“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


sábado, 30 de junio de 2018

Primera opresión de clase

Domenico Losurdo:
Apartado 4 del primer capítulo del libro de D. Losurdo La lucha de clases. Una historia política y filosófica:
 
"El género de las luchas de clases emancipadoras incluye una tercera especie, además de las dos que hemos visto. Sí, hay otro grupo social, muy numeroso, tan numeroso que es la mitad o más de la población total, un grupo social que padece la «autocracia» y anhela la «liberación» (Befreiung): se trata de las mujeres, sobre quienes pesa la opresión ejercida por el varón entre las cuatro paredes domésticas (MEW, 21; 158). Estoy citando de un texto (El origen de la familia, la propiedad privada y el estado) que Engels publicó en 1884. Es verdad que Marx había muerto hacía un año, pero ya entre 1845 y 1846, en La ideología alemana, texto al que Engels se remite explícitamente, observa que en la familia patriarcal «la esposa y los hijos son los esclavos del hombre» (MEW, 3; 32). A su vez, el Manifiesto, que no se cansa de reprochar a la burguesía la reducción del proletario a máquina e instrumento de trabajo, señala que «para el burgués su propia mujer es un simple instrumento de producción»; pues bien, «se trata justamente de abolir la posición de las mujeres como meros instrumentos de producción» (MEW, 4; 478-479). La categoría utilizada para definir la condición del obrero en la fábrica capitalista también se utiliza para definir la condición de la mujer en el ámbito de la familia patriarcal.
Visto en conjunto, el sistema capitalista se presenta como una se rie de relaciones más o menos serviles impuestas por un pueblo a otro pueblo a escala internacional, por una clase a otra en el ámbito de un país y por el hombre a la mujer en el ámbito de la misma clase. Se comprende entonces la tesis que formula Engels remitiéndose a François-Marie-Charles Fourier y que también defiende Marx, la tesis de que la emancipación femenina es «la medida de la emancipación universal» (MEW, 20; 242 y 32; 583). Para bien y para mal, la relación hombre/mujer es una suerte de microcosmos que refleja el ordenamiento social: en la Rusia ampliamente premoderna, sometidos a una implacable opresión de sus amos, los campesinos –observa Marx– son capaces, a su vez, de dar «horribles palizas mortales a sus mujeres» (MEW, 32; 437). Veamos ahora la fábrica capitalista: aunque el poder despótico del patrono sojuzga a todos los obreros, lo hace de un modo especialmente humillante con las mujeres: «su fábrica es al mismo tiempo su harén» (MEW, 2; 373).
No es difícil encontrar en la cultura de la época voces que denuncian el carácter opresor de la condición femenina. En 1790 Condorcet (1968, vol. 10, p. 121) dice que la exclusión de la mujer de los derechos políticos es un «acto de tiranía». Al año siguiente la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, escrita por Olympia de Gouges, llama la atención en su artículo 4 sobre la «tiranía perpetua » impuesta por el hombre a la mujer. En Inglaterra, más de medio si glo después, J. S. Mill habla de «esclavitud de la mujer», «tiranía do méstica» y «servidumbre real» (actual bondage) sancionada por la ley (1963-1991, pp. 264. 288 y 323 = Mill 1926, pp. 18, 68 y 139).
Pero ¿cuáles son las causas de esta opresión y de la insensibilidad general frente a ella? Condorcet (1968, vol. 10, p. 121) condena «el po der de la costumbre» que ofusca el sentido de la justicia incluso en los «hombres ilustrados». De un modo parecido argumenta Mill (1963-1991, pp. 263-264 = Mill 1926, pp. 15, 17 y 19), quien remite al conjunto de «costumbres», «prejuicios» y «supersticiones» que es preciso superar o neutralizar con «una sana psicología». Aunque se hace referencia a las relaciones sociales, solo se trata de las «relaciones sociales de ambos sexos», que sancionan la esclavitud o sumisión de la mujer a causa de la «inferioridad de su fuerza muscular» y de la vigencia en este ámbito de la «ley del más fuerte».
No se indaga la relación entre la condición de la mujer y las otras formas de opresión. Es más, a ojos de Mill (1963-1991, pp. 264-265 = Mill 1926, p. 19) la relación hombre/mujer es una especie de isla en la que aún se mantiene la lógica del sometimiento, que ya ha quedado muy atrás en otros ámbitos: «Vivimos, o viven por lo menos una o dos de las naciones más avanzadas del mundo, en un estado en que la ley del más fuerte parece totalmente abolida, y se diría que ya no sirve de norma a los asuntos de los hombres». En cambio, desde el punto de vista de Marx y Engels, la relación entre la metrópoli capitalista (las «naciones más avanzadas del mundo») y las colonias es, más que nunca, una relación de dominio y sometimiento; y en la propia metrópoli capitalista la coacción económica (no ya jurídica) sigue presidiendo las relaciones entre capital y trabajo.
Si acaso es Mary Wollstonecraft (2008, p. 30) quien une la denuncia de la «dependencia servil» que se reserva a la mujer con el cuestionamiento del orden social. El dominio machista parece propio del antiguo régimen. Mientras que los campeones de la lucha por la abolición de la esclavitud denuncian la «aristocracia de la epidermis» o la «nobleza de la piel» (Losurdo 2005, cap. 5, § 6), la militante fe – mi nista critica lo que a su juicio se configura como el poder aristocrático de los varones; la denuncia de este poder va unida a la condena de las «riquezas» hereditarias y de los «honores hereditarios», a la condena de las «absurdas distinciones de estamento». En todo caso, «las mujeres no se liberarán» de verdad «hasta que los estamentos no se mezclen» y «no se establezca más igualdad en toda la sociedad » (Wollstonecraft 2008, pp. 109 y 139). Otras veces parece que la feminista y jacobina inglesa cuestiona la propia sociedad capitalista. Sí, las mujeres deberían «tener representantes en vez de ser gobernadas sin ninguna voz en las deliberaciones del gobierno». Pero no hay que perder de vista que en Inglaterra también los obreros están privados de derechos políticos:
Todo el sistema de representación en este país es solo una cómoda ocasión de despotismo, las mujeres no deberían olvidar que están representadas en la misma medida en que lo está la numerosa clase de los obreros, trabajadores esforzados que pagan por el sustento de la familia real, a pesar de que a duras penas consigue saciar con pan la boca de sus hijos (Wollstonecraft 2008, p. 113).
No faltan los puntos de contacto entre condición obrera y condición femenina: lo mismo que para los miembros de la clase obrera, «los pocos trabajos abiertos a las mujeres, lejos de ser liberales, son serviles». Por último, en el ámbito de esta crítica global de las relaciones de dominio que caracterizan el orden social existente, las propias mujeres (sobre todo las de situación más acomodada) deben hacer examen de conciencia, pues a veces dan muestras de «locura» por «el modo en que tratan a los sirvientes en presencia de los niños, con lo que sus hijos creen que aquellos deben servirles y soportar sus destemplanzas» (Wollstonecraft 2008, pp. 115 y 137).
La «jacobina inglesa», que es una excepción genial, parece en cierto modo precursora de Marx y Engels, quienes establecieron un nexo entre división del trabajo en el ámbito de la familia y división del trabajo en el ámbito de la sociedad. El segundo, en particular, formula la tesis de que «la familia nuclear moderna se basa en la esclavitud doméstica, abierta o disimulada, de la mujer»; en todo caso, «el varón es el burgués, mientras que la mujer representa al proletariado » (MEW, 21; 75). 
Entre los contemporáneos de Marx y Engels, quien hace un análisis que podría parecerse al suyo no es J. S. Mill sino Nietzsche, aunque con un juicio de valor opuesto. El crítico implacable de la revolución como tal, incluida la revolución feminista, compara la condición de la mujer con la de los «miserables de los estamentos inferiores», los «esclavos del trabajo (Arbeitssklaven) o los presos» (Genealogía de la moral, III, 18) e indirectamente junta el movimiento feminista con el movimiento obrero y el movimiento abolicionista: los tres buscan afanosamente, para denunciarlas con indignación, las distintas «formas de esclavitud y servidumbre», como si constatarlas no fuese la confirmación de que la esclavitud es «el fundamento de toda civilización superior» (Más allá del bien y del mal, 239).
Evidentemente, el motivo del nexo entre sometimiento de la mujer y opresión social en general está desarrollado de un modo más amplio y orgánico en Engels, remitiéndose siempre a La ideología alemana que escribió con Marx y permaneció inédita mucho tiempo: «la primera opresión de clase coincide con la del sexo femenino por el sexo masculino». Es una larga historia que aún no ha terminado"
 
 

miércoles, 27 de junio de 2018

Interludio musical



Vivaldi. El Verano


Movimiento. Jorge Drexler


Conversaciones con John Pilger

 
Dennis J. Bernstein es un integrante de "Flashpoints" en la red de radio Pacifica y autor de Special Ed: Voices from a Hidden Classroom
 
"El galardonado cineasta y periodista de investigación John Pilger es una de las raras excepciones que se ha lanzado de cabeza en esta historia crucial de nuestro tiempo. Pilger ha realizado dos documentales con 25 años de diferencia sobre Palestina, con casi el mismo nombre, Palestina es la cuestión y luego Palestina sigue siendo el tema.  
Recientemente hablé con Pilger sobre Palestina y la brutalidad de la ocupación continua, y también sobre la responsabilidad de de la prensa occidental por empoderar y sostener la ocupación publicando informes erróneos y, en algunos casos, no informar en absoluto de las realidades brutales de la ocupación israelí de los palestinos, que muchos críticos, así como varios funcionarios de la ONU, han calificado como una forma de limpieza étnica que raya en el genocidio.  
También hablé con Pilger sobre las recientes reuniones del G-20 en Alemania, donde el presidente Trump celebró su primera reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, en medio del frenesí del Rusiagate. La última película de John Pilger es The Coming War on China. Recientemente dio una emotiva charla en la Exposición Palestina en Londres sobre la batalla actual por la liberación de Palestina, algunos extractos han sido publicados por Consortiumnews.  
Dennis Bernstein (DB): Comencemos con algunos eventos actuales. Acabamos de tener la reunión del G20 en Europa con un gran acuerdo en la reunión entre Trump y Putin y mucha acción en las calles. ¿Tus pensamientos sobre lo que sucedió allí y algunos de los sucesos?  
John Pilger (JP): Creo que fue muy interesante en dos niveles. En primer lugar, fue una clara demostración de la continua rebelión contra los gobiernos a control remoto, gobiernos a los que a menudo se denomina justicieramente oligárquicos. El número de personas en las calles de Hamburgo representó con precisión esa rebelión.  
Lo interesante del G20 fue que, claramente, Alemania se propuso determinar la agenda. Merkel quería hacer avanzar a su país como líder indiscutible ahora de Europa. Algunos dirían que así ha sido durante bastante tiempo y con Gran Bretaña en el camino de salida, existe la oportunidad. Pero eso no sucedió.
La discusión fue apropiada en la reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin. Dejando de lado todas las cualidades grotescas y de dibujos animados de Trump, la única cosa que ha sido constante es hacer algún trato con Rusia. Esto lo ha metido en muchos problemas porque el Partido Demócrata y, de hecho, la mayoría de las instituciones de Washington, no quieren que esto suceda. Les gustaría que Rusia siguiera siendo un enemigo perenne.  
Sin Moscú como demonio, es muy difícil justificar una gran parte de la infraestructura de poder en los Estados Unidos, en particular las industrias militares y de armamento masivo. Trump desafió abiertamente esto, virtualmente desde el principio. Aunque parecía tener que probarse a sí mismo frente a los pilares del poder en Washington disparando misiles a Siria, este elemento en su presidencia ha permanecido bastante constante.  
Esta fue, por supuesto, la primera reunión entre Trump y Putin. Hablaron durante dos horas y veinte minutos y, según todos los informes, se desarrolló algún tipo de relación. En tiempos anteriores, eso sería una buena noticia. Solía ​​llamarse "distensión". En la actualidad, esta no es una buena noticia, tampoco para el oficialismo político de los EE.UU. ni para los medios corporativos ni en gran medida, aquí en Gran Bretaña.  
Las ridículas acusaciones de que los rusos ayudaron a elegir a Trump interfiriendo directamente en el gran proceso democrático estadounidense han convergido con la noticia de que Trump y Putin podrían haber llegado a algún tipo de acuerdo. Que Trump pueda seguir cualquier arreglo que haya hecho para normalizar las relaciones con Rusia, dadas las instituciones de poder en Estados Unidos, es bastante dudoso.  
DB: Por supuesto, la prensa corporativa no está para nada interesada en la distensión en Siria. Su historia principal desde la reunión de Trump con Putin ha sido que su hijo puede ser culpable de traición.  
JP: Nunca he escuchado algo tan absurdo en mi vida, especialmente porque Estados Unidos ha intervenido tan agresivamente en la Rusia postsoviética. A lo largo de la década de 1990, la intervención abierta y bastante exitosa fue descarada. Y que estas poderosas fuerzas en los Estados Unidos se obsesionen con la intromisión rusa en nuestro proceso electoral demuestra una especie de doble estándar que es difícil de comprender.  
DB: A la luz de su nueva película, The Coming War on China, este es un momento en el que la distención en todos los niveles es crucial por la gran peligrosidad de mantener el rumbo. Es interesante ver que los halcones derechistas en Washington están ayudando a fomentar una nueva relación entre Rusia y China. Pero la distensión es la única respuesta en este momento, ¿no es así?  
JP: Sí, lo es. Lo que se necesita es un acuerdo diplomático. Desafortunadamente, Estados Unidos ya no lo hace. No tiene "diplomáticos" en el verdadero sentido de la palabra. Ver ahora a los presidentes de dos de las principales potencias con armas nucleares en el mundo que aparentemente forjan algún tipo de acuerdo político, aceptando, que no deberían ir a la guerra con armas nucleares. Este es un retroceso a un tiempo anterior a que George W. Bush aboliera los Tratados de Reducción de Armas Estratégicas (TRAE)  y otros que se organizaron tan laboriosamente durante tantos años entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, demuestra cuánto ha retrocedido el mundo, a nivel de su élite política. Estados Unidos tiene una visión muy aterradora para la mayoría de nosotros porque las armas nucleares están en el trasfondo todo el tiempo. La probabilidad de un lanzamiento equivocado de armas nucleares es alta.  
Consideremos el caso de Corea, donde Estados Unidos ha instalado su muy agresivo Sistema de misiles antibalístico móvil, el denominado sistema de "defensa", que amenaza a China. Nadie cree por un momento que estos misiles apuntan a Corea del Norte, lo que podría ser abordado de muchas otras maneras por los Estados Unidos. La estrategia a largo plazo de un Pentágono en expansión es la balcanización de la Federación de Rusia y la intimidación de China. Y si hay algún destello de algún tipo de retroceso desde esa posición, como pudo haber sido en la reunión entre Trump y Putin, entonces esa es una buena noticia.  
DB: Y por supuesto es tan extraño que Estados Unidos hable sobre el papel que China debería desempeñar y cómo estamos tan decepcionados de que no están haciendo todo lo posible para facilitar el TRAE, que es parte de una estrategia para rodear a su país en lo que sabemos se perfila como "el siglo chino".  
John, me gustaría que hables sobre cómo comenzaste a informar sobre Palestina y luego me gustaría avanzar rápidamente a los problemas actuales.  
JP: Primero fui a Palestina en la década de 1960 y me quedé en un kibutz. Probablemente llegué con la suposición popular de que los mitos de Israel sobre sí mismo eran ciertos, de que Israel era una buena idea. Combiné el horror del Holocausto con el nuevo Estado judío. La gente en el kibutz se consideraba tanto socialista como sionista.  
Llegué a entender el doble discurso o la amnesia contemporánea que es tan penetrante en Israel. Tuvimos algunas discusiones muy animadas, pero rara vez mencionamos al pueblo mayoritario. Los vi una noche y se los denominó "ellos", como siluetas más allá de los límites del kibutz. Pregunté por ellos y me dijeron, bueno, son los árabes. Un hombre los llamó nómadas. Al hacer la pregunta estaba cruzando una línea y se produjo un silencio inquieto. Estaba con buenas personas en el kibutz, tenían principios, muchos tenían recuerdos de los horrores en Europa. Por supuesto sabían que estaban en tierra robada.  
La palabra "palestino" casi nunca se usó, más bien se hizo eco de la observación posterior de Golda Meir de que "no existe tal cosa como los palestinos". Porque una vez que se reconoció el término "palestino", se tuvo que reconocer el Estado de Palestina. Para mí fue una introducción muy interesante a la situación extraordinaria en Palestina. Aprendí mucho de un fotógrafo maravilloso llamado Dan Hidani que perdió a toda su familia en Alemania durante la guerra. Discutimos este tema de los llamados árabes y aprendí mucho de él sobre la culpabilidad de los colonizadores que nunca puede ser encubierta. Estas primeras experiencias realmente me alertaron sobre la enorme injusticia que sufrían los palestinos y que, por supuesto, aún sufren hoy.  
DB: ¿Podría pedirte que cuentes la historia de la novelista Liana Badr, porque realmente habla de lo que ha sucedido a muchos palestinos y de la forma en que han sido tratados?  
JP: En 2002, cuando Ariel Sharon era primer ministro y varias veces envió al ejército y tanques israelíes a Cisjordania, llegué a Ramallah justo cuando el ejército israelí se retiraba. Ramallah fue devastada y uno de los lugares que visité fue el Centro Cultural Palestino. Allí conocí a la directora del centro, la renombrada novelista palestina Liana Badr, que ahora enseña en la Universidad de Columbia. Sus manuscritos estaban desgarrados y esparcidos por el piso. El disco duro que contenía su ficción y toda una biblioteca de obras de teatro y poesía había sido robado por los soldados israelíes. Ni un solo libro había sobrevivido. Se perdieron las cintas maestras de una de las mejores colecciones de cine palestino.  
Fue un asalto a la cultura de las personas. Los soldados habían orinado y defecado en los pisos y en los escritorios y untado las heces en las pinturas de los niños. Fue el símbolo más vívido y revelador de lo que hace una potencia colonial a las personas cuyo país ocupa.  
Fue un intento de deshumanizar, eso es lo que representó este asalto al Centro Cultural Palestino. Lo que también me impactó fue la determinación de los palestinos en esta situación de no cumplir con lo que se esperaba de ellos como víctimas. Eso es lo más sorprendente de los palestinos. Al caminar a través de los escombros de Gaza, donde los israelíes han atacado tantas veces, de repente ves a lo lejos a un grupo de muchachas de la escuela bellamente vestidas con sus uniformes almidonados y planchados y el pelo recogido. Es una visión de desafío y determinación para seguir adelante. Entonces la ocupación pudo haber funcionado físicamente pero no funcionó espiritualmente. Y tal vez en el futuro cercano no funcione políticamente.  
Las naranjas de Jaffa son famosas en todo el mundo. En realidad, Jaffa es una ciudad palestina tomada por Israel. Las naranjas de Jaffa forman parte de la historia mítica del Israel moderno, la idea de que el desierto de Palestina se vería eclipsado por los judíos que llegaban, que harían florecer el desierto. Pero las naranjas y las uvas de hecho fueron cultivadas por agricultores palestinos y las naranjas se habían exportado a Europa desde el siglo XVIII. En un momento, un nombre más bien melancólico para la ciudad de Jaffa utilizado por sus antiguos habitantes era "el lugar de las naranjas tristes".  
DB: Quiero hablar sobre Palestina y el periodismo. Tal vez podríamos comparar y contrastar a Mohammed Omer, por un lado, esquivando bombas y tratando de obtener alimentos para su familia mientras los drones vuelan por su ventana, tratando de obtener lo mejor que puede en la verdad sobre el terreno compare a Mahoma Omer con la gente de CNBC y la BBC.  
JP: Bueno, sabemos que la mayoría del periodismo convencional es simplemente una extensión del Estado. Hemos hablado sobre la extraordinaria campaña de propaganda de McCarthy que quería culpar a todo, incluido el clima, a Rusia. Eso sucede porque los medios son el ala de propaganda de las instituciones que forman el poder en Occidente.  
Quien produce la propaganda más refinada es la BBC. CNN y los otros son simplemente versiones más crudas. Cualquier verdad sobre Israel/Palestina o, más en general, el Medio Oriente no vendrá de los principales medios de comunicación. Aquellos de nosotros que sabemos esto deberíamos dejar de golpear nuestras cabezas contra una pared de ladrillo, preguntando por qué no dicen la verdad. Eso no es para esos medios.  
Afortunadamente, ahora hay muchas fuentes independientes, como su programa. Usted mencionó a Mohammed Omer. Vimos lo brillante y objetivo que fue su informe desde Gaza durante el último terrible ataque en 2014. Su propia familia estaba bajo ataque, tenían muy poca comida y agua, y así sucesivamente, pero todos los días producía informes concisos de no más de tal vez 800 palabras, junto con sus fotografías que reflejarían lo que estaba sucediendo cuando lo presenció. Se trataba de cómo las personas seguían conduciendo sus vidas de la manera más extraordinaria, a pesar de todo el dolor y el sufrimiento.  
En otras palabras, hizo lo que los medios oficiales en Occidente rara vez hacen: puso caras y nombres a las personas, describió sus vidas. Él ha reunido esas piezas en un libro. Y ha habido otros periodistas, particularmente fotógrafos palestinos y gente de cámara, que han hecho un trabajo similar. Me hacen sentir orgulloso de ser un periodista.  
DB: Solo menciono a los periodistas corporativos porque mantienen este tipo de condiciones porque no los entrevistan al informar o los mencionan despectivamente.  
JP: Desde mi propio punto de vista, lo encuentro imposible de ver, a menos que yo los esté monitoreando. Es censura por omisión, por distorsión, por demonología. El general Petraeus dijo una vez que pasó la mayor parte de su tiempo con los medios porque eso importaba más que intentar derrotar a los talibanes.  
La buena noticia es que mucha gente ya no les cree. Uno de los elementos de la rebelión que atraviesa las sociedades occidentales es la ira de los medios. Esto es ciertamente cierto en Gran Bretaña. Nunca he sabido que los medios sean un tema tan popular para debatir. Y está siendo discutido con mucho resentimiento. Los reporteros ahora tienen que dar cuenta de sus acciones. Ese es un nuevo desarrollo.  
Ayer The Guardian publicó un artículo en primera plana bastante defensivo sobre periodistas a los que los sobrevivientes del terrible incendio de la Torre Grenfell habían llamado para rendir cuentas aquí en Londres. Bueno, eso fue emblemático de los medios llamados a dar cuenta de una amplia gama de cuestiones. Las personas se están dando cuenta, ahora entienden. Ya no son simplemente consumidores de este tipo de tonterías.  
Ciertamente, el poder de los medios permanece. Pero una de mis historias favoritas es que la noche en que Jeremy Corbyn casi ganó las elecciones aquí, hubo una fiesta en el periódico Times, que por supuesto es dirigido por Rupert Murdoch. Cuando llegaron los primeros resultados y quedó claro que al Laborismo le estaba yendo tan bien, Murdoch salió furioso. Ese fue un momento muy simbólico porque significaba que sus medios y los medios como el suyo ya no tenían el poder de asegurar que ciertos políticos fueran elegidos. Dos días antes de las elecciones, The Daily Mail dedicó trece páginas a un intento de difamación de Corbyn. No tuvo ningún efecto en absoluto.  
DB: Acabamos de ver en nuestro programa a Arab Barghouti, el hijo de Mustafa Barghouti, que no contactó con su padre durante dos años. Mustafa Barghouti ha estado en prisión durante quince años y acaba de encabezar una gran huelga de hambre. Fuerte, articulado, no puede ser silenciado. O mencionó a la doctora Mona El-Farra, directora médica sobre el terreno que tuvo una buena parte de su familia extendida aniquilada en 2014. Ella todavía está atendiendo a la gente y diciendo la verdad a cualquiera que la escuche. Es asombroso.  
JP: Sí, estas son personas increíbles y es muy inspirador estar en su compañía. Incluso en medio de toda la carnicería en el mundo, te hacen sentir bien de ser humano.  
DB: ¿Por qué crees que Nelson Mandela dijo que Palestina es el mayor problema moral de nuestro tiempo?  
JP: Hay mucho que criticar sobre Mandela, pero una de las cosas interesantes y admirables de Mandela fue que era leal a quienes le habían apoyado y se habían solidarizado con la gente de Sudáfrica que luchaba por su libertad. Ciertamente, durante todo su tiempo en prisión, siempre destacó la importancia de esa solidaridad. En otras palabras, de personas que han estado juntas. Era una visión internacionalista anticuada de la lucha. Él asociaba la lucha de la mayoría del pueblo de Sudáfrica contra el régimen del apartheid con la difícil situación de los palestinos que estaban luchando con su propia forma de apartheid. De la misma manera, Desmond Tutu ha estado en Cisjordania y ha sido muy abierto al hacerse eco de lo que dijo Mandela. Tutu dice en el expediente que considera que las estructuras del apartheid en Israel/Palestina son, en algunos aspectos, incluso peores que las de Sudáfrica.  
Supongo que Mandela consideraba que Palestina era el mayor problema moral porque se trataba de un pueblo perjudicado. Los palestinos no eran los alemanes, no hicieron cosas terribles al pueblo judío. De hecho, habían vivido en paz con el pueblo judío durante mucho tiempo. Eran la mayoría de la gente en su país. Judíos, musulmanes y cristianos vivían juntos en paz, en términos generales, hasta que se les impuso el Estado de Israel.  
Como expresó Mustafa Barghouti, "los sionistas querían un Estado a expensas de los palestinos". A eso se refería Mandela. Palestina es una clásica injusticia colonial. [Israel] es la cuarta potencia militar del mundo respaldado por la mayor potencia militar, la Unión Europea y otros países occidentales, quitando la libertad e imponiendo la opresión sobre el pueblo de Palestina.  
DB: Y la idea de un pueblo palestino libre es muy preocupante para el mundo árabe que está alineado con los Estados Unidos. Parece que nadie quiere pensar en la liberación de Palestina porque entonces tienen que pensar en sus propias dictaduras corruptas y perversas. Palestina realmente es el tema de la guerra y la paz. Si alguna vez habrá paz depende de si estas personas eventualmente tendrán un lugar para llamarle nuevamente su hogar.  
JP: Ciertamente, hasta que los palestinos tengan justicia -en una manera en que ellos la reconozcan- no habrá paz en la región. En cierto sentido, todos los caminos de conflicto en esta región problemática conducen de regreso a Palestina. Si se resolviera el problema de Palestina, eso significaría que Israel sería un país normal, no armado hasta los dientes con armas nucleares e intimidando y oprimiendo a los pueblos indígenas, sino un país normal que vive con igualdad dentro de su propio ámbito. Si eso sucediera, si eso se resolviera, no estoy diciendo que la paz se desataría repentinamente en todo el Medio Oriente, pero sería el comienzo.  
DB: ¿Ves el movimiento de boicot/desinversión como una luz esperanzadora? Claramente, las personas que lo han apoyado en los EE.UU., estudiantes y docentes, han sufrido una gran represión. ¿Pero ves esto como un movimiento viable? De alguna manera, se basa en el movimiento anti apartheid sudafricano.  
JP: Todo lo que tienes que hacer es mirar la reacción en Israel. Están aterrorizados de eso. Han ejercido toda clase de presiones sobre los gobiernos, en particular el Gobierno británico, para evitar que el movimiento BDS tenga influencia. Justo el otro día, un fallo judicial determinó que los consejos locales en Gran Bretaña podrían boicotear, desinvertir y sancionar a quienes quieran. El Gobierno británico les había dicho que no podían. Bueno, ellos pueden.  
El movimiento BDS realmente preocupa al régimen israelí porque es popular. En Noruega, el sindicato más grande lo ha respaldado. Los cuerpos estudiantiles en los Estados Unidos están de acuerdo. La gente ha expresado su opinión y la han votado. Representa un tipo de democracia local. Está mucho más difundido en los Estados Unidos de lo que la gente cree y ciertamente está en toda Europa.  
BDS en sí mismo no va a traer libertad para los palestinos. En Sudáfrica, las sanciones indudablemente tuvieron un efecto. Pero la Sudáfrica blanca logró sortear las sanciones. Fue cuando perdió a un amigo poderoso -cuando la Administración de Reagan decidió que Sudáfrica estaba causando más problemas de lo que valía y finalmente retiró su apoyo- que el sistema se vino abajo. 
Me temo que esa es la forma en que funciona el poder. Pero no hay duda de que el poder siempre está influenciado por movimientos populares como el BDS. En definitiva, creo que la solución está en los Estados Unidos. Sin el respaldo de Estados Unidos en todas sus formas, Israel no tendría más remedio que convertirse en un país normal.  
DB: Es interesante ver qué tan fuerte ha sido la reacción al movimiento de boicot/desinversión. Los profesores han perdido sus trabajos, los niños han sido golpeados. Debajo de la superficie de los medios corporativos, realmente ha estado reverberando en las bases."
 
 

lunes, 25 de junio de 2018

Tradiciones II


Daniel Bernabé:
"Mientras, la ultraderecha, que ha dejado de ser carne de documental histórico para pasar a ser condimento de la actualidad parlamentaria, hace su agosto publicitario hablando de invasiones, cruzadas y recursos limitados. Ya no son una anécdota pintoresca, gobiernan países por toda Europa.
Algunos ciudadanos, huérfanos de voz y de contexto, les compran el discurso. Odiar a fondos de inversión y bancos centrales es emocionalmente complicado. Visualizar al moro integrista o al salvaje africano es mucho más fácil. Podemos hablar ahora de postverdad y cargar contra los angry white men. Lo cierto es que los últimos cuarenta años de neoliberalismo han engendrado esto premeditadamente: cuando no tienes identidad de clase pero tu vida se sigue rigiendo por las intemperies de lo asalariado, te echas en brazos de quien te recuerda, de quien te pone cara, de quien te proporciona un papel, por muy mezquino, miserable y grotesco que resulte.
Mientras, un tiparraco que parece salido de los postres de una comida de promotores inmobiliarios y proxenetas, dice que va a censar a los gitanos. Se llama Salvini, es el ministro de Interior italiano. Maneja presupuesto, tiene autoridad, dispone de un cuerpo de miles de hombres armados y uniformados que acatan sus órdenes.
De momento los seres humanos podemos seguir con nuestro ciclo reproductivo, por lo demás la ficción cinematográfica del inicio ha quedado ensombrecida por nuestro presente.
La prensa liberal, alguna con cierta decencia humanitaria, otra olvidando por completo sus valores cristianos, juega al despiste, al cortoplacismo electoral o a lo sumo al análisis de las malas decisiones. Parece cierto que hay votos, simpatías y salidas desesperadas que resultan letales para los derechos humanos. Parece obvio que hay una cohorte de advenedizos que están revolucionando sus países contra la UE, no desde lo popular sino desde lo sectario. Lo cual no implica que reducir la enfermedad a los síntomas sea un análisis acertado, a lo sumo apropiado para quien tiene pecados que esconder. Este no es el resultado de una serie de catastróficas desdichas, de una jugada adversa con los dados. Es lo que pasa cuando la política se reduce a la función de bedel en el casino global"

Tradiciones

 
Michael Moore:
 
"¡Ah, Estados Unidos! Pasamos de separar a los bebés indígenas de sus padres (y luego exterminarlos), a robar bebés de sus padres esclavos (y luego revenderlos como esclavos), a construir un país basado en el trabajo infantil (trabajando en fábricas desde los ocho años), a encarcelar niños japoneses-americanos en campos de internación, a permitir que sacerdotes abusen sexualmente de niños durante décadas, a forzar baldes de jarabe de maíz alto en fructosa por la garganta de los niños hasta que la mitad de ellos forman parte de una epidemia de obesidad infantil, a convertir nuestras escuelas en campos de exterminio porque amamos nuestras armas más que lo que amamos a nuestros niños.
¿A quién pretendemos engañar? Basta de hacerse los sorprendidos de que Trump está secuestrando niños hispanos, separándolos de sus padres, fingiendo que eso 'no es lo que somos'. Sí, lo es. Y SIEMPRE lo fue. No digan que Trump está violando 'nuestros valores estadounidenses'. Abusar de niños es un valor histórico estadounidense. Estén orgullosos, estadounidenses: Trump somos nosotros.
Para acabar con esta locura tenemos que dejar de contarnos cuentos de hadas sobre el pasado y confrontar el presente, poniendo el cuerpo en la línea de fuego, en defensa de estos niños. Averigüen, en la zona donde vivan, dónde están encerrados los niños que la Seguridad Nacional secuestró -18 estados tienen cárceles donde encerraron a estos niños; en mi área, Grand Rapids (Missouri), están en "Bethany Christian Services", lugar financiado por Betsy DeVos. Vayan, rodeen el edificio y no se retiren hasta que esos niños se reúnan con sus padres. Si esos fueran sus hijos, es EXACTAMENTE lo que harían. Ellos son sus hijos"
 
 
 

miércoles, 20 de junio de 2018

Cuestionario

 
Lo que llamamos centros educativos se limitan a ser fábricas de conformismo, ignorancia militante y falsa conciencia, afirmemos en la vieja tradición encarnada en el siglo XX por pensadores de la talla de Russell o Chomsky.
¿A cuántos profesores o padres oyen los alumnos contar la historia de nuestras guerras y sus víctimas? Silencio absoluto sobre las cuestiones fundamentales que hacen entender este mundo.
Obvio que la historia del Aquarius desata el nacionalismo, y de pronto una mayoría se pone antirracista y prorrefugiados a grito pelado en las encuestas.
Pero en todo este tiempo anterior, en que este país ha acogido a un porcentaje mínimo de refugiados respecto a lo que se comprometió y firmó en la UE: ¿cuánto debate ha existido sobre la militarización de África, no digamos ya Oriente Medio, en las guerras por el control corporativo occidental sobre la energía, minerales y recursos naturales de estos continentes que consumimos quince veces más de lo que nos corresponde, de lo cual huyen todos estos refugiados con tantos muertos queridos a sus espaldas?
Es fácil poner ahora el grito en el cielo ante los niños enjaulados por Trump, pero tratar de denunciar las causas corporativas conduce hasta hoy al silencio o el encogimiento de hombros de profesores y familias.
Un sistema educativo en que no se puede pensar críticamente y denunciar sin ser acusado de ideológico por los vigilantes whatsapps de padres, dejando en manos del escaso nivel cultural de las familias españolas, y su ley del silencio, la deriva del propio sistema educativo desde primaria hasta la Universidad.
Un encogimiento de hombros que en el mejor de las casos se cree no ideológico: por supuesto que moralmente estamos en contra a título individual, pero no se puede detener el avance del capitalismo intrínsecamente bueno en términos generales hacia el progreso universal, pese a su creciente número de víctimas en los márgenes. Y esta ideología conservadora, inconscientemente hegeliana, se tiene por sentido común no ideológico. Terrible.
Hay que pasarle un cuestionario a los alumnos: ¿pensáis que tal postura obedece a argumentos intelectuales y éticos sólidos, o apenas al interés personal de quienes salen beneficiados de tal situación mundial, y pese a callar sobre ello permanentemente en centros llamados educativos, dicen educar en el pensamiento riguroso y crítico?
Es mucho más interesante andar enfangados con la cabeza gacha en burocracia absurda, altamente tecnocrática, fraseológica e ideológica, que en realidad nadie lee o se toma en serio sino como medida de domesticación del profesorado, además de la de los alumnos.
 
 

martes, 19 de junio de 2018

Larga vida al terrorismo

Larga vida al terrorismo, y algo más corta a sus víctimas que ya se ocupan de rematarlo nuestras políticas migratorias de la UE, jaleadas por el racismo e ignorancia militante de buena parte de nuestra población.
 
Michael Collon:
 
"Estamos en presencia de tres teorías que pretenden fortalecer a Estados Unidos:
  • la teoría Chalmers Johnson: un capitalismo sin imperialismo
  • la teoría Brzezinski: atacar a Rusia y a China
  • la teoría Mearsheimer y Walt: unirse a Rusia contra China
La primera nos parece idealista en el mal sentido del término. Irrealista. Porque “el capitalismo trae consigo la guerra como las nubes traen la tormenta”, como decía Jean Jaurès en 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Para dominar y repartirse el mundo, los capitalistas tienen una necesidad absoluta de la guerra, en este sistema es una necesidad ineludible.
La segunda teoría, efectivamente, ha encontrado grandes dificultades : plantearse demasiados enemigos cuando ya no se tienen medios, significa diluir sus esfuerzos y perder eficacidad, como lo expresaba el historiador Paul Kennedy.
La tercera teoría pretende pues adaptar los compromisos de Estados Unidos a sus capacidades actuales. Y sobre todo a aplicar mejor la divisa colonial “Divide y vencerás”. ¿Tendrá la oportunidad de ser aplicada?
Al principio parecía que sí, con la propaganda electoral de Trump y sus primeras medidas en la Casa Blanca. Sin embargo, el debate entre los estrategas está sesgado por los intereses del complejo industrial militar. Cuando sus beneficios y sus privilegios están basados en los gastos militares y disponen de los mecanismos para determinar la elección de los candidatos, ¿cómo los comerciantes de bombarderos, de misiles y de múltiples servicios para el ejército podrían aceptar un presupuesto militar “razonable”?
¿Y si ocurre que el ganador no sea el candidato escogido? Harán todo lo posible para ubicarlo en el camino que les convenga.
La guerra: un buen negocio
En el sistema capitalista la guerra es un buen negocio, como cualquier otro. No, más bien es mucho mejor que los otros. De hecho, el que paga – el contribuyente – no tiene ningún control ni sobre la utilidad del producto, ni sobre el precio. Las marcas de los armamentos le hacen pagar por lo menos dos veces más caro debido a la situación de monopolio y al sistema de corrupción generalizado en este sector.
Dado que los valores bursátiles de estas sociedades de armamentos han doblado desde el 2014, la directora ejecutiva de Lockheed Martin ha mostrado su satisfacción por “la “inestabilidad” [en el Medio Oriente] “y por las oportunidades para los asuntos correspondientes”. Poco importa que Daesh sea un “enemigo” o un “factor estratégico” para Washington. En cualquier caso, es una buena estratagema para los accionistas.
Por cierto, vale la pena escuchar un poco el discurso de la directora ejecutiva de Lockheed Martin :
“Estamos muy entusiasmados por la manera como hemos remodelado nuestro catálogo de productos y de competencias. Financieramente, hemos superado todas nuestras previsiones para el 2015 y obtenido niveles récords de pedidos y de ventas internacionales. (…) El mes pasado, al presentar en el Senado su Informe sobre la amenaza global, James Clapper, el director del servicio de información dijo que “la inestabilidad imprevisible” se había transformado en una nueva norma en lo que se refiere a las amenazas alrededor del planeta, una tendencia que va a persistir en el futuro previsible. El extremismo violento continúa extendiéndose. El ascenso sin precedentes de ISIS, de Boko Haram y de otros grupos militantes no parece menguar. Los ataques terroristas continúan produciéndose con una frecuencia alarmante en Europa, en Asia y en África”.
En resumen, para estos accionistas es ¡viva el terrorismo! (…)
Gastar lo máximo posible en el ejército está en contradicción con las grandes promesas de reactivar la economía estadounidense al interior del país. Salvo que Trump haya decidido en su fuero interno que esa recuperación se hará masacrando los salarios y las condiciones de trabajo de la mano de obra estadounidense. Retomaremos este tema. De cualquier manera, una cosa es segura : Trump no podrá satisfacer a todos sus electores ni a todos sus patrocinadores. Se anuncia un despertar muy brusco"
 
 
 

sábado, 16 de junio de 2018

(Carta a los Salvini 2ª parte) De lo que les hacemos como si fuera cosa de ellos

 
Nazanin Armanian:
 
"Es falso que los inmigrantes vienen a Europa por razones económicas. Más del 80% huyen de guerras. Sus parientes han sido asesinados y sus hogares destruidos. Así concluye un estudio realizado por la Universidad de Middlesex de Londres en 2015 (...)
Sólo una guerra (o sea, la muerte casi segura y violenta) es capaz de forzar a millones de familias a cruzar mares, montañas y desiertos, arriesgándose la vida. Las cerca de 56 millones de personas que desde 1991 (el fin de la URSS) hasta hoy han tenido que abandonar su hogar en Oriente Próximo y África por las guerras de conquista encabezadas por EEUU, no han elegido su destino, ya que no tienen control sobre ello: dependen de quienes los llevan y las tierras que les acogen.
El “caos creativo” para inventar una África a la medida
La misma procedencia de las 630 personas que subieron al Aquarius muestra el nexo directo entre la actual migración con el nuevo saqueo militarizado de África por la OTAN. Las economías occidentales en recesión necesitan recursos naturales baratos, y también nuevos mercados: “Proteger el acceso a los hidrocarburos y otros recursos estratégicos que África tiene en abundancia, y garantizar que ningún otro tercero interesado, como China, India, Japón o Rusia, obtenga monopolios o trato preferencial” es uno de los objetivos de la militarización de África, confiesa el director del Centro del Concejo Atlántico para África en Washington, Peter Pham. Mientras, la marca del “terrorismo islámico” de la CIA abre sucursales por el mundo como si fuera McDonald’s, alimentando a las compañías de armas y de recursos naturales. Bajo el pretexto de la “lucha contra el terrorismo”, “estabilizar la región”, “misión humanitaria “, o “mantenimiento de la paz”, el Comando de África de los EEUU (AFRICOM) ya ha instalado unas 50 bases militares por todo el continente, mientras aplasta los movimientos progresistas y anticapitalistas, apuntalando a los regímenes corruptos y dictatoriales que dirigen las formas más salvajes de gobernar una nación.
Caso Libia
Decenas de miles de ciudadanos de Mali, Sudán, Chad y del resto de África se dirigen a Libia para huir de guerras o en busca de trabajo, pero desconocen que aquel país próspero hoy es el centro mundial de la esclavitud, de la tortura y violación. Antes de que en 2011 la OTAN planeara derrocar a Gadafi y ocupar Libia, unos dos millones de inmigrantes trabajaban en este país de 5 millones de habitantes, la primera reserva del petróleo de África. Ahora, además de los libios que huyen del país hacia Europa, también lo hacen aquellos inmigrantes si consiguen salir de aquel infierno.
Caso Nigeria
En el séptimo exportador mundial de petróleo, EEUU con la farsa de “salvar a las niñas secuestradas” vía militar, intenta instalar la sede de Africom, hoy en Alemania. Fue en Nigeria donde la petrolera anglo-holandesa Shell ha sido acusada de “complicidad en asesinato, violación y tortura” de los nigerianos cometidos por el ejército en la región petrolífera de Ogoniland en la década de 1990 (...)
Así, Shell podía llevarse un millón de barriles de petróleo al día, con tranquilidad.
Las compañías occidentales que buscan el uranio, el oro, platino, diamante, cobre, tierras raras, coltán, petróleo, gas, o carbón de África, establecen un control sobre sus gobiernos de África mediante inversiones, préstamos, “ayudas al desarrollo” y el tráfico de influencias. No hay nada nuevo: simplemente estamos ante la actualización de la Conferencia de Berlín de 1884, que repartió África entre las potencias y de paso teorizó los lazos entre el colonialismo y el racismo (sistematizado por los británicos en el “Apartheid”). Luego, asesinaron a los líderes de los movimientos progresistas como Patrice Lumumba, Amílcar Cabral, Eduardo Mondlane, Samora Machel, Felix Moumie o Chris Hani, apoyando a las dictaduras más impresentables del mundo. Más adelante, creaban a monstruos como Bin Laden pero llamaban “terrorista” a Nelson Mandela.
Caso Sudán
El mismo año de la destrucción de Libia, EEUU dividió al que fue el estado más extenso de África: unas 50.000 personas (incluidos niños y niñas) fueron torturadas y asesinadas por los señores de la guerra que luego ocuparon el poder; otras 2 millones huyeron, ocultados en los islotes de los pantanos del Nilo, comiendo hierbas silvestres, y buscando refugio en Etiopía o Uganda. Miles de niñas y mujeres han sido violadas una y otra vez, incluso en el campo de refugiados de Juba, la Capital de Sudan del Sur. Hoy, la hambruna afecta a 4,6 millones de personas. La CIA ha vuelto a fabricar “rebeldes” armados para desestabilizar el país ya que los líderes que impuso han convertido a Sudan del Sur en el único país de África con contratos de petróleo con China.
Caso Níger
Los ciudadanos de este país se enteraron de la existencia de una base militar de EEUU (ilegal por la prohibición constitucional) sólo cuando cuatro de ellos murieron en una emboscada el mes pasado. El dictador Mamadu Issoufou fue el director de Somaïr, la compañía de minas de uranio del país pero bajo control de la compañía francesa Areva. Una quinta parte del uranio que alimenta la red eléctrica francesa proviene de Níger, que es, paradójicamente (o no), el penúltimo país más pobre del mundo. Las empresas occidentales van a por su oro, uranio y petróleo. Issoufou es como el presidente turco Tayyeb Erdogan: ha cobrado ingentes millones de euros a la UE para retener a los inmigrantes (...)
Caso Mali
Aquí la esperanza de vida es de 48 años y sus minas de oros están bajo el control del gigante británico Gold Fields. Tras destruir Libia, la OTAN miró a Mali: organizó un golpe de Estado en 2012 que derrocó al presidente Toumani Touré para sustituirlo por el capitán Amadou Sanogo, entrenado en EEUU. Luego, mandó a las corporaciones como URS y AECOM, (contratistas del Pentágono) construir nuevos complejos militares, para que la Fuerza de Reacción Rápida de EEUU en Sahel amplíe su control sobre la región.
No esperen comprensión, solidaridad, piedad, ni caridad de las compañías de armas ni de las que buscan maximizar sus beneficios. Lean algo sobre el secuestro y la tortura de los niños para ser explotados en las minas de coltán de Congo, y conocerán la verdadera  naturaleza dichas compañías del “primer mundo”. Y luego ¿quieren que estas personas no huyan de sus tierras?"
 
 

jueves, 14 de junio de 2018

Carta a Salvini

Si pudimos acoger a millones en épocas con menor riqueza que hoy, si países pobres pueden acoger a millones de refugiados en Oriente Medio: ¿qué es el actual relato de la Europa fortaleza sino un relato funcional al fascismo de las elites para dominarnos mediante el pánico, y un gran negocio de seguridad, a costa de las decenas de miles de víctimas de la costa o los hacinados a las puertas y vallas navajeras? No preguntemos por quién doblan las campañas de las ONG: lo hacen por todos nosotros a cuenta del estado totalitario de control.
 
Gabriele Del Grande
 
"Y sobre esto, como llevo diez años investigando el asunto, me voy a permitir darle un consejo al ministro, ya que me parece que está repitiendo los mismos errores de sus predecesores.
Bloqueo naval, devoluciones en el mar, centros de detención en Libia. La receta sigue siendo la misma desde hace diez años. Los ministros Pisanu, Amato, Maroni, Cancellieri, Alfano o Minitti ya lo intentaron. Y todas y cada una de las veces fue un fracaso: miles de millones de euros perdidos y miles de muertos en el mar.
Esta vez tampoco va a ser distinto por el mero hecho de que todo se basa en dos leyes de mercado que, pese a todo, se siguen ignorando. La primera es que la demanda genera la oferta. La segunda es que el prohibicionismo sostiene las mafias.
En otras palabras, mientras haya alguien dispuesto a pagar por viajar de África a Europa, alguien le dará la posibilidad de hacerlo. Y si no son las compañías aéreas, lo hará el contrabando.
Vivimos en un mundo globalizado, donde los trabajadores se desplazan de un país a otro en busca de mejores salarios. Europa, que lleva décadas importando mano de obra a bajo coste en gran cantidad, estos años ha firmado acuerdos de libre circulación con decenas de países extraeuropeos, que resulta que son los países de donde proceden la mayor parte de nuestros trabajadores emigrantes: Rumanía, Albania, Ucrania, Polonia, los Balcanes, toda Sudamérica. En cambio, esa misma Europa sigue prohibiendo a los trabajadores africanos la posibilidad de emigrar legalmente en su territorio. Dicho de otro modo, las embajadas europeas en África han dejado de conceder visados, o bien han hecho imposible obtener uno (...)
El motivo es bien sencillo: hasta los noventa resultaba bastante fácil conseguir un visado en las embajadas europeas en África. Luego, a medida que Europa fue dejando de conceder visados, las mafias consiguieron hacerse con el negocio.
Así pues, si Salvini quiere de verdad poner fin, según dice, al negocio de las mafias libias del contrabando, que reforme los reglamentos de visados y que no prosiga el camino de su predecesor. Que no mande a nuestros servicios secretos a Libia con las maletas llenas de dinero contante para pagar a las mafias del contrabando para que cambien de oficio o hagan de perros de guardia. Que no construya más cárceles en la otra orilla con el dinero de los contribuyentes italianos, puesto que es nuestro dinero y no queremos dárselo ni a las mafias ni a las policías de países como Libia o Turquía.
Nosotros habíamos pagado los impuestos para financiar nuestro bienestar. Para abrir guarderías que no hay. Para construir viviendas sociales que no hay. Para financiar la escuela y la sanidad que están desmantelando. Para crear trabajo. De hacerse eso, sí que dejaríamos de hacernos la guerra entre pobres, sí que tendríamos un objetivo común por el que luchar. Porque también ese es otro embuste: que no hay dinero para los servicios. Vaya si lo hay, pero ¿cómo se gasta? ¿Cuántos miles de millones hemos pagado a escondidas a las milicias libias cómplices de las mafias del contrabando en los últimos años? ¿Cuántas guarderías se podían abrir con ese dinero?
Porque quienquiera que tenga hijos sabe que crecerán en una sociedad cosmopolita. Ya ahora sus mejores amigos en las guarderías son árabes, chinos, africanos. Desencadenar discursos racistas es una bomba de relojería para la sociedad del mañana. Porque acaso no nos hayamos dado cuenta, pero en realidad somos ya un nosotros: el nosotros frente al ellos es un relato anticuado (...)
Quién sabe. Tal vez debiéramos partir justo de ahí. De ese nosotros, de esas batallas comunes. Después de todo, ¿somos o no una generación a la que el mercado le robó el mercado y la dignidad? ¿Somos o no una generación que retomó el camino de la emigración? Así es que basta de guerras entre pobres. Basta de políticas duras con los débiles y débiles con los poderosos.
Legalicen la emigración África-Europa, concedan visados válidos para buscar trabajo en toda Europa, arranquen a las mafias libias el monopolio de la movilidad sur-norte y hagamos que el Mediterráneo vuelva a ser un mar de paz en lugar de una fosa común. ¿O es que treinta mil muertos todavía no son suficientes?"
 
 
 

martes, 12 de junio de 2018

BDS o Eurovisión

Si el boicot contra el apartheid sudafricano tardó tanto en derrocar al régimen fue porque EEUU y la Gran Bretaña de Thatcher se empecinaron en boicotearlo. Hoy la cosa anda más difícil, con las Trumpadas o con la aquiescencia de Europa entera, incluidos artistas como Serrat o Sabina que aún acuden allí a lavarles la cara
 
"El 9 de junio no se celebró el partido de fútbol, previo al Mundial de Rusia, entre las selecciones de Israel y Argentina; previsto inicialmente en la ciudad de Haifa, el encuentro deportivo fue trasladado a Jerusalén por voluntad del Gobierno de Netanyahu. La sección argentina de la Campaña Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel, que convocó una manifestación en el Obelisco de Buenos Aires y la iniciativa “Roja al Apartheid Israelí. #ARGENTINANOVAYAS”, celebró la victoria por la suspensión.
El partido “amistoso” coincidía con las celebraciones por el 70 aniversario de la fundación del Estado de Israel, y siguió tanto a la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén como a la “Gran Marcha del Retorno”, que desde el 30 de marzo suma 135 palestinos muertos y 14.700 heridos por la represión israelí en la Franja de Gaza y Cisjordania, según el Ministerio de Sanidad palestino. Además, el estadio Teddy Kollek de Jerusalén, donde iba a desarrollarse el choque deportivo, está construido sobre una antigua aldea palestina –Malha-, destruida por el ejército de Israel en 1948; una carta suscrita por 70 niños palestinos recordó al astro argentino Leo Messi este hecho. Otro frente de protestas tuvo lugar en el entrenamiento de la selección argentina en Barcelona, donde activistas del BDS mostraron banderas palestinas y camisetas “albicelestes” con pintura roja.
El BDS ha celebrado recientemente otra victoria. Una decena de artistas y cineastas de España, Brasil, Francia y Pakistán rechazaron su participación en el Festival Internacional de Cine LGTB de Tel Aviv (TLVFest) entre el 31 de mayo y el 9 de junio. La iniciativa de boicot partió del colectivo LGTBIQ+ palestino “Pinkwatching Israel”, que denuncia las estrategias de “lavado rosa” promovidas por el Estado de Israel. De hecho, la programación del TLVFest tiene como fin, según su publicidad, “potenciar la tolerancia y el pluralismo en la sociedad israelí”. Impulsado por activistas queer árabes en 2010, el colectivo “Pinkwatching Israel” también ha llamado al boicot del “Tel Aviv PrideWeek” (“Semana del Orgullo de Tel Aviv”), que se celebra anualmente e incluye –desde hace dos décadas- un gran desfile en el que participaron el ocho de junio 250.000 personas (30.000 turistas en la edición de 2017); las crónicas definen la marcha del Orgullo Gay de Tel Aviv como “la mayor de Oriente Medio”. Sin embargo, “bajo el arcoíris Israel esconde más de 20 años de ocupación, colonialismo y apartheid; el turismo gay una de las estrategias de la ‘marca’ Israel”, denuncian los activistas del BDS.
Pero ésta es sólo una de las formas de propaganda y blanqueo. A mediados de mayo, el presidente Netanyahu difundió un vídeo por las redes sociales en el que aparecía bailando “la gallina” junto a la vencedora del Festival de Eurovisión-2018, la cantante israelí Netta Barzilai; la artista, que sufrió “bullying” en la infancia y ganó el certamen con una canción (“Toy”) contra la violencia sexual hacia las mujeres, afirmó: “Gracias por celebrar la diversidad. Amo a mi país. La próxima vez en Jerusalén” (por la sede de la edición del festival en 2019); en su cuenta de Twitter Netanyahu felicitó de este modo a la joven: “Netta, has traído mucho respeto al Estado de Israel. ¡El próximo año en Jerusalén!”. Dos días después del triunfo, el fuego israelí contra las protestas palestinas en la frontera de Gaza se saldó con 60 palestinos muertos y 2.700 heridos.
En el Encuentro de Defensoras de Derechos organizado en Valencia por la ONG Alianza por la Solidaridad ha participado la activista del BDS-Catalunya Alys Samson Estapé. Recuerda que los orígenes del movimiento BDS se sitúan en el verano de 2005, cuando 170 organizaciones de la sociedad civil palestina convocaron a un “amplio boicot” internacional y la aplicación de “medidas punitivas no violentas” contra la ocupación. “Israel es el Estado que más vulnera las resoluciones de Naciones Unidas”, subraya la socióloga. A finales de marzo, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) emitió en Ginebra cinco resoluciones contra Israel, entre otras, la que pide terminar con la venta de armas a “usuarios finales” que violen el derecho humanitario, el fin de la vulneración de los derechos del pueblo palestino y de los “asentamientos” en los territorios ocupados. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Emmanuel Nahshon, calificó al CDHNU de “farsa”, y la embajadora de Estados Unidos ante la ONU amenazó con abandonar el Consejo.
“Frente al apartheid israelí, es importante compartir pequeñas victorias”, subraya la activista del BDS. Por ejemplo, el 25 de mayo el Ayuntamiento de Barcelona apoyó, en una declaración institucional, el embargo “integral” de la venta de armas a Israel (En noviembre de 2016 el Estado de Israel acordó la compra a Estados Unidos de 50 cazas de combate F-35 de quinta generación que, según mandos militares, ya ha utilizado en combate; la “ayuda” militar norteamericana al Estado hebreo acordada en 2016 por Obama y Netanyahu se fijó en la cifra récord de 38.000 millones de dólares para la próxima década).
Alys Samson llama la atención sobre las armas con las que Israel experimenta y después vende con el sello “probado en combate”; no hace falta buscar casos en el pasado remoto: “En las recientes protestas de la Gran Marcha por el Retorno se lanzaron gases lacrimógenos desde drones sobre la población palestina”, apunta la activista. El informe “Defensa, seguridad y ocupación como negocio”, publicado en 2014 por los investigadores Alejandro Pozo, Camino Simarro y Oriol Sabaté, destaca a los Mossos d’Esquadra, la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Ertzaintza, diferentes policías locales, el Ministerio de Defensa y la Casa Real como clientes de empresas de seguridad israelíes que acreditan su experiencia como “probada en combate”.
España también ha colaborado con Bélgica e Israel, entre otros países, en el proyecto de investigación Law-Train (2015-2018) sobre técnicas de interrogatorio policial, financiado por la UE con cinco millones de euros. En agosto de 2016 el Ministerio de Justicia portugués anunció su salida del proyecto; el BDS, que presionó al ejecutivo luso, destaca que 482 profesores, investigadores y cerca de 200 artistas belgas firmaron en 2017 una carta de rechazo a la iniciativa Law-Train; alguna de las razones pueden rastrearse en el último informe de Amnistía Internacional (2017-2018), que apunta los métodos de soldados, policías y agentes de la Agencia de Seguridad de Israel con los palestinos detenidos e interrogados: “palizas, bofetadas, aplicación dolorosa de grilletes, privación del sueño; no se abrió ninguna investigación criminal sobre las más de mil denuncias presentadas desde 2001”.
Alys Samson ha destacado la “ola” institucional y ciudadana de solidaridad con Palestina en el estado español. El tripartito que gobierna en Valencia (Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú) aprobó el 31 de mayo, con el voto en contra del PP y Ciudadanos, una moción de apoyo al BDS y la campaña “Espacio Libre de Apartheid Israelí”; diez días antes, el Ayuntamiento de Pamplona emitió, con los votos favorables de EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi-Pampona en Común e Izquierda-Ezkerra (I-E), una declaración que respaldaba el “derecho al retorno” del pueblo palestino y la reciente movilización pacífica (Gran Marcha por el Retorno) reprimida “a sangre y fuego” por Israel. El 30 de mayo el Ayuntamiento de Madrid también condenó los últimos ataques en la frontera de Gaza y pidió el fin del cierre “ilegal” de la Franja.
Los casos se extienden por Europa y el resto de continentes. El Gobierno de Israel ha arremetido contra el alcalde de Dublín, Micheal Mac Donncha, después que asistiera el 11 de abril en Ramala a una conferencia Internacional de apoyo a Jerusalén, invitado por la Autoridad Nacional Palestina; el consistorio dublinés aprobó el mismo día una resolución de apoyo a la campaña BDS (fue la primera capital europea en hacerlo), y pidió al Gobierno de Irlanda la expulsión del embajador de Israel; asimismo el Ayuntamiento se comprometió a suspender los contratos con Hewlett-Packard, multinacional estadounidense “que proporciona gran parte de la infraestructura tecnológica que Israel usa en su sistema de apartheid”. El 14 de mayo, en el contexto de la escalada represiva en Gaza, la República Sudafricana anunció la retirada de su embajador en Israel.
A primeros de año el Estado hebreo adoptó nuevas medidas contra las campañas pro-palestinas de boicot. Así, el Ministerio de Asuntos Estratégicos publicó una lista de 20 organizaciones con el fin de prohibir a sus activistas la entrada en Israel; en el listado figuran, entre otros colectivos, las secciones del BDS en Francia, Italia, Chile y Sudáfrica, así como la ONG judía estadounidense Jewish Voice for Peace; la medida parte de una ley aprobada en 2017 por la Knesset (parlamento). Además, las restricciones podrían extenderse a ciudadanos y grupos israelíes que apoyen al BDS, según informó en febrero el periódico Haaretz, a los que se vetaría el acceso a exenciones fiscales y licitaciones públicas. Alys Samson recuerda que en 2013 el Ministerio del Interior israelí ya calificó al BDS de “amenaza estratégica”. En marzo de 2017 fue detenido y sometido a interrogatorios durante varios días Omar Barghouti, defensor de los derechos humanos, cofundador del BDS y Premio Gandhi de la Paz en 2017; un año antes Amnistía Internacional advirtió en un comunicado del “temor por la seguridad y libertad de Barghouti” (la nota informativa subrayaba que el ministro israelí de Transporte e Inteligencia, Yisrael Katz, había pedido “eliminaciones civiles selectivas” de líderes del BDS)"
 
 
 

sábado, 9 de junio de 2018

Tijeras contra papel

 
David Mota, doctor en Historia Contemporánea, profesor en la Universidad Isabel I
 
"A propósito del documental ‘Tijera contra Papel (Historia de la nueva censura)’.
¿La cultura puede delinquir? ¿Por qué en un Estado cuya Constitución defiende la libertad de expresión se pueden prohibir canciones, libros y obras de teatro? ¿Por qué un partido político puede intervenir ante una empresa privada para boicotearla si ésta celebra determinados eventos? Las cuestiones planteadas no son más que algunos síntomas de los tiempos aciagos que atraviesa la sociedad actual en nuestro país. Un periodo lleno de prohibiciones, vetos, boicots y persecuciones. Un tiempo que se podría describir como una caza de brujas, en el que determinados poderes buscan censurar aquellas ideas que se salen de la norma.
Muchos piensan que la censura es un mecanismo extinto, una práctica ejercida por regímenes dictatoriales en épocas pretéritas. Un tiempo en el que para expresar según qué pensamientos había que pasar el filtro de una censura estatal ejercida por rigurosos comités de edición en diarios, revistas y demás campos culturales. Pero nada más lejos de la realidad. La obstaculización a las manifestaciones culturales y las ideas, es decir, la censura, siempre ha estado activa o, mejor dicho, nunca ha dejado de operar.
Quizá lo que ha cambiado desde entonces es que ahora no sólo la ejercen los Estados, el establishment, las empresas y los medios de comunicación, sino también la propia sociedad. En efecto, la vigilancia no sólo la ejerce el funcionario de turno, sino nosotros mismos, personas anónimas que, imbuidas por las nuevas formas de sociabilidad, el espectáculo y las nuevas tecnologías, dedicamos parte de nuestra atención, en ocasiones partidista, incluso paranoica, a vigilar en mayor o menor medida mensajes que consideramos dañinos en diferentes espacios y formatos: música, prensa, redes sociales, cine o literatura.
No somos conscientes de que así nos convertimos tanto en censores como en garantes de lo que se puede o no se puede decir, poniendo, en consecuencia, límites a la libertad de expresión. Y es que, en estos momentos en los que se antepone “lo políticamente correcto” a la posibilidad de que uno/a exprese lo que le venga en gana, se ha comenzado a perseguir la aparición en la esfera pública de ciertas expresiones y formas de pensamiento, a menudo contestatarias, a las que se considera peligrosas e incómodas para el interés común.
Así, cada vez se levantan más voces que denuncian retrocesos, tanto en la libertad de expresión como en el derecho a la información, señalando que el problema no es qué decisiones toma el Estado para legislar tales o cuales expresiones, sino los movimientos de presión que se están llevando a cabo contra la opinión pública.
Contra todo pronóstico, su empuje e influencia no conduce al silencio: provoca miedo en quienes ansían expresarse libremente. Genera temor, alarma y, en definitiva, desconfianza a expresar ciertas ideas que, fruto del revuelo mediático, tienden a desaparecer en un corto periodo de tiempo. Miedo a uno mismo. Miedo a quedarse a solas en medio de un ruido mediático que provoque que su identidad se vea amenazada y disuelta.
Y es en este contexto dónde cabría realizarse la siguiente pregunta: ¿qué pasa por la cabeza de una persona, de un escritor, músico, actor, periodista, etc. cuando un grupo determinado de gente que enarbola la bandera de lo políticamente correcto decide presionar al Estado para que impida dar cauce público a sus pensamientos, poniendo en consecuencia límites a la libertad de expresión?
Normalmente, quienes llevan a cabo este tipo de acciones, que se levantan para impedir que otros expresen lo que, a su juicio, es algo desagradable, suelen asegurar que lo suyo no es censura; y rigurosamente es cierto, porque en realidad no tienen la capacidad de suprimir aquellas ideas que les resultan incómodas y peligrosas. He ahí el triunfo de la ‘nueva censura’: hacernos creer que no existe, convenciéndonos con argumentos tales como evitarnos el mal trago de tener que aguantar ciertas ideas.
Sin embargo, los juristas especializados en materia de libertad de expresión entienden que este tipo de acciones -vengan del Estado, de una empresa o de la opinión pública-, si no son instrumentos de la censura son como mínimo un claro mecanismo de control, pues, por ejemplo, tras un perfil de una red social puede haber un seudónimo, y tras ese sobrenombre, un determinado interés.
Cuestiones como las señaladas se pudieron ver en el documental Tijera contra Papel (Historia de la nueva censura), que fue presentado el pasado día 5 junio por Gerard Escuer (director y co-guionista) en el festival Barcelona Creative Commons Film Festival.   Una pieza en la que se analizan los casos de boicot, obstaculización y censura más significativos de los últimos años en el campo de la cultura, sobre todo, en lo que se refiere a los casos ocurridos en la producción musical. Con testimonios de protagonistas como Pablo Hasel, César Strawberry (vocalista de Def Con Dos), Los Chikos del Maíz, La Insurgencia, Reincidentes, Títeres desde abajo o Facu Díaz (...) 
Un tema cuanto menos controvertido, que nos sumerge dentro de una guerra cultural en la que todos somos protagonistas. Un debate que, guste o no, está profundamente marcado por las redes sociales, la crisis de legitimidad de la prensa y la corrección política, los cuales juegan un papel esencial en todo esto. En definitiva, como ha estudiado Guillem Martínez, una guerra cultural en la que cada bando traza líneas rojas que merman la libertad de expresión de los demás y que provoca un choque de sensibilidades y de visiones del mundo completamente enfrentadas: la sociedad de la vigilancia mutua donde todos somos censores y trabajamos con esfuerzo en nuestra misión. Sin duda, a tenor de las circunstancias, el documental Tijera contra Papel se presenta necesario para, como mínimo, empezar una conversación"
 
 
 

martes, 5 de junio de 2018

Borrascas a vuelapluma

 
2018: verano que esperó primavera hasta el último momento, explicar a los tercos ambientales que la inestabilidad de las corrientes en el Atlántico también es cambio climático.
Cifuentes, Rajoy: todo lo que decían que era sólido se desvanece en el aire.
Sánchez: todo lo que era vacuo e intrascendente se solidifica en gobierno.
Rivera: condescender al asalto al cielo desde el trompeteo nacional, xenófobo y patriarcal de querubines de los amos olímpicos.
Y Europa aprieta, pero no desahoga.
Eurobonos, mutualización de las deudas: no es no en Alemania hasta que arda el Walhalla por todos los costados de Sur a Este, que Bild escupirá rotativos sobre los mendigos sureños de dolce far niente
Italia: soñar con arias en que el gigante alemán se derrumba sobre sus pies de barro sociales y bancarios.
Trump: guerra comercial al mono de la UE, que no es de goma.
Israel: lavar la cara en festivales y torneos aplaudido por EEUU y la UE, incluso Rusia, mientras prueba triunfal sus nuevas armas sobre las víctimas del eterno retorno.
Irán: si vis pacem de todos modos tendrás guerra.
China: desbancar económicamente a la superpotencia con comedida discreción, rearmarse con prudencia confuciana de general Tzu, puesto que impedirán a toda costa que la ruta de la seda vaya como la seda.
Rusia: sobrevivir a la crisis de los precios del petróleo, plantarse con firmeza bélica en los puntos estratégicos sensibles para restar sentido a la geopolítica del caos, o quizás ya no, descollar en la ciberguerra, lavar su autocracia y el rechazo juvenil a cuenta de su orgulloso estatus de declarado enemigo número uno de los enemigos primordiales del mundo mundial.
Y la sobrehinchazón de activos, preparando el próximo boom de depresión profunda: ¿y quiénes sabrán bucear en un océano de deuda corporativa...?