“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


sábado, 27 de octubre de 2018

De lo que vuelve como si no se hubiera ido


Guillermo Almeyra:

"Desde hace casi un siglo –desde mediados de los 30 hasta hoy- el mundo está hundido en la barbarie, se acostumbra a ella, la naturaliza. En las mentes de todos pesan diariamente todos los horrores, los millones de muertos de la colectivización forzada en la Unión Soviética, los goulags, los campos de concentración nazis y el Holocausto que exterminó millones de discapacitados, gitanos, comunistas y judíos o los 30 millones de muertos en la última guerra mundial o la monstruosa matanza de civiles en Hiroshima y Nagasaki.
Aplastado el nazifascismo, siguieron las matanzas de los imperialistas franceses en Argelia, Túnez, Madagascar e Indochina, la guerra salvaje de Estados Unidos contra los vietnamitas, las destrucciones resultantes de la guerra de Corea y la guerra en Argelia que eliminó un décimo de la población nativa, la ocupación de Palestina con su brutalidad y racismo cotidianos, los 500 mil muertos en Ruanda y Burundi en conflictos sociales atizados por el imperialismo. La TV presenta entre una y otra noticia frívola o de crónica los migrantes ahogados y náufragos y recuerda Tlatelolco, Ayotzinapa o muestra las continuas amenazas nucleares de Trump y la espantosa situación humanitaria en Yemen por las bombas de Arabia Saudita.
El capitalismo, que se afirmó con el genocidio en la India y en América, ha extremado su carácter criminal en estos dos últimos siglos. Hoy marcha abiertamente hacia una catástrofe ambiental provocada por la avaricia y el desprecio a la Naturaleza y a los seres humanos o hacia una guerra nuclear intercontinental que pondría en riesgo la existencia misma de miles de especies, entre ellas, la humana. 
Culturalmente, las sangrientas series televisivas y las películas de terror así como buena parte de la literatura popular y el auge de las religiones apocalípticas, son sólo un exorcismo contra el horror y la muerte violenta que nos rodean.
Socialmente, las nuevas clases medias reúnen una miríada de trabajadores en los servicios y de asalariados precarios de todo tipo y pequeños propietarios rurales (que en Brasil se identifican con los latifundistas improductivos cuyas tierras ocupa el Movimiento de los Sin Tierra). Los artesanos y pequeños empresarios y comerciantes minoristas generalmente tienen distinto color que sus clientes pobres y temen la delincuencia violenta protagonizada por muchos más negros y mulatos que caucásicos pues éstos monopolizan en cambio la gran delincuencia de guante blanco que evade al fisco, exporta capitales o explota miles de personas y los medios de información marcan el primer tipo de delincuentes y ocultan el otro.
Esa polvareda humana, al igual que los pequeños propietarios rurales, no forma comunidades ni tiene solidaridad. Todos se sienten solos, compiten entre sí y, sobre todo, ven como peligro principal la pobreza y temen caer a las filas proletarias pues los profesionales sin clientes, los comerciantes al borde de la quiebra, los estudiantes sin futuro o los empleados precarios viven en la incertidumbre. Por eso vuelcan su odio contra los más pobres mientras envidian a los obreros que se defienden colectivamente con sus sindicatos y sus luchas.
El fascismo y el nazismo eran hijos del liberalismo, imponían el orden de los cementerios pero criticaban al capital financiero y ofrecían demagógicamente ventajas sociales para competir con la esperanza en el orden anticapitalista, socialista, porque millones de trabajadores daban entonces su vida por una esperanza en una sociedad justa y libre y creían posible esa alternativa. Por su parte, los liberales democráticos aún tenían margen para mantener la democracia formal.
Hoy, en cambio, en una crisis que no terminó y que va a rebotar fuerte a corto plazo, todos los Estados utilizan cada vez más métodos fascistas y, en los menos estables, se desarrollan movimientos racistas y nacionalistas fascistoides que han abandonado la retórica anticapitalista y que son ultraliberales en lo económico y ultrarreaccionarios en lo social.
Los trabajadores resisten heroicamente y sus formas de lucha presagian grandes estallidos sociales en algunos países. Pero los combates aún no están coordinados, la solidaridad internacional es incipiente y las luchas por sí mismas no ofrecen un proyecto de sociedad alternativa, una esperanza creíble, una utopía posible.
En escala mundial sin embargo existen miles de ejemplos positivos de comunitarismo, solidaridad, anticapitalismo, desde las autonomías indígenas, las autodefensas, las policías comunitarias, las fábricas en autogestión, las huelgas de enteras pequeñas ciudades en defensa de obreros despedidos, las ocupaciones de tierras, la solidaridad popular con los emigrados en Italia, Francia, Alemania, Argentina, México.
Pero los sindicatos combativos no crean ni una televisión propia que informe, analice, dé ejemplos, eduque en forma alternativa ni utilizan la red social para organizar. Por eso en un país como Brasil un racista declarado como Jaír Bolsonaro puede ser presidente"



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