"La jihad "mayor" es el esfuerzo personal que se exige a quien se
considere musulmán por mejorar día a día, de forma individual, en todo
aspecto relacionado con la moral: el esfuerzo por ser más generoso y más
amable con quien le rodee, por estudiar, por alejarse del vicio, por
aprovechar el tiempo: en definitiva, por mejorar como persona.
La
segunda, la jihad "menor", sí es la que en castellano suele denominarse
"guerra santa", pero cuya visión correcta no encaja con la visión que
tenemos en Occidente. Estrictamente, la jihad es un tipo de guerra en
defensa de otros musulmanes y bajo un conjunto de preceptos definidos y
limitados, digamos unas "normas de conducta": ha de ser defensiva,
contra combatientes, no puede llevarse a cabo contra inocentes, niños,
exige respetar a los prisioneros... Completamente incompatible con el
terrorismo (...)
Por ello de la adjetivización como "jihadista" en los medios
de comunicación occidentales del terrorismo ejecutado por este tipo de
fanáticos se derivan varios problemas.
Para empezar no se tiene
en cuenta esta división olvidando la acepción, impecable, de la que para
el ciudadano musulmán es la jihad "mayor", la importante.
Otro
error que se comete es calificar una actividad criminal y aberrante con
un adjetivo que en lengua árabe tiene una connotación completamente
positiva, por las razones explicadas. Ello añadido a un escaso
conocimiento de la religión islámica conduce a confusión. Como vemos
continuamente cada vez que se produce un atentado de este tipo, en
muchas ocasiones, los que lo efectúan suelen ser personas radicadas en
Occidente, puede que con orígenes árabes, de segunda o tercera
generación, carentes de educación islámica y con un nivel muy bajo o
mínimo de árabe pero que sí conocen esta acepción positiva. Por tanto,
pensemos que estas personas se pasan la vida, sin conocer la religión
islámica, viendo los mismos medios de comunicación que nosotros, en los
que este tipo de actos son calificados de forma positiva. Es como si
estuviéramos viendo aquí día a día que cualquier tipo de atentados
terroristas son cometidos por "terroristas esforzados", o que es un
"terrorismo esforzado".
Y el tercer gran error, es, obviamente,
conceder a esos terroristas "presunción de veracidad", en tanto que se
les califica como ellos quieren calificarse. Ellos sí se consideran
jihadistas o mujahidines, en el sentido bueno de la palabra –y ese es el
quid: es una palabra con connotación positiva en lengua árabe–, cuando
no son sino ignorantes y fanáticos. Cuando los medios de comunicación
occidentales les denominan como ellos quieren, les están dando aire,
reforzando su irracionalidad de una forma incomprensible (...)
Sin
embargo, actualmente, para designar este tipo de terrorismo en los
medios de comunicación de los países árabes generalmente se usan otros
términos, rara vez se denominan estos atentados terroristas como
"jihadistas", o a esos terroristas como "mujahidines", de entre ellos,
el más extendido –creo, este es un tema que tengo que estudiar, esto es
un comienzo– es "takfiri". Esta es una palabra con connotación negativa y
que implica una gran radicalización e irracionalidad, proveniente de la
raíz KFR, "no ser creyente", que se transforma en KFFR, "acusar a
alguien de no ser creyente", por lo que "takffiri" es, basicamente,
"quien acusa a otros de no ser creyentes". Con ello, se deslegitima
radicalmente su pensamiento pues en el Islam ese juicio es algo que sólo
puede llevar a cabo Allah (...)
Pues
si bien el uso del término "takfirí" se va extendiendo, aún en
ocasiones, cuando interesa, pasan a denominar a esas personas que
cometen actos de terrorismo o entran en guerra que ellos consideran
justas como "jihadistas": con ello meten la religión en escena (...)
Los actos de terrorismo son actos
terroristas con independencia de la educación, origen o motivos
enarbolados por los que los efectúan. Aquí en España ya pasamos por este
debate a raíz del terrorismo de ETA: durante un tiempo se denominó
"independentista", incluso "vasco", luego se dejaron de usar esas
denominaciones y llegamos a la conclusión de que el terrorismo es
terrorismo. Pasamos a nombrarlo "terrorismo de ETA", o "terrorismo de la
banda terrorista ETA". Con ello excluíamos de la definición a aquellas
personas que, legítimamente puedan ser independentistas: el crimen no
está en la ideología, la religión o el trasfondo de que esos terroristas
pretendan apropiarse, o en su origen cultural o geográfico, sino en los
actos (...)
Lo ideal sería
pasar a denominar este tipo de ataques terroristas como tales, sin más,
identificando a sus autores por su pertenencia: "atentado terrorista de
Al Qaeda", "terroristas de ISIS", etc. El mayor problema es que en
estadios iniciales de la información no se puede saber de qué tendencia
pueden ser los terroristas o a qué organización pueden pertenecer, por
lo que los medios de comunicación al usar ese adjetivo intentan informar
de que ese terrorismo ha sido perpetrado por individuos radicalizados
de "cultura islámica" –incluso esto es discutible: estrictamente, por
ejemplo, los últimos atentados cometidos en París han sido cometidos por
personas de educación occidental, la educación y la cultura la recibe
uno en gran parte del entorno y no de sus antepasados o religión– o que
toman como pretexto una visión extremista y retorcida de esa religión.
Por
lo tanto, buscando una unidad de acción con los países árabes, creo que
a lo que se debería tender es a, en caso de ser necesario "etiquetar"
la razón de un atentado terrorista, y suponiendo que sea necesario
indicar que sus autores enarbolan –falsamente– el pretexto de un islam
mal entendido para ejecutar tal barbarie, como "takfiris", hablar de
"terrorismo takfiri"."
http://rebelion.org/noticia.php?id=220677
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