Para el día internacional de la libertad de información y prensa
"Podemos seguir pensando en el Tercer Mundo en los
 términos empleados en la primera planificación del período posterior a 
la segunda guerra mundial: como la región que ha de cumplir su principal
 función como fuente de materias primas y como mercado para las 
sociedades industriales occidentales".   
N. Chomsky, El miedo a la democracia, 1991.
 "(...)
 La Comisión Sur señaló que los países más poderosos del Norte se han 
convertido, de facto, en una junta de gobierno de la economía mundial, 
protegiendo sus intereses e imponiendo su voluntad en el Sur, donde los 
gobiernos tienen que afrontar la cólera, e incluso la violencia, de su 
propio pueblo, cuyos niveles de vida se ven deteriorados por tener que 
mantener los parámetros con los que opera la economía mundial; es decir,
 la actual estructura de riqueza y poder".   
N. Chomsky, El nuevo orden mundial (y el viejo), 1994.   
"En
 el gran proceso de rehabilitación física, cultural y social de los 
pueblos del Tercer Mundo que constituye la esencia de la democratización
 mundial, les han de ser repatriados sus valores y objetos culturales, 
expropiados por las potencias dominantes mediante el robo y la compra 
leonina durante el colonialismo y neocolonialismo".   
N. Chomsky - H. Dieterich, La aldea global, 1996.    
Todos
 estos escritos y declaraciones de Chomsky, uno de los filósofos, 
intelectuales y activistas más relevantes de nuestro tiempo, continúan 
siendo de total actualidad, a pesar de las más de dos décadas 
transcurridas desde su publicación. Y ello se debe, por un lado, 
principalmente, a que tales análisis y denuncias siguen presentes por la
 falta de resolución ante los problemas y la barbarie que asola el mundo
 y, por otro lado, estas cuestiones tratadas por Chomsky y otros muchos 
que han seguido su camino, hoy están más cerca de nosotros gracias a la 
labor del periodismo comprometido con los grandes males que persisten en
 la realidad, en un intento por desvelar las claves del funcionamiento 
real del mundo, sus contradicciones, sus depravaciones y el bien 
conducido desconocimiento de la ciudadanía sobre ello (...) 
Chomsky, Naomi Klein, Ignacio Ramonet, 
Dieterich y tantos otros y otras que dedican su vida a desenmascarar el 
sistema cruel que hemos construido, o al que nos han conducido, están, 
después de muchos años, en nuestras casas, en horario de máxima 
audiencia, a través de los temas tratados, de las injusticias expuestas,
 de los análisis detallados, de las experiencias vividas y contadas y de
 las consciencias removidas de una vez por todas gracias al trabajo del 
auténtico periodismo comprometido con las penalidades de nuestro tiempo. 
Inmigración, refugiados, deslocalización y consecuente 
macroexplotación laboral, el coltán y su relación con nuestro estilo de 
vida occidental, las compañías eléctricas, su lucha por el poder 
hegemónico y su vínculo con los gobiernos, la educación, el 
medioambiente, la corrupción, las protestas ciudadanas, la voz de los 
que no solemos oír, y tantas otras cuestiones que rodean nuestra vida 
sin percibirlo, y todo ello inserto en el sistema que dirige el mundo"
 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219182&titular=%E9vole-el-nuevo-chomsky-de-la-televisi%F3n-
Y del blog de la autora:
Como
 indica Galeano en su último libro "El cazador de historias", curiosos 
los civilizados, que poseen muchos relojes pero nunca tienen tiempo
"Herbert Marcuse (1898-1979), uno de
 los miembros más beligerantes de la primera generación de la Escuela de
 Frankfurt, es uno de los referentes más significativos de la 
filosofía crítica y del uso que se ha hecho de ella en forma de 
consciencia social, política y humana, en todos sus ámbitos.
En
 1978, poco antes de su muerte, Marcuse concede una entrevista al 
profesor Bryan Magee, donde aborda las grandes cuestiones por las que ha
 transitado su pensamiento desde sus inicios en el pensamiento crítico (...) 
Algunas de esas ideas y 
tesis que Marcuse expone en esta charla representan claramente las 
raíces de los movimientos sociales y políticos actuales erigidos contra 
un sistema devastador por las desigualdades e injusticias que genera, 
por la acumulación de capital y poder que concentra en sectores muy 
reducidos y por la destrucción que lleva a cabo de nuestro entorno, de 
nuestro ecosistema vital, y en un sentido más puramente filosófico y 
psicológico, de nuestro mundo interior.
Por
 ello, creo necesario atender a la labor que la Escuela de Frankfurt, y 
en este caso concreto Marcuse, desarrollaron al desvelar las claves de 
los mecanismos empleados por el orden imperante para perpetuarse en el 
dominio y el control ejercido sobre una ciudadanía que creían poder 
adoctrinar bajo el signo del llamado estado del bienestar, el 
ocio dirigido, las nuevas tecnologías al servicio del sistema para 
disuadir las conciencias y la crítica, y la triunfante sociedad de 
consumo, uno de los mayores logros del capitalismo. El propio Marcuse 
sintetizaba los principios y aspiraciones del sistema capitalista 
resumiéndolos bajo el lema “Vivir para trabajar. Trabajar para 
consumir”, lo que consigue de manera eficaz a través de una serie de 
mecanismos de control que tanto Marcuse como el resto de miembros de la 
Escuela de Frankfurt ponen de manifiesto, en un intento por devolver a 
la ciudadanía la consciencia que el sistema le ha arrebatado, 
sustituyéndola por toda una suerte de actitudes impasibles, 
imperturbables, casi como si de una ataraxia social se tratase, 
ante un mundo que se desmorona, para unos más que para otros, fruto de 
la desigualdad connatural al modelo imperante (...)
El capitalismo redefine el freudiano principio de realidad como un principio de rendimiento del que se abastece la minoría dominante bajo el señuelo del estado del bienestar. Marcuse se basa especialmente, como decíamos, en el análisis de la sociedad norteamericana, a la que define como totalitarismo dulce y sutil, donde
 la libertad del individuo se reduce a su libertad como consumidor, a 
elegir entre una variedad de productos estandarizados, lo que lleva a la
 integración en el sistema de las propias fuerzas revolucionarias que 
pretendían derrocarlo (...)
No en vano, Marcuse termina su célebre Hombre unidimensional con la cita de W. Benjamin que inspiró esta idea:
“Solo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza“.
 
https://patriciaterino.com/el-legado-de-marcuse/
 
 
 
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