“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

Cuartetas de extensión máxima


La asociación Canaán nos recuerda que la cristiandad
es una herencia palestina, Jesús lo fue si la tradición
y Flavio Josefo no se equivocaron demasiado. Trump
sigue hoy mismo firmando para la destrucción de ese origen.




El Nord Stream 2 va uniendo los destinos comerciales
y energéticos entre Europa y Rusia, para enfado de Trump,
tecnología y materias primas maridadas en peligrosa alianza
para la supremacía estadounidense. Seguimos hablando de gas.



Bezos se descalabra en su programa espacial, sus utopías
de marketing en sus grandes pantallas de receptores conexos,
privilegiados y soñadores de presente marmóreo y estrés, en comanda,
para recuperar apenas las glorias lunares hoy inservibles para todos.




Habitualmente son los gallos quienes juegan al juego de la gallina,
la política se trenza de pulsos absurdos que eclipsan el pulso
financiero de esclavización en curso, la caída de la tasa de ganancia
sobre nuestras huecas cabezas empeñadas en postales navideñas.





Hay un rey que hoy reconoce cierta diversidad territorial (sic) en su reino,
sentencias que deben acatarse cuando los tribunales europeos señalan
a España, conculcadora de derechos básicos, sin que se haga eco la prensa
que se escuda en los miles de millones para el estado de la lotería de este año.




Ahí resides, núbil e instantánea, es ese recordatorio por whatsapp
de felices fiestas que no son fiestas sino cultos obligados al consumo
en colectivo familiar. Cuántos de los bichos de los platos en extinción
masiva, el pulpo rapiñado del mar del Sahara con denominación gallega.




Rearmes y más gas


Rafael Poch:

"Nord Stream 2 está casi terminado. Solo falta un 20% del trabajo. Las sanciones contemplan congelar en Estados Unidos los fondos de las empresas europeas implicadas y retirar los visados para entrar en el país a sus ejecutivos. Una empresa suizo-holandesa que coloca los tubos submarinos del gaseoducto frente a las costas danesas (Allseas) ya ha anunciado la suspensión de sus trabajos.
La inclusión de estas sanciones en el paquete del presupuesto militar es plenamente coherente con las declaraciones de los responsables americanos. “Es evidente que Estados Unidos tendría un problema si la tecnología alemana se uniera con las materias primas rusas, por eso desde hace un siglo es objetivo principal de Estados Unidos impedir una alianza germano-rusa”, ha dicho el consejero de seguridad George Friedman.
Que las sanciones por Nord Stream 2 son asunto geopolítico, lo ilustra el hecho de que su pauta se repite en muchas otras operaciones económicas y comerciales, todas ellas con un claro objetivo: destruir las relaciones que los aliados europeos establecen con los adversarios estratégicos de Estados Unidos.
La pauta Nord Stream 2 es la misma que conocen los esfuerzos europeos por salvar el acuerdo nuclear con Irán, un gran país adversario y un gran mercado repleto de oportunidades de negocio para las empresas europeas. La misma pauta que preside la agresiva exigencia de Washington para que la Unión Europea excluya a la compañía de telecomunicaciones china Huawei de la construcción de la red 5G en Europa. El secretario de Estado para seguridad y economía, Keith Krach, ha amenazado con reducir la cooperación a nivel de servicios secretos con aquellos países europeos que se abran a Huawei. En el caso alemán, la misma reacción agresiva ha ocasionado en Washington las noticias de un incremento -del 5% al 10%- de la participación del consorcio automovilístico chino BAIC (Beijing Automotive Industry Holding) en Daimler, que tiene importantes intereses en el enorme mercado chino del automóvil.
El denominador común de esta política es destruir los puentes económico-comerciales entre los aliados europeos y los países adversarios de tal forma que en caso de conflicto militar esos puentes no interfieran.
Las sanciones por Nord Stream 2 han provocado un gran griterío en la Unión Europea. El ministro de exteriores alemán, Heiko Maas, ha escrito en Twitter que, “la política energética europea se decide en Europa, no en Estados Unidos. Rechazamos por principio las intervenciones y sanciones exteriores con efecto de extraterritorialidad”. La cámara de comercio germano-alemana pide contramedidas contra lo que diputados conservadores alemanes como Joachim Pfeiffer califican de “acto hostil”.
Junto a este griterío, el vector militar europeo, dominado por la OTAN, es decir por Estados Unidos, sigue su propio curso, consagrando la esquizofrenia de la Unión Europea germanocéntrica. Entre abril y mayo de 2020, la OTAN celebrará las mayores maniobras militares de su historia en Bélgica, Alemania, Holanda, países bálticos y Polonia, con participación de 44.000 soldados de dieciocho países. En estas maniobras (Defender Europe 20) “Alemania será el principal eje logístico”, proclama con orgullo el Bundeswehr. Y algo parecido ocurre hacia China. Bajo el mando de Annegret Kramp-Karrenbauer (“Frau KK”), se envían unidades navales alemanas, junto a las francesas y británicas, a navegar por el Mar de China meridional: “es hora de demostrar presencia en la región junto a nuestros aliados”, dice la ministra ¿Tiene algún sentido esta esquizofrenia?
Como dice Wolfgang Streeck la cosa se pone seria. Cuando dentro de unos años, Alemania gaste el 2% de su PIB en su ejército, eso ya superará por si solo en un 40% al gasto militar de Rusia, que ya dedica hoy catorce veces menos que la OTAN. Francia y Alemania han perdido su confianza en Estados Unidos (Trump es de gran ayuda en eso), constata Streeck, pero no se ponen de acuerdo en las prioridades. “Francia tiene poco interés en Europa oriental, mientras que Alemania necesita de ella como mercado y reserva se mano de obra”. Francia ya tiene su paraguas nuclear, mientras que Alemania depende de sus aliados. El foco de Francia son sus guerras poscoloniales en África occidental, donde sus intereses rivalizan con Estados Unidos y China, algo que no interesa demasiado a Berlín…
Un reciente y extenso estudio de la Stiftung Wissenschaft und Politik, uno de los principales centros de pensamiento del establishment alemán, titulado “El papel de la OTAN para la defensa de Europa”, explica con bastante claridad el sentido de esta esquizofrenia alemana de tender puentes económico-comerciales con países como Rusia, China e Irán, mientras mantiene la subordinación militar hacia Estados Unidos que destruye esos mismos puentes. La simple idea que subyace es que para poder romper con el actual esquema subordinado a Washington en materia de defensa, las potencias europeas deben antes rearmarse y hacerse fuertes militarmente"


miércoles, 11 de diciembre de 2019

Cuartetas bajo cuerda




La sociedad civil encaramada por los jóvenes se encabrita 

contra la vigésimo quinta cumbre fallida para salvarnos del clima,

tres cuartas partes del cual envenenado por cien corporaciones.

Los grandes empresarios nos animan a que reciclemos en casa.








En Bolivia el golpe de estado del litio, los hijos del uranio africano

aplastados por contaminante maquinaria militar, el Oriente Próximo 

que albergara el paraíso se deseca, Venecia se ahoga de la mano

de las islas del Pacífico: un futuro sumergible con trazas de huracán.








En la cama me recorre la espalda el escalofrío del mundo.

Sudan o Gabón penden de decisiones climáticas en las que carecen

de peso alguno. Alejandro Sanz ha viajado en su jet a la cumbre

para dar un discurso edificante de sumisión virtuosa a los poderosos.



https://encromaticas.blogspot.com/

martes, 10 de diciembre de 2019

Fracaso histórico del capital




"Las manifestaciones de los últimos 12 meses en Chile, Ecuador, Perú, Haití, Irak, Irán, Hong Kong y hasta Francia han adquirido un carácter insurreccional por sus dimensiones y la amplitud de sus reclamos. Muchos pensarían que estos movimientos no tienen un hilo conductor y que todos obedecen a causas distintas. Los detonadores, en cada caso, parecerían ser muy distintos. Pero un análisis más cuidadoso permite identificar varias raíces comunes, en las que se mezclan las políticas de austeridad, una profunda desigualdad, el dominio del capital financiero y la concentración de poder de mercado en pocas corporaciones. Son los rasgos definitorios de esta etapa del capitalismo que se ha denominado neoliberalismo. 
Las señales del fracaso y ruina del neoliberalismo se encuentran en todas partes. La creciente e intensa desigualdad es, quizás, la señal más poderosa. Proviene de muchas causas, entre las que destaca la contracción en los salarios desde la década de los años 1970. El estancamiento económico en que ha caído la globalización neoliberal es otro signo de que algo está muy mal en las entrañas del capitalismo mundial. Ponerle la etiqueta de estancamiento secular a este proceso de ralentización puede servir para calmar las conciencias y ayudarlas a ahuyentar los malos augurios. Pero cuando uno pregunta por las causas de este fenómeno, casi nadie se atreve a poner el dedo en la llaga: el estancamiento secular se debe a una caída en la inversión que, a su vez, está ligada a una baja en la tasa de ganancia.
El sector financiero, que en las primeras etapas del capitalismo le fue aliado fiel, hoy se ha convertido en una máquina que impone su racionalidad a la economía real y mantiene su rentabilidad a través de la especulación. La masa de liquidez que hoy ocupa su espacio de paraísos fiscales rebasa los 22 billones (castellanos) de dólares. Las prioridades de la política macroeconómica obedecen a los mandatos del capital financiero, mientras el desempleo y subempleo son la cicatriz de estas políticas. El deterioro de los servicios de salud y educación en la mayoría de los países desarrollados es un hecho bien documentado. Finalmente, todo esto se acompaña de un proceso destructivo en todas las dimensiones del medio ambiente. Cambio climático fuera de control, pérdida de biodiversidad, erosión de suelos y contaminación de acuíferos son sólo algunos de los aspectos más claros de este deterioro que hoy es una amenaza para toda la humanidad.
¿Cómo leer este proceso de ruina del capitalismo? Una posible respuesta es ver en esto el fracaso de una forma particular de capitalismo, el neoliberalismo, pero no del proyecto histórico planteado por el capital. Todo esto exige un análisis más cuidadoso de lo que constituye el neoliberalismo.
En la década de los años 1930 los economistas ultraliberales Ludwig von Mises y Friedrich Hayek buscaron inyectar nueva energía a la ideología de un liberalismo que no había sabido qué hacer con el ascenso del fascismo, que no estaba resolviendo los problemas económicos de su tiempo y que, además, veía en la teoría macroeconómica de Keynes una amenaza. Usaron toda la superchería de la ideología del mercado libre para lograrlo. El resultado fue un adefesio que el marxista Max Adler calificó por vez primera de neoliberalismo.
Tal como lo describieron Von Mises y Hayek, el nuevo sistema era la esencia del capital. En su mediocridad como economistas, estos autores develaron la esencia de la economía política burguesa y enseñaron la esencia del capital. Su actividad panfletaria sentó las bases de lo que después sería la agenda neoliberal en teoría económica y en política: privatizar todo, desregular la vida económica y dejar actuar a las fuerzas del mercado. En pocas palabras, en el neoliberalismo no encontramos una excrecencia del capitalismo, sino la expresión más pura de su esencia. Y desde esa perspectiva, la ruina del neoliberalismo es efectivamente el fracaso del capital"

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=263343

viernes, 6 de diciembre de 2019

Cumbres en la calle

 
La sociedad civil encaramada por su juventud se manifiesta contra la vigésimoquinta cumbre fallida para salvarnos del clima, encabritado por nuestra actividad industrial depredadora. Tres cuartas partes de ese impacto lo producen cien grandes corporaciones. Los empresarios se ufanan de concienciación apelando a los hábitos de consumo individuales. Llevan razón: sin ellos esas cien empresas no gobernarían el mundo. Y entonces apelar a los gobiernos a secas sería más útil. La clave está  en recusar el propio sistema económico que lo fía todo al beneficio privado de una oligarquía de muy pocos.
Por ejemplo deteriora la educación pública en beneficio de la empresa privada mientras los informes internacionales certifican la degradación de la nueva ley que acatamos ciegamente: cada vez menos alumnos saben ciencias. Pero es que los niveles de lectura y comprensión lectora de las autoridades competentes tampoco remontan por aquí.
El trasfondo es la desigualdad inducida, la acumulación por desposesión de Harvey. Tras la crisis las empresas internacionales se arrojaron como buitres sobre los restos de lo público y común, y derechos como vivienda y sanidad, o el ocio ciudadano, y eso lo agrava todo. La propia huella ecológica de las grandes tecnológicas es inasumible.
Pero tranquilos, el fascismo viene a poner orden en el berenjenal de las protestas.
 

Cumbre del valle de lágrimas


"A medida que la crisis ecológica se profundiza y nos lleva al célebre “punto de inflexión” –que nos aproxima a una catástrofe planetaria– intentan convencernos de que el “reverdecimiento” de la economía mundial nos apartará de un futuro muy negro. De alguna manera, contra toda lógica, hemos adoptado una fe colectiva en la disposición de los gobiernos y las grandes empresas por hacer lo correcto. La huella de carbono se verá drásticamente reducida gracias a una combinación de estratagemas de mercado y tecnologías mágicas. Y, según avance sin complicaciones la mitigación del efecto invernadero, las fuerzas dominantes podrán volver a hacer lo que mejor se les da hacer: entregarse a su religión de acumulación y crecimiento sin límites.
Este escenario tan bellamente adornado resulta ser la más deprimente y paralizante de todas las grandes ilusiones. Y en ningún otro lugar su influencia es más fuerte que allí donde viven los mayores villanos medioambientales: Estados Unidos.
El pomposo Acuerdo del París de 2015 se vendió como la gran esperanza, pero sería más preciso definirlo como un ejercicio bienintencionado de futilidad, algo que el prestigioso climatólogo James Hansen, definió desdeñosamente como “un engaño sin propuestas de acción, solo promesas”. En París, los 200 miembros participantes propusieron la fórmula 20/20/20: reducción de emisiones de carbono del 20 por ciento, incremento de las fuentes de energía renovables del 20 por ciento y aumento de la eficiencia energética general del 20 por ciento. Teóricamente, eso mantendría la temperatura global media a menos de 2 grados (idealmente de 1,5º) por encima del nivel preindustrial.
El problema es que todos los objetivos son voluntarios y no hay mecanismo que obligue a su cumplimiento. Según el Acuerdo de París, cada nación (actualmente las 187 signatarias) determina sus propios planes, establece sus propios resultados e informa de sus iniciativas para la mitigación de carbono. La realidad es que todavía ninguno de esos países ha avanzado en la implementación de metas consistentes con la prescripción 20/20/20, y la mayor parte de ellos se encuentra muy lejos de dicho objetivo. Aunque el presidente Trump ha retirado a EE.UU. del Acuerdo, su huella de carbono resulta no ser peor que la de otros grandes emisores (China, India, Rusia, Japón, Alemania, Canadá o México).
A pesar de que muchas naciones han incrementado su utilización de energías limpias, el aumento del crecimiento económico global ha supuesto un aumento paralelo de las emisiones de carbono: un 1,6 por ciento en 2017, un 2,7 por ciento en 2018, y se anticipan aun mayores incrementos para 2019. La economía fósil se mueve a toda velocidad: las extracciones de petróleo y gas han alcanzado registros históricos y no se espera que vayan a disminuir. Incluso con un aumento significativo de las renovables, como el que se ha producido en China, India, EE.UU. y Europa, se prevé un aumento constante de la huella de carbono por el incremento total del crecimiento económico y el consumo de energía. Los 10 países más contaminantes representan en la actualidad el 67 por ciento del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y hay pocos cambios a la vista.
Recientemente, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), un organismo que difícilmente se podría tildar de radical, proyectaba que en 2030 la producción global de combustibles fósiles duplicaría con creces a la cantidad que deberíamos consumir si queremos revertir el calentamiento global. En otras palabras, los acuerdos de París estaban vacíos de contenido. El informe del PNUMA concluía, extrapolando los datos de emisiones de los ocho países más contaminantes, que la “humanidad” avanza por una senda suicida hacia el desastre ecológico marcado por aumentos de temperatura de cuatro grados o quizás más.
En cualquier caso, aunque las principales naciones cumplieran los objetivos 20/20/20, poco cambiaría. En realidad, la suma de todos los compromisos adquiridos en París no mantendría la temperatura por debajo del aumento de dos grados (o más) en las próximas décadas. El consumo global de combustibles fósiles ligado al aumento del crecimiento anularía tales esfuerzos, de manera que las estrategias de mitigación de carbono existentes serían ilusorias. De hecho, muchos observadores aplicados creen que ya es demasiado tarde y que, cargados con el lastre de una herencia de fracaso político, vamos directos hacia un desastre planetario. Oleadas de protestas climáticas por todo el mundo intentan incrementar la indignación pública, pero estas protestas (y otras anteriores) todavía no han generado el tipo de oposición política cohesionada capaz de revertir la crisis. Estamos atrapados en un ciclo de futilidad, una inmovilidad psicológica a la que David Wallace-Wells llama “nihilismo climático” en su libro “El planeta inhóspito” (1). Las protestas masivas que se producen un entorno así no se traducen automáticamente en un cambio de sistema, ni siquiera en reformas de gran calado como las asociadas a los diferentes Green New Deals.
En opinión de escritores como Wallace-Wells, estamos atrapados en un mundo que avanza inexorablemente hacia un aumento de cuatro o cinco grados hacia el final del siglo, si no antes. Este autor concluye afirmando que “si los próximos 30 años de actividad industrial trazan un arco ascendente similar al de los últimos 30 años, regiones enteras serán inhabitables para los estándares actuales”. El cataclismo ecológico asolará grandes regiones de Europa, América del Norte y del Sur. En este escenario, la economía mundial sufrirá tal destrucción que la famosa teoría de la crisis de Karl Marx parecerá tibia. Wallace-Wells añade: “Un calentamiento de tres grados desencadenará un sufrimiento superior al que han experimentado los seres humanos a lo largo de milenios de tensiones, conflictos y guerra total”.
Además de la “actividad industrial”, Wallace-Wells podría haber mencionado el ámbito aún más problemático de la agricultura y la alimentación: ese será el eslabón más débil de un sistema en crisis. En la actualidad, el 80 por ciento del agua dulce se dedica a la agricultura y la ganadería, y la mitad se emplea para la producción de carne. Vivimos en un mundo en el que se necesitan unos de 20.000 litros de agua para producir un kilo de carne de ternera y 685 litros para un litro de leche. La mitad de toda la superficie cultivable se dedica a pastos, y no parece que esta cantidad vaya a disminuir con la industrialización de nuevos países. La huella de carbono de la agricultura destinada a la alimentación animal podría alcanzar el 30 por ciento del total, o incluso más, si consideramos su uso de combustibles fósiles. Dado que más de 2.000 millones de personas se ven actualmente privadas de agua y alimentación adecuadas, sería preciso considerar seriamente la grave insostenibilidad de la agroindustria capitalista.
A pesar de los llamamientos para “salvar el planeta” y el reciente auge del “activismo por el clima”, pocos países han puesto en marcha un programa destinado a reducir radicalmente las emisiones de carbono. Para los gobiernos y las élites empresariales todo sigue igual. En su libro “Leviatán climático” (2), los escritores británicos marxistas Geoff Man y Jonathan Wainwright se lamentan: “La posibilidad de conseguir una rápida reducción del carbono global que mitigue el cambio climático ya ha pasado. Las élites mundiales, al menos, parecen haberla abandonado, si es que alguna vez se la tomaron en serio”. En vez de eso, parece que han optado por una política de adaptación a un planeta en continuo calentamiento.
Los mismos gigantes corporativos que dominan la economía mundial son los que toman las decisiones que afectan al futuro ecológico. En la actualidad, y según afirma Peter Phillips en “Gigants” (3), las 385 transnacionales que dominan el sistema mundial están valoradas en 255 billones de dólares y gran parte de ese dinero está invertido en el sector de los combustibles fósiles. Estados Unidos y Europa poseen casi dos tercios de esa cantidad. No más de 100 compañías son responsables de al menos el 70 por ciento de todas las emisiones de GEI. En la cumbre de esta pirámide, 17 gigantes financieros dirigen la economía del mundo capitalista. Hasta la fecha, no hay señales de que los caciques del capitalismo fósil estén dispuestos a desviarse de su curso históricamente destructivo"
 
 

sábado, 30 de noviembre de 2019

Amazon de la selva


Pablo Elorduy


“Cinco compañías como cinco anillos dominan hoy internet. Compiten en determinadas áreas pero cada una cubre un territorio en el que funciona casi en régimen de monopolio. El primer anillo cubre el conocimiento, el motor de búsqueda de Google es su símbolo. En el segundo está el software y su discurso se ceba en una supuesta explosión de creatividad derivada del uso de los productos Apple. Las relaciones sociales y sus posibilidades comerciales y políticas son el material con el que se construyó el tercero, Facebook. La logística y la distribución en la era del consumismo exprés dieron lugar a Amazon. El sistema operativo Windows es el emblema de Microsoft, la M de GAFAM, el acróstico con el que se designa a los ganadores de la batalla por el control de internet. Los vencedores, al menos, en Occidente.
Dicen que entre todos los propietarios de esos anillos, Jeff Bezos es el menos dado al discurso evangélico. Que su empresa no tiene lemas ni fanfarria new age. Sin el elitismo que destilan los ejecutivos de Apple ni la matizada mediocridad de un personaje como Bill Gates, Bezos ha construido un imperio con un axioma que tiene premio: todo en el planeta está en venta, solo hay que activar los circuitos neuronales para que a cada estímulo, a cada impulso, le corresponda un objeto que puede ser adquirido en el gran bazar digital que ha levantado Amazon. "Año tras año, Black Friday tras Black Friday, Amazon consolida su poder”, resume
Ekaitz Cancela, autor de El despertar del sueño tecnológico y colaborador de El Salto. La tesis de Cancela es que, tras la caída de Lehman Brothers en 2008, la economía mundial encontró en la economía de las grandes plataformas un modo de mantener a flote el sistema capitalista, en crisis de rentabilidad desde los años 70. Cancela denomina a la economía de Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft “tecnologías de supervivencia”, en tanto están diseñadas para “ampliar los espacios de nuestra vida sometidos a la mercantilización”.
En el caso de Amazon, el control de las plataformas tecnológicas —la nube— y su capacidad para contratar “ejércitos” de mano de obra precaria, lo sitúa en una posición de ventaja para llevar a cabo el propósito de mantener el ciclo de consumo sin alteraciones (...)
En una década Amazon se ha convertido en la marca empresarial más valiosa del planeta. Solo 58 países tienen un PIB superior a los más de 300.000 millones de euros que hoy vale la compañía que ha transformado los sistemas logísticos de medio mundo. Pero, como señala Bröckers, su entramado fiscal sitúa a la compañía de Jeff Bezos fuera del control impositivo de Estados y ciudades: Seattle, donde se sitúa la sede de Amazon, quiso introducir un impuesto a empresas que, al final del año, iba a costar a la compañía menos de 30 millones de dólares por ejercicio. La respuesta fue “ni de broma”. La empresa amenazó con paralizar sus proyectos en la ciudad y el Ayuntamiento de Seattle se vio obligado a recular.
En España, la última estimación de un portal especializado situaba a la compañía en un beneficio de 4.700 millones de euros. La realidad que conocen el fisco y la autoridad laboral rebaja esa cifra a los 496 millones que las cuatro empresas “españolas” de Amazon han declarado en 2018. El esquema fiscal de Amazon en todo el mundo da la respuesta de cuánto aporta realmente a la Hacienda española: una cantidad irrisoria. Más concretamente: 864.000 en impuesto de sociedades para un total de 4,4 millones en total. Más concretamente: de cada cien euros que Amazon gana en España, paga 0,1 céntimos en impuestos.
Bröckers recuerda que Luxemburgo es la principal base para el desembarco de Amazon en el continente: “El socio ideal para convertir los más de 110.000 millones de euros facturados entre 2007 y 2016 en unas ganancias de apenas 475 millones de euros”. La fórmula Bezos trajo premio cuando Luxemburgo devolvió 15 millones en impuestos a la compañía, algo que acarreó una multa de la Unión Europea al país del Gran Ducado por su manga ancha fiscal a la compañía de Bezos y porque una cosa es una cosa y seis, media docena.
“Como contribuyente de a pie, uno se pregunta por qué resulta tan complicado gravar de forma razonable a los gigantes de internet como Amazon y compañía. Hacerles pagar los impuestos justo cuando y donde sus clientes generan las ventas y no después de que las ganancias se hayan calculado a la baja y se hayan trasladado a paraísos fiscales”, resume Bröckers. La clave de ese esquema es la facilidad con la que, hasta ahora, Amazon ha transformado un volumen de negocios nunca visto en unas ganancias muy inferiores o incluso en un resultado de pérdidas. En el último ejercicio, Amazon EU Sarl, el vehículo financiero de la compañía en Luxemburgo, declaró números rojos por valor de 876,2 millones de euros" 

https://www.elsaltodiario.com/capitalismo/black-friday-amazon-jeff-bezos-vende-planeta-tierra

viernes, 29 de noviembre de 2019

Del consumirnos


Jorge Arbesto:
 
"En un capítulo de la serie Merlí, el profesor de filosofía plantea a su clase el siguiente dilema: “Vais por la orilla de un lago y veis a un niño que se ahoga, pero lleváis unos zapatos nuevos de 80 euros que se destrozarán si entráis en el agua a salvarlo. ¿Qué haríais?”. La clase responde al unísono que sin duda salvarían al niño y Merlí objeta: “¿Entonces por qué no dedicáis esos 80 euros a mejorar las condiciones de vida de personas en necesidad extrema en lugar de gastarlos en unos zapatos?”.
Este dilema, que los guionistas de la serie plagiaron palabra por palabra de Peter Singer, equipara la escena del niño que se ahoga ante nuestros ojos con nuestra posición ante la realidad conocida de los 27.000 niños que mueren cada día por causas evitables sin que nosotros sacrifiquemos para evitarlo las cantidades excedentarias que dedicamos a nuestro ocio. Singer sugiere que cada euro que malgastamos en objetos innecesarios es responsable silente de la muerte de aquellos que podríamos haber salvado.
Sin ser tan categórico, en todo caso sí podríamos afirmar que una posición ética decente nos obligaría a auscultar cada uno de nuestros gastos con un talante de crítica gravedad. A sentir el peso y la trascendencia de cada uno de nuestros hábitos de consumo y juzgarlos, todos y cada uno de ellos, en una balanza oponiéndolos al mal que causan. Por ejemplo, no haría falta resolver la Conjetura de Poincaré para, con simples operaciones matemáticas, calcular cuántas muertes infantiles se necesitan para extraer un gramo del coltán con que se construye un móvil.
Y lo justo sería que en sus especificaciones figurasen los decimales de niños muertos utilizados, así como las otras consecuencias gravosas de su fabricación. Esto convertiría el acto de su compra en algo comprometido, perturbador y que necesitaría de embarazosas justificaciones. Y si aun así se adquiriese, quizá habría que pensar —siguiendo a Singer—, cómo tratar de compensar de algún modo el daño causado.
En su lugar, nuestro consumo acostumbra a ser de una inconsciente y autocomplaciente ligereza. Y no es ya que en el acto de consumir nos acometa una conveniente amnesia sobre las consecuencias negativas que tan bien conocemos, sino que caemos con irreflexiva alegría en contradicciones palmarias. Así, los mismos que nos manifestamos hondamente conmovidos a favor de la declaración de emergencia climática tomamos vuelos para unirnos a las muchedumbres de turistas que enjambran ciudades y espacios naturales de todo el mundo. Los mismos que padecemos y nos escandalizamos por la subida de los alquileres utilizamos en esos lugares que visitamos en muchedumbre las mismas plataformas tecnológicas responsables de la gentrificación de nuestros barrios. Pedimos que se ponga coto en nuestras ciudades, pero lo aprovechamos en las otras"
 

lunes, 18 de noviembre de 2019

La ingobernable

 
Lidia Falcón:
 
"Durante ese periodo interminable entre convocatorias electorales este Presidente oportunista que tenemos, que está haciendo siempre cálculos sobre los rendimientos de sus estrategias, creyó que las nuevas elecciones le darían una ventaja apreciable de escaños respecto a los que ya tenía. Con este horizonte se las prometió muy felices: subiría hasta 150 escaños –lo que le vaticinó su amigo José Félix Tezanos del CIS- , hundiría a Unidas Podemos y le restaría poder de presión, acabaría con Ciudadanos (única predicción que se ha cumplido) y mantendría en la irrelevancia a VOX.
Pero las voluntades de los ciudadanos a veces no se cumplen como desean sus dirigentes y  ante el evidente fracaso de los resultados electorales, con la pérdida de 750.000 votos, y la debilidad de UP, que tampoco le sirve para formar gobierno, avalan la hipótesis de que Sánchez no quiere verse abocado a rendir cuentas ante su partido y ante la ciudadanía  de la estrategia que ha seguido durante el verano y que ha logrado resultados negativos y preocupantes.
Sin embargo, los efectos colaterales de esta estúpida estrategia son que la nueva consulta ha permitido que la extrema derecha sume un millón de votos más y se sitúe en el Parlamento con 52 diputados, resultado impensable hace unos meses cuando habían obtenido 24; que Ciudadanos, que podía haber sido un apoyo decisivo a un gobierno liderado por el PSOE, con sus 56 escaños, se haya convertido en una fuerza marginal con sus 10 modestos diputados; que Esquerra Republicana de Cataluña, dicen que la formación política más moderada del independentismo, haya perdido 2 diputados y que los fanáticos de JxC los hayan ganado a su vez.
Evidentemente el negocio que pensaba realizar Sánchez no se ha cumplido. Y en cambio Unidas Podemos, y a pesar de la pérdida de 600.000 votos y 7 escaños parece la ganadora (...)
Leyendo el acuerdo, dos páginas con 10 puntos tan escuetos como el Decálogo judío, es poco seguro que se cumpla el programa de Iglesias y sus exigencias de un giro radical a la izquierda que ha manifestado durante años en las campañas electorales. Las expresiones de los propósitos que se plantean cumplir son genéricas y tan abstractas que algunas pueden ser perfectamente compartidas por la derecha, como la 1ª que dice: “Consolidar el crecimiento y la creación de empleo. Combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad.” ¿Y qué formación política no promete lo mismo? Lo que resulta un misterio es cómo se proponen llevar a cabo tan ambiciosos propósitos.
La 2ª: “Trabajar por la regeneración y luchar contra la corrupción” que está en el programa de todos los partidos políticos.  Y todas las demás: “Proteger los servicios públicos, especialmente la educación -incluyendo el impulso a las escuelas infantiles de cero a tres años-, la sanidad pública y la atención a la dependencia. Blindaje de las pensiones de nuestros mayores: asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y su revalorización conforme al coste de la vida. La vivienda como derecho y no como mera mercancía. Apostar por la ciencia como motor de innovación económica y dignificar las condiciones de trabajo del sector. Recuperar talento emigrado. Controlar la extensión de las casas de apuestas.” hasta la extrema derecha lo promete (...)
Y, pregunto, ¿este es el programa por el que se ha batido el líder de Podemos durante más de un año? Más aún, ¿este el programa por el que ha luchado la izquierda durante décadas, con tantos sufrimientos?
Resulta enormemente indignante que Pablo Iglesias envíe ahora un mensaje a su militancia advirtiéndoles que no podrá llevar a cabo las transformaciones que pretenden porque las condiciones en las que se encuentra su formación no lo van a permitir. Es decir, que la debilidad de sus 35 escaños le impide exigir al PSOE giros a la izquierda decisivos. Pero estas condiciones ya eran evidentes antes de elecciones, incluso un poco mejores, y sin embargo se empecinó en exigir su participación en el gobierno, que Sánchez detestaba, hasta que se rompió la cuerda. Y para arrastrar a su partido a nuevas elecciones no tenía ni siquiera la esperanza que abrigó Sánchez de aumentar su influencia, porque nadie era tan iluso que lo supusiera.
En definitiva, UP se encuentra nuevamente en el dilema de escoger entre apoyar la investidura del PSOE sin entrar en el gobierno, como tantas le pedimos, en lo que ya se ha denominado un “pacto a la portuguesa”, en la que su postura de oposición le permitiría seguir defendiendo un programa de izquierda y criticar aquello que Sánchez no aceptara, o, como parece que va a hacer, entrar en el Consejo de Ministros con dos o tres ministerios. Para hacer la política del PSOE.
Porque o se es muy ingenuo o se  puede entender claramente que en un gobierno con 18 o 20 carteras, la presencia de las tres provenientes de UP únicamente tendrán posibilidad de protestar en las reuniones cuando las decisiones que allí se tomen no correspondan ni a su ideario ni a sus esperanzas. Y después salir a denunciar públicamente los incumplimientos de Sánchez. ¿Y eso es lo que queremos desde Unidas Podemos? ¿Participar en un gobierno donde no tengamos influencia, se nos ningunee o desprecie y se provoquen continuos conflictos?
Porque afirme lo que quiera Iglesias, como en tiempos pasados en España, o en Francia y en Alemania donde la izquierda se ha plegado a gobernar con la derecha, el resultado de esas alianzas ha sido que el partido dominante se ha atribuido los éxitos en materias sociales y ha acabado por hundir a la izquierda"
 
 
 

lunes, 4 de noviembre de 2019

Mercados marcados

 

Eric Toussaint:

 

"La religión de los mercados

Casi todos los dirigentes políticos, ya sean de la izquierda tradicional o de la derecha, ya sean del Sur o del Norte, cultivan un verdadero culto a los mercados y, en particular, al mercado financiero. Habría que decir, más bien, que fabrican una religión de los mercados. Todos los días y en todos los hogares que tengan televisión o una conexión internet se escucha una misa para honorar al dios Mercado: es el momento en que se informa de la evolución de la cotización en la Bolsa  y las expectativas de los mercados financieros. El dios Mercado envía sus señales mediante la voz de un o una periodista de economía, o de un o una cronista sobre finanzas. Y no solamente es cierto para todos los países más industrializados sino también para la mayor parte del planeta. Ya sea que estemos en Shanghái o en Dakar, en Río de Janeiro o en Johannesburgo, en Bruselas o en Atenas, recibiremos las «señales enviadas por los mercados». Para amplificar, en el espíritu de los creyentes, la potencia de los dioses de los Mercados, los y las comentaristas anuncian periódicamente que «ellos» han enviado señales a los gobiernos indicando su satisfacción o su descontento.
Los lugares en los que los dioses son susceptibles de manifestar sus humores con mayor potencia son Wall Street en Nueva York, la City de Londres, las Bolsas de París, Fráncfort o Tokio. Para medir su descontento se han inventado instrumentos que llamamos índice Dow Jones en Nueva York, Nikkei en Tokio, CAC40 en Francia, Ibex35 en Madrid… Para asegurarse del beneplácito de los dioses, los gobiernos sacrifican los sistemas de seguridad en el altar de la Bolsa. También privatizan. Y también vigilan que el reparto del valor añadido se haga siempre a favor del capital en detrimento del trabajo.
¿Por qué se les ha otorgado atributos religiosos a simples operadores? Ni son desconocidos ni puros espíritus. Tienen un nombre y una dirección: son los principales directivos de doscientas grandes transnacionales que dominan la economía mundial con la ayuda del
G7 , que ha vuelto, gracias a la crisis, al primer plano. Los inversores institucionales (grandes bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, hedgefunds, etc.) que dominan los mercados recibieron de los gobiernos billones de dólares bajo forma de donaciones o préstamos que sirvieron para ponerlos nuevamente en marcha después de la debacle de 2007-2008.
Es necesario luchar contra el fundamentalismo y el radicalismo de los mercados financieros. Hay que desarmarlos. Se debe romper con el sistema capitalista sobre el que se erigió la religión de los mercados.
En realidad, creo que la situación es más compleja: la Fed sabe perfectamente que la salud de los bancos es mala y es en parte falso que ignore las señales que envían. Por el contrario, le debemos reprochar que se rindiera ante las exigencias de los mercados y exigirle cambios radicales concernientes a la política, las misiones y la estructura misma de los bancos centrales.
La Fed sabe muy bien que la riqueza de los directivos y de los accionistas de los grandes bancos privados va en aumento mientras que prosiguen y amplifican, día tras día, sus prácticas inaceptables. Y esas prácticas conducirán a una próxima y feroz crisis. La Fed sabe también que la economía estadounidense va mal a pesar de las fanfarronadas de Trump, y a pesar de un porcentaje de desocupación históricamente bajo. Esa tasa de desempleo es falsamente tranquilizadora y, de hecho, es engañosa ya que los patrones apoyados por los sucesivos gobiernos han obligado a los trabajadores y trabajadoras a aceptar contratos cada vez más precarios y mal pagados. Además, millones de desempleados han renunciado a hacer las gestiones oficiales para ser indemnizados (cobrar subsidio de desempleo) y así desaparecen de las listas de desempleados. La Fed sabe muy bien que la supuesta buena salud de la economía estadounidense reposa sobre una montaña de deudas privadas y públicas que sirve esencialmente a la especulación, y que llevará tarde o temprano a una nueva crisis mayor. A ello agreguemos que el crecimiento de la producción del sector industrial en Estados Unidos es muy bajo en 2019, pudiendo llegar a la estagnación, o francamente a la recesión en 2020. Además las inversiones en el sector industrial han bajado en los dos últimos trimestres.Las exportaciones de productos manufacturados descienden.
La Fed sabe que si aumentara los tipos de interés y si no se inyectara constantemente liquidez, algunas grandes empresas (incluidos los bancos) quebrarían. La Fed sabe que, si se preocupara realmente de la prevención de los riesgos bancarios y por ello pidiera a los bancos aumentar sus fondos propios  y la liquidez que deberían guardar en tesorería, se produciría una «sublevación», entrarían en pánico y llamarían a Trump. Por consiguiente, la Fed se pliega a las exigencias de los mercados sin entusiasmo pero dócilmente. En este caso, las exigencias de los mercados son claramente lo que exigen una quincena de grandes bancos privados de Estados Unidos (de los que cuatro poseen 377.000 millones de dólares en reservas líquidas y son: JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo) y los grandes fondos de inversión como BlackRock, por ejemplo.
Lo que es seguro es que la situación del sector financiero privado en Estados Unidos (y en todo el mundo) es muy inquietante, pues de lo contrario ¿por qué la Fed inyectaría liquidez en forma permanente desde el 17 de septiembre?"
 
 
 
 

viernes, 1 de noviembre de 2019

Radiografía con autocracia al fondo


Los jóvenes de las acampadas catalanas lo dicen claro: el estado español genera cada vez más descontento entre los jóvenes con sentencias como la del 1-O, la de Altsasu, la Reforma Laboral o la Ley Mordaza.
El PSOE de Iván Redondo contaba con poder aplicar otro 155 antes de las elecciones y se ha encontrado con una respuesta popular estilo chalecos amarillos que ha desbordado a instituciones y asociaciones procesistas catalanas. De hecho, jugada genial, los bloques tienden ahora a equipararse demoscópicamente camino al 10-N. Tal y como avancé este verano, la jugada del PSOE hacia nuevas elecciones pretendía restaurar el bipartidismo, y helo aquí. Iglesias tiene razón cuando insiste en que tratarán de reeditar el pacto abstencionista entre PSOE y PP, en vista de que C´s apenas lucha ya para sobrevivir, tras su estruendosa desobediencia al IBEX35, como Frankenstein desatado contra el creador y luego enterrado por PRISA y el resto de prensa conservadora.
Y Cataluña suele ir por delante del resto del territorio. Sufrió primero los recortes del Govern de Mas, quien tuvo que salir en helicóptero del Parlament entonces, y la represión policial y pelotas de goma al ojo que se extenderían en los años de plomo españoles poscrisis. 
Ahora toma las calles de nuevo en un 15M menos comeflores, protagonizado por los nuevos y descreídos jóvenes, anticipo de lo que le queda al resto de la maltratada juventud española por hacer una vez la recesión y los recortes, mochilas austriacas del PSOE y otras lindezas se instalen por aquí.
Avisé de esto hace muchos meses. Avisé a mis tutorandos en Septiembre de lo que iba a ocurrir en Cataluña tras la sentencia. Y se van cumpliendo mis vaticinios sobre las nuevas generaciones precarias que acceden, o ni siquiera lo logran, al esclavista mercado laboral español. 
Y el PSOE se declara unionista y federalista sin solución de continuidad de un día para otro, según en qué territorios hable, a la vista de todos. Y se vuelve a acordar en su programa por enésima vez de los pactos franquistas con el Vaticano. 
Y los múltiplemente chuleados españoles siguen corriendo a votar bipartidismo neoliberal.
Iglesias, para mi gusto en exceso servil hacia el PSOE hasta hoy, deberá subrayar en el debate a cinco que es el único partido que propone "recortes por arriba" frente a la política de recortes que preparan los otros cuatro, en las combinaciones que sea. Persisten en no exhumar a Franco de grandes empresas y bancos, Iglesia, Judicatura y cuerpos de represión del Estado. 
Ya se encargó culpablemente el gobierno en emitir un comunicado en inglés sobre la alta calidad en derechos y libertades de la democracia española. Muy creíble mientras la policía atropellaba y sacaba ojos el primer día de manifestaciones que empezaron siendo tensas, pero pacíficas. Pero se trata siempre de que esto último se tuerza en nuestra democracia a raudales, cómo no. Esta vez no se encontraron abuelas como durante el pacífico 1-O de la performance de referéndum, sino a los nietos cabreados -han dictado estos días las redes sociales catalanas. 
Es lo que tiene la represión, lo que se buscaba para equipararlos al terrorismo, el tic preferido de la jurisprudencia fascista del enemigo.
Lo que ocurre en España, en fin, es que crece el apoyo popular a la autocracia, qué le vamos a hacer. Los votantes son sabios.

jueves, 31 de octubre de 2019

Autogestión vs instituciones

Carlos Taibo:

"Por lo que al PSOE se refiere –sólo prestaré atención a las fuerzas políticas de ámbito estatal–, la visión más común identifica en él un partido social liberal, tributario de la trama de grandes empresas y bancos, inmerso en el deleznable juego de las puertas giratorias, adalid, al cabo, de una lamentable reforma laboral y de una no menos lamentable ley mordaza, incapaz de romper amarras con el nacionalismo de Estado y supeditado, en suma, a la miseria de la UE y a las imposiciones del imperio norteamericano. Hace media docena de años hubiera resultado difícil imaginar que alguien que creyese en eso que se llamaba izquierda transformadora aceptase de buen grado que el proyecto mayor de esta última fuese un pacto con el mentado Partido Socialista. Hoy, y al calor de Unidas Podemos, lo anterior ha acabado por parecer natural. La jugada se ha llevado –parece– lo poco que olía a proyecto emancipador en el partido morado, convertido en una sórdida fuerza socialdemócrata, aberrantemente jerarquizado, ciego, en los hechos, ante lo que se nos echa encima en el terreno ecológico y entregado a la hermosa tarea de blandir las virtudes de la Constitución en vigor. No hay motivos para concluir que promete algo diferente, antes al contrario, Más País, una iniciativa que se levanta sobre el supuesto prestigio de un dirigente que, promocionado con descaro por los medios, fue responsable mayor, en Podemos, del asentamiento de un sinfín de flujos jerárquicos y autoritarios. Y que se dispone a repetir la jugada. Vaya retoños que ha generado –pensarán tantas compañeras– la nueva política (...)
Tiene sentido, de cualquier modo, que, más allá de esa percepción sobre los partidos y sus dobleces –que, repito, alcanza hoy por igual a  abstencionistas recalcitrantes y a votantes de nariz tapada–, escarbe en una segunda querencia que se revela en el mundo anarquista/libertario. A su amparo se aprecia una contestación abierta de la democracia liberal y, con ella, y por cierto, de las miserias de los Estados del bienestar. De resultas, se subraya que la primera se levanta en un escenario lastrado por lacerantes desigualdades, bebe de mayorías artificiales que son el producto de una premeditada distorsión de las adhesiones populares, en su trastienda operan formidables corporaciones que son las que al cabo imponen las reglas del juego y, en suma, y cuando las cosas vienen mal dadas, no duda en hacer uso de la fuerza a través de la represión que conocemos en nuestras calles o a través de golpes de Estado o invasiones asestados en países del Sur que disponen de materias primas golosas. De semejante consideración no puede sino derivarse un rechazo palmario de lo que suponen los liderazgos, la desmovilización, un agotado sindicalismo de pacto y la violencia cotidiana que ejercen el capital y sus tentáculos. 
Pero despunta también, en un tercer escalón, una crítica frontal del papel desempeñado por los medios de incomunicación. Hace unos días, e invoco una circunstancia personal, pasé por el mal trago de engullir, en un canal de televisión, una tertulia que partía de la certeza de que la abstención es un pecado que hay que castigar y enmendar. Esa genuina plaga contemporánea que son los tertulianos alimenta un pluralismo de circuito cerrado que permite discutir airadamente, sí, sobre las vergüenzas del régimen –el bipartidismo, la corrupción, la maltrecha división de poderes o, incluso, la república y la monarquía– mientras proscribe, en cambio, todas las disputas que afectan al sistema. ¿Se imaginan que en un plató de televisión se debatiese sobre el trabajo asalariado, la plusvalía –¡ay la plusvalía!–, la mercancía, la alienación, la explotación, el patriarcado, las guerras imperiales o el colapso que viene? ¿Y se imaginan, más aún, que en los medios se explicase que la jornada de ocho horas fue ganada, cien años atrás, por un sindicato llamado CNT, se recuperase la memoria de las colectivizaciones desarrolladas durante la guerra civil, se pusiese el dedo en la llaga de lo que supuso el caso Scala en el marco de la impoluta transición democrática que nos venden o se sacasen a la luz tantas manipulaciones policiales?
No falta, en fin, y en un cuarto salto, el recordatorio de algo importante: la incapacidad manifiesta que el sistema que nos imponen, aberrantemente cortoplacista, muestra en materia de encaramiento y resolución de aquellos problemas que lo son de fondo y de largo recorrido. La consideración de esos problemas, con un gobierno de izquierdas o sin él, tiene, en el mejor de los casos, un carácter testimonial y retórico, como nos lo recuerdan muchas de las demandas que llegan del feminismo que no es de Estado y la certificación de que para dar réplica al cambio climático hay que contestar su cimiento mayor, que no es otro que el capitalismo. En este orden de cosas no queda sino concluir que esta maravillosa democracia de la que nos han dotado da la espalda una y otra vez a las generaciones venideras, a muchos de los habitantes de los países del Sur y a los integrantes de las demás especies con las que, sobre el papel, compartimos el planeta. Y, claro, y gestos efectistas aparte, a la mayoría de las mujeres y a las muchas desheredadas que habitan entre nosotras.
En el mundo que hoy me interesa menudean las voces que recuerdan, con todo, que la debilidad de nuestras instancias autogestionarias sigue siendo un problema mayor, y ello por mucho que éstas hayan ganado peso en los últimos años. Tan es así, que hay que concluir que con frecuencia se equivoca el mensaje: debiera ser la defensa cabal de la autogestión desde abajo lo que explique el rechazo que provocan elecciones e instituciones, no vaya a ocurrir que nos quedemos en el vacío de una crítica de unas y otras que no nazca de la fortaleza –a buen seguro que trabada, de nuevo, por la represión– de nuestros espacios autónomos. Debe partirse, en cualquier caso, de la firme creencia de que todo terreno ganado por la autogestión es un terreno perdido por las instituciones. Y de la certificación de que no hay  ningún ejemplo sólido que ilustre cómo desde estas últimas se han defendido, de manera consistente, prolongada y no interesada, los espacios autogestionados, desmercantilizados y, ojalá, despatriarcalizados que se han ido perfilando. No es sencillo explicar, en suma, qué tienen en la cabeza quienes creen que el sindicalismo de pacto, con las migajas que obtiene, es una alternativa honrosa frente a la ignominia del capital"