John Bellamy Foster:
"Sin embargo, si el carácter incompleto de la crítica de Marx, y por lo tanto la necesidad de reconstruirla y ampliarla, es ahora ampliamente reconocido, la renovación de la teoría marxista sobre una base científica ha servido para subrayar el carácter teórico abierto del enfoque general de Marx sobre la dialéctica, el materialismo y la historia. Por esta razón sus investigaciones intelectuales fueron tan laboriosas y amplias, como Marx dijo con palabras célebres: “no hay un camino real para la ciencia.” En agudo contraste con Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Marx sostenía que la forma dialéctica de presentación estaba limitada, precisamente, por el hecho de que su finalización por completo era imposible, que las relaciones dialécticas deben concebirse como mediaciones dentro de una totalidad que es en sí misma abierta, no reducible a un círculo preconcebido o a una lógica suprahistórica. El análisis dialéctico solo, por lo tanto, no puede proporcionar respuestas significativas independientes de la investigación empírico-histórica. Del mismo modo, Marx fue uno de los primeros en descubrir que el materialismo exigía una perspectiva teórica de sistema abierto, que evitase cualquier cierre simple o leyes universales omni comprensivas. Para Marx, la historia en sí estaba inherentemente abierta: “Toda la historia no es más que una transformación continua de la naturaleza humana.”
Sólo mediante la comprensión de la naturaleza abierta de la crítica de Marx podemos apreciar toda la gama de sus investigaciones -a menudo tentativas y en los márgenes de su análisis. Estos extremos sueltos del análisis materialista histórico están dando lugar a las revoluciones que están teniendo lugar en diversos dominios de la teoría de Marx, incluyendo el análisis de la forma valor, la teoría de la reproducción social, la crítica del capitalismo racial, y la ecología marxista. Junto con la revolución permanente de la teoría y la práctica en relación con el estado y la revolución en el Sur global inspirada en parte por la fusión del materialismo histórico con distintas tradiciones revolucionarias vernáculas, estas tendencias apuntan a la aparición de un marxismo nuevo y aún más radical para la siglo XXI (…)
Debido a que la dialéctica hegeliana es comprendida como un círculo en el sentido de que retorna a un nivel superior a su origen, el resultado necesario, teleológico, de su largo desarrollo es una absoluta unidad filosófica, que marca el final de la historia misma. La Historia y el análisis empírico simplemente llenan lo que ya ha sido prefigurado a nivel de la “idea absoluta” (…)
Marx se basó en aspectos de la dialéctica de Hegel en toda su obra, y al mismo tiempo rompió con ella (…)
Aunque el análisis del modo de producción capitalista, de acuerdo con su propia lógica interna, requiere un alto grado de abstracción teórica (como en la teoría del valor), la comprensión de la sociedad burguesa en su complejidad material total en el momento de cambio histórico - el objeto real de Marx- exigió investigaciones más detalladas, para las que la teoría podía proporcionar, en el mejor de los casos, unos hilos conductores
(...) Por lo tanto, al igual que en cualquier esfuerzo científico serio, el marxismo como una modo de análisis esta “en estado permanente de crisis”, dedicado sin cesar a “proyectos abiertos” de investigación sobre los procesos históricos (...)
En un pasaje ampliamente aceptado como el resumen más importante de su método, Marx escribió en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte : “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen simplemente como quieren; no la hacen en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en circunstancias que encuentran, dadas y transmitidas directamente del pasado.”
La teoría de sistema abierto de Marx
Hoy Marx es a menudo considerado un pionero de la perspectiva de los “sistemas abiertos”. El marxista ceylandés Kumar David observó recientemente que Marx “sin saberlo ... fundó la teoría de los sistemas científicos moderna; lo hizo en la economía política.” En este sentido, Marx logró integrar en su crítica de la economía política el concepto de sistema abierto de la termodinámica, añadiendo una perspectiva ecológica a su análisis. Lo logró mediante la adaptación del concepto de metabolismo, a partir de las obras de su amigo, el médico alemán, Roland Daniels y el destacado químico germano Justus von Liebig, pero también apoyándose en los avances teóricos de la física de su tiempo. Marx pudo así orgánicamente conectar su concepción materialista de la historia con la concepción materialista de la naturaleza. Como Kenneth Stokes explica en El hombre y la biosfera, el “modelo [de Marx (y Engels)] integra explícitamente la noción de la interacción metabólica del hombre y de la naturaleza propia de los sistemas abiertos; la noción de que el proceso económico está incrustado en la Biosfera” (‘el metabolismo universal de la naturaleza’), lo que hace de Marx un precursor del enfoque de sistemas abiertos moderno”.
Para Marx, la relación entre la naturaleza y la sociedad era recíproca, una unidad de contrarios aparentes, materialmente mediada a través del metabolismo social-ecológico. Esta perspectiva informaría su comprensión del robo o expropiación de la naturaleza por el capitalismo, generando la idea de la brecha metabólica. La producción y el intercambio humanos no podían verse simplemente como un flujo circular (como Schumpeter hará más tarde, apoyándose en el trabajo del fisiócrata François Quesnay), sino como un sistema de acumulación y de expoliación o disipación. Toda la ecología de inspiración marxista deriva de estas ideas centrales (…)
Las razones de esto fueron quizás expresadas más poderosamente por Engels: “Desde el momento en que aceptamos la teoría de la evolución natural, todos nuestros conceptos de la vida orgánica corresponden sólo aproximadamente a la realidad. De lo contrario no habría ningún cambio. El día en que los conceptos y la realidad coincidan por completo en el mundo orgánico el desarrollo llegará a su fin.”
La historia abierta de Marx
A diferencia de Hegel y el pensamiento burgués en general, el método de Marx no apunta a ningún “fin de la historia”. La historia para él es un proceso radicalmente abierto, un proceso de cambio y desarrollo en la sociedad que lleva a cabo la humanidad misma como el “ser auto-mediado” de la naturaleza . Los seres humanos son seres objetivos, y por lo tanto, seres históricos (...)
Todas las declaraciones de Marx sobre la sociedad futura prevén la continuación de la historia y las luchas humanas, aunque sea como una “sociedad mejor más allá del capitalismo". Aquellos que argumentan que Marx vio el socialismo como una sociedad de la abundancia en la que todos los conflictos habrían sido trascendido, pasan por alto su insistencia en que la lucha continuaría, ya que los productores asociados buscarían regular racionalmente el metabolismo entre el hombre y la naturaleza en su conjunto, al tiempo que desarrollar sus propios poderes humanos distintivos (...)
Aunque la extracción de beneficios mediante la expropiación podría ser vista como particularmente característica del mercantilismo, Marx, sin embargo, subraya que dicha expropiación persiste a través de todas las fases del capitalismo. En cuanto a su propia época, Marx escribió en El Capital que esta expropiación en todo el mundo “está todavía en curso en la forma de las Guerras del Opio contra China, etc.” También tenía lugar tan tardíamente como 1820 en Escocia, en la expropiación de la población y el vallado de los bienes comunes por la duquesa de Sutherland con el fin de ampliar sus propias fincas. Aunque el capitalismo ha pasado por varias etapas históricas, la dialéctica de la explotación y expropiación está, sin embargo, presente en todas ellas.
El análisis de la expropiación a escala mundial de Marx jugó un papel importante en el desarrollo de la teoría del imperialismo y el capitalismo monopolista, que Schumpeter creía que estaba detrás de la renovación del mensaje de Marx hasta bien entrado el siglo XX. Para Schumpeter, el reconocimiento explícito de Marx de “la opresión por parte de los europeos de la mano de obra nativa en muchas partes del mundo, del sufrimiento de los indígenas de América del Sur y Central a manos de los españoles, por ejemplo, o de la caza y comercio de esclavos y coolies” -todo ello conectado con el colonialismo, el imperialismo y la concentración del capital, había demostrado ser la clave para la renovación marxista en la década de 1930 y la propagación de sus doctrinas fuera de Europa. Sin embargo, Schumpeter, como economista neoclásico, se colocó directamente contra la visión de Marx a este respecto, insistiendo en que el imperialismo no tenía nada que ver con el capitalismo como tal"
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