Apuntes de David Harvey a partir de su "Breve historia del neoliberalismo", citados por Chris Hedges:
"Es importante reconocer los orígenes de clase de este
proyecto, gestado en la década de 1970 cuando la clase capitalista se
encontraba en problemas, los trabajadores estaban bien organizados y
tenían la capacidad de hacer retroceder a los empresarios. Como cualquier clase dominante, necesitaban ideas dominantes. Por
lo tanto, las ideas dominantes fueron que la libertad de mercado, la
privatización, el espíritu empresarial, la libertad individual y todo lo
demás deberían ser las ideas dominantes de un nuevo orden social, y ese
fue el orden que se implementó en los años 80 y 90.
Como proyecto político, fue muy inteligente. Obtuvo un gran
consenso popular porque hablaba de la libertad individual y de la
libertad de elección. Pero en realidad se refería a la de mercado,
principalmente. El proyecto neoliberal dijo a la generación del 68, “Ok,
¿quieres ser libre y tener libertad?” De eso trataba el movimiento
estudiantil. “Te lo daremos, pero será la libertad del mercado. La otra
cosa que buscas es la justicia social, olvídalo. Te vamos a dar la libertad individual, olvídate de la justicia social. No
te organices”. El intento fue desmantelar esas instituciones, que no
eran otras sino las instituciones colectivas de la clase trabajadora,
particularmente los sindicatos y poco a poco los partidos políticos que
representaban algún tipo de preocupación por el bienestar de las masas.
Lo mejor de la libertad de mercado es que parece ser
igualitaria, pero no hay nada más desigual que el trato igualitario de
los desiguales. Promete la igualdad de
trato, pero si eres extremadamente rico, significa que puedes hacerte
más rico. Si eres muy pobre, es más probable que te empobrezcas. Lo que
Marx mostró brillantemente en el volumen uno de ‘El Capital’ es que la
libertad de mercado produce niveles cada vez mayores de desigualdad
social.
La difusión de la ideología del neoliberalismo fue organizada por la clase capitalista. Las élites capitalistas financiaron organizaciones como Business Roundtable y la Cámara de Comercio y think tanks
como “The Heritage Foundation” para vender el producto al gran
público. Ellos financiaron a las universidades con donaciones, siempre y
cuando las universidades pagaran y contribuyeran con su lealtad a la
nueva ideología dominante. Utilizaron su influencia y riqueza, así como
sus plataformas de medios de comunicación, para transformar a la prensa
en su portavocía. Y silenciaron a los herejes o les hicieron difícil
encontrar empleo. El aumento del valor de las acciones bursátiles en
lugar del aumento de la producción se convirtió en la nueva medida de la
economía. Todo y todos fueron financiarizados y mercantilizados.
El valor se fija por cualquier precio que se concrete en el
mercado. Entonces, Hillary Clinton es muy valiosa porque
dio una conferencia a Goldman Sachs por
250.000 dólares. Si doy una conferencia a un grupo pequeño en el centro
de la ciudad y obtengo 50 dólares por ella, obviamente ella vale mucho
más que yo. La valoración de una persona, de su contenido, se infiere de
lo que puede obtener de ello en el mercado.
Esa es la filosofía que se encuentra detrás del neoliberalismo. Tenemos
que poner precio a todas las cosas, aun cuando algunas de ellas no
deberían ser consideradas como tales y tratadas como productos básicos. Por
ejemplo, el cuidado de la salud, en el mismo momento en que se
convierte en una mercancía. La vivienda para todos es otro ejemplo. Y la
educación. Por lo tanto, los estudiantes tienen que pedir prestado
dinero para obtener la educación que les permita obtener un empleo en el
futuro. Esta es la estafa. Básicamente dice que si te comportas como un
empresario, si sales ahí afuera y te entrenas, obtendrás tus justas
recompensas. Pero si no las obtienes, es porque no te entrenaste bien. O
porque tomaste un camino equivocado. Porque te dedicaste a estudiar
filosofía o a leer a los clásicos en lugar de inscribirte en un curso de
habilidades autopersonales de gestión.
La estafa del neoliberalismo es a día de hoy ampliamente comprendida en casi todo el espectro político. Es
cada vez más difícil ocultar su naturaleza depredadora, incluida sus
enormes exigencias de cuantiosos subsidios públicos (Amazon, por
ejemplo, solicitó y recibió beneficios fiscales multimillonarios de
Nueva York y Virginia para establecer centros de distribución en esos
estados). Esto ha obligado a las élites gobernantes a establecer
alianzas con demagogos de derechas que utilizan las crudas tácticas del
racismo, la islamofobia, la homofobia, la intolerancia y la misoginia
para canalizar la creciente rabia y frustración de la sociedad lejos de
las élites, canalizándola hacia los vulnerables. Estos demagogos
aceleran el saqueo de las élites globales y, al mismo tiempo, prometen
proteger a los trabajadores y trabajadoras. La administración de Donald
Trump, por ejemplo, ha abolido numerosas regulaciones,
desde las emisiones de gases de efecto invernadero hasta la neutralidad
de la red, y ha recortado los impuestos a las personas y corporaciones
más ricas, impidiendo el ingreso público de 1.500 millones de dólares durante la próxima década. Todo esto estableciendo al mismo tiempo un lenguaje autoritario y otras formas de control.
El neoliberalismo genera poca riqueza. Más bien, la redistribuye
hacia arriba hacia las manos de las élites gobernantes. La lógica principal de la acumulación por desposesión se basa en la
idea de que cuando las personas se quedan sin la capacidad de fabricar
cosas o prestar servicios, siga siendo posible establecer un sistema que
extraiga su riqueza restante. Esa extracción se
convierte entonces en el centro de sus actividades. Una de las formas en
que puede ocurrir esa extracción es creando nuevos mercados de
productos básicos donde antes no existían. Por ejemplo, cuando era más
joven, la educación superior en Europa era esencialmente un bien
público. Cada vez más -este y otros servicios- se han convertido en una
actividad privada. Servicios de salud. Muchas de estas áreas que usted
consideraría que no son productos comerciales en el sentido ordinario se
convierten en tales tipos de productos. La vivienda para la población
de bajos ingresos a menudo era vista como una obligación social. Ahora
todo tiene que pasar por el mercado.
Cuando era niño, el agua en Gran Bretaña se proporcionaba como bien
público. Al cabo de un tiempo, por supuesto, se
privatizó. Comienzas a pagar los gastos de agua. Han privatizado el
transporte (en Gran Bretaña). El sistema de autobuses es
caótico. Existen todas esas compañías privadas corriendo de aquí para
allá, en todas partes. No hay manera de encontrar un sistema que
necesites realmente. Lo mismo sucede con los ferrocarriles. Pero una de
las cosas que suceden en este momento en Gran Bretaña es interesante: el
Partido Laborista dice: ‘Vamos a tomar todo eso de nuevo en
propiedad pública porque la privatización es totalmente insana y tiene
consecuencias insanas y no está funcionando bien en absoluto’. La mayoría de la población ahora está de acuerdo con esto.
Bajo el neoliberalismo, el proceso de “acumulación por desposesión” está acompañado por la financiarización. La desregulación permitió que el sistema financiero se convirtiera en uno de los principales centros de actividad redistributiva
a través de la especulación, la depredación, el fraude y el robo. La promoción de acciones cotizadas, los
esquemas de Ponzi, la destrucción estructurada de activos a través de la
inflación, la desmantelación de activos a través de fusiones y
adquisiciones, la exponencial elevación de los niveles de deuda tal que
reducen poblaciones enteras incluso en los países capitalistas avanzados
al peonaje de la deuda. Por no decir nada del fraude corporativo, la
devaluación de activos, el ataque a los fondos de pensiones, su
aniquilación por la inducción de colapsos corporativos a través de la
manipulación de créditos y acciones, en todo esto se ha convertido el
sistema financiero capitalista.
El neoliberalismo, blandiendo su tremendo poder financiero, es capaz de diseñar crisis económicas para deteriorar el valor de los activos y luego aprovecharse de ellos.
Una de las maneras en que se puede crear una crisis es cortando el flujo de crédito. Esto se hizo en el este y sureste de Asia en 1997 y 1998. De
repente, la liquidez se agotó. Las principales instituciones no
prestaban dinero. Había habido un gran flujo de capital extranjero en
Indonesia. Cerraron el grifo. El capital extranjero fluyó hacia
afuera. Lo cerraron en parte porque una vez que todas las empresas se
declararon en bancarrota, podían pasar a ser compradas con grandes
descuentos. Vimos lo mismo durante la crisis de la vivienda aquí (en los
Estados Unidos). Las ejecuciones hipotecarias posibilitaron posteriores
recompras de pisos a precios muchísimo más baratos. Es cuando entra Blackstone,
compra todas las viviendas y pasa a convertirse en el propietario más
grande de todos los Estados Unidos. Tiene 200.000 propiedades o algo
así. Ahora se encuentra esperando que el mercado gire. Cuando el mercado
gire, que lo hará brevemente, entonces podrá vender o alquilar y
cometer el crimen. Blackstone ha conseguido el pelotazo del siglo
gracias a las ejecuciones hipotecarias a partir de las que todo el mundo
perdió. En esencia se trata de una transferencia masiva de riqueza.
La libertad individual y la justicia social no
son necesariamente compatibles. La justicia social requiere
solidaridad social y la voluntad de sumergir los deseos, las
necesidades y los deseos individuales en la causa de una lucha más
general como, por ejemplo, la igualdad social y la justicia ambiental.
La retórica neoliberal, con su énfasis en las libertades individuales,
puede efectivamente separar el libertarismo, las identidades políticas,
el multiculturalismo y, finalmente, hacer oscilar hacia el consumismo
narcisista a las fuerzas sociales que persiguen la justicia social a
través de la conquista del poder estatal"
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