Entrevista a David Harvey:
"En primer lugar, hay una pregunta en cuanto a lo que constituye la
democracia. Tenemos democracias parlamentarias en que la mayoría de las
decisiones se toman en otros lugares, hay un déficit democrático en los
EEUU y Europa. No entiendo por qué el primer ministro británico David
Cameron convocó a un referéndum que era una locura. Creo que nunca creyó
que perdería. El resultado debe ser interpretado como un gran voto de
protesta. Es el equivalente a decir “no”, y la gente habría dicho “no” a
casi todo.
Hay un enorme descontento que fue canalizado en
esta votación. Una parte no tiene nada que ver con la UE, sino contra
la forma en que las élites toman las decisiones, les dijeron que estas
decisiones beneficiarían a todos, y la mayoría no ve ningún beneficio en
su nivel de vida o su ingreso. De hecho, muchos han perdido en los
últimos siete u ocho años.
Hay algunas buenas razones para
que la gente se pregunte sobre para qué quieren esta UE cuando hace lo
que hicieron Grecia y ahora está amenazando con hacer a Portugal. Se
supone que es una unión de ayuda mutua y parece ser cada vez más una
unión de los grandes sin ningún sentido para los pequeños. Por eso hubo
algunas buenas razones para el voto, más allá de lo que comúnmente se
conoce como xenofobia. Hay un lado de la xenofobia, pero sería erróneo
interpretar el voto únicamente como resultado de eso.
Se
argumenta que el descontento de la población tiene más que ver con las
condiciones de vida en las ciudades que con problemas de desempleo. ¿Por
qué? Siempre he sostenido que el descontento que se plantea en el
espacio en que vivimos es tan importante como lo que tiene que ver con
el desempleo.
La izquierda tiende a enfatizar el tema del empleo y devaluar las protestas sobre la calidad de vida. Pero muchas de las grandes protestas globales que han surgido en los últimos 15 años tienen que ver con la calidad de vida en las ciudades.
La
política de la vida cotidiana es un área a la que se debe estar muy
atento. Mucha explotación ocurre allí. Pregunten a la gente si están
satisfechos con cómo funcionan las tarjetas de crédito y las empresas de
comunicación que cobran cargos adicionales, una gran cantidad de
riqueza se extrae de la vida cotidiana.
-Por lo tanto, ¿el desempleo no es la preocupación dominante?
-Sin
duda es una preocupación, pero si le preguntas a la gente que tiene
empleo, sienten que están haciendo un trabajo de relleno, con poco
sentido. No sólo hay una gran cantidad de personas que no tienen
ingresos por el trabajo, también una gran parte que vive una
existencia sin mucho sentido en relación al trabajo que hace.
Se
han realizado estudios recientes en los EEUU, preguntando a la gente si
estaban satisfechos con su trabajo y el 70% dijeron que lo odiaban o le
era indiferente. Hay un problema más grande que el desempleo, y los
políticos ponen demasiado énfasis en la idea de empleo, empleo, empleo,
en lugar de preguntar ¿qué tipo de trabajo? Se requieren trabajos en los
que las personas sientan que están contribuyendo a la sociedad, y del
que estén orgullosos (...)
-La
teoría de la destrucción creativa -en parte, por cierto, el pensamiento
de Marx- dice que cada avance tecnológico importante se destruye muchos
puestos de trabajo y tipos de trabajo, y emergen otros nuevos. ¿No
ocurrirá ahora lo mismo?
-Rápidamente un trabajo de ser
una tarea que requiere una cierta calificación pasa a ser algo que
cualquiera puede hacer. Hace 20 años, los programadores de computadoras
eran muy hábiles, ahora todo el mundo sabe cómo crear un sitio web.
Surge la necesidad de trabajo especializada que se descalifica casi al
instante.
Al capital no le gusta que el trabajo tenga algún
poder de monopolio en el mercado, por eso se asegura que una gran masa
desarrolle estas habilidades rápidamente. Los programadores informáticos
ya no reciben salarios como los de hace veinte años. Y esto sucede en
todas las áreas.
-Y se da además otro paso importante con la evolución de la inteligencia artificial.
-La
inteligencia artificial conducirá a una transformación radical del
sector de servicios. Del mismo modo que vemos la desindustrialización
por los cambios tecnológicos en los años 70 y 80, veremos el equivalente
a en el sector de los servicios en los próximos años.
-Estás hablando de altos niveles de desempleo.
-Sí.
Y esto nos lleva a un tema que plantean algunos en Silicon Valley: si
sucede eso, ¿cómo se va a alimentar el consumo en el mercado? De ahí que
este sector, y también en la izquierda, se haya comenzado a discutir la
cuestión de la renta básica. Porque si no hay tal estrategia …
-… No podemos ser consumidores
Exactamente. Hay que darle a la gente medios para que puedan seguir consumiendo y que el sistema se mantenga.
-¿Crees en un escenario en el que no necesitemos trabajar, y sólo tengamos que consumir?
Es
posible, ya tenemos una cierta experiencia en este sentido, como el
“Bolsa Familia” en Brasil, que da a la gente un ingreso mínimo. Es una
redistribución del ingreso que permite que el mercado siga funcionando y
que está condicionado a cosas como mandar a sus hijos a la escuela.
-Enviar a sus hijos a la escuela para que puedan tener un trabajo cuando no haya trabajo …
-Exactamente.
Pero tenemos que pensar que la educación deberá centrarse más en que
las personas adquieran conocimientos para desarrollar diferentes
actividades que las satisfagan. Hay un crecimiento considerable en el
mundo de la cultura, con la gente haciendo actividades culturales en las
que no ganan mucho dinero, sino diversión. Y hay trabajo voluntario
para hacer, porque esas necesidades existen, incluso siendo tareas no
remuneradas.
En la industria del cuidado, por ejemplo. Las
familias abandonan el cuidado de la gente de tercera edad a menos que
haya una retribución para los que lo hacen. Hay mecanismos de este tipo,
algunos que funcionan bien, pero no resuelven el problema macro, que es
la dinámica del cambio tecnológico basada en convertir la en mano de
obra en cada vez más redundante, en un momento en que hay cada vez más
fuerza de trabajo.
Antes de los años 80, China no era parte
de la fuerza de trabajo, así como todo el antiguo bloque soviético.
Además, está el crecimiento la población, hay muchas más personas
disponibles para trabajar, y al mismo tiempo la dinámica de la
transformación capitalista tiene por finalidad ahorrar trabajo.
-¿Cómo podemos pagar ese ingreso mínimo para toda la población?
-Veamos
lo que sucedió a la crisis financiera de 2007/2008. Las autoridades
dijeron básicamente esto: tenemos que salvar al sistema bancario y
financiero. Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero
– la flexibilización cuantitativa – y este dinero se dirigió al mercado
de valores, lo levantó, dio buenos rendimientos a las clases más altas.
Ahora,
podría haber hecho lo mismo pero que se beneficiase a las clases más
bajas, apoyando el derecho del pueblo a tener un hogar. Y todas estas
propiedades que estaban en manos de los bancos podrían estar en las de
las personas que las necesitan. Con la crisis, las clases altas en los
EEUU aumentaron sus ingresos en un 12%. Estos 12% debería haber ido a
las clases más bajas.
Hubo una clara opción, se podría
salvar a los bancos y hacer que las personas perdiesen sus hogares, o
darles el dinero y evitar que se diese la crisis bancaria, porque las
personas pagarían los préstamos. Pero si en el momento en que dijésemos
esto, ellos dirían “esto es ridículo”, y no lo verían como una opción (...)
-Cuando se trata de salvar a los bancos, el argumento es que son esenciales para el funcionamiento de la economía.
-No
estoy diciendo que dejar caer los bancos, pero si hubiéramos estado
tratando con la crisis en el mercado inmobiliario de otro modo, los
bancos tampoco irían a la quiebra. Se guardaron a sí mismos, sin salvar a
nadie. Sólo digo que hay otras opciones (...)
Hoy en día hay experimentos en marcha en torno a una economía
solidaria, o formas colectivas de propiedad, o formas alternativas de
gobierno y los sistemas monetarios. No sabemos qué va a resultar de
ellas al pasar a una escala mayor, debido a que muchas de estas
experiencias son apenas locales.Sin embargo, hay una forma sencilla de empezar a
pensar en estas cosas. En mi tiempo, la educación superior era gratuita.
Desde entonces se ha convertido cada vez más en un commodities.
Bernie
Sanders vino a defender un sistema de educación superior gratuita. No
hay ninguna razón para no hacerlo. Se acabaría con las enormes deudas
que tienen los estudiantes. Y muchos piensan ahora, “Eso no es una mala
idea.” No parece molestarles que eso sea socialismo, si tiene sentido
para ellos. Debe haber un sistema de salud para todos y terminar con
esta tontería de las compañías de seguros, que pierden su tiempo y el
nuestro en un trabajo inútil como es el de buscar como negarnos nuestros
derechos"
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