“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


jueves, 30 de marzo de 2017

El movimiento se demuestra unificando


"La nueva ultraderecha se parece a la antigua en todo, no solo en programas y peligros, sino también en los métodos utilizados para llegar al poder. La mentira, la política reducida a lo mediático, el fingido interés por cuestiones sociales o la habilidad para apropiarse de manifestaciones culturales ajenas están presentes ya en el fascismo de los años 30, especialmente en el italiano, donde los camisas negras se ganaron las simpatías de la clase media, de bastantes intelectuales y artistas y de algunos obreros utilizando ideas pujantes en su época como el sindicalismo, las vanguardias o la radiodifusión (...)
¿Es por tanto todo esto un problema de actitud, de cortedad de miras, de falta de organización? Puede serlo. Pero sobre todo se trata de un problema ideológico, aquel que surgió cuando los filósofos franceses de cuello vuelto fueron adoptados con entusiasmo por las élites progresistas académicas norteamericanas, muy influyentes en el ámbito teórico y en los consensos en torno al tratamiento del conflicto, pero totalmente inanes en la resolución del mismo y la política inmediata.
Si hay cuatro factores que se repiten en el actual movimientismo son la falta de materialidad en los análisis, el relativismo cultural, la aceptación inconsciente de valores neoliberales y la sobrevaloración del lenguaje y lo simbólico. Si hay uno que manda sobre todos es la falta de crítica a las contradicciones e inconsistencias que se producen.
No es nada nuevo que existan debates en torno a la regulación de la prostitución, sí que exista una parte del feminismo que utilice el argumento derechista de la libertad individual dentro del mercado. Resulta llamativo que publicaciones que dedican un gran espacio a deconstrucciones culturales para hacer visible el patriarcado no tengan entre centenares de artículos una entrevista a las Kellys (...)  Es sintomático que exista un debate en torno a la precariedad laboral y se exprese sin rubor que la economía colaborativa, el último invento para transformar al trabajador en una unidad de producción sin derechos y atomizada, sea una oportunidad que da la tecnología. Parece normal que exista polémica en torno a las formas de alimentación y su impacto en la salud y el entorno, no tanto que se tache de genocida a un señor que vende filetes. Parece sorprendente que en la discusión sobre los transgénicos se centre la cuestión en conspiraciones absurdas y no en su utilización como herramienta de control económico. Es doloroso que nadie parezca capaz de articular un discurso contra el integrismo religioso desde la laicidad (...)
Asumir que existen conflictos paralelos al del capital-trabajo no es lo mismo que asumir que esos conflictos son independientes y estancos los unos de los otros. Mientras que los movimientos revolucionarios del siglo XX se esforzaron por buscar qué era lo que unía a personas diferentes, el activismo del siglo XXI se esfuerza por buscar la diferencia de las unidades. Así, mientras que el concepto de clase es un intento de, basándose en un análisis de una situación material, buscar algo profundamente transversal que atraviesa nacionalidades, géneros y razas, el movimientismo actual parece empeñado en crear un sistema de análisis donde los individuos son poseedores de privilegios o receptores de opresiones que intercambian al margen de su posición en el sistema productivo. La cuestión no es negar, obviamente, que las personas tienen problemas específicos asociados al género, la raza o la orientación sexual, sino que esos problemas están estrechamente relacionados o bien con necesidades del sistema económico o bien con la estructura ideológica que lo justifica. Así mismo, esas personas no se enfrentarán de la misma forma a esos problemas al margen de la clase social a la que pertenezcan.
Si el capitalismo sabe de algo es de apropiaciones, de triturar con su gigantesca maquinaria de sentidos comunes ideas en apariencia radicales para devolverlas envasadas y desactivadas. Ya tuvimos un presidente negro en Estados Unidos bajo cuya administración los problemas raciales no mejoraron. El líder de la ultraderecha holandesa es homosexual, la líder de la francesa una mujer. Hace no mucho me contaban cómo en una empresa de economía colaborativa, donde la mayoría de sus trabajadores son falsos autónomos, habían instalado retretes unisex para luchar contra la discriminación de género. Hace poco leía un texto donde se explicaba cómo en una cadena de montaje de un país centroeuropeo, con una precariedad delictiva, había un comedor con productos respetuosos con las prohibiciones religiosas alimentarias. Algunas multinacionales se han mostrado solidarias con el refugees welcome.
Se diría que mientras que nos arrojan por la borda lo hacen siempre muy atentos a nuestras especificidades y creencias, a nuestra excluyente diversidad. Lo peor es que lo empezamos a asumir como una victoria"




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