La
sagrada Constitución, excepto en la Ley Mordaza o la separación de poderes, no digamos
en trabajo o vivienda. Siempre les quedará el NO-DO.
La
crisis ya es historia. Por eso amordazan a los españoles, para que no salgan a
la calle a celebrarlo.
El
juez Ruz, primero de la mordaza y quinto de la Gürtel.
En
efecto España se recupera, puesto que el PP se hunde en intención de voto. Pero nos amordazan en la calle y nos equipararán a ETA si aspiramos a las instituciones.
Es que Venezuela no puede ocurrir aquí: pero lo hace a diario en El País cada vez que emplea como allí propaganda derechista grosera, provenga de un tal Ibsen Martínez o de Vargas-Llosa, o se disfrace de moderación PSOE para defender la permanencia de lo mismo tiritando de miedo a Bruselas. Los niños hambrientos, la juventud sin futuro, los parados y precarios siempre resultan más manejables que la Troika.
Los españoles van sabiendo al fin qué es lo que votan. Un gobierno de intrigas mafiosas, dentro y fuera. No es solo cabreo. Es la vergüenza democrática de la absoluta mayoría contra la mayoría absoluta otorgada.
Hemos debido aprender política a golpes.
Y dicen que sobra Educación para la ciudadanía.
Tras
la euforia de Rajoy yo no me fiaría ni un pelo de 2015, es de esas que
anuncian grandes tormentas.
He
tenido un sueño, en 2014 todavía era gratis el asesinato de afroamericanos
desarmados.
En EEUU ya es oficial la tortura de siempre.
Aquí el Aquiles español le otorga tanta ventaja a la tortura desde hace años que nunca la alcanza, puesto que no existe.
Igual que resbalan en la España impune todos los requerimientos de la legalidad internacional contra los criminales franquistas y las fosas de la vergüenza. Los devuelven en caliente.
Magnífico
John Pilger sobre la propaganda que comemos a diario:
“La
propaganda más efectiva no en encuentra en el Sun o en Fox News, sino tras un
halo liberal. Cuando The NewYork Times publicó afirmaciones de que Sadam
Hussein tenía armas de destrucción masiva, se creyó en su falsa evidencia,
porque no era Fox News, era el New York Times.
Lo
mismo vale para el Washington Post y el Guardian, que han desempeñado un papel
crítico en el condicionamiento de sus lectores para que acepten una nueva y
peligrosa guerra fría. Los tres periódicos liberales han distorsionado los
sucesos de Ucrania como un acto maligno de Rusia cuando, en realidad el golpe
dirigido por los fascistas en Ucrania fue obra de EE.UU., con la ayuda de
Alemania y de la OTAN.
Esta
inversión de la realidad es tan dominante que el cerco militar de Washington y
la intimidación de Rusia no son contenciosos. Ni siquiera constituyen noticias,
sino que se suprimen tras una campaña de calumnias y temor del tipo con el que
crecí durante la Guerra Fría.
(…) En las noticias se hacen desaparecer
países enteros. Arabia Saudí, la fuente de extremismo y terror respaldado por
Occidente no interesa, excepto cuando hace bajar el precio del petróleo. Yemen
ha sufrido doce años de ataques de drones estadounidenses. ¿Quién lo sabe? ¿A
quién le importa?
En
2009, la Universidad del Oeste de Inglaterra publicó los resultados de un
estudio decenal de la cobertura de Venezuela en la BBC. De 304 informes
transmitidos, solo tres mencionaron alguna de las políticas positivas
introducidas por el gobierno de Hugo Chávez. El mayor programa de
alfabetización de la historia de la humanidad apenas mereció una referencia
pasajera.
En
Europa y EE.UU., millones de lectores y televidentes no saben casi nada de los
notables y vigorizantes cambios implementados en Latinoamérica, muchos de ellos
inspirados por Chávez. Como la BBC, los informes del New York Times, el
Washington Post, el Guardian y el resto de los respetables medios occidentales
se destacaron por su mala fe. Se burlaron de Chávez hasta en su lecho de
muerte. ¿Cómo se explica algo semejante, me pregunto, en las escuelas de
periodismo?
¿Por
qué millones de personas en Gran Bretaña son persuadidas de que es necesario un
castigo colectivo llamado “austeridad”?
Después
del crac económico de 2008 quedó al descubierto un sistema podrido. Durante la
fracción de un segundo los bancos fueron alineados como delincuentes con
obligaciones hacia el público que habían traicionado.
Pero
a los pocos meses –aparte de unas pocas piedras lanzadas por excesivas
“bonificaciones” corporativas”– el mensaje cambió. Las fotos de archivo
policial de banqueros culpables desaparecieron de los tabloides y algo llamado
“austeridad” se convirtió en el agobio de millones de personas de a pie. ¿Ha
habido alguna vez un engaño tan descarado?
Actualmente
muchas de las premisas de vida civilizada en Gran Bretaña se están
desmantelando con el fin de pagar una deuda fraudulenta, la deuda de unos
delincuentes. Se dice que los recortes por la “austeridad” ascienden a 83.000
millones de libras esterlinas. Es casi exactamente la suma de impuestos
evitados por los mismos bancos y por corporaciones como Amazon y por News UK de
Murdoch. Además, los bancos deshonestos reciben un subsidio anual de 100.000
millones de libras en seguro gratuito y garantías, una cifra que financiaría
todo el Servicio Nacional de Salud.
La
crisis económica es pura propaganda. Las políticas extremas rigen ahora Gran
Bretaña, EE.UU., gran parte de Europa, Canadá y Australia. ¿Quién defiende a la
mayoría? ¿Quién cuenta su historia? ¿Quién hace constar la realidad? ¿No es lo
que supuestamente deben hacer los periodistas?”
Creo que una gran parte del público tampoco quiere saber ni ver más allá de los domésticos medios de siempre. Somos un rebaño muy fácil de manejar.
ResponderEliminarAmigo Zenon, Feliz Navidad!!