“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


viernes, 5 de julio de 2019

El anti Harari

 
Entrevista al filósofo Mark Gabriel, el contrapeso filosófico a Yuval Harari
 
"“Me preocupan las esencias locales; la idea según la cual los argentinos, los chinos y los rusos son profundamente diferentes de los otros. Que hay una esencia, por ejemplo, en el ser [norte]americano. Este tipo de esencias no existen; son una ilusión. Pero la función de esa ilusión es la dominación, es la justificación para entrar en guerra, como lo que está pasando entre EEUU e Irán: la esencia de ser musulmán contra la esencia de ser evangélico, en el caso de Donald Trump; es una lucha de esencias falsas”(...)
El papel de la filosofía es demostrar la falsedad de las esencias. La filosofía con sus herramientas críticas conceptuales cuestiona públicamente las falacias que gobiernan la representación del ser humano. La filosofía tiene que tener mucha sustancia científica; no es meramente especulativa. La filosofía es la promoción del saber.
-Si la crisis de representación es el dilema filosófico por excelente, ¿qué puede aportar el pensamiento filosófico sobre este dilema?
-Mucha gente cree que es muy difícil o bien imposible conocer los hechos. Deconstruir la crisis de representación presupone la divulgación de argumentos filosóficos. Si fuese imposible conocer lo real, ¿cómo podríamos saber que es imposible conocer lo real? O sabemos que no sabemos nada, o no sabemos nada. Quien promueve que la representación de lo real es imposible se contradice a sí mismo. Entonces es una tesis irrelevante. El papel de la filosofía es demostrar la falsedad de una manera de pensar.
-¿Por qué planteás que la inteligencia artificial es una ilusión?
-Los sistemas que designamos como inteligencia artificial no son inteligentes; son un hardware con cierta forma técnica, material, que procesa datos. En este caso, un dato es un flujo de energía electromagnética, nada más y nada menos, que es muy interesante desde la perspectiva del ingeniero, pero que no tiene nada que ver con la inteligencia, ¿no? Es pura materialidad sujeta a la interpretación y al uso de los humanos. AlphaGo no juega al Go; un ser humano emplea AlphaGo para vencer a otro ser humano. AlphaGo no hace nada. Se llama inteligencia artificial para vender los productos; eso es una decisión de marketing para instalar la promesa de salvación, para vender algo que sea similar a Dios.
-Las máquinas hasta ahora no pueden producir inteligencia, ¿no?
-Claro. Las únicas inteligencias que existen en la tierra son las inteligencias de los seres humanos y de otros animales. La inteligencia es la capacidad de resolver un problema dado en un tiempo dado. Mi smartphone no tiene problemas, entonces no tiene inteligencia. Si alguien no tiene problemas, no puede ser inteligente.
-En más de una oportunidad afirmaste que hace falta una revolución digital como fue la Revolución Francesa. ¿Podés ampliar esta idea?
-La Revolución Francesa quería establecer simetrías en las condiciones de acceso a una vida digna de ser vivida. Por eso, los grandes valores de esa revolución son libertad, igualdad y solidaridad, para incluir también a las mujeres. Internet es una monarquía con reyes y tenemos muchos más problemas con las monarquías de los que pensamos. Hay monarquías todavía en España, en Inglaterra, etcétera, y también en un cierto sentido en EEUU, donde hay una perversión de monarquía que es el presidente Donald Trump, un rey elegido para gobernar cuatro u ocho años. Internet es una estructura que produce asimetrías económicas entre los propietarios de las condiciones de producción y los usuarios. No hay democracia en Internet. Hay cero democracia online porque la plataforma de la máquina de búsqueda de las redes sociales define las reglas de comportamiento. Esa es la asimetría más radical. En una verdadera democracia, las reglas de comportamiento las definen las leyes. Internet todavía no está sujeto a las leyes.
-¿Por qué todavía no hay legislación en torno a Internet, el mundo digital y las redes sociales?
-Internet parece ser global, pero no lo es porque los servers están en lugares bien definidos. Internet no está en el cielo. Internet está bien en la Tierra, pero invisible. ¿Dónde están todos los servers? No se ven. La posibilidad de reglar internet debería ser a través de los servers. Para controlar la monarquía de Internet hay que atacar a los servers; es exactamente como en Matrix. En el juego, no se puede atacar a Matrix porque no está en la ilusión. La Matrix es el fundamento material, en este caso los servers. Silicon Valley es la concentración del poder económico y el poder ideológico.
-Aunque definís a Internet como una monarquía, ¿genera en los usuarios la ilusión de un pensamiento democrático?
-No, porque tiene que ser un pensamiento. Lo que sí genera en los usuarios es la ilusión de decir o de publicar su opinión. Una verdadera opinión democrática es algo muy vulnerable. Quien ataca un sistema de injusticia en un país democrático tiene problemas con su vida. Quien ataca a la extrema derecha alemana puede morir. Es muy distinto decir que no me gustan los neonazis y no hacer nada contra ellos. Decir que no me gustan los neonazis en las redes sociales no es un acto democrático porque tiene meramente consecuencias simbólicas explotadas por los que registran el hecho de que tengo una cierta opinión política. Pero eso no es una opinión realmente democrática (...)
-Ha dicho que Silicon Valley y las redes sociales son “grandes criminales” que deberían acabar en la cárcel. Cuesta imaginar a Mark Zuckerberg preso, ¿no?
-Mark Zuckerberg es un gran criminal cuya meta es producir dinero y por la pura voluntad de poder no respeta el valor de las leyes nacionales e internacionales. Zuckerberg es el padrino de una mafia. No hay ninguna diferencia entre lo que hace Zuckerberg y la mafia en Nápoles. También muere gente debido a Facebook, una red muy violenta que transmitió en vivo un ataque terrorista en Nueva Zelanda. Muchas nuevas formas de terrorismo son el resultado de la posibilidad de publicar imágenes y videos de violencia en plataformas que no son compatibles con estas formas, pero sí la utilizan para ganar plata.
-¿Cómo se puede controlar estas “monarquías” tecnológicas?
-Lo que hace falta es voluntad. China le ganó a Silicon Valley, que tiene casi cero influencia en la República de China, si es que es una república… El paradigma de China, que tiene sus propias redes sociales, muestra que es posible. No veo ninguna razón para no censurar las redes sociales también en Europa. ¿Por qué no? ¿Por qué no censurar algo que produce efectos graves antidemocráticos?
-¿Por qué las redes sociales son espacios de consolidación y amplificación del odio?
-El odio es la lógica de las redes sociales. Una red social es pura socialidad y un sistema social presupone disenso entre los actores. Un grupo es un conjunto de perspectivas, que puede resultar en cooperación o en odio y destrucción. Lo que falta en las redes sociales es la interacción real entre los cuerpos. Entonces es mucho más fácil producir puro disenso sin solución. Odio es disenso sin solución. Las redes sociales producen odio porque no hay manera de resolver un conflicto. No hay un sistema legal en Facebook, no hay tribunales. El odio en las redes sociales no es una contingencia.
-Aunque Facebook no sea un tribunal, ¿las redes sociales no funcionan a la manera de tribunales?
-Sí, pero son tribunales sin leyes. Las redes sociales son tribunales en un sentido medieval. En la modernidad la idea de la ley es para tener una institución neutral, un juez que juzga. En las redes sociales no hay jueces. Un tribunal sin juez es raro, ¿no?"


Anexo:


Desde el punto de vista del conocimiento es un momento privilegiado. Desde el punto de vista de la supervivencia es un momento agónico. La conexión entre ambas cosas podría no ser casual. ¿Sabríamos tanto de ecosistemas y su degradación,  y de evolución de las especies si no fuera en el marco de la sexta gran extinción de la vida? ¿O de los fenómenos cuánticos que habilitan nuestros chips sin el peligro acuciante de la escalada armamentística nuclear?
 
 
El filósofo poskantiano Mark Gabriel nos recuerda que, por definición, la filosofía es promoción del conocimiento. Por tanto no debe limitarse a pura especulación que tira de sus propios cabellos, debe poseer una sustancia científica. En este sentido, nunca un panorama tan profundo para ella, justo en la enésima revuelta de su autodisolución. Un discurso arcano para expertos especializados, enclaustrados en sus códigos ilegibles, engrilletados en sus fórmulas y sortilegios. La filosofía posmoderna se quiere solo lenguaje, porque pretende a la realidad solo lenguaje que retorcer, hasta garabatear muchos libros. La sensación que resta de ellos es que se trata de tesis mucho más sencillas que todo eso o complicaciones discursivas desechables. En esta noche en que todos los gatos son pardos, entretanto el ecosistema planetario y la viabilidad civilizacional se iban al carajo. 
 
 
Como contrapeso, nadie se la toma demasiado en serio. Hoy como ayer. Hoy además comprobamos la irrupción omniabarcante de una cultura de la imagen y los relatos exponenciada, y un arrinconamiento como ayer de la lectura y la argumentación escrita de tipo elitista. Todo en orden.
 
 
Tomemos al poskantiano Gabriel. No podemos forjarnos una representación del mundo porque no existe. Lo que existe ocurre en el mundo. La propia evolución cósmica desde el Big Bang ocurre en el mundo, si nos basamos en el horizonte actual de conocimiento, bordeado eso sí por múltiple especulación. Como decía el propio Kant: ésta resulta inevitable, en el afán de la razón por superar sus propios límites, lo que siempre ha conducido a jugosas paradojas. Accedemos entonces a representaciones del mundo fragmentarias, no existe desde el horizonte perceptivo-conceptual una representación del propio mundo en sí mismo. Este es nouménico, decía Kant. Una idea metafísica de contenido inaccesible. Gabriel nos insiste en ello en palabras más llanas, menos técnicas que las del propio Kant. Y sigue resultando estimulante. En Gabriel supone el fundamento para la defensa de la posibilidad de conocimiento de lo real. El conocimiento lo es de lo real, lo real se presenta siempre como conocimiento. La vieja identidad parmenídea entre ser y pensar. Puesto que si no pudiésemos conocer lo real, tampoco podríamos saber eso, alega Gabriel. Luego la tesis gorgiana se agota en su propia irrelevancia. También la tesis socrática, en esa misma filiación: o solo sabemos que no sabemos nada, o no sabemos nada, argumenta Gabriel. En ambos casos, proposiciones que solo encallan eternamente en sí mismas.
Recuerda a la irrefutable precisión de Platón sobre el escepticismo: no puede afirmarse que no existe ninguna verdad sin pretender estar enunciando la más general de todas las verdades. El escepticismo se autorrefuta. Dudas sobre el escepticismo, condensa irónicamente el realista crítico Bunge. Por supuesto, refiere al escepticismo absoluto que se quiere irrebasable.
 
 
El presente, lo presente, solo pervive como hipótesis metafísica, como fundamento en sí mismo incognoscible, a partir del cual existimos y conocemos. Solo contamos con sus representaciones. Nuestras representaciones perceptivas del mundo junto con sus conceptos asociados resultan un precipitado que como mínimo conlleva décimas de segundo de retraso respecto al estímulo, al contacto, nos dice la ciencia. Vivimos, sentimos y pensamos en la memoria de las cosas. En el caso de estrellas o galaxias, llevamos incluso miles de millones de años de retraso. Colores, formas y sonidos, recuerdos, fantasías, representan una realidad anterior que solo aparece en cuanto representada, en una segunda presentación de prestado. Representan en nuestro cerebro cosas como la energía electromagnética. Que no deja de ser un nombre con el que unificamos procesos que en sí mismos quedan más allá de nuestra percepción, pero cuyas propiedades conceptualizamos a partir de señales en aparatos y en fenómenos perceptibles muy diversos. Sin tantas mediaciones no hay conocimiento posible: pero el conocimiento es posible por la realidad de todas esas mediaciones, que conforman esa realidad representada. ¡Y que son, deben ser por sí mismas reales, en nuestro afán de congruencia! En definitiva, se le tiene a Gabriel como máximo exponente metafísico del nuevo realismo. Pero podíamos haber pasado muy extensamente por Mario Bunge, se me ocurre como otro gran exponente.
 
 
 
 

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