Noam Chomsky:
"En el sistema doctrinal, Irán es una amenaza dual: es el principal partidario del terrorismo y sus programas nucleares plantean una amenaza existencial a Israel, posiblemente al mundo entero. Es tan peligroso que Obama tuvo que instalar un sistema avanzado de defensa aérea cerca de la frontera rusa para proteger a Europa de las armas nucleares iraníes —que no existen, y que, en cualquier caso, los líderes iraníes utilizarían sólo si poseyesen un deseo de ser incinerados al instante a cambio—.
Ese es el sistema doctrinal. En el mundo real, el apoyo iraní al terrorismo se traduce en el apoyo a Hezbolá, cuyo principal crimen es que es el único elemento disuasorio para otra invasión israelí destructiva del Líbano, y para Hamás, que ganó unas elecciones libres en la Franja de Gaza, un crimen que instantáneamente provocó duras sanciones y llevó al gobierno estadounidense a preparar un golpe militar. Es cierto que ambas organizaciones pueden ser acusadas de actos terroristas, aunque nunca cerca de la cantidad de terrorismo que proviene de la participación de Arabia Saudita en la formación y acciones de las redes yihadistas.
En cuanto a los programas de armas nucleares de Irán, la inteligencia estadounidense ha confirmado lo que cualquiera puede fácilmente averiguar por sí mismo: si existen, forman parte de la estrategia disuasoria de Irán. También hay que tener en cuenta el hecho inconfundible de que cualquier preocupación por las armas de destrucción masiva iraníes podría ser aliviada escuchando y dando relevancia al llamado de Irán a establecer una zona libre de armas de destrucción masiva en el Medio Oriente. Esta zona está fuertemente respaldada por los Estados árabes y la mayor parte del resto del mundo y está bloqueada, principalmente, por los Estados Unidos, que desea proteger las capacidades de las armas de destrucción masiva de Israel.
Dado que el sistema doctrinal se desmorona al inspeccionarlo, nos queda la tarea de encontrar las verdaderas razones de la animosidad estadounidense hacia Irán. Las posibilidades son fácilmente interpretables. Estados Unidos e Israel no pueden tolerar una fuerza independiente en una región que ellos toman como suya por derecho. Un Irán con un elemento de disuasión nuclear es inaceptable para los estados canallas que quieren arrasar lo que les apetezca en todo Oriente Medio.(...)
Corea ha sido un problema sustancial desde el final de la II Guerra Mundial, cuando las esperanzas de los coreanos para la unificación de la península fueron bloqueadas por la intervención de las grandes potencias, donde los Estados Unidos tienen la principal responsabilidad.
La dictadura norcoreana bien podría ganar el premio por la brutalidad y la represión, pero está buscando, en cierta medida, llevar a cabo el desarrollo económico, a pesar de la carga abrumadora que tiene su enorme sistema militar. Ese sistema incluye, por supuesto, un creciente arsenal de armas nucleares y misiles, que representan una amenaza para la región y, a largo plazo, para los países de más allá, pero su función es de disuasión, algo que es poco probable que el régimen norcoreano abandone mientras siga bajo amenaza de destrucción.
Hoy, se nos enseña que el gran desafío que enfrenta el mundo es saber cómo obligar a Corea del Norte a congelar estos programas nucleares y de misiles. Tal vez deberíamos recurrir a más sanciones, ciberguerra, intimidación; al despliegue del sistema antimisiles de la Defensa de Área de Alta Altitud Terminal (THAAD), que China considera una grave amenaza para sus propios intereses; tal vez incluso atacar directamente a Corea del Norte —que, se entiende, provocaría represalias por parte de artillería masiva, devastando Seúl y gran parte de Corea del Sur incluso sin el uso de armas nucleares—.
Pero hay otra opción, que parece ignorada: simplemente podríamos aceptar la oferta de Corea del Norte de hacer lo que estamos exigiendo. China y Corea del Norte ya han propuesto que Corea del Norte congele sus programas nucleares y de misiles. La propuesta, sin embargo, fue rechazada de inmediato por Washington, tal como lo había sido dos años antes, porque incluye un quid pro quo: hace un llamamiento a los Estados Unidos para que detenga sus amenazantes ejercicios militares en las fronteras de Corea del Norte, incluyendo simulacros de bombardeos de B-52.
La propuesta chino-norcoreana no es nada irracional. Los norcoreanos recuerdan bien que su país fue aplastado literalmente por los bombardeos estadounidenses, y muchos pueden recordar cómo las fuerzas estadounidenses bombardearon grandes presas cuando ya no quedaban otros blancos. Había informes optimistas en publicaciones militares americanas sobre el emocionante espectáculo de una enorme inundación de agua que aniquilaba los cultivos de arroz de los que depende "el asiático" para sobrevivir. Son muy dignos de leer, una parte útil de la memoria histórica.
El ofrecimiento de congelar los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte a cambio de poner fin a acciones altamente provocativas en la frontera de Corea del Norte podría ser la base de negociaciones más profundas que podrían reducir radicalmente la amenaza nuclear e incluso poner fin a la crisis de Corea del Norte. Contrariamente a muchos comentarios encendidos, hay buenas razones para pensar que tales negociaciones podrían tener éxito. Sin embargo, aunque los programas de Corea del Norte se describen constantemente como la mayor amenaza que enfrentamos, la propuesta entre China y Corea del Norte es inaceptable para Washington y es rechazada por los comentaristas estadounidenses con una unanimidad impresionante. Esta es otra entrada en el registro vergonzoso y deprimente de la preferencia, casi por acto reflejo, por la fuerza cuando las opciones pacíficas pueden estar disponibles.
Las elecciones de Corea del Sur de 2017 pueden ofrecer un rayo de esperanza. El recién elegido presidente Moon Jae-in parece dispuesto a revertir las duras políticas de confrontación de su predecesor. Ha pedido explorar las opciones diplomáticas y dar pasos hacia la reconciliación, lo que sin duda es una mejora en comparación con los gestos amenazantes, que podrían llevar a un verdadero desastre"
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