Vicenç Navarro:
"Ni que decir tiene que la pertenencia
de España al Eurogrupo establece unas limitaciones graves en cuanto a lo
que el Estado español puede hacer o dejar de hacer. Pero encuentro su
posición extrema (aunque comprensible por su experiencia en el caso de
Grecia), pues los Estados-nación continúan jugando un papel clave. El
Estado alemán, por ejemplo, juega un papel determinante y dominante
entre los Estados-nación de la Eurozona. Y la relación inter-Estados
juega también una labor esencial. La supeditación y docilidad del
gobierno Rajoy hacia el gobierno alemán se expresa en su
interdependencia con las políticas realizadas por tales Estados.
Lo que parece olvidarse con excesiva
frecuencia es que los Estados continúan reproduciendo las relaciones de
poder existentes en un país, incluyendo las relaciones de poder de clase
social. Es importante recuperar las categorías analíticas que han
desaparecido en gran parte de los estudios de lo que está ocurriendo en
la Eurozona. Las clases sociales y el conflicto entre ellas, dentro de
cada Estado, son esenciales para entender el comportamiento de tales
Estados. Las ausencias de estas variables en los análisis de Varoufakis
limitan su comprensión de la supuesta pérdida de soberanía de los
Estados (...)
Hay que concienciarse de que la burguesía
española, por ejemplo, tiene más cosas en común, en cuanto a sus
intereses, con la burguesía alemana, que con las clases populares
españolas. De ahí que el Estado español, hoy instrumentalizado por la
burguesía española, esté aplicando políticas auténticamente
reaccionarias bajo el argumento de que no tiene libertad para llevar a
cabo otras (como Varoufakis parece creer), cuando es obvio que sí que
hay políticas alternativas. En España, por ejemplo, el presidente
socialista Zapatero congeló las pensiones para conseguir 1.200 millones
de euros, a fin de corregir el déficit del Estado, cuando podría haber
conseguido muchos más revirtiendo la bajada de impuestos de sucesiones
(2.552 millones) o manteniendo el de patrimonio (2.100 millones). Y el
presidente conservador Rajoy podría haberse evitado recortar 6.000
millones de euros de la sanidad pública revirtiendo la bajada del
impuesto de sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones
de euros al año, y que representan solo el 0,12% de todas las empresas.
El Estado siempre aplica políticas de clase, y el tema fundamental es de
qué clase social. No es cierto, pues, que el Estado-nación no pueda
hacer nada. Decir que los Estados-nación no pueden hacer nada es darle
la razón a Zapatero o a Rajoy cuando dicen que no hay otras políticas
públicas posibles. ¡Sí que las hay! ¡Hay alternativas a las políticas de
austeridad! El gran problema de Grecia es, como subrayé en el artículo
citado anteriormente, que era un Estado pequeño y fallido, que lo hizo
enormemente vulnerable a las presiones del Estado alemán. Y además de
ser un Estado muy débil, estaba muy solo. Pero hoy ya hay un número
creciente de Estados, con mayor peso, que pueden variar estas políticas.
Y parte de la solución serían las alianzas entre Estados en contra de
estas políticas, que no ocurrirán a no ser que cambien las relaciones de
poder dentro de cada Estado.
Pero existe otro punto de desacuerdo
con Varoufakis, relacionado con el desacuerdo anterior. El ningunear al
Estado-nación lleva a abandonar una lucha a nivel de dicho
Estado-nación, creando un vacío que lo están aprovechando movimientos
nacionalistas de ultraderecha, algunos de claro carácter fascista y/o
nazi. Hoy, como el mismo Varoufakis ha acentuado, uno de los mayores
peligros existentes en la Unión Europea es la eclosión de movimientos
nacionalistas de ultraderecha en cada uno de sus países. Y una de las causas de que ello
esté ocurriendo es precisamente la desatención que las izquierdas han
dado a algunos de los temas más movilizadores entre las clases
populares, que solían ser la base de su apoyo electoral. No solo los
partidos conservadores y liberales, sino también los partidos
socialdemócratas, por ejemplo, justifican las políticas de austeridad y
las reformas reaccionarias de los mercados de trabajo bajo el argumento
de que son las únicas posibles, pues otras son de imposible aplicación
debido a la globalización, o a la integración europea, o a cualquier
factor externo. La externalización de responsabilidades es
la medida más común hoy utilizada por los gobiernos de sensibilidad
liberal o socioliberal (que son la mayoría). Admiten que sus políticas
son impopulares pero subrayan que son las que exigen Bruselas o
Frankfurt"
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