Miguel Urbán:
"Alexis Tocqueville en su famosa obra “El Antiguo Régimen y la Revolución” sostenía que realmente la revolución francesa se inició no en 1789 sino dos años antes cuando la aristocracia se negó a pagar impuestos en la llamada “revuelta de los privilegiados”. Esta situación forzó a Luis XVI a convocar los Estados Generales aliándose con el Tercer Estado para acabar con los privilegios de la aristocracia. El 19 de junio de 1790 se aprobó la supresión de los títulos de la nobleza hereditaria y que todas las exenciones fiscales pasaran a consideradas “delito nacional”.
Algo más de doscientos años después de la revolución francesa, las élites económicas mundiales se han conformado en una nueva aristocracia que se cree con el derecho de no pagar impuestos. Filtración tras filtración descubrimos nuevos nombres de multinacionales, multimillonarios, famosos o políticos que utilizan empresas offshore o pantalla para ocultar su verdadero patrimonio en paraísos o guaridas fiscales al margen de las obligaciones tributarias. La evasión y elusión fiscal de las grandes fortunas y empresas están en el corazón de las razones del vertiginoso aumento de la desigualdad, así como en el de la carestía recaudatoria de los estados. Solo para hacernos a la idea de la magnitud del problema, en la comisión de investigación de los Papeles de Panamá del Parlamento Europeo hemos calculado que la Unión Europea pierde un billón de euros anuales de recaudación tributaria producto de la evasión y la elusión, un montante económico casi equivalente al producto interior bruto de un país como España.
Estos años de aguda crisis, hemos visto como mientras desde las instituciones europeas se piden esfuerzos a los pueblos, se recortan derechos y se practica una política autoritaria para “salir” de la crisis; las grandes fortunas, gracias al entramado mundial de paraísos fiscales, han acelerado el proceso de concentración de poder y riqueza. Desde el inicio de la crisis la desigualdad no ha parado de crecer en el mundo, hasta tal punto que, como indica el informe de Oxfam Intermón, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta en la crisis social de desigualdad más aguda desde que tenemos datos estadísticos en este sentido.
Pero ha sido el impacto mediático y social de los escándalos de filtraciones como la de lista Falciani, Luxleaks, Papeles de Panamá o Papeles del Paraíso los que han obligado a las autoridades europeas a que tengan que escenificar su lucha contra la evasión fiscal. En este contexto nació la comisión de investigación parlamentaria de los Papeles de Panamá en el Parlamento Europeo para poder ofrecer información adicional y concreta, de un fenómeno que, por desgracia, no es coyuntural sino estructural, sujeto a los fundamentos del capitalismo líquido de nuestra época.
La comisión de investigación ha sufrido restricciones en el acceso a documentación completa y a tiempo, porque varios países miembros, el Consejo y la Comisión no han colaborado como hubiera sido necesario. También la comisión de investigación ha contado con competencias limitadas, lo que no le ha permitido garantizar la presencia de personas o entidades a las que se llamó para estar presentes o para aportar declaraciones (...)
Cuando la revolución francesa obligó a Luis XVI a abolir los derechos hereditarios de la nobleza hiriendo de muerte al antiguo régimen, acto seguido tuvo que poner en marcha un catastro de propietarios para poder recaudar efectivamente impuestos. Hoy en día es fundamental desarrollar un catastro público de beneficiarios reales coordinados con los registros de propiedad de acceso a las autoridades fiscales para poder tener una fiscalidad justa y progresiva como una herramienta efectiva de redistribución de la riqueza, acabando en parte con los privilegios de esta nueva “aristocracia” planetaria que se cree exenta de pagar impuestos. Puede que para todo esto no nos sirva con una comisión o un cuaderno de quejas, sino que tengamos que volver a vivir una revolución"
"No le resta más alternativa a Rajoy que poner a galope el caballo de Santiago y cierra España, un corcel que no ha sido despertado por el nacionalismo catalán. Ahí estaba bien instalado, tanto en la más alta institución del Estado como en las cloacas del Estado; intacto, desde una transición que aún en 2017 no ha sido narrada tal y como exactamente sucedió, en virtud de una correlación de fuerzas muy desfavorables para las fuerzas democráticas. De todos aquellos lodos que ayer acompañaron inevitablemente la II Restauración de los Borbones, estos polvos que hoy nublan la cuestión catalana. Sobre ese talón de Aquiles de todas las fuerzas progresistas españolas, clavan certeramente sus flechas los arqueros del 155 bien dispuestos a vivir políticamente en la Moncloa desde, por y para la intervención intermitente en Cataluña. O, lo que viene a ser lo mismo, a gobernar sin oposición en España.
Será probablemente también el azar o la necesidad el que ha hecho coincidir los juicios de la Gürtel con los de los ERES. Que Manuel Chaves, José Antonio Griñán, Magdalena Alvárez y otros 22 altos cargos de la Junta de Andalucía vayan hoy a sentarse en el banquillo de los acusados, al mismo tiempo que lo hace la mafia del PP, permite facilitar un cambio de cromos postjudiciales siempre y cuando el PP y el PSOE sigan en amor y compañía en el 155 intermitente. La desconfianza de Rajoy hacia Pedro Sánchez es inexistente, lo que intenta es controlar todo aquello que puede para seguir contando con el aval socialista, incluso para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, en caso de que el PNV no los votara por la permanencia del 155. En aras del interés de Estado español, enfrentado al problema catalán, cabría el voto favorable del PSOE.
Por último, por orden que no por importancia, soplan muy malos vientos sobre las perspectivas de una cantada recuperación de la economía española, sustentada hasta ahora en la energía barata, la política monetaria del Banco Central Europeo y la depreciación del dólar. Ninguno de esos tres factores van a continuar y, por lo tanto, los recortes en sanidad, educación, gasto social y pensiones previstos en los Presupuestos Generales, todavía por aprobarse, van a multiplicarse ya con el simultáneo incremento de la tensión social. Nada mejor, pues, que aprovechar el 155 tanto a efectos represivos como políticos tendentes a recoser con hilatura rojigualda una cierta cohesión social rota desde el inicio de la crisis hace ahora diez años. O, sea, que Puigdemont o Urkullu se lleven las bofetadas que deberían llevarse Fainé o Botín, para con Rajoy sentado en la Moncloa sigan forrándose los patriotas de su bolsillo"
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