"Durante los últimos tres años, el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan ha realizado tantos recortes de libertades que resulta imposible hacer el recuento. Centenares de cargos electos y los colíderes del partido democrático HDP —una coalición formada por el movimiento kurdo y parte de la izquierda turca— han sido encarcelados; decenas de miles de maestros, jueces y funcionarios, purgados por motivos ideológicos. Lo relevante para la comparación con la sentencia del Procés no son los números —la escala turca es inmensamente mayor que la española— sino la naturalidad con la que televisiones, periódicos, intelectuales, tertulianos y tuiteros turcos aceptan la represión. Están convencidos de que viven en una democracia cuasi perfecta y cualquier crítica a la falta de libertad es interpretada como un ataque de los terroristas kurdos y una conspiración internacional antiturca.
La sentencia dictada por el Supremo es una vergüenza. Condena a activistas sociales a nueve años de prisión por convocar movilizaciones pacíficas. Condena a los miembros del Govern a penas más altas que la mayoría de los 33 procesados por el golpe de Estado del 23F o del intento de golpe de Ynestrillas (padre), que en 1980 fue condenado a seis meses de prisión por intentar asaltar con un tanque el Palacio de la Moncloa. Y es una vergüenza la naturalización de la represión por parte de televisiones, periódicos, intelectuales, tertulianos y tuiteros españoles. Están convencidos de que viven en una democracia cuasi perfecta y cualquier crítica a la falta de libertad es interpretada como un ataque de los secesionistas catalanes y una conspiración antiespañola.
Porque fuera de España, igual que pasa con la represión de Turquía, resulta obvio para cualquiera con una mínima sensibilidad democrática. Recibo mensajes de cargos de Syriza preguntando si de verdad el Tribunal Supremo había dictado las penas que reportaban los diarios o era un fallo de traducción. El diputado tory (conservador y unionista) escocés Murdo Fraser declara que “aunque comprendo que se trata de un asunto que compete a los tribunales y al poder judicial español, no veo el sentido de que el Gobierno de Madrid encarcele a los líderes catalanes por una acción esencialmente política”.
Otro escocés, Iain Macwhirter, ex rector de la Universidad de Edimburgo, periodista de la BBC y comentarista político de The Herald and the Sunday Herald, escribe “¡13 años por ayudar a organizar un referéndum pacífico! Incalificable. Lamento que la Unión Europea no haya condenado esta violación de los derechos civiles fundamentales”. La laborista Emily Thornberry proclama en la Cámara de los Comunes que “la sentencia dictada ayer en Madrid contra los políticos independentistas catalanes es innecesaria, desproporcionada y totalmente contraproducente”.
El Bloco portugués va más allá. Condena “a reiterada tentativa por parte do Estado Espanhol em procurar resolver um conflicto eminentemente político a través da repressão e da prisão” y exige “à libertação de todos os presos políticos catalães, ao regresso dos exilados sem represálias e ao fim da repressão na Catalunha”. Los tertulianos españoles, sin embargo, ven lógica la sentencia. Es el Estado de Derecho. Somos una democracia ejemplar. Esto no es un problema para las libertades en España, solo es el fruto de la espiral demente de los independentistas catalanes.
La policía
le revienta un ojo a un chaval —uno más, como en el 1 de octubre, en las huelgas, en los desalojos— en las protestas del Prat. En Eldiario.es lo cuentan así: “Un hombre ha sido herido por el estallido de su globo ocular”. Qué mala suerte que te estalle un ojo durante una manifestación. En La Sexta dicen que le están operando de urgencia pero “a esta hora no se puede asegurar que vaya a perder la visión”. La misma tele llama “brutal agresión” al manotazo que desequilibra a María Grima, la militante de Vox que provoca con una rojigualda a los manifestantes en Tarragona.
El País sube la apuesta por el periodismo de calidad con el siguiente tuit: “Una madre con su hijo en brazos hace una peineta a los cientos de manifestantes que están cortando la C-58 en Terrasa”. Piqueras en Tele5 se muestra preocupadísimo por los turistas y los contenedores de Barcelona. Jorge Bustos dice que Barcelona es una ciudad sin ley pero no deberíamos perder el tiempo comentando lo que dice un gilipollas.
La PAH publica un contundente comunicado expresando la preocupación por la criminalización de la protesta, que a partir de ahora podrá ser considerada sedición. Ecologistas en Acción considera que la sentencia del Tribunal Supremo contiene una inaceptable criminalización de la protesta y de la desobediencia civil
En Catalunya la reacción va mucho más allá del independentismo y el activismo. El festival de de Sitges, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, el Barça, el Primavera Sound publican comunicados criticando la sentencia. Da lo mismo, los medios de ámbito estatal siguen tratando las protestas como una cuestión de orden público provocada por independentistas exaltados. La radio del Primavera Sound suspende la programación y anima a salir a la calle. El festival Womanz se aplaza. Varias editoriales anuncian que no tendrán lugar presentaciones de libros. El programa deportivo La Sotana cancela su emisión y publica tuits desde el aeropuerto. La reacción de enfado a tu alrededor es inmensa pero cuando enciendes la tele solo ves una caricatura."
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