Eduardo Galeano (El cazador de historias): "En los días, los guía el sol. En la noche, las estrellas. No pagan pasaje, y viajan sin pasaporte y sin llenar formularios de aduana ni de migración. Los pájaros, los únicos libres de este mundo de prisioneros, vuelan sin combustible de polo a polo, por el rumbo que elijen y a la hora que quieren, sin pedir permiso a los gobiernos que se creen dueños del cielo"
“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht
"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali
"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)
"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero
Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)
"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.
domingo, 28 de agosto de 2016
Qué conspiraciones
viernes, 26 de agosto de 2016
Policías de las costumbres
El “libertinaje” mercantil y la democracia republicana tienen, al parecer, un límite: el burkini, un invento australiano que, según Aheda Zanetti, propietaria de la marca, es una pingüe fuente de beneficios comerciales. Ojalá nuestros Estados fueran realmente laicos y republicanos y reprimieran otros lobbies y otros negocios: el TTIP, por ejemplo, o la venta de armas a Arabia Saudí o las puertas giratorias. La prohibición del burkini no es sólo un atentado contra el libre mercado en sus expresiones más inocentes: es un atentado ideológico contra las instituciones laicas republicanas que garantizan el derecho común de las sociedades democráticas. Sin duda la izquierda y el feminismo tendrán que discutir mucho sobre la relación entre voluntad, libertad y sociedad, así como sobre la transversalidad del patriarcado, parásito o esqueleto de todas las relaciones de poder, en un imaginario global cortado por relaciones neocoloniales (tanto externas e imperialistas como internas y de clase). Pero entre tanto quedémonos con la fotografía de Niza y sus amenazas. Cuatro hombretones con pistolas obligan a desnudarse en público a una mujer sentada y desarmada. No es una violación. Sí es una violación. No se trata de la república en armas de la Marsellesa sino de la inquisición religiosa, en versión oficial y uniformada, en el país de la Revolución francesa; y del patriarcado armado, aceptado o aplaudido, en el país de Simone de Beauvoir. Francia, como Arabia Saudí, como el Estado Islámico, impone normas indumentarias a sus mujeres. Los gobiernos europeos se están radicalizando muy deprisa, y ello al precio de perseguir, criminalizar y “judaízar” a sus minorías nacionales, de alimentar al mismo tiempo el terrorismo y la islamofobia dentro y fuera de Europa, de erosionar sus instituciones laicas y republicanas y de renunciar a sus sedicentes valores fundacionales. La prohibición del burkini es apenas un síntoma del derrumbe de Europa. El burkini no amenaza a la democracia; su prohibición sí. Es por eso que todos deberíamos tomarnos muy en serio la fotografía de la playa de Niza. “La mer, la mer toujours recommencée”, escribía el poeta Paul Valery. El laicismo está muriendo y el fascismo, como el mar, recomenzando. No bastará con quitarse o ponerse el velo. Si no defendemos la democracia, nadie estará a salvo"
lunes, 22 de agosto de 2016
El milagroso desastre español
miércoles, 17 de agosto de 2016
El burgués asustado, ese fascista
Altamente recomendable para este tema "Patas arriba. La escuela del mundo al revés" de Eduardo Galeano.
martes, 16 de agosto de 2016
Remembranzas
Yanis Varoufakis:
"La política en las economías avanzadas de Occidente está en la tesitura de una reestructuración política como no se ha visto desde los años 30. La Gran Deflación que tiene acogotados a ambos lados del Atlántico está haciendo que revivan fuerzas políticas que habían estado dormidas desde el final de la II Guerra Mundial. Está volviendo la pasión a la política, pero no de la forma que muchos habíamos esperado.
La derecha se ha visto animada por un fervor contrario al “establishment” que era, hasta hace poco, patrimonio de la izquierda. En los Estados Unidos, Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, mete en vereda – bastante creíblemente – a Hillary Clinton, su oponente demócrata, por sus estrechos lazos con Wall Street, sus ganas de invadir tierras foráneas, su disposición a adherirse a acuerdos de libre comercio que han socavado el nivel de vida de millones de trabajadores. En el Reino Unido, el Brexit ha asignado a ardientes thatcherianos el papel de entusiastas defensores del National Health Service [el sistema sanitario británico].
Esta transformación no carece de precedentes. La derecha populista ha adoptado tradicionalmente una retórica cuasi izquierdista en tiempos de deflación. Cualquiera que tenga estómago para revisar los discursos de los más destacados fascistas y nazis de los años 20 y 30, encontrará apelaciones – los panegíricos de Benito Mussolini a la seguridad social o las punzantes críticas del sector financiero por parte de Joseph Goebbels – que parecen, a primera vista, indistinguibles de metas progresistas.
Lo que hoy estamos experimentando es la implosión natural de la política centrista, debido a una crisis del capitalismo global en la que un derrumbe financiero condujo a una Gran Recesión y luego a la Gran Deflación de hoy. La derecha está repitiendo sencillamente su viejo truco de sacar partido de la ira justificada y las aspiraciones frustradas de las víctimas para hacer que avance su repugnante orden del día.
Todo empezó con la muerte del sistema monetario internacional establecido en Bretton Woods en 1944, que había forjado un consenso político de postguerra basado en una economía “mixta”, límites a la desigualdad y una sólida regulación financiera. Esa “era dorada” terminó con el llamado “shock” de Nixon en 1971, cuando Norteamérica perdió los superávits que, reciclados internacionalmente, mantenían estable el capitalismo global.
De manera notable, la hegemonía de los Estados Unidos creció en esta segunda fase de postguerra, en paralelo a su déficit comercial y presupuestario. Pero para seguir financiando estos déficits, los banqueros tenían que desengancharse de sus restricciones del New Deal y de Bretton Woods. Sólo ellos alentarían y gestionarían los flujos de entrada de capital necesarios para financiar los déficis parejos de Norteamérica en fiscalidad y por cuenta corriente.
La meta era la financiarización de la economía, el neoliberalismo su manto ideológico, su gatillo fue la subida de los tipos de interés de la época Paul Volcker en la Reserva Federal, y el presidente Clinton fue en última instancia el que cerró este pacto fáustico. Y el momento no podría haber sido más amigable: el desmoronamiento del imperio soviético y la apertura de China generaron una oferta de trabajo para el capitalismo global – mil millones de trabajadores adicionales – que hicieron que se disparasen los precios y ahogaron el crecimiento de los salarios en todo Occidente.
El resultado de la extrema financiarización fue una enorme desigualdad y una profunda vulnerabilidad. Pero por lo menos la clase trabajadora de Occidente tenía acceso a préstamos baratos y precios de vivienda desorbitados para compensar el impacto de salarios estancados y transferencia de rentas fiscales en declive.
Luego llegó el derrumbe de 2008, que produjo en los EE.UU. y en Europa un masivo exceso de oferta, tanto de dinero como de gente. Aunque muchos perdieron empleos, hogares y esperanzas, billones de dólares en ahorros han ido derramándose por los centros financieros del mundo desde entonces, sumándose a otros billones bombeados por desesperados bancos centrales dispuestos a substituir el dinero tóxico de los financieros. Con empresas e inversores demasiado temerosos como para invertir en la economía real, los precios de las acciones se han puesto por las nubes y el 0,1% más alto no da crédito a su suerte, y el resto mira impotente cómo las uvas de la ira van“…llenándose y haciéndose copiosas, haciéndose copiosas para la cosecha”.
Y así fue como ingentes partes de la humanidad en Norteamérica y en Europa quedaron demasiado endeudadas y se volvieron demasiado caras como para ser otra cosa que desecho, y quedaron listas para verse tentadas por Trump atizando el miedo, por la xenofobia de la dirigente del Front National, Marine Le Pen, o la refulgente visión de los adalides del Brexit de una Britania que rige de nuevo las olas (...)
Clinton versus Trump constituye una auténtica batalla, por ejemplo, como lo es la Unión Europea contra los partidarios del Brexit; pero los contendientes son cómplices, no enemigos, que perpetúan un bucle inacabable en el que se refuerzan mutuamente y en el que cada lado se define – y moviliza a sus apoyos sobre esa base – por aquello a lo que se opone.
La única manera de salir de esta trampa política es el internacionalismo progresista, basado en la solidaridad entre las grandes mayorías en todo el mundo que están preparadas para reavivar la política democrática a escala planetaria. Si esto suena utópico, vale la pena poner de relieve que ya se encuentran disponibles las materias primas.
La “revolución política” de Bernie Sanders en los EE.UU., el liderazgo de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista del Reino Unido, el MDeE25 (Movimiento por la Democracia en Europa, DiEM25) en el continente: estos son los heraldos de un movimiento internacional progresista que puede definir el terreno intelectual sobre el que debe erigirse la política democrática. Pero nos encontramos en un estadio muy temprano y nos enfrentamos a un notable contragolpe de la troika global: véase el tratamiento dispensado a Sanders por el Comité Nacional de los demócratas norteamericanos, la competencia contra Corbyn de un antiguo cabildero farmacéutico y el intento de encausarme por osar oponerme al plan de la UE para Grecia.
La Gran Deflación plantea una gran pregunta: ¿puede la humanidad concebir y llevar a la práctica un nuevo Bretton Woods “verde” y tecnológicamente avanzado – un sistema que haga nuestro planeta ecológica y económicamente sostenible – sin el inmenso sufrimiento y destrucción que precedieron al primitivo Bretton Woods?
Si nosotros – los internacionalistas progresistas – no conseguimos responder la cuestión, ¿quién la contestará? Ninguno de los dos bloques que hoy rivalizan por el poder en Occidente quiere siquiera que se plantee.
Traducción: Lucas Antón
Yanis Varoufakis es exministro de finanzas del Gobierno griego de Syriza, es Profesor de política económica en la Universidad de Atenas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada. Una extensa y profunda reseña del Minotauro, en SinPermiso Nº 11, verano-otoño 2012.
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/para-construir-una-internacional-progresista
lunes, 8 de agosto de 2016
Externalización del mal
Lo que parece olvidarse con excesiva frecuencia es que los Estados continúan reproduciendo las relaciones de poder existentes en un país, incluyendo las relaciones de poder de clase social. Es importante recuperar las categorías analíticas que han desaparecido en gran parte de los estudios de lo que está ocurriendo en la Eurozona. Las clases sociales y el conflicto entre ellas, dentro de cada Estado, son esenciales para entender el comportamiento de tales Estados. Las ausencias de estas variables en los análisis de Varoufakis limitan su comprensión de la supuesta pérdida de soberanía de los Estados (...)
Pero existe otro punto de desacuerdo con Varoufakis, relacionado con el desacuerdo anterior. El ningunear al Estado-nación lleva a abandonar una lucha a nivel de dicho Estado-nación, creando un vacío que lo están aprovechando movimientos nacionalistas de ultraderecha, algunos de claro carácter fascista y/o nazi. Hoy, como el mismo Varoufakis ha acentuado, uno de los mayores peligros existentes en la Unión Europea es la eclosión de movimientos nacionalistas de ultraderecha en cada uno de sus países. Y una de las causas de que ello esté ocurriendo es precisamente la desatención que las izquierdas han dado a algunos de los temas más movilizadores entre las clases populares, que solían ser la base de su apoyo electoral. No solo los partidos conservadores y liberales, sino también los partidos socialdemócratas, por ejemplo, justifican las políticas de austeridad y las reformas reaccionarias de los mercados de trabajo bajo el argumento de que son las únicas posibles, pues otras son de imposible aplicación debido a la globalización, o a la integración europea, o a cualquier factor externo. La externalización de responsabilidades es la medida más común hoy utilizada por los gobiernos de sensibilidad liberal o socioliberal (que son la mayoría). Admiten que sus políticas son impopulares pero subrayan que son las que exigen Bruselas o Frankfurt"