“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


jueves, 27 de junio de 2019

Gulliver


Es la ilógica del marketing político que abduce a las sociedades.
Pedro Sánchez se marchaba a Lisboa, ni se había enterado de la posibilidad exitosa de una moción de censura a la vuelta de la Gürtel, fue Unidas Podemos quien la preparó y se la puso en bandeja.
Fue UP quien logró arrancarle esas medidas sociales impensables en el PSOE dada la experiencia de su trayectoria -cómplice de la constitucionalización de los recortes, de la Reforma Laboral, defensor de los desahucios con el último Zapatero, de la protección de los irrisorios impuestos a banca y grandes empresas, de la Ley Mordaza que aún se niega a abolir, etc-.
Como ha indicado estos días Helena Maleno, también de la mano de la ultraderecha de Salvini respecto a las víctimas en el Mediterráneo -"son las mismas medidas de Salvini pero maquilladas"-.
Ese es el PSOE de izquierdas para tontos.
Llegó la hora de votar y el premio fue para el PSOE como si encarnara esa alternativa social, y no su freno en su desgana por explorar políticas de izquierdas que le negó a su socio y benefactor de la moción, el que interrmedió con ERC para su éxito.
Luego la gente boba se conforma con acudir al balcón electoral y pedirle que no pacte con la derecha de C´s. Pues aún sigue mendigándolo, impulsado desde la presión oligárquico-mediática contra Rivera, para tratar de evitar el gobierno de izquierdas.
Como indica el escritor Isaac Rosa, será más fácil ver a VOX en un ministerio que a diputados de UP, contra los que persiste la orquestación histérica de la mentira que la sociedad sigue tragándose, pese al reciente destape de las cloacas policiales-periodísticas de la derecha. Tal es nuestra democracia.
En este país, dos dedos de frente política convierten a cualquiera en Gulliver en el país de los diminutos.
 

De monarquías bananeras y población ovejuna


Julio Anguita
 
"De los varios significados que el diccionario atribuye a la palabra tragaderas he seleccionado los tres que, a mi parecer, definen la actitud con la que se comportan ante los hechos probados y evidentes, partes muy significativas de la sociedad española, medios de comunicación y personas integrantes de las fuerzas políticas, votantes incluidos. Y esos significados son: credulidad, aguante ovejuno y amoralidad. La credulidad es disculpable hasta que la reiteración de los hechos denunciados la hace imposible. En este caso, y si el sujeto crédulo se resiste a la evidencia, deja de serlo y pasa a estar incluido en cualquiera de las otras dos acepciones.
Los usos espurios y el saqueo del erario público, el nepotismo, el favoritismo y la prevaricación en la adjudicación de contratas por parte de las administraciones públicas, el puenteo descarado de la legalidad o las andanzas y tejemanejes del llamado Rey emérito han sido encajados por las tragaderas de todo tipo: ciudadanas, judiciales, fiscales, mediáticas y políticas. Tras unos días de titulares o de chistoso escapismo, las aguas han vuelto a su fétido estancamiento. Pareciera como si la apropiación del dinero público (el más importante de los dineros), no tuviese más censura que la mala suerte de ser descubierta.
Con las mismas tragaderas ha sido asumido el uso de las cloacas del Estado por parte del Ejecutivo para montar dosieres y pruebas falsas contra fuerzas políticas, instituciones o personas específicas. Un delito que -en las democracias asentadas de otras latitudes- hubiese tenido como consecuencia inexorable la dimisión de los máximos responsables gubernamentales, queda en denuncias minoritarias de algunos medios de comunicación y de las fuerzas políticas damnificadas. El uso despótico y arbitrario de los resortes del Estado queda legitimado por silencios conniventes de la Justicia, la opinión pública y la publicada. A los pocos días de saberse los hechos, éstos quedan relegados por otras noticias cualesquiera.
Los pactos para formar gobiernos municipales, provinciales y autonómicos nos acaban de dar otra prueba de que la coherencia, o al menos la mínima identidad entre el discurso y los hechos, es totalmente inexistente en la política española. La Democracia se asienta no solamente en el origen de la misma -el voto- sino también en el uso y ejercicio de la confianza que el demos ha depositado en un discurso y en unas propuestas, pero sobre todo en el contrato moral suscrito entre el elector y el elegido.
Con estas prácticas, discursos y ejemplos, ninguna institución, ningún pueblo ni tampoco ninguna sociedad, están en condiciones de afrontar los retos del presente y muchísimo menos los de un futuro nada halagüeño que ya se materializa (...)
Si no hay una reacción ética basada en valores cívicos, la Democracia española con todo su aparato institucional quedará transformada en una de las llamadas repúblicas denominadas bananeras, aunque en el caso español sea coronada"
 
https://insurgente.org/julio-anguita-tragaderas/



Isaac Rosa:

"¿Se imaginan a Santiago Abascal como ministro en un futuro gobierno de las derechas? No, yo tampoco, y mi imaginación es tan pobre o tan sensata que ni siquiera se me ocurre qué cartera podría ocupar un tipo así. Pues siendo inimaginable, háganse a la idea de que veremos antes al líder de Vox con cartera ministerial, que a Pablo Iglesias o cualquier dirigente de Unidas Podemos.
En mi pronóstico no sé qué pesa más: si la naturalidad con que el neofascismo se ha metido en instituciones y gobiernos por toda España; o el rechazo que sigue generando Unidas Podemos después de cinco años en política. La coincidencia de ambas circunstancias, la fácil acogida al neofascismo y el rechazo a la izquierda, dice mucho de nuestra democracia.
En cuanto a lo primero, me sigue pasmando la alegría con que PP (sin complejos ni disimulo) y Ciudadanos (acomplejados y negando la evidencia) han reconocido como un actor político más a un partido de extrema derecha, xenófobo, machista, homófobo, neofranquista y que es una amenaza para nuestras libertades y derechos. Ningún resquemor en negociar y firmar acuerdos de gobierno que incluyen repartos de cargos (ni caso al teatrillo de estos días). Me pasma a mí, y pasma a toda Europa, incluidos sus homólogos conservadores y liberales.
Lo hacen en ayuntamientos y comunidades, así que, llegado el caso, ¿alguien duda de que el PP estaría dispuesto a sentar a Abascal o a Ortega Smith en el Consejo de Ministros? En realidad la pregunta tiene truco, porque ya está respondida: Pablo Casado ya lo ofreció en vísperas de las elecciones generales, a la desesperada.
Impresiona también el relajo con que los grandes medios y el poder económico observan esa normalización de la ultraderecha. Compárese con la hostilidad y el alarmismo histérico contra Podemos en sus primeros tiempos, ¿se acuerdan? ¿Imaginan que a Vox le aplicasen la misma lupa que al primer Podemos, a sus dirigentes, sus vínculos, sus finanzas y sus tuits viejos? De Vox no quedarían ni las raspas, y sin embargo ahí están, con sitio propio en cualquier tertulia televisiva.
Qué diferente la actitud hacia Unidas Podemos. Después de cinco años de actividad institucional, habiendo participado en los principales ayuntamientos, presente ya en gobiernos autonómicos, y tras rebajar su ambición transformadora hasta equipararse a la socialdemocracia clásica; pues todavía hoy la sola posibilidad de que entren en el gobierno del Estado y tengan poder directo sobre políticas públicas, organismos, presupuestos e información sensible, pone de los nervios a muchos, renueva los cantos de sirena de grandes coaliciones, y hasta podría llevarnos a una repetición electoral"
 
 
 

domingo, 23 de junio de 2019

De la economía zombie


Este artículo forma parte del informe Estado del poder 2019, editado en español por Transnational Institute, Fuhem Ecosocial y Attac España

"En primer lugar, el problema de “demasiado grande para quebrar” ha empeorado. Los grandes bancos, que fueron rescatados por el Gobierno de los Estados Unidos en 2008, se han vuelto aún más grandes, y los ‘seis grandes’ bancos estadounidenses ―JP Morgan Chase, Citigroup, Wells Fargo, Bank of America, Goldman Sachs y Morgan Stanley― poseen, colectivamente, un 43 % más de depósitos, un 84 % más de activos y el triple de dinero en efectivo que tenían antes de la crisis de 2008. Esencialmente, han duplicado el riesgo que derribó el sistema bancario en 2008. 
En segundo lugar, los productos que desencadenaron la crisis de 2008 siguen siendo objeto de comercio. Esto incluía alrededor de 6,7 billones de dólares en títulos respaldados por hipotecas, cuyo valor se ha mantenido solo porque la Reserva Federal compró 1,7 billones de dólares. Los bancos estadounidenses poseen colectivamente 157 billones de dólares en derivados, aproximadamente el doble del PIB mundial. Esto es un 12 % más de lo que poseían al comienzo de la crisis de 2008. 
En tercer lugar, las nuevas estrellas del firmamento financiero –el consorcio de inversores institucionales formado por fondos de cobertura, fondos de capital riesgo, fondos soberanos, fondos de pensiones y otras entidades de inversión– siguen recorriendo la red mundial sin control, operando desde bases virtuales denominadas paraísos fiscales, buscando oportunidades de arbitraje en divisas o valores, o dimensionando la rentabilidad de las empresas para posibles compras de acciones. La propiedad de los aproximadamente 100 billones de dólares en manos de estos refugios fiscales flotantes para los superricos se concentra en 20 fondos.
En cuarto lugar, los operadores financieros están acumulando beneficios en un mar de liquidez proporcionado por los bancos centrales, cuya liberación de dinero barato en aras de poner fin a la recesión consecuencia de la crisis financiera ha dado lugar a la emisión de billones de dólares de deuda, elevando el nivel mundial de deuda a 325 billones de dólares, más de tres veces el tamaño del PIB mundial. Existe un consenso entre los economistas de todo el espectro político de que este aumento de la deuda no puede continuar indefinidamente sin provocar una catástrofe. 
En quinto lugar, en lugar de controlar más estrechamente el sector financiero, algunos países han seguido a las economías capitalistas avanzadas para liberalizarlo. En China, la segunda economía más grande del mundo, esto ha creado una peligrosa conjunción de factores que podrían llevar a una implosión financiera: un mercado de valores volátil, una burbuja inmobiliaria y un sector bancario paralelo no regulado. El número de puntos vulnerables de la economía mundial ha aumentado y todos son candidatos para la próxima gran crisis"

https://ctxt.es/es/20190619/Politica/26847/Walden-Bello-estado-del-poder-2019-capitalismo-financiarizacion-deuda-crisis-financiera.htm

 

 Henri Wilno:
 
"Por otra parte, el endeudamiento de los gobiernos y especialmente de las sociedades no financieras (las empresas) ha comenzado a aumentar de nuevo. Las obligaciones globales emitidas por las sociedades no financieras alcanzaron un récord cercano a los 13 billones de dólares USA a finales de 2018, que, según la OCDE, representa el doble de su importe pendiente en términos reales antes de la crisis financiera de 2008. Según la OCDE, también existe un deterioro en la calidad de los bonos (títulos de deuda) emitidos por las empresas, lo que podría conducir, en caso de una recesión económica, a un aumento en el número de los reembolsos impagados. Lo cierto es que la solvencia de los prestatarios es variable: una desaceleración económica pronunciada o un endurecimiento brutal de las condiciones financieras podrían afectar la capacidad de las compañías endeudadas para garantizar el servicio de su deuda. Este es un punto importante de fragilidad de la situación. Según el Banco de Pagos Internacionales, desde 2008 está teniendo lugar una proliferación de compañías zombis que sobreviven solo mediante el endeudamiento y aprovechándose de las bajas tasas de interés: la proporción de empresas zombi sería del 6% de media en los 14 principales países desarrollados (...)
Frente a esta situación, varios analistas tienden a señalar que si se produjera una nueva crisis financiera, los Estados tendrían menos recursos que en 2009 para hacer frente: las deudas públicas ya son elevadas (lo que prohibiría profundizar los déficits presupuestarios) y los tipos del banco central no podrían seguir cayendo, excepto marginalmente. Se discute esta hipótesis de impotencia de los Estados (desarrollada por varios economistas, incluido Nouriel Roubini, quien anuncia la próxima crisis para 2020): si una crisis pusiera en grave peligro la estabilidad económica, se puede pensar al contrario que los Estados y los bancos centrales no dudarían en liberarse de esas restricciones, incluso disgustando a los más liberales e imponiendo a algunos operadores financieros soluciones completamente heterodoxas y momentáneamente desagradables. Además, tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal de EE UU están en alerta y listos para regresar a tipos de interés más bajos y recompras de valores. En cuanto a China, desde principios de año ha anunciado varias medidas para apoyar a la economía.
Pero surge otra pregunta: ¿existe aún un piloto a nivel mundial para impulsar acciones coordinadas? El economista estadounidense Charles Kindleberger proporcionó hace unas décadas un interesante análisis de por qué la crisis de 1929 fue tan larga y profunda: para él, ello se debió a las dudas de los Estados Unidos para tomar la iniciativa en la economía mundial cuando, después de la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña ya no podía asumir ese papel. Para Kindleberger, la economía mundial capitalista necesita un estabilizador, un Estado pivote. A raíz de Kindleberger, otros economistas han definido las características que debería tener ese Estado: capacidad de crear estándares internacionales y hacerlos cumplir, voluntad de hacerlo, un predominio en los campos económicos, tecnológicos y militares.
Estados Unidos ha desempeñado un papel semejante desde la Segunda Guerra Mundial (y lo aprovecharon). Sin lugar a dudas, hoy se encuentra en retroceso relativo, aunque conserva el primer lugar. Trump está haciendo todos los esfuerzos para defender el Estado y los intereses del capitalismo estadounidense, tanto económicos como políticos y militares. Multiplica las iniciativas unilaterales y no duda en provocar divisiones entre aliados y socios de Estados Unidos, como lo demuestra sus repetidas declaraciones a favor de un Brexit duro. Sobre todo, Estados Unidos se enfrenta a China, potencia en auge: su objetivo es limitar el déficit comercial de Estados Unidos, frenar la transferencia de tecnología estadounidense a China, poner fin a las subvenciones a las empresas estatales así como un acuerdo sobre divisas y seguir demostrando su poderío militar en el área de Asia-Pacífico. Y en este contexto, Estados Unidos relativizan completamente el papel de las instituciones internacionales, incluidas aquellas donde solo están representados los grandes Estados (G7 y G20). Los estadounidenses conservan el poder de definir ciertas reglas mediante, entre otras cosas, el papel del dólar, que les permitió imponer una ruptura de las relaciones con Irán, incluso a empresas estatales que pensaban que el acuerdo nuclear no fue violado. Por otro lado, no logran responder al proyecto chino de una nueva ruta de la Seda y no es seguro que tengan éxito en su ofensiva para bloquear la expansión de Huawei en todo el mundo.
Por lo tanto, no es seguro que, en caso de nuevas turbulencias financieras, Estados Unidos tengan la posibilidad y la voluntad de reunir a los otros Estados capitalistas bajo su liderazgo, incluso aunque no obstaculicen las tentativas de cooperación para cubrir las brechas… Ello podría ser (como fue el caso en 1929, y sin querer asimilar las dos situaciones) un factor importante de profundización de la crisis"
 
 
 
 
 

jueves, 20 de junio de 2019

Silenciar voces

 
Entrevista a Noam Chomsky:
 
Amy Goodman: Esto es Democracy Now! soy Amy Goodman, desde Boston. Durante nuestra charla con Noam Chomsky le pregunté su opinión sobre el arresto de Julian Assange.
Noam Chomsky: El arresto de Assange es escandaloso por varios motivos. Uno de ellos es lo relacionado con los intentos de los gobiernos… y no solo del Gobierno de Estados Unidos. El Gobierno británico está cooperando. Ecuador, por supuesto, está ahora cooperando. Suecia cooperó en el pasado. Me refiero a los intentos por silenciar a un periodista que estaba publicando información que las personas en el poder no querían que se difundiese. Eso es básicamente lo que ha sucedido. WikiLeaks estaba publicando información sobre las personas que están en el poder y que la gente debería conocer. A las personas en el poder no le gusta eso, así que tenemos que silenciarlo. Este tipo de cosas, este tipo de escándalos, son algo común, desafortunadamente.
Podemos ver otro ejemplo justo al lado de Ecuador, en Brasil, donde los acontecimientos que han tenido lugar son extremadamente importantes. Brasil es el país más importante de América Latina y uno de los más importantes del mundo. Durante el gobierno de Lula, a principios de este milenio, Brasil fue tal vez el país más respetado del mundo. Bajo el liderazgo de Lula da Silva fue la voz del Sur Global. Fíjense en lo que pasó. Hubo un golpe de Estado, un golpe ‘suave’, para eliminar los efectos del Partido de los Trabajadores. Eso fue lo que el Banco Mundial describió —no lo digo yo, lo dijo el Banco Mundial— como la «década de oro» de la historia de Brasil, en la que se logró una reducción radical de la pobreza, una extensión masiva de la inclusión de poblaciones marginadas, que conforman una gran parte de la población —la población afrobrasileña, la población indígena— fueron integrados en la sociedad, lo que produjo un sentimiento de dignidad y esperanza en la población. Eso no podía ser tolerado.
Después de que Lula dejara la presidencia, tuvo lugar una especie de «golpe suave», no voy a explicar los detalles, pero el último movimiento, ocurrido el pasado septiembre, fue encarcelar a Lula da Silva, el líder en las encuestas, la figura más popular de Brasil, quien iba a ser, con casi absoluta seguridad, el ganador de las próximas elecciones, y fue encarcelado en confinamiento solitario, esencialmente sentenciado a muerte, 25 años de cárcel, teniendo prohibido leer la prensa o libros y, lo que es más importante, teniendo prohibido realizar declaraciones públicas, a diferencia de los asesinos en masa en el corredor de la muerte. Todo esto para silenciar a la persona que era el probable ganador de las elecciones. Lula es el preso político más importante del mundo ¿Han escuchado algo al respecto?
Bueno, Assange es un caso similar: tenemos que silenciar esta voz. Si retrocedemos en la historia, algunas personas recordarán cuando el Gobierno fascista de Mussolini encarceló a Antonio Gramsci. El fiscal dijo: «Tenemos que silenciar esta voz durante 20 años. No podemos dejar que hable». Eso mismo ocurre con Assange y con Lula. Hay otros casos. Esta es una parte del escándalo.
La otra es el alcance extraterritorial de Estados Unidos, el cual es impactante. ¿Por qué debería tener Estados Unidos u otro… ningún otro Estado podría hacerlo, pero ¿por qué debería tener Estados Unidos el poder de controlar lo que hacen otras personas en otras partes del mundo? Es una situación descabellada. Es algo constante. Ni siquiera nos damos cuenta de ello. Al menos no es algo de lo que se hable.
Es similar al tema de los acuerdos comerciales con China. ¿Cuál es el objetivo de los acuerdos comerciales? Son un intento por impedir el desarrollo económico de China. Eso es exactamente lo que son. Ahora bien, China tiene un modelo de desarrollo. Al Gobierno de Trump no le gusta. Por lo tanto, vamos a debilitarlo. Pregúntese lo siguiente: ¿Qué pasaría si China no respetara las reglas que Estados Unidos está tratando de imponer? China, por ejemplo… cuando Boeing o Microsoft o alguna otra empresa importante invierte en China, China quiere tener algo de control sobre el carácter de esa inversión. Quieren cierto grado de transferencia de tecnología. Deberían obtener algún beneficio de la tecnología. ¿Hay algo malo en eso? Así se desarrolló Estados Unidos, robando —lo que nosotros llamamos robar— tecnología de Inglaterra. Así es como Inglaterra se desarrolló, robando tecnología de países más avanzados: India, los Países Bajos, e incluso Irlanda. Así es como todos los países desarrollados han alcanzado la etapa de desarrollo avanzado. Si a Boeing y Microsoft no les gustan esos acuerdos, pueden decidir no invertir en China. Nadie les está apuntando con un arma en la cabeza. Si hubiera alguien que realmente creyera en el capitalismo, debería ser libres de llegar al acuerdo que quisieran con China. Si eso incluye transferencia de tecnología, está bien. Estados Unidos quiere bloquear eso, para que China no pueda desarrollarse.
Analicemos los llamados «derechos sobre la propiedad intelectual», los exorbitantes derechos de patente para medicamentos, para Windows, por ejemplo. Microsoft tiene el monopolio de los sistemas operativos, a través de la Organización Mundial del Comercio. Supongamos que China no los respeta. ¿Quién se beneficiaría y quién perdería? Bueno, lo cierto es que los consumidores en Estados Unidos se beneficiarían. Eso significaría que obtendrían medicamentos más baratos. Significaría que cuando compran una computadora no estarían obligados a utilizar Windows. Podrían utilizar un sistema operativo mejor. Bill Gates tendría un poco menos dinero. Las corporaciones farmacéuticas no serían tan ricas como son, serían un poco menos ricas. Pero los consumidores se beneficiarían. ¿Hay algo malo en eso? ¿Hay algún problema con eso?
Bueno, uno podría preguntarse: ¿Qué hay detrás de todas estas discusiones y negociaciones? Esto es cierto en todos los ámbitos. En casi cualquier problema que elija, uno podría preguntarse: ¿Por qué se acepta esto? En este caso concreto, ¿por qué es aceptable que Estados Unidos tenga el poder de siquiera iniciar una petición para extraditar a alguien cuyo delito es exponer ante la sociedad información que las personas en el poder no quieren que la sociedad vea? Eso es básicamente lo que está pasando"
 
 
 

martes, 18 de junio de 2019

Qué farsa es esta

 
Sara Babiker:
 
"¿Por qué quieren comprar nuestra casa? ¿Y nosotras dónde vivimos, entonces? Me encogí de hombros, abrí el portal y después el buzón donde aún se amontonan decenas de folletos de inmobiliarias y papeletas póstumas. Bloque antiguo, razonablemente al sur de la M-30, inminente revalorización, gran negocio. ¿Viste, hija? Le mostré un abanico de publicidad inmobiliaria: toda esta gente quiere comprar nuestras casas. ¿Qué les pasa, no tienen?, intentaba entender ella. No quieren la casa en sí, quieren dinero. ¿Para qué? Para comprar otras casas y hacer más dinero.
No sé si entendió los detalles, la idea por la cual los buzones obreros se llenan de panfletos de Remax y Tecnocasa, pero desde aquel día, si ve publicidad sospechosa la hace un burruño y me la entrega así, destrozada. Y es que le basta con ir del cole a casa para aprender del conflicto del capital contra la vida. Mira al papel, me mira a mí, piensa en su hogar y la imagino gritar dentro de sí qué farsa es esta.
Algo sospecha, ve a la gente recorrer la ciudad con prisa. Ve el tiempo enajenado de los adultos. Intuye que no hay una relación clara entre lo que se trabaja y los recursos que llegan para la vida, aunque aún no sabe que hay gente que vive del trabajo de los otros. No hemos podido librarla aún de esa admiración que nos inculcan tempranamente hacia príncipes y princesas, el culto primigenio a los parásitos que impregna los cuentos infantiles. Pero el día que me preguntó que qué era dios y le dije que, según mucha gente, es quien creó el mundo, me devolvió una mirada incrédula. ¿Tú quién crees que creó el mundo? El mundo todo no sabe, pero para su mundito propio, no tiene ninguna duda: ¡los trabajadores!, dijo, con esos superpoderes para identificar las verdades que aún tienen algunos niños.
Y eso que ella aún no lee la prensa ni ve los telediarios. Ni lleva semanas viendo a seres electos jugar al que sí y al que no, al ahora no pactamos con fascistas y al luego veremos, para al final toparse con la piedra que todos divisábamos y saber que toca prepararse para cuatro años más de expolio y privatización —con plus de show ultramontano— en algunos lados. A cuatro años más de blablabla progresista y flojo control socioliberal de daños en el Estado todo.
A cuatro año más de obviar lo central, lo vital, lo inaplazable: que no habrá casas, ni recursos, ni tiempo, ni horizontes, ni aire para respirar, ni ciudades que habitar, ni refugio, ni relato, ni plan ninguno, para todas nosotras. E imagino a mi niña de cinco años interior, acurrucada sobre la nube gris de mi desgana, presa de un hastío temeroso, volver las palmas al cielo y gritar. “¿Qué farsa es esta?”.
¿Qué farsa es esta? Diría mi hija si supiera que en esta democracia tan avanzada es casi tan imposible sacar a un dictador del monumento que obligaron a hacerle — a sangre y muerte— a sus víctimas, como rescatar a esas mismas víctimas de las cunetas de nuestra memoria. Que a la justicia se la puede tapar para siempre con tierra o con mármol, que el mejor pegamento para impedir que el aire sane nuestras heridas históricas es el olvido por decreto, olvido del pasado para aceptar esta farsa de presente.
Una farsa revestida de credibilidad de estado. Con honorabilidad y togas, y largos escritos legales y gente que se cree su relato, y gente sin tiempo para disputarlo, y gente en la cárcel por sus opciones políticas, y políticos cuyas opciones políticas son antidemocráticas en los escaños. Una farsa sexy para inversores y turistas, lentamente insostenible para el resto, asesina para sus periferias. Una farsa que en Europa se llama Nos salvarán los liberales de la barbarie del fascismo, como si la barbarie del capitalismo no mordiese nuestras existencias Europa adentro, no despedazara de Europa a afuera las vidas de los otros.
Por eso, después de deglutir durante semanas debates, artículos, imposibilidades, retrocesos, homicidas derrotas, lo que mi indigestión me pide es salir a las calles despojada de convenciones, inmune a la domesticada retórica, aporrear las puertas de los ministerios, asediar los estudios televisivos y las redacciones y desde lo más profundo gritar lo que intuye hasta una niña de cinco años: ¡qué farsa es esta!"
 
 
 

viernes, 14 de junio de 2019

La distopía es ahora

 
Entrevista a Marta Peirano, autora de El enemigo conoce el sistema

"Peirano cree que la obsesión con la protección de datos encuerra una trampa que trata de exponer: "Creemos que lo importante son los contenidos... ¡Paparruchas! El contenido no importa, no vale nada, nadie quiere leer tus correos y mensajes, lo que importa son los metadatos". Los metadatos son los "datos que describen datos". Es decir, en un entorno digital, son los datos que se generan en cualquier acción que realizamos con un sitio web, una aplicación, un programa o un archivo multimedia. Registran cuándo cómo y desde donde interactuamos con un sistema. Y constituyen lo más valioso de la economía digital.
"Todos esos metadatos —con el 5G aumentará esa recogida masiva de metadatos, y se ampliará a datos energéticos, datos de consumo de recursos...—, toda esa información es crucial para nuestra supervivencia en un contexto en el que nuestra verdadera preocupación debería ser la crisis climática", afirma, y añade con una sonrisa: "Está todo muy pensado, lo que pasa es que no lo estamos pensando nosotros porque no conocemos el sistema: el enemigo conoce el sistema".
Para la autora, pues, "el enemigo son multinacionales y países que quieren gestionar nuestros recursos sin tener responsabilidades; es decir, el enemigo es quien quiere ejercer un poder sin responsabilidad, un capitalismo sin democracia. Ése es el enemigo".
"El enemigo son multinacionales y países que quieren gestionar nuestros recursos sin tener responsabilidades
Así, Peirano afirma que "ahora es un momento clave para que Europa se refuerze e invierta en infraestructuras, en una industria radicada aquí y con responsabilidad aquí, en las que los ciudadanos europeos podamos reclamar nuestros propios derechos civiles, que cumplan la legislación". "Esas infraestructuras que no tienen por qué ser 5G", apunta riendo.
"Para que ello suceda", remarca, "es importante entender las consecuencias de entregar tus infraestructuras a una potencia extranjera con ambiciones claramente imperialistas".
El libro de Peirano aporta una visión crítica de la sociedad en red que nada tiene que ver con los mensajes entusiastas de hace años. "No estamos en el mismo momento que hace 20 años, cuando había un plan 'cívico' que consistía en conectar entre sí las universidades, las instituciones, en un espacio común... Ahora lo que yo veo es que hay un plan de dominación, y hay una enorme falta de información".
La autora subraya que la información sobre 'tecnología' que recibe el ciudadano es, fundamentalmente, "un producto del marketing de marcas". "No es información geopolítica, es decir, ¿qué es lo que pasa cuando el 60% de tus infraestructuras pertenecen a un régimen autoritario que está en otro continente?".
Mientras vemos cómo las infraestructuras terminan siendo desarrolladas cada vez más por empresas chinas o estadounidenses, estamos viendo cómo el autoritarismo vuelve a asomar sus orejas en los países democráticos a lomos de una creciente ola de populismo. "Cuando la gestión de los recursos cada vez más finitos está en manos de operadores supranacionales que deciden quién tiene que tener acceso a una cosa y quién no, lo lógico es que derivemos a regímenes autoritarios", razona la autora.
En su libro, Peirano recoge una receta que estamos viendo aplicada casi en directo en muchos países, y que está haciendo posible la llegada de extremistas a las instituciones. Una suerte de franquicia de desinformación y polarización que funciona en la EEUU de Trump —el ejemplo paradigmático— y en el Brasil de Bolsonaro, en Hungría (Orban) y en Italia (Salvini), en Francia (Le Pen) y en España (sí, aquí también).
Primero se ataca la integridad de las elecciones menos cuando ganan; luego se deshumaniza a un grupo como, por ejemplo, los migrantes. Luego se forman grupos —ocultos o "privados"— en plataformas que retroalimentan el mensaje basado en el rechazo o el odio a otros grupos (inmigrantes, feministas) en una suerte de "democratización de las tácticas de guerrilla convencional". Por último, se añade la idea de la gran conspiración de los poderes establecidos "como vehículo de destrucción de las instituciones democráticas" y que impregna el debate público: "No hay ningún lugar a donde ir, salvo la tribu.
Estos mensajes, además, se intentan viralizar. Para la periodista, "el lenguaje natural de la destrucción del Estado es el meme, que permite testar y naturalizar conceptos que habían sido rechazados —como el machismo o la xenofobia—en un contexto sin consecuencias, porque es una broma". Quienes critican esa 'Memecracia' (título de otro libro recomendable, escrito por Delia Rodríguez) son neutralizados como víctimas de la corrección social, son "contrarios a la libertad" y calificados como "ofendiditos".
Todo ello se resume en una estrategia: utilizar la libertad y las instituciones para atacar las instituciones y la libertad. ¿Les suena de algo todo esto?"

https://www.publico.es/sociedad/entrevista-marta-peirano-internet-enemigo-busca-ejercer-responsabilidad.HTML
 
 

jueves, 13 de junio de 2019

Decenas de Chernobyl

 
Rafael Poch:
 
"En 1998 un estudio encargado por el Congreso de Estados Unidos (accesible aquí), reveló el precio humano que los propios americanos han tenido que pagar por las pruebas nucleares. Se trata de 33.000 casos de cáncer, 11.000 de ellos mortales, que, según el Center for Disease Control and Prevencion (CDC), se produjeron en Estados Unidos como consecuencia de once años de pruebas nucleares, entre 1951 y 1962. Según Robert Álvarez, un funcionario del departamento de energía de la administración Clinton, 19 pruebas nucleares americanas lanzaron cada una de ellas a la atmósfera niveles de radiación de una escala comparable al accidente registrado en abril de 1986 en Chernobyl. El estudio del CDC no es completo -las pruebas continuaron hasta mucho mas allá de 1962- pero demuestra que los efectos de la lluvia nuclear y los casos de cáncer se registraron por toda la geografía de Estados Unidos.
“Desde 1951, cualquier persona que vivió en Estados Unidos estuvo expuesta a lluvia radiactiva y todos sus órganos recibieron alguna exposición a la radiación”, señala el informe oficial. El estudio no contabiliza las pruebas atmosféricas chinas realizadas en Lob Nohr (provincia de Xinjiang) desde 1964 hasta 1980, ni las francesas, de 1963 a 1974, ni las explosiones anteriores a 1951 (americanas en las Islas Marshall, y soviéticas en Kazajstán), ni las tres explosiones pioneras de 1945 en Nuevo Méjico, Hiroshima y Nagasaki, ni la contaminación de Hawai por las pruebas americanas del Pacífico, ni la de Alaska por las soviéticas en Nóvaya Zemlya. La radiación no conoce fronteras y si un país realiza pruebas nucleares o registra un accidente en una central nuclear, toda la humanidad paga por ello.
En 2011 poco después del accidente de Fukushima, entrevisté en Viena a Yuli Andreyev, el ex vicedirector del Spetsatom, el organismo soviético de lucha contra accidentes nucleares. Andreyev fue asesor del ministerio de medio ambiente austriaco y de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), un organismo del sistema de la ONU que es la principal agencia de cooperación internacional en materia de energía nuclear. Me dijo que Chernobyl continuaba rodeado de mentiras, que el accidente no fue responsabilidad de los operadores de la central, como se dijo, sino de un claro defecto de diseño de los reactores RMBK resultado de la economía de costes. Un diseño apropiado de aquellos reactores soviéticos exigía una gran cantidad de circonio, un metal raro, así como todo un laberinto de tubos, técnicas especiales para la soldadura de circonio. Acero inoxidable y enormes cantidades de hormigón. Era un dineral, así que se decidió economizar, explicaba Andreyev, que me puso a caldo al académico Legásov, el héroe de la serie de marras. “Responsabilizó a los operadores de la central, que fueron encarcelados, mientras él continuó libre y aún pretendía que le condecoraran”.
Sin control independiente
El problema de la industria nuclear y de las centrales nucleares no es el régimen político en el que están insertas sino la propia tecnología. En el mundo hay unos 570 reactores -sin contar los construidos por los chinos en los últimos años- de los que cinco (Harrisburg, Chernobyl y los tres de Fukushima) se fundieron accidentalmente. Eso arroja una probabilidad de accidente nuclear grave del 1%. Además está el problema de los residuos y muchos imponderables sanitarios.
Sin KGB y siendo una superpotencia tecnológica, Japón se comportó de forma semejante a los soviéticos con Chernobyl o a los americanos con sus pruebas. Cinco años antes de Chernobyl, entre el 10 de enero y el 8 de marzo de 1981, hubo un grave accidente en la central nipona de Tsuruga. Se vertieron 40.000 litros de material radiactivo desde los depósitos de residuos de la central en las cloacas de la ciudad de Tsuruga, donde vivían 100.000 personas. La empresa silenció lo ocurrido y el público no se enteró hasta el 20 de abril.
La mítica “seguridad” se sacrifica a cuestiones egoístas, decía Andreyev. “En la URSS por razones de prestigio y por el coste del enriquecimiento del uranio, en Japón pura y simplemente por dinero. La localización de las centrales de Japón junto al mar es la más barata. Los generadores de emergencia no los enterraron en Fukushima y, claro, se inundaron enseguida. Detrás de todo esto hay corrupción: ¿cómo puede diseñarse una central nuclear en una zona de alto riesgo sísmico, al lado del Océano, con los generadores de emergencia en superficie? Llegó la ola y todo quedó fuera de servicio. Fukushima no fue un error, fue un delito”."
 
 

miércoles, 12 de junio de 2019

Del poder chino

 
Entrevista al filósofo Rafael Bautista:
 
"Tal es la importancia principal para ver cómo esta beligerancia entre potencias no es exclusiva al interior del sistema-mundo moderno, por el contrario, se da desde la exterioridad, porque China también fue relegada y excluida de la preeminencia occidental; la India, lo mismo. Entonces, aparece China, India y Rusia. Claro, que esta última reclame un nuevo orden postoccidental es lo que nos permite sugerir que la decadencia imperial, en última instancia, es civilizatoria y afecta la preeminencia moderno occidental.
En los términos y contexto descrito es que cobra valor el concepto de crisis civilizatoria. Solo desde esa perspectiva es posible advertir que China esté trasladando o empujando la economía global hacia el Pacífico, desde un punto de vista histórico, más allá de la noción occidental. De tal manera que estaríamos advirtiendo la recuperación de la hegemonía china que solo hace dos siglos –y menos– fue relegada del concierto mundial. En efecto, vemos la decadencia de un sistema-mundo que empieza a mostrarnos sus límites y que, como dijo alguna vez Enrique Dussel, dará lugar a un orden transmoderno que no tenga como referencia a la modernidad, sino que, básicamente, sea superación de ella y por eso la emergencia de estas hegemonías o de estas potencias que no son precisamente occidentales.
Pero esas potencias, como China e India, tienen un sistema capitalista de producción.
No podemos comprender el proyecto chino desde categorías occidentales, esos son los prejuicios eurocéntricos que nos llevan a creer que China es un imperio o competencia imperial.
Para los hindúes y para los chinos ni el capitalismo ni el socialismo son fines, sino mediaciones de un proyecto nacional. Es otra vuelta para alcanzar su proyecto nacional, lo que llamaron ellos “la gran tierra”. Ciertamente China ha adoptado el neoliberalismo, pero estratégicamente ha mantenido un sistema financiero estatal y la transferencia tecnológica la ha sabido aprovechar muy bien. Pensar a China es sumamente complejo. Se sirven del capitalismo porque lo comprenden plenamente. Por eso los anglosajones en EE.UU., al creer que es meramente un remedo de lo hecho en Occidente, no saben a quién se están enfrentando en verdad (...)
En la actualidad las cosas se complican aún más, porque si China y Rusia fuesen competencia imperial estaríamos asistiendo a un reemplazo de hegemonía en el propio sistema-mundo moderno, pero como ni Beijing ni Moscú se reclaman occidentales, es decir, están rescatando de su propia historia un proyecto nacional, lo que vemos es una descomposición de todo el orden geopolítico que ha hecho posible al mundo moderno, esto significa que ni a China ni a Rusia le interesan ese tipo de disposición centro-periferia que, en definitiva, cuesta caro.
Por ejemplo, ¿cuánto cuesta mantener un ejército norteamericano –con más de 900 bases repartidas en el mundo–? Los chinos dicen: es mucho el costo. Los chinos son comerciantes por naturaleza, tienen una lucidez al respecto de que la sangre cuesta dinero, por lo tanto es mejor pactar. En eso son bien diplomáticos. Por supuesto que requieren materias primas, necesitan expandirse comercial y económicamente, pero los chinos no están dispuestos a asumir los costos que le ha significado a Occidente mantener su centralidad.
En esta guerra arancelaria entre China y EE.UU., Occidente no tiene posibilidades de ganar. Chinos, rusos e hindúes están reconfigurando el mundo y por eso nuestros procesos deben pensar una geopolítica de modo urgente para ingresar al nuevo tablero global de modo soberano, y eso es legado de Chávez.
Hasta hace poco, el Mercado Común del Sur (Mercosur) con Venezuela representaban la sexta economía mundial –si no la quinta– y podía hablar de igual a igual con cualquier centro; ese fue el momento preciso de consolidar una apuesta de independencia, pero lo desaprovechamos, nadie entendió el proyecto de Chávez y ahora no contamos con las mejores condiciones para realizarlo (...)
En ese plano, ¿Estados Unidos no mide qué es China?
No sabe qué es China y no atina en ninguna de sus opciones para rebajar la preeminencia que está adquiriendo en todos los órdenes. Dicen que para el 2030 China va a superar en lo cultural, tecnológico, científico y militar a la suma conjunta de Europa y EE.UU; como puede notar, estamos a casi diez años a que supere en todo a Occidente.
Por cierto, la guerra comercial y política que está dando EE.UU., por ejemplo contra Huawei, le está jugando en contra por las tierras raras con metales preciosos que tiene China y que demanda la industria tecnológica, entre otras. De hecho, Xi Jinping ya ha amenazado al Gobierno norteamericano diciéndoles: “Si nos siguen imponiendo sanciones, no les vamos a exportar más tierras raras”. Y sin tierras raras toda la tecnología norteamericana se viene al piso, porque son minerales estratégicos, son como 19 elementos básicos para la tecnología de punta"
 
 

domingo, 9 de junio de 2019

Los enemigos de la igualdad


Albert Recio:
 
"Una vez más, el Banco de España ha vuelto a la carga. Nunca defrauda, es un actor institucional perfectamente previsible. Y lo ha hecho con tres cuestiones sensibles: el ahorro, las pensiones y el salario mínimo.
Los dos primeros están relacionados. El ahorro individual tiene como objetivo contar con una reserva financiera para hacer frente a situaciones imprevistas o caídas de ingresos futuros. La vejez es la situación más cierta en la que puede esperarse una reducción de ingresos y un posible aumento de gastos. Lo primero que ha planteado el Banco de España es que la gente ahorra poco y se está endeudando. Lo segundo, que el sistema público de pensiones es insostenible y hay que revisarlo, aumentando la edad de jubilación, rebajando prestaciones y complementándolo con fondos de pensiones. Lo tercero es que una forma de mejorar las rentas de la vejez es mediante una hipoteca inversa (aún hay mucha gente propietaria de vivienda), por la cual el banco paga una renta a cambio de controlar la vivienda. El informe del Banco no cuestiona el actual nivel de salarios que determina la verdadera posibilidad de ahorro de cada cual, ni explica que la única vía de hacer compatible consumismo y bajos salarios es con endeudamiento privado (aunque al final el excesivo endeudamiento genera crisis). Ni tiene en cuenta que alargar la edad de jubilación es otra vía de aumento de las desigualdades, puesto que hay enormes diferencias en las condiciones de salud y los requerimientos físicos de cada tipo de empleo (sin contar las políticas de ajuste de plantillas que aplican las empresas). Ni se toma en cuenta la rentabilidad real de los fondos de pensiones. Más bien, lo que se pretende es imponer otro modelo de protección social con mayor peso de fondos privados (e hipotecas inversas) que garantizan nuevas vías de beneficios al sistema financiero, que en el caso de las hipotecas inversas acaban en una cierta incautación por los bancos (pues los cálculos financieros que determinan cuotas casi siempre están sesgados) y que sin duda aumentarán las desigualdades. La distribución actual de la renta y el cambio demográfico exigen transformaciones. Pero no la nueva vía a la desigualdad que se propone. Una vía que, además, hace culpables a la gente de bajos ingresos de una situación que ellos no han generado.
En lo del salario mínimo aún han estado más brillantes. Cuando el Gobierno anunció la subida a 900 euros el Banco predijo la destrucción de medio millón de empleos. Algo que no justificaba la evidencia empírica de otros países y territorios. Como no ha ocurrido, ahora argumentan que se requiere más tiempo para ver el efecto. Seguramente esperarán a que haya una nueva recesión, que caiga el empleo y que con una hábil modelización puedan colar su “verdad”. El aumento del salario mínimo es una modesta medida de reducción de desigualdades, que tiende a aumentar el “suelo salarial”. La pertinaz oposición a esta medida ejemplifica el odio de las élites técnicas a la lucha por la igualdad.
Para remachar la jugada, la Ministra de Economía, Nadia Calviño (formada en el contexto intelectual de los organismos reguladores), ya ha anunciado que de contrarreforma laboral nada, aun cuando hay evidencia de que el intento de dinamitar la negociación colectiva ha sido un elemento crucial en el crecimiento de las desigualdades salariales. Y hay evidencia de que los países con más peso sindical y negociación colectiva más inclusiva son los que mantienen niveles menores de desigualdad.
La desigualdad de ingresos no es sólo una injusticia, sino la fuente de muchos problemas sociales. No es una cuestión natural, sino el resultado del complejo funcionamiento de las sociedades capitalistas reales (con la interacción permanente de empresas privadas e instituciones públicas, con los mecanismos de dominación imperial que marcan las reglas de juego entre países). Pero es no sólo una realidad impuesta desde arriba, sino que es a menudo aceptada y legitimada por importantes sectores de población socializados en la cultura de la desigualdad.
Por eso, tomarse en serio la lucha por la igualdad exige intervenir en muchos campos. En el de las reformas de las normas de distribución de la renta, de fijación de impuestos y políticas públicas. Pero también en la elaboración científica, en la reforma de las instituciones reguladoras, en la construcción de un discurso social que rompa con la hegemonía neoliberal. Como siempre, la lucha por la dignidad humana se juega en muchos campos. Y los enemigos de la igualdad están atrincherados en muchas posiciones"
 


jueves, 6 de junio de 2019

Carmena de España

 
Isidro López
 
"A esto le sumamos un mercado laboral al que la reforma laboral, al abaratar drásticamente los costes de despido en previsión de situaciones de crisis, ha convertido en completamente procíclico. La relajada composición capital/trabajo del sector servicios dominante en la creación de empleo, permite que las empresas contraten trabajo adicional o sustituyan trabajo a un coste muy bajo en situaciones de un mínimo dinamismo del consumo. El reverso será la descarga de trabajo excedente de forma semi automática y masiva ante las sacudidas económicas que muy probablemente vienen. Pero, de momento, a partir de este esquema, más de rotación acelerada en el mercado de trabajo que de creación de empleo neto, el gobierno del Partido Popular primero, y el del PSOE después, ha podido maquillar las cifras del paro.
Desde 2017, y con el pleno apoyo del gobierno de Carmena a los gobiernos amigos del PSOE y Juncker, los grandes bancos europeos que financiaban la anterior burbuja se han visto sustituidos por una nueva estructura de concentración del poder inmobiliario en manos de fondos de inversión y fondos buitres norteamericanos. El gigante financiero Blackstone, con 20.000 millones de Euros en activos es hoy el mayor propietario de activos inmobiliarios de España, mercado en el que también ha incrementado sus operaciones Goldman Sachs. Dos de los principales bancos de inversión del mundo, beneficiarios directos o indirectos del rescate a las finanzas estadounidenses y globales, tienen hoy fuertes posiciones en el mercado de alquiler español a través de sus Socimi, cinco en el caso de Blackstone.
Pero ademas, correlativamente, al menos desde hace un año estos gigantes financieros, están comprando masivamente prestamos en peligro de impago o en situación de mora a los bancos españoles. Cosa que en el sistema bancario español y el gobierno se favorece para terminar de llegar allí donde el FROB no llegó y para que los ahora bancos privados procedentes de la privatización de las Cajas de Ahorro puedan recapitalizar sus balances en un momento en que los reguladores europeos van a obligar a los bancos de la Eurozona a aprovisionar sus balances con capital de calidad. De hecho, estas instancias han sido las promotoras de estas operaciones que, de paso, descargan de futuras responsabilidades sobre el sistema financiero español al gobierno alemán. Hoy por hoy, a pesar las siempre solemnes declaraciones de Macron cada cierto tiempo pidiendo la mutualización de las deudas de la eurozona, la Unión Europea sigue profundizando en la sumisión de sus poblaciones al poder financiero global.
Pero esto no sucede gratis, las leyes de desahucio exprés son la garantía para este tipo de operaciones, con lo cual tanto la llave del mercado de alquiler, y en última instancia, del dinamismo de las economías urbanas, como la situación de los balances de los bancos privados están en manos de agentes financieros, en muchos aspectos más poderosos que los estados-nación. Una más que probable reverberación de la crisis dejará la situación de miles de hogares madrileños en manos de unas máquinas de maximizar la extracción de riqueza a la sociedad sin ninguna vinculación al territorio. Ni siquiera al territorio europeo. Quizá en ese momento se repare en cómo se acepto acríticamente la privatización de las cajas de ahorro por una inmensa mayoría de la población. Clientelares y corruptas como eran las cajas, su crisis provino de comportarse como agentes financieros privados no por su estatuto de utilidad pública (...)
El revival neoprogre de la nueva política se mueve en los muy marcados limites temporales y temáticos que marcan las políticas de expansión cuántitativa del Banco Central Europeo. Unas políticas de inyección permanente de liquidez en los mercados, que, dadas las enormes turbulencias que atraviesan hoy el capitalismo global, ha sido incapaz de retirar, a pesar de que se ha anunciado tal cosa en innumerables ocasiones desde el verano del año pasado. Estas políticas han marcado el retorno de las formas del dominio financiero inmobiliario avaladas por la incapacidad de las nuevas formaciones para hacerles frente. Es decir, por la aceptación hace ya tiempo de su derrota como proyectos políticos de radicalidad democrática tanto política como económica. Desde la Operación Chamartín a los nuevos desarrollos del sureste, el ayuntamiento de Manuela Carmena ha sido extraordinariamente complaciente con los poderes reales de la ciudad. Y, como era de temer, ni siquiera estas alianzas le han valido la reelección.
El balance en este sentido, el antagonismo real con las élites que gobiernan la ciudad, es penoso. Hoy Madrid es una ciudad incomparablemente más sometida al poder de bancos, constructoras y fondos buitre de lo que lo era en 2015. Y las así llamadas clases medias dependen, en un marco en el que la devaluación salarial ha sido salvaje, aún más de la propiedad inmobiliaria, la transmisión patrimonial y los efectos riqueza que en 2015. Entre otras cosas, porque la candidatura que tenía la misión histórica de enfrentarse a tal poder financiero e inmobiliario no sólo no lo ha hecho sino que le ha puesto la alfombra roja.
En unos barrios de Madrid que soportan ya mas de diez años de desinversión, recortes, privatizaciones, paro, precariedad y sobreendeudamiento, es sencillo comprobar que el carmenismo no trabaja para ellos. Y es que, más allá de la comprensión técnica de los fenómenos inmobiliarios, Carmena se ha regodeado visiblemente en su complicidad con los poderes económicos y ha pretendido que con su optimismo naif sobreactuado se compensaría su catastrófica política económica desde el punto de vista de los que menos tienen"
 
 
 
 

miércoles, 5 de junio de 2019

Diez claves de realismo político


Con una precisión: aunque dentro de los márgenes del sistema, Ada Colau ha tratado de poner arena en las ruedas del sistema inmobiliario y desahuciador, y políticas sociales de amortiguación en Barcelona, en lugar de dedicarse a megaproyectos urbanísticos del capital, e incluso exonerar a los bancos como hizo Carmena. La prueba es que fue a ella y Errejón a los que escracheó la PAH, esa de la que procede la propia Colau. Distinción de grado en lo que concierne a esa sensibilidad social, al menos. Otra cosa es que la progresía acomodada en Barcelona se haya volcado hacia ERC por el tema nacional, y una dosis de abstención en barrios obreros hayan jugado contra Colau por muy pocos miles de votos, teniendo a la contra tanto a los del 155 como a independentistas. Todo lo cual no altera lo esencial del núcleo crítico del artículo.

Ignacio Aiestarán:
 
"1- La abstención en las elecciones ha sido más pronunciada en los barrios donde habita la clase trabajadora y desposeída, mientras aumentaba la participación en los barrios de clase alta. En zonas como Puente de Vallecas la abstención de algunas manzanas o cuadras llegó a superar el 50%. Esta pauta se ha repetido en muchos municipios, no solo en los grandes núcleos urbanos. El municipalismo ha sido incapaz de hacer frente incluso a la realidad de sus propios municipios y eso por no hablar de que es una herramienta limitadísima para las grandes estructuras del capital. Solo hay que recordar que el 2018 fue el año de más desahucios en España, según denunciaba la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. El distanciamiento entre los denominados ayuntamientos del cambio y la clase más desfavorecida ha ido incrementándose, pese a la saturación mediática de ciertas alcaldías que aparecen constantemente en las grandes cadenas de televisión. Los barrios silenciosos, sin embargo, han mantenido su propio criterio, sin dejarse impresionar por el ruido informativo y propagandístico. En este campo existe una crisis de representación política notable, que se intenta ocultar con una huida hacia adelante.
2- El ascenso de la (extrema) derecha, como en el caso de Vox, hay que evaluarlo en su medida. No hay que sobredimensionarlo, ni banalizarlo. Sobredimensionarlo lleva a hacer campañas del miedo, que luego son aprovechadas para cualquier cosa, como ocurrió ya en Francia al tener que elegir entre “Macron o Le Pen”. Banalizarlo lleva a no percatarse de la revolución conservadora en curso y del potencial que supone esta para presionar en medios e instituciones, aun siendo porcentualmente minoritaria. Hay otro riesgo también y ha sido usar a Vox para blanquear al resto de la (extrema) derecha. Si de algo ha servido Vox es para hacer manifiesto el entramado de ese tipo de ideología del nacionalismo español en las fuerzas armadas, en las fuerzas policiales, en el empresariado, en el periodismo, en la universidad, en la iglesia y en otras instancias. La (extrema) derecha siempre ha estado ahí. Por otro lado, conviene puntualizar que la derecha siempre es extrema, si se la deja actuar. La disposición que ha mostrado el resto de la derecha para pactar con Vox pone de manifiesto que toda ella es extrema, frente a la pusilanimidad de la progresía que no quiere creérselo o trata de edulcorarla. Asimismo, conviene señalar que el éxito del ideario de la (extrema) derecha no se debe tanto a lo acertado de sus propuestas, sino a algo más material: a la reproducción continua de sus ideas y líderes en los medios de comunicación hegemónicos.
3- Hay más vida que Madrid y Barcelona. Ahí está el caso de Zamora, cuya política y resultado electoral han sido ninguneados en muchos medios de comunicación. El foco mediático y político parece centrarse en gran medida en hablar una y otra vez de Madrid y Barcelona. El mapa no es el territorio y el mapa de las grandes ciudades lo es mucho menos. Sin negar la importancia que puedan tener esos dos núcleos urbanos, ambas localidades no constituyen el mapa completo de la situación política, cosa que se obvia con los resultados que luego son visibles en tantos sitios. Ese centralismo de noticias e iniciativas alcanza momentos ridículos, como cuando en las redes digitales anuncios promocionados de candidaturas electorales de Madrid han llegado a votantes que se encuentran en circunscripciones que están a centenares de kilómetros, sin posibilidad alguna de que se las pudiera votar siquiera. Por otro lado, también hay que destacar la escasa atención que se presta a quienes viven en pueblos y la neta separación entre mundo rural y mundo urbano, que todavía se percibe en tantos análisis informativos y partidistas. El sesgo que presentan la sociología, la politología y el periodismo en este tipo de temas y sectores sociales sigue siendo elevado y decepcionante.
4- La deuda se ha convertido en el caballo de Troya del liberalismo y del capital. Hace unos pocos años todavía se hablaba de hacer auditorías de la deuda pública y de no pagar la que fuera injusta. Hoy ya ni eso. A izquierda y a derecha se ha aceptado y normalizado la coacción de una deuda ilegítima y despótica, sin examinar su origen, ni atender a los ciclos y coyunturas. Si bien el endeudamiento es un indicador a vigilar, la forma arbitraria en la que se ha impuesto, por medio de organismos como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, solo supone un chantaje a las familias de la clase trabajadora desposeída y a los Estados. Los llamados gobiernos del “cambio”, no obstante, se han convertido en los primeros gestores liberales de la deuda. Por poner solo un ejemplo: la legislatura del gobierno navarro del “cambio” ha presumido de haber reducido la deuda de su hacienda en una horquilla de entre 100 y 200 millones de euros en cuatro años, mientras que a la vez subía los impuestos a las rentas del trabajo y dejaba sin recaudar 5.700 millones de euros que deben las empresas de sus declaraciones fiscales de años anteriores, pues disponen de hasta quince años para hacerlo, aunque tengan beneficios. El negocio redondo para la patronal y el capital. Con esa cantidad de millones se hubiera pagado de sobra la deuda pública existente, tanto la legítima como la ilegítima, pero no hay interés en ello, porque en realidad es la excusa perfecta para presionar constantemente a la clase del trabajo.
5- Los altos tribunales españoles constituyen un estamento reaccionario y corporativista en extremo. La arquitectura del Estado constituye un gran problema que nadie quiere abordar. El poder judicial no sirve de contrapeso en los intereses de clase y muestra reiteradamente una composición privilegiada con su propia ideología, acompañada en muchas ocasiones por la incomprensión que generan sus preferencias y decisiones volátiles. Baste recordar aquella decisión de los letrados del congreso español que pidieron que en un documento parlamentario se eliminaran las afirmaciones concernientes a las graves irregularidades en las que incurrió el Banco de España en el caso Bankia o la vacilación de las altas instancias judiciales españolas ante las cláusulas suelo, a pesar de que ya había dictámenes del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Eso por no hablar del sometimiento partidista del Consejo General del Poder Judicial o de la fiscalía del Estado. Casi nunca ocurre que una sentencia de los altos tribunales sirva de ruptura con la dinámica del capital y favorezca claramente a la clase desposeída.
6- El feminismo y el ecologismo no son suficientes palancas de transformación. En los momentos de mayor campaña contra el resurgimiento de la (extrema) derecha hubo quien repetía que “la tumba del fascismo será el feminismo”. Sin dudar de que el fascismo contenga una gran dosis de machismo, un lema semejante yerra el objetivo. El feminismo no es suficiente, como bien ha mostrado que el 8M sea fácilmente asimilable por los medios del capital y que una banquera como Ana Botín o la reina Letizia Ortiz puedan apuntarse al feminismo sin problemas. El ecologismo tampoco proporciona una base suficiente. Solo basta ver cómo se está promocionando desde los medios hegemónicos y las instituciones el discurso de Greta Thunberg, una retórica sentimental fácilmente manipulable que apela a “los países” o a “la responsabilidad de todos”, cuando sabemos que 100 empresas son las causantes del 70% del cambio climático de origen antropogénico. El ecologismo sigue siendo una cuestión de clases sociales.
7- El proceso catalán no constituye ninguna amenaza para la reestructuración del capital en el Régimen del 78. Si bien la demostración popular del 1 de octubre de 2017 tuvo connotaciones relevantes en el campo de la movilización, la radiografía de la situación actual se resume en el presidente Quim Torrá i Pla sentado en la 35ª reunión del Círculo de Economía dentro de un clima de estabilidad para el capital y sus empresas. El proceso catalán no consigue desprenderse de la sombra del capital, ni tiene visos de que ocurra en un largo tiempo. Aunque ahora se haya publicado que el IBEX 35 financia a entidades como Societat Civil Catalana (“BBV”, 250.000 euros; “SANT”, 200.000 euros; “CAIX”, 150.000 euros; “TEL”, 200.000 euros), ello no altera el hecho de que esa vía esté varada y neutralizada, a pesar de que cierto nacionalismo catalán (junto con el apoyo de cierto nacionalismo vasco) esté jugando la carta de la victimización debido a los procesos judiciales en curso.
8- La crisis del sindicalismo continúa siendo una rémora importante para hacer frente al capital y transformar la deriva de la situación actual. Todavía se recuerda al líder del sindicato UGT declarando en una entrevista que él quiere una organización “en la que estén cómodos los militantes del Partido Popular”. Los sindicatos son una pieza necesaria que debería haber servido de contrapeso al parlamentarismo y a la patronal, pero no han cumplido este papel durante años, especialmente los grandes sindicatos. Las formas de nuevo sindicalismo o de sindicalismo más alternativo tampoco presentan una dirección coherente, como ha ocurrido en el apoyo a organizaciones que dejaban espacio al proxenetismo en el campo de la explotación sexual. A veces se le llama sindicato a cualquier organización social o incluso a lobbies empresariales. A pesar de algunos logros parciales en el campo laboral, es desalentador ver el 1 de mayo como una fiesta del “día del trabajo”, con los sindicatos divididos, cada uno con su lema inocuo, bajo su bandera corporativa y sin ánimo de que sea el día de la unidad internacional de la clase trabajadora.
9- El marco de la ideología atlántica euro-americana sigue sin cuestionarse. La uniformidad masiva, a izquierda y a derecha, que se asume en cuestiones de geopolítica resulta excesivamente alta, con una sumisión explícita a lo que digan Washington y sus agentes otanistas en la Unión Europea. La facilidad con la que se aceptan los planes de injerencia agresiva e imperialista en Venezuela o las medidas de Trump contra Huawei, por ejemplo, son una buena demostración de ello, igual que ocurre con otras grandes cuestiones de carácter estratégico. Sin negar los intereses que puedan tener potencias como Rusia y China, generalmente se hace seguidismo de la doctrina de Washington y de su Internacional del capital sin ninguna base crítica, ni ninguna perspectiva de emancipación global. A lo máximo que se aspira es a reírse del flequillo del presidente actual de los Estados Unidos o a comentar la última declaración extemporánea que pueda realizar este en una rueda de prensa. Mucho espectáculo y poca profundidad.
10- No cabe mentir más en torno al 15M. En su día ese movimiento pudo constituir una vía de exploración en el Régimen del 78, que es la forma de acumulación que adopta el capital con el Reino de España, pero hoy ya está totalmente desbordado. Toda la mitología de las plazas, la transversalidad y los cuidados ya no da más de sí. El Estado y el gran capital siguen ahí. El bipartidismo como eje central también. El ciclo político cambió hace mucho tiempo y solo quienes quieren vivir de una nostalgia privilegiada y demorarse en la izquierda exquisita de los unicornios puede seguir conformándose con un fósil mitómano. La Plataforma de Afectados por los Desahucios sigue haciendo su trabajo silencioso, un trabajo que deberían haber hecho otros agentes institucionales y políticos. Los suicidios por los desahucios también continúan. La política ha vuelto a ser reducida a democracia liberal y esta al juego normativo de la forma-partido en su conformación más conservadora. Lejos queda toda aquella diatriba sobre los procesos constituyentes, que nunca se la tomaron en serio quienes luego mencionaron el 15M para sostener sus formaciones políticas o chiringuitos activistas. El viejo topo de la historia material prosigue por otros derroteros (...)
Quien te explota te dice que eres libre. Quien se conforma con la explotación te dice que esto es lo que hay. Quien apoya la explotación te dice que no hay alternativa. Y quien aspira a ser siervo privilegiado en la explotación te dice que el cambio va despacio porque va lejos. La política se halla secuestrada por la democracia liberal del caos"
 
 

lunes, 3 de junio de 2019

Irán a por Irán


Noam Chomsky:

"Irán ha sido culpable del delito de desafío exitoso desde el levantamiento de 1979 que depuso al tirano que EE UU había instalado en el golpe de 1953 que, con ayuda de los británicos, destruyó el sistema parlamentario y restauró la obediencia. La opinión liberal dio la bienvenida al logro. Como el New York Times explicaba en 1954, gracias al posterior acuerdo entre Irán y las petroleras extranjeras, “los países subdesarrollados con ricos recursos ahora tienen una lección objetiva en el fuerte coste que se debe pagar por uno de ellos que se enloquezca con nacionalismo fanático”. El artículo continúa para afirmar: “Quizás sea demasiado esperar que la experiencia de Irán impedirá el ascenso de Mossadeghs en otros países, pero esa experiencia al menos puede fortalecer a líderes más razonables y clarividentes”.
Poco ha cambiado desde entonces. Por poner otro ejemplo más reciente, Hugo Chávez pasó de chico malo tolerado a peligroso criminal cuando animó a la OPEP a elevar los precios del petróleo en beneficio del sur global, la gente equivocada. Poco después, su gobierno fue derrocado por un golpe militar, a quien dio la bienvenida la voz principal del periodismo liberal. Los editores del Times se regocijaron en que “la democracia venezolana ya no está amenazada por un dictador en potencia”, el “ruinoso demagogo” Hugo Chávez, “después de que el Ejército interviniera y entregara el poder a un respetado líder empresarial, Pedro Carmona” —quien rápidamente disolvió la Asamblea Nacional, suspendió la Constitución y desmanteló el Tribunal Supremo— pero, desgraciadamente, fue derrocado en unos días por un levantamiento popular, obligando a Washington a recurrir a otros medios para matar el virus.

La búsqueda de supremacía

Una vez que el “desafío exitoso” iraní quedó finalizado, y el “lúcido” shah fue instalado en el poder de forma segura, Irán se volvió un pilar del control estadounidense de Oriente Medio, junto a Arabia Saudí y el Israel post-1967, que estaba estrechamente aliado con el Irán del shah, aunque no formalmente. Israel también tenía intereses compartidos con Arabia Saudí, una relación que ahora se está haciendo más evidente ya que el Gobierno de Trump supervisa una alianza de Estados reaccionarios de Oriente Medio como base para el poder de EE UU en la región.
El control del estratégicamente importante Oriente Medio, con sus enormes y fácilmente accesibles reservas de petróleo, ha sido un eje central desde que EE UU ganó la posición de hegemón global tras la II Guerra Mundial. Las razones son conocidas. El Departamento de Estado reconoció que Arabia Saudí es “una estupenda fuente de poder estratégico” y “uno de los mayores premios materiales en la historia del mundo”. Eisenhower lo describió como la más “importante parte del mundo a nivel estratégico”. El control del petróleo de Oriente Medio produce “control sustancial del mundo” y “fuerza crítica” sobre los rivales industriales, como han entendido influyentes hombres de Estado desde el consejero de Roosevelt A. A. Berle hasta Zbigniew Brzezinski.
Estos principios se aplican de forma bastante independiente del acceso de EE UU a los recursos de la región que, de hecho, no ha sido de crucial importancia. Durante buena parte de este período EE UU fue un productor principal de combustibles fósiles, como de nuevo es hoy. Pero los principios siguen siendo los mismos, y son reforzados por otros factores, entre ellos la insaciable demanda de equipamiento militar por parte de las dictaduras del petróleo y el acuerdo saudí para apoyar el dólar como divisa global, permitiendo grandes ventajas a EE UU.

El corresponsal en Oriente Medio Tom Stevenson no exagera cuando escribe que “el dominio heredado de EE UU en el Golfo le ha dado un grado de fuerza tanto sobre rivales como aliados probablemente sin paragón en la historia del imperio… Es difícil sobrevalorar el papel del Golfo en la forma en que se dirige el mundo hoy”.
Es, entonces, comprensible por qué el desafío exitoso en la región no se puede tolerar.
Tras el derrocamiento de su cliente iraní, EE UU pasó a apoyar directamente la invasión de Irán por Saddam, condonando tácitamente su uso de armas químicas e interviniendo finalmente mediante la protección del transporte iraquí en el Golfo de la prohibición iraní, para asegurarse la sumisión de Irán. El grado de compromiso de Reagan con su amigo Saddam fue ilustrado gráficamente cuando misiles iraquíes alcanzaron el USS Stark, matando 37 tripulantes, suscitando un golpecito cariñoso en respuesta. Sólo Israel ha podido salirse con la suya con algo así (USS Liberty, 1967).
Cuando la guerra acabó, el presidente George H.W. Bush, el Pentágono y el Departamento de Energía invitaron a ingenieros iraquíes a EE UU para un entrenamiento avanzado en producción de armas, una amenaza existencial para Irán. Desde entonces, duras sanciones y ciberataques —un acto de agresión según la doctrina del Pentágono— se han empleado para castigar a los malhechores.

Amenaza para el orden mundial

Líderes políticos de todo el espectro advierten de que todas las opciones están abiertas respecto a atacar Irán —“contenerlo”, en la neolengua dominante—. Es irrelevante que “la amenaza o el uso de la fuerza” estén explícitamente prohibidos en la Carta de la ONU, el pilar del derecho internacional moderno.
Irán es regularmente descrito como la mayor amenaza para la paz mundial —en EE UU, claro—. La opinión global difiere, considerando a EE UU como la mayor amenaza para la paz mundial, pero la población estadounidense está protegida por la prensa libre de estas noticias no deseadas"

https://www.elsaltodiario.com/iran/debemos-parar-guerra-demasiado-tarde