“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


jueves, 9 de enero de 2020

Los terribles 20


Andrés Piqueras:

"La robotización y la inteligencia artificial van reduciendo el tiempo socialmente necesario de producción al mínimo, lo que quiere decir que en compensación el mercado debe expandirse al máximo. La “globalización” se dio con ese propósito, pero hoy está alcanzada la máxima expansión física y nada indica que el capitalismo vaya a ser capaz de empobrecer a las poblaciones del mundo (con desempleo, subempleo, destrucción de condiciones sociales y laborales…) y al mismo tiempo hacerlas que compren cada vez más. De hecho, lo único que ha permitido la continuidad del consumo desde los años 70 del siglo XX en los países “ricos” ha sido el crédito, o visto desde el otro lado, el endeudamiento masivo y creciente (tanto de particulares como de empresas, instituciones públicas y Estados).
La implicación de esa dinámica de fabricación incesantemente creciente de mercancías es la extracción también incesantemente creciente de recursos naturales y la utilización incesantemente creciente de energía.
En 1972 el Club de Roma emitió el informe Los límites al crecimiento, juntando datos de producción industrial, población, recursos, energía, alimentos, contaminación, sumideros… en el que se preveían las consecuencias que íbamos a afrontar de seguir el curso de la producción-consumo y crecimiento exponencial. En 1991 algunos de los mismos científicos insistieron en un nuevo informe, titulado Más allá de los límites del crecimiento, que en esa década nos situábamos ante el sobrepasamiento: era la última oportunidad de frenar si no queríamos despeñarnos por el precipicio. Después, aunque lo hiciéramos, la propia inercia nos llevaría hasta él sin remedio. Más allá de algunas de las intenciones políticas del Club de Roma, sus predicciones se han ido cumpliendo cabalmente. Ya para la segunda década de este siglo las consecuencias apuntadas han comenzado a alcanzar la conciencia colectiva mundial. Pero parece ser que la década que inauguramos de los 20 sería la que cobrarían una realidad todavía más palpable, incontestable aun para los más acérrimos negacionistas del daño que causamos al hábitat planetario (...)
Los años 70 del siglo XIX inauguraron la primera Larga Crisis del capitalismo. La misma que llevaría a la expansión imperial de Europa y a crecientes tensiones entre las potencias que desembocarían en dos Guerras Mundiales, la misma que posibilitó la mayor desconexión con el mundo capitalista conocida hasta hoy (la Revolución Soviética) y provocó el mayor crack bursátil hasta nuestros días, así como una conmoción de alcance mundial.
Sin embargo, la década de los 20 del siglo XX pareció ajena a todo ello. Los “Felices 20” fue una expresión acuñada en torno a la expansión económica de EE.UU., favorecida por el hundimiento europeo tras la I Gran Guerra. “Felicidad” que a partir del 1924 se expandiría a ciertas oligarquías europeas propiciando un clima de euforia nerviosa y ciega confianza en el sistema capitalista. Pero mientras las viejas y nuevas clases ricas disfrutaban con el “can-can”, el mundo se iba hundiendo bajo sus pies. Al tiempo que se daba el auge del fascismo en Italia, se gestaba el lento progreso del nazismo en Alemania y se incubaba una poderosa burbuja financiera contraída a través de sobrevaloración de activos empresariales y un desenfrenado sistema de endeudamiento y compra a plazos que desembocó en el crack del 29. La desolación, el deterioro y el pesimismo social se adueñaron de los años 30, hasta que estallara la mayor guerra que haya conocido hasta ahora la humanidad.

La Crisis de Larga Duración del siglo XX

Desde los años 70 del siglo XX las elites mundiales vienen intentando escapar de la Segunda Larga Crisis capitalista que, sin embargo, se resiste a dejarnos. Han probado de todo: globalización, crédito masivo, especulación financiera con sus burbujeos bursátiles y finalmente la ingente invención de dinero mágico, sin ningún valor detrás. Un dinero sacado de la chistera que conceden a las grandes empresas y Bancos “demasiado grandes para caer”, con lo que modifican sus números, ocultan sus descubiertos y aparentan que el sistema funciona y el mundo empresarial y bancario va bien. Pero todo esto no hace sino acumular una “tormenta perfecta”, una enorme explosión de la economía, en proporciones tendencialmente mayores que puede hacer irrisorias las crisis del 29 y de 2007-2008 juntas.
Será muy difícil que la década de los 20 de este siglo pase sin que ese cataclismo, o al menos, algún serio anticipo del mismo, ocurra.
Esta década de los 20 nos deparará el fin de la ilusión de la “crisis” como un accidente del capitalismo, que una vez superado dejará la marcha hacia el progreso y el bienestar. El fin de la no percepción del cambio climático y de un hábitat severamente dañado será también inevitable"

viernes, 3 de enero de 2020

Inquietud de las elites

Pablo Elorduy:
"Los titulares de prensa subrayan la inquietud de la gran banca, las multinacionales y las grandes fortunas hacia un programa de reformas que mermen la “rentabilidad”, el concepto que mejor define la tranquilidad bajo la óptica de las élites. Las dificultades para formar Gobierno —el llamado “bloqueo”— han generado zozobra, pero la incertidumbre de un Consejo de Ministros con cuerpos extraños, aunque solo sea por la novedad, es el principal motivo de desvelo de la Bolsa, el llamado “eje de la Castellana” o, llanamente, el capitalismo español. La presentación del acuerdo el 30 de diciembre no ha hecho si no aumentar el coro de voces que piden a gritos una tila o, en sus vertientes más extremas, una asonada.
Pedro Ramiro y Erika González han publicado recientemente A dónde va el capitalismo español, un ensayo que parte de la hipótesis de que desde 2008, las multinacionales españolas agotaron sus posibilidades de expansión. La crisis cortó el ciclo en el que las multinacionales habían exprimido las plusvalías de las infraestructuras diseñadas por las administraciones españolas y aquellas procedentes de la privatización de empresas en Latinoamérica. También, pero no completamente, el acceso al crédito. El endeudamiento privado que posteriormente fue encasquetado, sin mucho agobio, a la Sareb, y las políticas de dinero barato del Banco Central Europea cauterizaron esa herida.
Acabado ese ciclo, que tuvo su clausura simbólica con la abdicación del rey Juan Carlos en 2012, las grandes empresas del Ibex —ACS, OHL, Sacyr o Telefónica en primer lugar, pero también el Santander o el BBVA— se han visto obligadas a dejar entrar en su capital a fondos de inversión internacionales. BlackRock, que hoy es el primer gallo en las cotizadas en el selectivo club de las 35, CVC Partners o los fondos soberanos de países como Qatar, han empujado a las multinacionales españolas a incluir en sus consejos de administración al poder corporativo mundial. “Es una tendencia histórica del capitalismo”, recuerda Ramiro, pero a través de fusiones y absorciones, la financiarización ha acabado de desdibujar la hispanidad de la Marca España (...)
¿Qué temen los apellidos Botín, Urquijo, Pérez o Del Pino? “En primer lugar a la evolución del contexto geopolítico global”, responde Ramiro. La triada “estancamiento, deuda y desigualdad”, en la era que se ha definido como del “capitaloceno” —que ha dado como lugar el calentamiento global y la pérdida acelerada de la biodiversidad— y que transcurre en un paisaje político de inestabilidad han llevado a la clase dominante a un punto en el que es incapaz de seguir sosteniéndose sobre la seducción —el consumo y su ejército de clases medias— y recurre, desarrolla Pedro Ramiro, a la coerción. 
En el caso de los apellidos de marca España, “se avecina una caída de los beneficios y un fin de lo que entre comillas se ha llamado la recuperación económica”. Porque, resume Ramiro, su rentabilidad se sostiene sobre los mismos pilares que la sostuvieron hasta 2008, “un modelo de patas cortas”, ladrillo y turismo, para más señas. El mercado del alquiler, como novedad.
Andrés Villena Oliver, sociólogo y periodista autor de Las redes del poder en España, cree que la idea de apaciguar a los mercados, los inversores o el gran capital parte del verbo ‘tranquilizar’, “propio de la izquierda española y Europea”. De tener que poner una fecha para justificar esa afirmación, Villena sugiere marzo de 1983, cuando el Gobierno de François Mitterrand —apoyado por por los comunistas— revirtió sus primeras medidas de recuperación de derechos sociolaborales y se produjo el llamado “giro hacia el rigor”. La presión de las grandes fortunas: alta inflación, ataques a la divisa francesa, fuga masiva de capitales y una “huelga de inversiones”, cortocircuitaron el último intento de la socialdemocracia europea en la arena económica. Y sirvieron de aviso, alto y claro, a Felipe González"