Ciutat Morta, imprescindible para repensar
nuestra democracia.
Podemos o IU deberían agarrar por los
cuernos ese cabo demasiado suelto, y plantear un saneamiento democrático de la Justicia y el aparato de
seguridad del estado.
Lo avalan incontables informes sobre torturas y montajes
policiales por parte de las organizaciones de derechos humanos desde hace décadas, y nada
ha cambiado.
Una operación en curso está destapando una trama policial en
Madrid que manipulaba las pruebas, y solo Público
se ha hecho eco. Mucho silencio mediático hasta ahora.
Otro silencio escandaloso, como de ciutat morta.
Lo mismo para unas Fuerzas Armadas corruptas que se comen un pedazo
inasumible de presupuesto y deuda. El teniente Segura sigue encarcelado por
denunciarlo. Así tratamos a nuestros Manning.
La mayoría electoral se debate entre quienes consideran que
estamos en una situación de emergencia social y los que no.
O entre los que lo creen pero consideran que no es suficiente
motivo para enfrentarse a la Troika, porque a ellos no les toca.
Se trata de dos modelos humanos irreconciliables. Los que
persisten en la vieja conciencia de burbuja, y siguen apostando por no pensar en
otra cosa que en mantener su poder adquisitivo individual volcado hacia el
consumo, y una mayoría creciente que empieza a pensar en colectivo y hace de la
defensa de lo común un estandarte.
En Grecia lo tienen claro, van a otorgarle a Syriza una
mayoría suficiente para gobernar, aunque sea con apoyos. Y sin contar con cientos de miles de votos escamoteados a la juventud primeriza por parte de Samaras -la burocracia griega, dice el chistoso El País.
Se leen argumentos estrafalarios como los del viejo
politólogo de casta Vallespín. Dice en El
País que Podemos depende de
Grecia, el PP de la corrupción, en cambio el PSOE cuenta con la ventaja de
depender de sí mismo.
¿Por qué entonces marca Podemos el frame del discurso electoral?
PSOE y PP se lanzan ahora a las asambleas vecinales. Aún peor, a distendidas charlas Sabadell plenas de piel. O
Sánchez va a remolque de sus propuestas, desde la abolición del artículo 135 a
su afán por retratarse con un Piketty que también apuesta por Syriza o Podemos.
Un Sánchez al que la prensa no indaga en su pasado en Bankia,
porque andan muy ocupados en la empresa legalmente registrada en el registro
mercantil de Monedero, fuente de financiación de la Tuerka, esa tertulia
política imprescindible en este país de escasa pluralidad informativa (mucho
menor de la que se da en Venezuela, por cierto)
Todos esos intelectuales orgánicos del sistema cuentan con
que la experiencia de Syriza durante 2015 disuadirá al votante español.
Aunque incurran como el economista J C Díaz en
contradicciones de bulto en sus análisis. En el mismo artículo, blande la
amenaza de la salida del euro para Grecia para terminar admitiendo que ello
traería consigo para la UE un crack peor aún que el de Lehman Brothers para
EEUU en 2008.
Tampoco informan de que Syriza ya está gobernando en muchos
municipios y está cumpliendo contra viento y marea, hecho que les ha reforzado
electoralmente.