley, que tiene casi cero influencia en la República de China, si es que es una república… El paradigma de China, que tiene sus propias redes sociales, muestra que es posible. No veo ninguna razón para no censurar las redes sociales también en Europa. ¿Por qué no? ¿Por qué no censurar algo que produce efectos graves antidemocráticos?
-¿Por qué las redes sociales son espacios de consolidación y amplificación del odio?
-El odio es la lógica de las redes sociales. Una red social es pura socialidad y un sistema social presupone disenso entre los actores. Un grupo es un conjunto de perspectivas, que puede resultar en cooperación o en odio y destrucción. Lo que falta en las redes sociales es la interacción real entre los cuerpos. Entonces es mucho más fácil producir puro disenso sin solución. Odio es disenso sin solución. Las redes sociales producen odio porque no hay manera de resolver un conflicto. No hay un sistema legal en Facebook, no hay tribunales. El odio en las redes sociales no es una contingencia.
-Aunque Facebook no sea un tribunal, ¿las redes sociales no funcionan a la manera de tribunales?
-Sí, pero son tribunales sin leyes. Las redes sociales son tribunales en un sentido medieval. En la modernidad la idea de la ley es para tener una institución neutral, un juez que juzga. En las redes sociales no hay jueces. Un tribunal sin juez es raro, ¿no?"


Anexo:


Desde el punto de vista del conocimiento es un momento privilegiado. Desde el punto de vista de la supervivencia es un momento agónico. La conexión entre ambas cosas podría no ser casual. ¿Sabríamos tanto de ecosistemas y su degradación,  y de evolución de las especies si no fuera en el marco de la sexta gran extinción de la vida? ¿O de los fenómenos cuánticos que habilitan nuestros chips sin el peligro acuciante de la escalada armamentística nuclear?
 
 
El filósofo poskantiano Mark Gabriel nos recuerda que, por definición, la filosofía es promoción del conocimiento. Por tanto no debe limitarse a pura especulación que tira de sus propios cabellos, debe poseer una sustancia científica. En este sentido, nunca un panorama tan profundo para ella, justo en la enésima revuelta de su autodisolución. Un discurso arcano para expertos especializados, enclaustrados en sus códigos ilegibles, engrilletados en sus fórmulas y sortilegios. La filosofía posmoderna se quiere solo lenguaje, porque pretende a la realidad solo lenguaje que retorcer, hasta garabatear muchos libros. La sensación que resta de ellos es que se trata de tesis mucho más sencillas que todo eso o complicaciones discursivas desechables. En esta noche en que todos los gatos son pardos, entretanto el ecosistema planetario y la viabilidad civilizacional se iban al carajo. 
 
 
Como contrapeso, nadie se la toma demasiado en serio. Hoy como ayer. Hoy además comprobamos la irrupción omniabarcante de una cultura de la imagen y los relatos exponenciada, y un arrinconamiento como ayer de la lectura y la argumentación escrita de tipo elitista. Todo en orden.
 
 
Tomemos al poskantiano Gabriel. No podemos forjarnos una representación del mundo porque no existe. Lo que existe ocurre en el mundo. La propia evolución cósmica desde el Big Bang ocurre en el mundo, si nos basamos en el horizonte actual de conocimiento, bordeado eso sí por múltiple especulación. Como decía el propio Kant: ésta resulta inevitable, en el afán de la razón por superar sus propios límites, lo que siempre ha conducido a jugosas paradojas. Accedemos entonces a representaciones del mundo fragmentarias, no existe desde el horizonte perceptivo-conceptual una representación del propio mundo en sí mismo. Este es nouménico, decía Kant. Una idea metafísica de contenido inaccesible. Gabriel nos insiste en ello en palabras más llanas, menos técnicas que las del propio Kant. Y sigue resultando estimulante. En Gabriel supone el fundamento para la defensa de la posibilidad de conocimiento de lo real. El conocimiento lo es de lo real, lo real se presenta siempre como conocimiento. La vieja identidad parmenídea entre ser y pensar. Puesto que si no pudiésemos conocer lo real, tampoco podríamos saber eso, alega Gabriel. Luego la tesis gorgiana se agota en su propia irrelevancia. También la tesis socrática, en esa misma filiación: o solo sabemos que no sabemos nada, o no sabemos nada, argumenta Gabriel. En ambos casos, proposiciones que solo encallan eternamente en sí mismas.
Recuerda a la irrefutable precisión de Platón sobre el escepticismo: no puede afirmarse que no existe ninguna verdad sin pretender estar enunciando la más general de todas las verdades. El escepticismo se autorrefuta. Dudas sobre el escepticismo, condensa irónicamente el realista crítico Bunge. Por supuesto, refiere al escepticismo absoluto que se quiere irrebasable.
 
 
El presente, lo presente, solo pervive como hipótesis metafísica, como fundamento en sí mismo incognoscible, a partir del cual existimos y conocemos. Solo contamos con sus representaciones. Nuestras representaciones perceptivas del mundo junto con sus conceptos asociados resultan un precipitado que como mínimo conlleva décimas de segundo de retraso respecto al estímulo, al contacto, nos dice la ciencia. Vivimos, sentimos y pensamos en la memoria de las cosas. En el caso de estrellas o galaxias, llevamos incluso miles de millones de años de retraso. Colores, formas y sonidos, recuerdos, fantasías, representan una realidad anterior que solo aparece en cuanto representada, en una segunda presentación de prestado. Representan en nuestro cerebro cosas como la energía electromagnética. Que no deja de ser un nombre con el que unificamos procesos que en sí mismos quedan más allá de nuestra percepción, pero cuyas propiedades conceptualizamos a partir de señales en aparatos y en fenómenos perceptibles muy diversos. Sin tantas mediaciones no hay conocimiento posible: pero el conocimiento es posible por la realidad de todas esas mediaciones, que conforman esa realidad representada. ¡Y que son, deben ser por sí mismas reales, en nuestro afán de congruencia! En definitiva, se le tiene a Gabriel como máximo exponente metafísico del nuevo realismo. Pero podíamos haber pasado muy extensamente por Mario Bunge, se me ocurre como otro gran exponente.
 
 
 
 

miércoles, 3 de julio de 2019

Oh mi capitana, mi capitana


El filósofo Santiago Alba:
 
"En definitiva, la piedad, eleo, y la justicia, diké, han luchado durante siglos para establecer en el mundo un poco de derecho. A veces se ha hecho mal y a veces muy mal. Hoy, en una situación de crisis en la que no somos capaces ya de responder a las tres preguntas en torno a las cuales se han organizado siempre las luchas colectivas (¿qué significan las palabras? ¿quién tiene el poder? ¿cuánto tiempo nos queda?) ni Eleo ni Diké tienen buena prensa. El amor es vano e impotente (“buenista”, se dice); los principios aristocráticos o cínicos. Así que acudimos a una “tercera vía” que en realidad es la “primera”: no vamos sino que volvemos; volvemos –es decir– a un mundo pre-socrático y pre-cristiano en el que lo normal y comprensible es rechazar o temer a los heridos desconocidos (¡pero todos los heridos –cuidado– tarde o temprano se convierten en desconocidos!); y en el que lo natural y lo sensato es que la “verdad” la digan los “griegos” o los “judíos” o los “gallegos”. Los oyentes de Jesús, nos dice Illich, se identificaban con el sacerdote y el levita que pasaron de largo; y para sus adentros maldecían sin duda al samaritano: “¿pero tú por qué coño te metes a salvar a un desconocido?”. Los oyentes de Sócrates, por su parte, se identificaban con Cleon y Diodoto, que discutían sobre la “conveniencia” o no de matar a mucha gente, y también maldecían, para sus adentros y para sus afueras, al filósofo: ¿pero por qué coño no te ocupas de tu gente?”. ¡Era el sentido común de la época! Como no se me ocurre otra manera de nombrar hoy a ese regreso, con muchas dudas sobre el uso (no sobre el fenómeno) lo llamaré “fascismo”(...)
El problema es que Benoist y, sobre todo, Fusaro reducen esa decencia común al malestar de los oyentes enfadados de Jesús y de Sócrates, a su irritación justamente reaccionaria, a la defensa de las palabras antiguas (cuando aún conocíamos su significado), a la solidaridad étnica e identitaria, olvidando que Eleo y Diké forman también parte de nuestra tradición; forman también parte de nuestra identidad europea. El problema, sin duda, es que la izquierda ha abandonado a la gente común; pero el problema mayor es que la ha abandonado en manos de la derecha, que desprecia el amor a los desconocidos como “buenista” y la fidelidad a los principios como “cosmopolita”. Pero el amor a los desconocidos es civilización; y la fidelidad a los principios es Derecho.
La civilización y el derecho forman parte también, sí, de esa tradición, alojada en la decencia común de nuestros antepasados, que hay que conservar. Contra el elitismo obrerista, contra el elitismo cosmopolita, pero también contra el elitismo anti-élites de los intelectuales anti-izquierdistas, la izquierda debe encontrar ese lugar del “pueblo” donde se reúnen el amor según Illich, los principios de Sócrates y el sentido común general europeo. ¿No existe ese lugar? Existe. Es un barco que se llama Sea Watch 3. Existe. Lo representa una persona concreta de nombre Carola Rackete, capitana del barco, quien hace unos días declaró: “He podido frecuentar tres universidades, soy blanca, alemana, nacida en un país rico y con el pasaporte adecuado. Cuando me di cuenta sentí una necesidad moral: ayudar a quien no tenía las mismas oportunidades”. No se me ocurre mejor manera de definir a una persona conservadora; ni de justificar mejor una decisión difícil en nombre de una tradición. Es el viejo amor según Illich: Rackete eligió libremente sus prójimos en el rostro de cuarenta náufragos desconocidos, al margen de sus respectivas “tribus” y culturas. Es también la ética según Sócrates: decidió libremente aplicar el principio de que siempre es preferible sufrir una injusticia que cometerla.
No nos confundamos: esto es una guerra de tradiciones y de conservadurismos; y la disputa de un sentido común en estado de “guerra civil”. No se puede abandonar el sentido común en manos de la ultraderecha porque la ultraderecha escogerá siempre, junto a bastidores tangibles compartidos, los peores materiales de desecho. Salvini, que exhibe sin cesar su superioridad europea y que no deja de reivindicar la “raíz judeo-cristiana” de Europa, desprecia a Jesús y a Sócrates, los dos pilares de nuestra cultura. Lo mismo el provocativo Diego Fusaro, autor de algunos brillantes batiburrillos, cuya indecencia incomún ha llegado al extremo de justificar la detención de la capitana del Sea Watch con este tuit que copio a continuación y que era el móvil, en realidad, de esta larga reflexión: “Generación Erasmus, rasta en el pelo, odio al pueblo, nihilismo hedonista, neoprogresismo liberal, fucsia y arcoiris. Una juventud sin esperanza”. Cualquier palabra, en efecto, se puede asociar a cualquier significado; esto sí es postmodernidad neoliberal. ¡Nihilismo hedonista! ¡Ningún pueblo viejo y honrado permitiría que se dijera eso de sus héroes y de sus santos! En defensa de los fariseos y los levitas, de Cleon y Diodoto, contra el papa Francisco y la Europa democrática, Salvini y Fusaro –el mamporrero y el intelectual– arremeten contra esta joven europea valiente que ha reunido en un solo gesto todo aquello que los conservadores como yo queremos proteger: la opción preferencial por los otros, la defensa de los principios trabajosamente establecidos en nuestros marcos de Derecho, una tradición de 2.500 años que hoy vuelve a estar amenazada por los pre-cristianos y los pre-socráticos. No podemos entregar –no– el sentido común general a estos canallas"