“En los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía, mientras que en los países autoritarios lo que no se percibe es la naturaleza económica de la violencia”
Bertolt Brecht

"Hay que aprender de los errores del siglo XX y superarlos. El capitalismo no lo ha hecho. Los socialistas deben hacerlo"
Tariq Ali

"La cuestión no es mercado sí o mercado no, es qué espacio tenemos que concederle al mercado para que tenga efectos positivos y qué espacio tenemos que quitarle para que no tenga efectos negativos"
César Rendueles ("Capitalismo canalla" antídoto para "Los enemigos del comercio" de A. Escohotado)

"Los poderosos siempre han perseguido a los alfabetizadores, a los que paraban las balas con columnas de periódico, a los que hacían escudos con libros cargados de metáforas y razones. También a los que han hecho visibles a los invisibles, a los que enseñan a decir no con una sonrisa y también a los que enseñan desde el monte a recordar que no hay que vivir de rodillas"
J.C. Monedero

Qué son los PsyOps: "Los daños que causan las PsyOps [Operaciones Psicológicas] se reflejan en la aparición de cambios en el plano cognitivo y mental (...) Toda operación militar, y por tanto toda operación psicológica, tiene que contar con una cadena de mando. El análisis detallado de los mensajes a través de Twitter y Facebook ha permitido descubrir «nodos de red», o sea estados mayores implicados en la operación. Estos están entrenados en el uso de métodos de control de las multitudes para crear una situación de contagio entre individuos de diferentes medios y orígenes. De esa manera, los estados mayores logran localizar fácilmente los «repetidores de opinión», o sea los individuos que influyen sobre los demás. Los especialistas pueden entonces optar entre informarlos sobre el proyecto o mantenerlos en la ignorancia de lo que está sucediendo"
Valentin Vasilescu (experto en inteligencia militar)

"Gozamos de tres bienes de valor incalculable. La libertad de conciencia, la libertad de palabra y la prudencia de no usar nunca ninguna de las dos". Mark Twain.


viernes, 8 de diciembre de 2017

Fascismo ¿de qué nos suena?

 
El fascismo prosigue victimando a cientos al año, pero a media voz. La lucha antiterrorista debe proseguir: encarcelemos raperos y tuiteros.
 
Daniel Bernabé:

"Si bien es cierto que la ultraderecha se ha valido del problema político catalán resulta totalmente fallido acusar a éste de ser el último responsable de su auge. Primero porque no se puede cargar la responsabilidad sobre los hombros de quien es señalado por el fascismo, al margen de que se considere su proyecto político erróneo, desaforado o basado en falsedades y máxime cuando el independentismo de izquierda es netamente antifascista. Segundo porque se establece un precedente peligroso, ya que se podría considerar, siguiendo esta argumentación, que la inmigración es culpable del racismo, el feminismo de la violencia de género o que la propia izquierda radical contribuye con su existencia a una contraparte de extrema derecha. De hecho, más que precedente, este es el proceder argumental, de forma más o menos taimada, que la mayoría de medios liberales difunden cuando hablan del auge de los ultras: existen, sí, y son un peligro, pero en el fondo no son más que una reacción exagerada a un peligro aún mayor derivado de los enemigos radicales-populistas-comunistas de la democracia..
El fascismo, en su versión histórica, fue efectivamente una reacción contra los movimientos revolucionarios de izquierda del primer tercio del siglo XX. Lo que se suele omitir es que fue una reacción patrocinada, financiada y alentada por los propios liberales y la burguesía, que si bien no deseaban los desastrosos resultados últimos –más por una cuestión de beneficios que de humanidad– pensaron que aquellos chicos uniformados y vocingleros serían una buena medicina transitoria frente a los rojos. Si tienen dudas pregunten a March o Krupp.
La visión generalizada sobre los extremos no solo es errónea sino interesada, ya que el fascismo no es una versión en negativo de la izquierda revolucionaria, sino una continuación esencialista de la derecha liberal, poniendo los intereses de clase de los propietarios por encima de todo y despojándose de los ropajes primigenios del liberalismo social de carácter histórico progresista. El fascismo fue, pese a lo comúnmente entendido, escasamente original, pero sí exitoso en su mezcolanza de elementos. Intentó usurpar el centro del tablero de su época mediante la apropiación de un lenguaje obrerista, en alza en los años treinta, rechazando la lucha de clases y sustituyéndola por una unidad de destino interclasista en lo nacional. Ante la ausencia de un horizonte liberador tomó todo lo que pudo de las mitologías nacionales creadas por el romanticismo reaccionario en el siglo XIX, para engrandecerse mediante un pasado ficticio que retornaba triunfante como garantía del mañana.
Las apelaciones al orden establecido ya estaban presentes, al menos desde cincuenta años antes, justo desde que la nueva clase social dirigente, la burguesía, vio amenazado su reino por el movimiento obrero y tuvo la necesidad de establecer qué era lo razonable y qué no, en materias que iban desde la familia hasta la organización política. Por último, el racismo diferenciador era parte indispensable de la justificación imperialista: entre el supremacismo anglosajón victoriano y el nazi hay muy pocas diferencias.
 El fascismo de los años treinta fue derrotado por el Ejército Rojo, por una cuestión ideológica y de supervivencia, con ayuda de los aliados occidentales, que actuaron por necesidades tácticas, defensivas y geoestratégicas. Pero no desapareció. En países como el nuestro se mantuvo durante cuarenta años en el poder, ya que, una vez encarrilado por la senda utilitarista, las discrepancias con los gobiernos liberal-demócratas se hicieron nimias en el escenario de la Guerra Fría. En el contexto europeo quedó dormitando, agazapado en las esferas del poder económico, por si alguien volvía a necesitarlo. Desde el año 45 hasta la actualidad el fascismo –ya como simiente ultraderechista de diversa índole– ha estado ahí a disposición de los intereses de clase de la burguesía para cuando ha sido menester. Por ejemplo en la masacre de París del 61, los asesinatos de estudiantes en la RFA, la matanza en la estación de Bolonia, las dictaduras del cono sur latinoamericano o la propia Transición española, con centenares de muertos por el terrorismo ultra. Un sinfín de acontecimientos silenciados y segmentados para evitar la imagen global.
El fascismo no es una etapa histórica olvidada, ni una cuestión de tribus urbanas. En los últimos 25 años en nuestro país las víctimas de agresiones fascistas se estiman en unas 4.000 al año, con 88 víctimas mortales, según el proyecto Crímenes de odio. Cifras similares o mayores se dan en nuestro entorno. En Estados Unidos auténticas bandas paramilitares entran en escena cada vez que las cuestiones migratorias o de derechos civiles son puestas sobre la mesa.
La ultraderecha ha tenido un auge a escala occidental desde el inicio de la crisis de 2008, lo cual, como hemos visto, no significa que hubiera desaparecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las causas son varias, pero comúnmente se citan el descrédito de la democracia liberal como sistema político subyugado por los intereses económicos, la globalización y su ruptura de identidades individuales y comunitarias, el retroceso del movimiento obrero desde el inicio de la restauración neoconservadora, la entrega total de la socialdemocracia al libre mercado y, menos a menudo pero con igual importancia, la deriva posmoderna que ha hecho de los movimientos críticos contemporáneos una herramienta inútil para los problemas cotidianos de la gente. Bajo estas premisas, la crisis política catalana ha sido tan solo una excusa para que la ultraderecha haya tomado un mayor protagonismo. Sin su existencia la excusa podría haber sido cualquier otra, desde el terrorismo islamista hasta una victoria electoral del propio Podemos"

https://www.lamarea.com/2017/12/05/iglesias-el-fascismo-y-el-espectaculo/

 

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