Marca España es que el diamante en bruto pero sin diamante de Susana Díaz afirmara, antes de quedarse sin chalecito en Ferraz, que la juventud del 15M con una formación y cultura estratosféricamente superior a la suya estaba enojada porque aspiraba a un chalecito en la playa. Su mentalidad lo dice todo, lo explica todo de este país.
Restauración es que Sánchez ande ya comiéndose su entrevista con Evole en Salvados, cuando cobró conciencia de repente de que había una juventud crítica y preparada detrás de los votos a Unidos Podemos, y como es lógico diametralmente ajena al PSOE puesto que piensan, al contrario de sus menguantes millones de votos apesebrados.
Restauración Michelín con becarios al fondo, a la rueda del capital financiero, y familias en los contenedores de las sobras afuera.
Más Monereo:
"Rajoy va a continuar, acorralado por los escándalos,
defendiendo hasta el final el proceso de restauración en marcha. No
olvidemos que ésta tiene cuatro objetivos decisivos: primero, perpetuar
la monarquía y sus instituciones básicas; segundo, alinearse con unos
EEUU en proceso de transformación y, sobre todo, con su estrategia
geopolítica y militar; tercero, consolidar el cambio de modelo social
imperante en nuestro país, es decir, aceptar el papel de España en la
nueva división del trabajo que está organizando la UE bajo la hegemonía
del Estado alemán; cuarto, intentar resolver, sin grandes costes, la
llamada “cuestión catalana” en un momento en el que el PP pacta de nuevo
con el PNV y busca relacionarse con los antiguos partidarios de
Convergencia y Unió.
No sorprenderá demasiado que sobre estos
grandes temas, la posición del PSOE sea débil o cuando no abiertamente
coincidente con el PP y con Ciudadanos. De estos temas cruciales solo en
uno parece que el PSOE pueda definir espacios de convergencia y unidad
con las demás fuerzas políticas democráticas y de izquierdas. Me refiero
a la cuestión social, en concreto, a la denuncia del nuevo modelo
sociedad que progresivamente se va imponiendo en nuestro país. Oponerse a
la desigualdad, a la precariedad del trabajo, a la pobreza y a la
exclusión no es demasiado difícil. Cambiar el patrón productivo y de
poder; confrontar con los Tratados y directivas que vienen de la UE;
defender un modelo de relaciones laborales basado en el pleno empleo,
derechos sociales y laborales de las clases trabajadoras; proponer un
nuevo sistema fiscal progresivo que grave a las grandes rentas y
fortunas; en fin, tomarse en serio la necesidad patriótica de (re)
industrializar España, es ya otra cosa, requiere, sobre todo, una
definición política fuerte, un proyecto de país claro en favor de las
grandes mayorías sociales. En el centro, la ruptura generacional, la
cuestión de las y los jóvenes, entendida como síntesis y definición de
un nuevo bloque democrático y plebeyo.
Lo que viene, a mi juicio,
es una dura y compleja lucha por la hegemonía en las izquierdas. Este
será el núcleo duro de la nueva mayoría en gestación, de la unidad en el
nuevo equipo dirigente: con Pedro Sánchez se puede ganar a la derecha y
neutralizar a Unidos Podemos; seguramente ya no será como en el pasado,
pero se debe garantizar un PSOE hegemónico y una formación morada
minoritaria, predispuesta a apoyos externos y con limitadas capacidades
alternativas, un Unidos Podemos que devenga en una IU algo más grande.
No mucho más. Es la nostalgia del “viejo orden”, de la estabilidad del
bipartidismo perdido. ¿Recordamos todavía su fundamento?: modo de
organización del poder para que ganen siempre los que mandan y no se
presenta a las elecciones; la clave es un PSOE claramente mayoritario de
tal forma que no tenga que pactar las políticas con su izquierda, es
decir, que lo haga con su derecha, con la real, la fáctica, la trama. La
partida está en su enésimo comienzo y subestimar al país real, el de
carne y hueso, es la vieja política, la de Felipe González, la de Susana
Díaz, la de Cebrián. Sería bueno no intentar repetir el pasado"
http://rebelion.org/noticia.php?id=227253
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